Mi hermano Andy y yo: 10. La segunda vez con Jade
( Relatos Gay )
Mi madre cada vez estaba peor. Aunque nosotros no queríamos, tanto los médicos como muchos familiares y conocidos nos aconsejaban establecer a mi madre en una residencia. Allí —decían— estará adecuadamente bien atendida. Lograron convencernos. Nos llegaron varias propuestas en lugares cercanos, fuimos a visitar y no nos gustó ninguna. Por fin, mi padre dijo:
— Si lleváis a mamá a una residencia, yo iré con ella.
Andy se enfureció porque no teníamos nada decidido, sino que estábamos haciendo demorar todo el papeleo con la idea incluso de poder decir al final que se queda en casa. La casa es grande, era de mi madre y tenía que ser para nosotros. Mis padres habían testado designando lo que sería para cada hijo. Nosotros heredamos de modo natural el negocio de mi padre, cambiamos por conveniencia legal la titulación y figuramos como propietarios Andy y yo, de modo que quedó excluido del reparto entre hermanos al hacernos cargo de ellos. Teníamos la posibilidad de contratar mas enfermeras para atender a mi madre y, después de oír el parecer de mi padre y su decisión de irse con mi madre, le dijimos:
— Papá, hemos decidido contratar dos enfermeras más y que atiendan entre las tres a mamá y se arreglen sus turnos. Nos quedamos todos en casa.
Mi madre duró siete semanas más y murió rodeada por su esposo y sus hijos. Ella no se enteró, pero mi padre y nosotros sí. Después de su muerte nos sentíamos contentos de la decisión tomada contra el parecer de todos. Mi padre le sobrevivió muchos años. La mujer que atendió la casa —madre soltera con los hijos grandes de muy mala vida, abandonada por sus propios hijos— fue el objeto del nuevo amor de mi padre. Se dedicó a atenderle y le daba calor en las noches.
Jade me llamó. Quería hablar conmigo.
— ¿Es para algo muy concreto o solo conversar? —pregunté.
— Necesito hablar contigo primero y si lo deseas, tú ya sabes que siempre os deseo. No es tanto por mí, sino por Andy, él necesita una mujer, solo eres un año mayor que Andy, si quisieras…
— No sigas…, ¿cuándo voy a hablar contigo?, —pregunté.
— Hoy, a la hora que quieras; estoy en casa todo el día.
— Después de comer voy. ¿Comes con alguien, Jade?
— No, Cali.
— Yo tampoco; ven a El Conquistador a las dos menos cuarto, te invito a comer.
— Allí estaré.
Acabé la mañana tranquilo y me fui hacia la una y media a El Conquistador. Como no está lejos de donde me encontraba, llegué temprano, me llevaron a la mesa que había reservado y ordené un whisky doble para esperar a Jade. No se retrasó, en cuanto la vi entrar me levanté y la fui a recoger a la puerta con dos lindos besos muy bien correspondidos.
Llamé al camarero y le pedí sin más preguntas un martini para Jade. Rápido comenzamos la conversación.
— Soy todo oídos, dime de un tirón todo lo que te preocupa, —dije.
— Hace tiempo que no tengo trabajo, tuve que dejar mis trabajos para atender a mi madre gravemente enferma. Ahora ya murió. Y ahí está lo grave, antes yo la atendía y de su paga, aunque corta, vivíamos las dos, pero ahora no tengo nada ni encuentro nada que me dé para vivir. Esto es lo más importante, no sabía a quien decirlo por ver si me podía ayudar con algún trabajo.
Se quedó el silencio en el ambiente y su miraba pretendía entender mis pensamientos. Llega el camarero con la carta. Le señalo tres cosas al azar y un vino. Solo añado:
— Los dos igual.
El camarero se va y le dije a Jade:
— No te he dicho que miraras la carta porque te recibo como si fuera en casa, solo hay una comida para todos y quiero saber si deseas respuesta ya.
— Mejor sería.
— Tú vives en alquiler, ¿es así?
— En efecto.
