ESPERMIA: 2ª Eyaculación: Enviudó mi madre III
( Relatos Gay )
Pero el verano es verano y pasa lo que tiene que pasar.
El día que regresé de casa de mi primo tras pasar un fin de semana desenfrenado de sexo, me preguntó mi mamá como está Santi y le conté todo. Muchas veces hablamos en la cama para que nos entre el sueño. Ese era uno de esos días o noches que hablamos y le conté. Mi madre se calentó y me abrazó, me besó, la besé, pero como nunca lo habíamos hecho, me paseó su lengua por mi cara y luego la metió en la boca. Yo la seguí, me dejé amar y le atropellé su lengua en mi boca primero y en la suya después. Se me puso dura. No pensaba que era mi madre. Ella se dio cuenta de que yo estaba a tope y alargó su mano a su mesita y sacó un preservativo que ella mismo desenrolló sobre mi pene. Pensé que se la iba a meter por el culo y cuando levantó las piernas esa fue mi intención y mi ademán. Con una mano la dirigió a su coño, y se la metí hasta dentro, mi madre estaba en forma física, pero madura sexualmente. No me costó penetrarla, pero gimió y gritó hasta que luego todo eran gemidos y ruidos inconexos de suspiros y placer cuando yo la estaba follando a tope. Estábamos los dos sudando y se corrió abundante, me mojó las ingles y corrían sus líquidos por mis muslos, fue entonces cuando la metí hasta el fondo y me llegó mi orgasmo, que casi sin movimientos eché afuera todos mis jugos. Me quedé besando a mi madre y feliz de haber tenido mi orgasmo y haber provocado el suyo. Estábamos en silencio y yo mantenía mi polla dentro de mi madre, aunque se había bajado, pero de vez en cuando me movía follando más para que se pusiera dura. Pero mi madre me dijo:
— Dentro de un rato Juanchito; necesitaba esto porque a veces me lo paso mal de deseos.
— Mamá, pero tú te masturbas, ¿no?
— Pero no es lo mismo, Juancho, no es lo mismo, ahora tengo un hombre de mi total confianza y te deseo, te deseo como deseaba a tu padre y él me satisfacía siempre…
— Mamá, ¿no te habré ofendido…?
— No, Juancho, no me has ofendido, ahora soy feliz de no haberme casado, tengo al mejor hombre en casa, ¿por qué crees que puedes haberme ofendido?
— ¿No te das cuenta, mamá?
— ¿De qué?
— Siempre me has llamado Juanchito y ahora me dices Juancho…
— Es que antes tenía un hijo que cuidar y ahora ese hijo es el hombre que cuida de mí.
— Claro que sí, mamá.
— Deja que te quite el condón…
— Pero pásamelo, —le dije.
Me lo pasó y me lo puse a la boca para beberme mi lefa, me quitó el condón, se lo encaró en su boca y se la acabó. Sacó otro condón y me lo puso, diciendo:
— Tu leche es mejor que la de tu papá, la suya era muy agria y la tuya es poco salada.
— Pues toma leche, mamá.
Me abalancé sobre ella y la follé más a gusto aún que antes. ¡Cómo gritaba mi madre! El placer le salía a borbotones del pecho y su boca lo expresaba. ¡Qué potencial tiene mi madre! Se volvió a correr abundante y se mantuvo bien durante mis embates, volvimos a darnos una sudada completa.
— Ahora, Juancho, mira por qué libros o internet encuentras posiciones para hacer el sexo más agradable, siempre igual no es divertido. Ahora te toca a ti espabilarte. Cuando acabes tus exámenes nos iremos a ese viaje que tanto has deseado siempre, Grecia, y deseo que me lo hagas pasar feliz.
— Mamá, pero tú sabes que me van los hombres…
— Tú a lo tuyo y yo contigo, no quiero a nadie más en mi cama, no quiero desplazarme. Cuando quieras un hombre lo llevas al hotel, pero las noches son mías.
— No me digas que te engaño. Si no te gusta que vaya con hombres, me lo dices.
— Claro que sí, Juancho, si tú vas con hombres, yo sola seré tu puta, no te buscarás otra. Si te gustaran las mujeres irías tras ellas.
— ¿Eso no es egoísmo, mamá?
— Si el amor es egoísmo, yo soy egoísta.
— A partir de mañana, mamá, te vendrás conmigo al gimnasio, tienes que hacer algunas rutinas, eres bella, tienes bonito cuerpo, pero si te abandonas, te perderás.
Nunca me quejaré de mi madre, me ama por partida doble. Mi madre sabe que la amo, que no es mero complacer sus deseos, también son los míos. He leído sobre esto nuestro, si hago caso a ese asunto del complejo de Edipo, ni me han engañado ni he engañado, nos amamos mi madre y yo como madre e hijo y hay una dimensión en donde mi madre ve en mí a mi padre y eso me complace. Si sale a relucir el asunto de la bisexualidad, tengo una respuesta válida para mí, y es que si fuera bisexualidad de verdad, buscaría mujeres, no a mi madre, como busco hombres y me complazco más con los más mayores que con los jóvenes, estos engañan y mienten y prefieren follar cargados de alcohol, los mayores son más sobrios y quieren el sexo por el placer sexual. Al menos eso es lo que encuentro.
La verdad es que es rara la noche que mi madre y yo no follemos, solo cuando ella tiene su periodo dejamos de follar y nos limitamos a caricias y ayudo a mi madre a pasar el momento, aunque ya está muy acostumbrada. Quiero mantener en mi madre la juventud en su cuerpo y en su mente; que su cuerpo y su mente no tengan su edad. Creo que lo estoy consiguiendo. Cada vez la veo más abierta a cualquier posibilidad, incluso veo que en ciertas cuestiones me pasa delante. También ha influido el gimnasio, allí ha conocido gente con otros modos de pensar. Pero es mejor que dejemos esto aquí y dediquemos en otra ocasión un capítulo al gimnasio.
Comentarios
Wow Que relato más excitante Janpaul! Nunca había pensado en esto antes! Felicitaciones! Me gustaría algo contigo sabes! Una fantasía rica!
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