ENFADO EN FAMILIA
( Relatos Gay )
Querido Maikol, o quizá debo decirte: querida, queridísima, porque ya me considero verdaderamente tu amiga, pienso en ti y me imagino yendo a pasear juntas moviendo nuestro culito para excitar a los machitos que nos desean.
Por lo que me dices, veo que te encantan mis putadas de mariquita afeminada. Aunque ni por mi porte, ni por mi voz grave, ni por mi masculinizado rostro puedo pasar fácilmente como una hembrita —¡ójalá, pudiera!—, me encanta mi parte femenina que me sale del interior. No sé si es la naturaleza la que se ha equivocado o que da pie al “machiembra”, porque en todo soy un macho, cara bonita pero pomulizada que parece de un maquinista de tren a vapor. También, por más que lo he pretendido, mis pechos son varoniles y con tetillas que se marcan con puntita y los pectotales rasos, ni siquiera abultados como uno de mis hermanos, —¡cuanta envidia! le tengo por eso a mi hermano mayor—. Pero si bajamos, todo es excesivo, culo redondo y abultado con dos globos redondeados, es lo mas femenino que tengo que lo quisieran algunas envidiosas del barrio. Pero por delante soy una auténtica desgracia, una polla larga y gruesa de las que me gusta que me metan hasta el fondo y la mía solo me cabe la puntita porque mi deforme escroto tiende a impedir que mi polla se mantenga en mi culo. En cuanto a ropitas tengo, pero en general para vestir debajo, y mostrarlas al desnudarme ante los machos que me prefieren.
Dicho esto, quiero contarte mis comienzos como gay pasivo, sumiso y feliz de soportar pollas en el culo. Digo mis comienzos porque pronto encontré a mi novio Miguel y tengo escrita nuestra vida en común y las libertades que nos consentimos con terceros y siempre estando juntos. En esos comienzos no conocía a Miguel. Lo curioso es que mi novio es mi machito, pero externamente es muy afeminado. Ahí está el contraste que nos hace felices.
El culo al aire. Esa fue mi primera manifestación como marica o gay o sarasa, como quiera llamarse y a mucha honra. Había empezado el bachillerato. Como comencé mi Colegio con cinco años, iba muy adelantado. Mi edad de entonces es la suma de dos números impares que suman 4. Era verano, mi viuda madre se había casado con un tipo malencarado, con mal genio y que se dedicó a querer mandar de los dos hermanos que ni éramos hijos suyos, un chico dos años mayor que yo, y yo. Los dos mas pequeños que son mellizos de varón y mujercita, ambos hijos de mi padrastro. En mi habitación siempre iba desnudo y para salir a comer, a la televisión o a la calle me ponía pantalones deportivos muy cortos y camiseta de tirantes. Un día se me ocurrió ver un tío en la calle que iba vestido con una camiseta de tirantes con un solo tirante y mostrando su pechuga y su pezón oscuro. Ni corto ni perezoso, al llegar a casa agarré una camiseta que me venía muy ajustada e hice lo mismo, recorté lo mejor que pude la parte derecha y me quedó bien, como mi madre es sastresa que no modista, aprendí a cortar recto y fino. Me la puse y al que entraba en el comedor el jodido de mi padrastro me dio una bofetada y me la mandó cambiar. Para chulo otro chulo. Ese día no comí, ya no fui al comedor. Desde esa bofetada dejé de hablarle hasta hoy.
Hay otra paliza. Te cuento. Estábamos viendo la televisión y comenzaron los minutos de publicidad. Tenía ganas de mear y me levanté para ir al baño, mi camiseta era muy corta y no me preocupaba, pero antes de salir de la sala me bajé la pantaloneta de rugby, dejando las nalgas al aire y, antes de llegar al baño, mientras mis hermanos se reían de ver mi precioso culo, mi padrastro vino deprisa me agarró y me dio duro de bofetadas, hasta que sangré por mis narices y con tan mala suerte que me tiró al suelo y caí rozando contra el picaporte de una de las puertas del baño abriéndome un boquete en la parte izquierda de la frente.
Cuando vio la sangre, aun no sentía yo el dolor, se asustó, quiso recogerme y con el pie le di una patada a su rodilla. Por supuesto que me oriné caído en el suelo y tuvo que venir mi puta madre a limpiar mi meada porque yo salí como pude a la farmacia frente a mi casa para que me trataran el corte de la cabeza. Fue menos de lo que me imaginaba, solo dos pinzas, y la frente vendada.
Al día siguiente fui al colegio para poder decir a todo el mundo lo que había hecho mi padrastro. Ya no me tocó nunca más. Esa semana dije a todos mis hermanos y a mi madre —el puto esposo de mi madre estaba por allí escuchando—:
— Quiero que lo sepáis todos: soy maricón, eso que dicen gay, me gustan los chicos, me gusta que me toquen el culo los chicos y chuparles su polla.
A mi madre le dije:
— Mamá, dile al animal de tu esposo que si no me quiere ver, que de esta casa se vaya él, que esta casa fue de mi padre y es de Francis y mía. Si me vuelve a tocar, ya sabes, mamá, que lo denunciaré a la policía; ah, por cierto, en el cole ya sabe todo el mundo lo que tu esposo me hizo.