— Hoy mismo preparas todas tus cosas y mañana te mando una furgoneta para traer todo a casa, allí podrás elegir si vivir a solas o con nosotros. Te queremos como si fueses todo para nosotros, mamá, hermana, amante, novia, lo que quieras añadir. Si deseas vivir sola te haremos un reservado; si quieres hacer vida con nosotros nos verás siempre desnudos y con la pasión encendida. Esto lo decidirás mañana. Luego veremos qué te encontramos para trabajar y tener tu propio dinero.
Llega el camarero con platos y ollas en un carrito, dejamos de hablar el asunto hasta que se va.
— ¿Qué dirá Andy de esto?
— Lo mismo que yo. Alguna vez hemos hablado de ti y deseábamos encontrarte, aunque pensamos que te podríamos molestar.
— Oh, no, vosotros nunca me molestáis. Pero si los dos estáis de acuerdo, prefiero vivir con vosotros.
— Eso lo hablamos mañana.
— Ya, pero quiero que lo sepas.
Salimos a pasear, no intentó ningún atisbo de erotismo y yo no quise forzar nada. Cuando se cansó de caminar me dijo:
— Mejor voy a recoger mis cosas para tenerlas preparadas para mañana.
— ¿A qué hora te mando la camioneta?
— Si pudiese ser a las cuatro de la tarde, mejor.
— A las cuatro de la tarde, pues. Mira, ahí hay un taxi libre, te llevo y después voy a mi oficina.
En la noche hablé con Andy. Llamó él a Jade, no le contestó el teléfono que tenía.
— A mí me ha llamado desde una cabina, —le dije.
— Eso significa que no puede pagar ni el teléfono, mal asunto. Debiste haberle dicho que dejara todo lo suyo y mañana salir de compras…
— Ya sabes como son las mujeres de celosas con sus trapitos.
— ¿Como sabes tanto de los trapitos de las mujeres? —preguntó Andy.
— Porque la parte femenina de mí, que es mayor que la masculina y muy dominante, me dice lo mismo, mis trapitos son más importante que mis compromisos —respondí.
— Si tú no te pones interiores y casi siempre estás desnudo…
— Por eso mismo, tengo trapitos para ocasiones especiales, porque los trapitos son para ocasiones especiales, —dije.
— No entiendo por qué cuando vamos a la disco no llevas ni una mísera tanga; cuando vas a tus encuentros gays y a la celebración del Gay Pride siempre llevas tanga o suspensorios, —inquiría Andy.
— Depende, yo me cambio a cada momento de pantalones y no necesito interiores, pero si voy a una fiesta gay no quiero que me la besen, chupen o mamen espontáneamente. No me va el beso arco iris, ese tipo de fiesta es agradable y a la vez peligrosa, —me expliqué.
— ¿Es por eso que me prefieres?, —preguntó Andy.
— No; te prefiero porque te amo, por eso voy repartiendo negativas a muchos, —respondí.
— ¿Qué harías si yo me casara con una mujer guapa.
— Alegrarme por ti, Andy, alegrarme y ser el mejor cuñado de tu mujer.
— Eso no me esperaba yo, pero me gusta tu respuesta…, pero te digo hermanito que yo podría tener compañera o compañero o también los dos, pero te tengo a ti y eres mi hermano y compañero y si la vida me trae una mujer, tú no estarás fuera, de lo contrario quien no tendría cabida es quien no te aceptara.
— Pues entonces enamórate de Jade, —propuse tajante.
— Enamorado de Jade estoy, pero si ella no dice nada…
— Díselo tú, Andy, díselo tú, no seas perezoso.
— Pues.., es verdad lo que dices, no estaría mal, sería el modo de que yo cumpliera con mi deseo bisexual y tuviéramos un hijo, ¿tú también serías su padre?, porque supongo que sería yo el encargado de follar a Jade…
— Supones bien.
— Y seriamos los tres como hermanos amantes.
— Por ejemplo, eso mismo.
— Hablaré con Jade y se lo propongo así, directamente.
— Andy, en tus manos queda.
— Descuida, Cali.
Y así fue. Jade llegó a casa con la furgoneta. Le ayudaron a descargar el chofer y dos más, los mismos que se habían encargado de desalojar las habitaciones. Le ayudaron a colocar las cosas y salían cuando yo llegaba. Les hice entrar para invitarlos a una cerveza fresquita y les di mientras hablaban una propina. La agencia ya cobraría por banco, pero cuando cumplen hay que tener contentos a los que te sirven.