Dirigiéndome a mis hermanos, añadí:
— Ademas de ser maricón y gustarme los chicos mayores que yo, también me gusta ser nudista; como esta es la casa que mi padre nos dio a Francis y a mí, iré desnudo por la casa cuando me pase por mis pelotas, ¿entendido?
Te escribo esto porque desde ese momento ya no me escondí. Sé que el animal del esposo de mi madre no se fue a ninguna parte para no perder los dos hijos que había tenido con mi madre, los mellizos Joaquin y Ana, que habían nacido el 26 de junio, fiesta de san Joaquin y Santa Ana.
De todas formas, la tortura de tener a un tipo de esos al lado hace que lo pasara muy mal, pero me centré en mis estudios igual que mi hermano Francis y cuando el puto de esposo de mi madre se cansó de mí, se llevó a mi madre y a los dos hermanitos a vivir en otra casa que no quedaba lejos. Ese imbécil quería llevarse a mi hermano Francis, pero él prefirió quedarse en la casa de nuestro padre. Vivimos los dos bien, porque mi madre venía y nos llenaba el frigorífico. Mis abuelos paternos, como éramos los únicos nietos, siempre nos daban dinero. Mi hermano no quiso ir a la Universidad y a mí me lo han pagado todo mis abuelos.
Un día me dijo mi hermano Francis:
— ¿Qué te parece que invite algún día a mi novia a cenar o a comer?
— Primero me la tendrás que presentar que yo no la conozco.
— Bueno sí, eso cuando quieras…
— Qué más quieres decirme, desembucha.
— ¿Te molestaría que la llevara… hem, hem, a mi habitación…?, no es por nada… hem, hem…
— Francis, ¿no hemos sufrido casi cuatro años al canalla del padrastro? ¿Vamos a preocuparnos ahora de que si te dejo que folles con tu novia?, ¿ah?
— Yo no pedía tanto…
— Pero yo te doy eso y más, ah, y si te entran ganas de follar una noche y no puedes dormir, cuentas conmigo y mi culo.
— No lo he hecho nunca…
— Pues yo te enseño…
Una de aquellas noches en que Francis había venido para follarme, le dije:
— Por mí, puedes quedarte a dormir conmigo en esta cama grande y cuando venga tu chica os vais a tu cuarto, porque cuando venga mi novio no lo traeré aquí tampoco, iremos a la habitación que tenía yo.
— Pero…, ¿ya tienes novio? No me lo has presentado…
— Bueno, estamos corriendo mucho, la verdad es que tengo dos, porque no me decido por ninguno de los tres…
— ¿Dos o tres?, a ver, aclárame…
— Tú conoces a Loren, Lorenzo Pimentel…
— Sí, ¿y?
— Que me gusta, pero no quiere salir del armario.
— Yo no sería novio de un idiota.
— Pues eso digo yo.
— El segundo, ¿quién es?
— También lo conoces, estudiaba en tu aula, Silvestre, creo que lo llamabais Silver…
— Ah, sí, hombre, ese es un cabrón, es como los marineros, un novio en cada pueblo…
— Pues eso digo yo.
— ¿Quién es el tercero?
— No lo conoces o sí, ¿te acuerdas cuando fuimos a Bigastro.
— Sí, joder, te pasaste la noche bailando…
— ¿Te acuerdas con quién bailaba?
— ¿Ese tío tan guapo? No sé que le dijiste que no te soltó en toda la noche.
— Ese me escribe al WhatsApp y me pide ser mi novio.
— Deja a los otros y hazte con ese, no demores.
— Hoy mismo se lo diré.
Te he escrito esto porque me caes bien, nena, En medio faltan muchas cosas que quizá un día te las escriba. Todas no son tan malas ni tan bonitas, la vida es aburrida, porque casi siempre es lo mismo: levantarse, masturbarse, ir al baño, defecar, ir a la ducha otra paja, desayuno, clases, en medio visita a los aseos del cole a ver quien cae, a casa a comer, otra vez al cole, otra vez a los baños, con suerte una mamada, a casa, tareas del colegio, una paja entusiasta viendo porno en el ordenador, cenar, televisión, porno y otra paja, a la cama, me follan o me pajeo contra el colchón sin tocarme y a dormir, al día siguiente igual.
Luego me hice puto, me llevé a mi hermano conmigo y ganamos bastante para vivir él su vida y yo para estudiar. ¿Sabes qué? Es un trabajo como cualquier otro. Hace más daño cargar sobre la espalda todo un día pesos como sacos, costales, ladrillos, etc., que hacerse follar por cinco o seis personas, porque a los insultos no les haces caso, follar sin insultos tiene poca gracia; a los pellizcos en los pezones y huevos es algo que pasa pronto y te ayuda a pasar el trance mejor; tener una o dos pollas en el culo no solo produce placer en ellos, al final me viene el orgasmo como una victoria conseguida y da placer soltar tu lefa. Al final te vas a casa con las pelotas vacías y los bolsillos llenos.
Maikol, te amo. Tu amiga JP.
Comentarios
JP estoy fascinada que me hallas contado todo esto de ti y de tu familia. Me emociono más que me dijeras que me amas. Yo también te voy a amar si mi novio Cesareo me lo permite. Yo soy sumisa pero además hemos platicado de hacer tríos con otras nenitas como nosotras así que desde ya te digo que te amo y deseo ser tuya también!
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