Lo de Jade no tenía dificultad, le preparamos sus dos habitaciones para su vida privada y Andy le preparó una tienda de lencería femenina, para que tuviese un trabajo.
**********
Lo de Jade y Andy estaba cantado, si ambos lo querían, solo huboque formalizarlo ante notario. Un matrimonio, separación de bienes para vivir en libertad, aunque nuera necesario, sí era conveniente para que de verdad se amaran. Yo quería a Jade de todas formas, y en caso de que le ocurriera algo a mi hermano Jade y yo podríamos vivir juntos y concedernos la libertad necesaria. Por eso es que lo hicimos así, para que nunca hubiera un punto de obligación que impidiera el feeling que había entre nosotros tres.
Andy ya tiene 29 años, ahora ya está casado con Jade. Jade comparte su vida con los dos. Participo en todo lo que vivimos en casa, como tres personas, tres hermanos, tres amantes, dos esposos, Jade es totalmente heterosexual, le gustamos como hombres, sabe de la bipolaridad de Andy y gusta de estar conmigo, a veces me la chupa, me masturba, pero jamás nos hacemos penetración. Ese es el respeto que me tienen los dos. Solo Andy me penetra y Jade nos mira y juega a estimularnos. Jade tiene 32 años, es guapa, morena de pelo largo, grandes piernas y unos pechos que cualquier mujer envidiaría. Está embarazada de dos meses y dentro del año me hace papa 2, quizá optaré por ser el tío Cali.
Aunque sexualmente soy gay, me gusta leer y escribir relatos eróticos y me informo de los actos que hago y de los que veo, porque soy un mirón del sexo, tanto de amigos como de Jade con Andy. Leo relatos e historias de tríos y no me convencen. Me parecen muy complicados. Así que decidí participar de todas todas con Andy y Jade como un heterosexual cualquiera. ¿Estaría falseando? Supongo que sí, porque no disfruté como cuando lo hago con Andy o con otro hombre. Sí, sentía el orgasmo y ese temblor interno de cuando sube por las entrañas, solo eran efectos fisiológicos, pero mi mente no estaba allí completamente ni me pude imaginar una polla de Jade, como que algo me faltaba y algo me sobraba.
Ya habíamos estado dos veces a tres bandas con Jade, Andy y yo, descubrí que ellos disfrutaban como siempre, pero yo no me sentía a gusto. Lo comenté con los dos y les dije que disfrutaba más mirándolos, besándolos y masturbándome mientras ellos hacían el amor, pero parecía que no me querían entender y me cansé de dar explicaciones. Me insistían y actuaba, follaba a Andy o a Jade por sus culos, pero me sentía incómodo e insatisfecho.
— Cali, no te queremos perder —me decía Andy—; si sigues así, me temo que un día encontrarás a alguien y desaparecerás de nuestro ánimo.
Me sentí mal y al final de la semana hablé en serio con los dos:
— No quiero desaparecer de esta familia que formamos pero se me ha ocurrido una idea. Mi amigo Enrique salió de viaje y me dio las llaves de su casa para que se la custodiara de vez en cuando, porque está algo apartada, podemos ir allí esta semana y pasamos una semana de vacaciones, hay piscina y el mar no queda lejos.
— ¿No dirá nada Enrique?, —preguntó Andy.
— No, porque él mismo me ha sugerido que vaya o que lleve conmigo compañía o que tú mismo vinieras. Mira, la idea de follar los tres en la cama del otro es para los tres muy excitante.
Aceptaron los dos y nos fuimos, dejando a mi padre con sus compañeras. Yo ya había estado allí con Enrique varias veces, es una pequeña casa de dos pisos, arriba habitaciones y baño y abajo entrada, recibidor, salón, comedor y cocina con un baño. Jade trabajo para que tuviéramos lo necesario, recogió todo en bolsos, y de camino entramos en el super. Cuando llegamos, Jade se encargó de poner las cosas en orden y Andy conmigo aseamos el espacio de la piscina.
Era ya la tarde, habíamos comido, Jade limpió todo y la vi algo azorada y cansada. Después de tomar una copa, dije:
— Subamos a la habitación y te doy un masaje en la cama.
Le quitamos entre Andy y yo toda la ropa, sólo le dejamos su precioso shorty blanco y negro, todo de encaje, con el sujetador a juego. Se acostó boca abajo. Nos pusimos a cada lado de ella y la abrazamos. Nuestras cuatro manos se deslizaron por su cuerpo. A medida que la abrazábamos, se relajaba y disfrutaba cada vez más. Sus piernas se abrían lentamente para permitirnos poner las manos sobre ellas. Jade nos pidió que nos desnudáramos por turnos. Ahora estábamos en calzoncillos, Jade frente a Andy y yo detrás de ella. Pude ver a mi amante amiga besando ferozmente a su esposo. Sus manos acariciaron el cuerpo de Andy hasta pasar por encima de sus bóxers, para comprobar su estado de excitación. Yo, detrás de ella, le desabroché el sujetador para ofrecer sus pechos a mi hermano. Andy tomó sus pechos en sus manos para chuparlos, para besarlos. Luego bajó más y más hasta detenerse entre sus piernas. Le bajó las bragas y se lanzó a un frenético cunnilingus. Jade estaba casi desnuda, medio tumbada de espaldas y encima de mí, y Andy le estaba comiendo el coño mientras yo la sujetaba por los pechos. Ella gemía, se retorcía de placer, siempre le gustaron los lametones en su coño caliente. En un momento dado, incluso estuvo a punto de llegar al orgasmo, pero Andy calmó el juego. Obviamente, él estaba decidido a hacer que ella se corriera de una manera diferente...
Le pedí a Andy que se acostara de espaldas. Jade se acomodó entre sus piernas y comenzó una increíble mamada sobre su eje extendido y duro. Su polla ha alcanzado un diámetro similar al mío, aunque la mía es más larga y poco mas gruesa. Eso no impidió que Jade se metiera en la boca todo lo posible la polla de Andy. Chupaba de arriba a abajo esa polla, que también sostenía en sus manos. También le estaba lamiendo los huevos. Teniendo en cuenta los gemidos que emitía, se estaba excitando. Aproveché para ponerme detrás de Jade de rodillas, una posición ideal para ser tomada... Su culo me reclamaba. La penetré completamente, profundamente. Estaba empapada. Andy la agarró por el pelo para hacerla venir hacia él, la besó y luego la dirigió hacia su polla. Salí de mi dulce situación, le entregué un condón, lo puso en el sexo de Andy y luego se empaló en él de un golpe. Estaba palpando sus pechos. Yo estaba detrás de ella y la acariciaba. Subía y bajaba sobre esa polla extendida, jugando con sus caderas y todo su cuerpo, era maravilloso. Ella se corrió sobre él en esa posición, entonces Andy también se rajó, agarrando sus caderas, llenando el condón en lo más profundo de su coño. Jade apoyó su pecho en el de Andy. Saqué su miembro del coño de Jade e introduje mi polla completamente tiesa de deseo. Me cogí a Jade encima de Andy durante unos segundos. Estaba tan excitada que me hizo correrme profusamente. Llené su coño aún ardiente. Había tanta cantidad que goteaba sobre las pelotas de Frank, que seguía tumbado bajo la muy amada Jade.
Nos acostamos uno al lado del otro, como antes del acto, para recuperar nuestros sentidos.
— Me gustaría poder volver a experimentar esto pronto.
— Esta noche volvemos a hacerlo, —replicó Andy —. Me ha excitado mucho ver a mi querida Jade echar un polvo contigo delante de mí, me ha excitado muchísimo. Ahora quiero follarte, Cali, ¿me lo permites?, porque mira qué duro estoy.
— Es eso justo lo que deseo y que Jade me permita comerme su coño.
Lo hicimos hasta que Jade eyaculó sus jugos en mi cara, mientras Andy eyaculó en mi culo.
— Eres tan hermosa cuando te corres, que me hace muy feliz que derroches tus jugos sobre mí. Besos a los dos, amores míos; Jade, te amo.
— Gracias, Cali, nos ofreces unos días de descanso, los necesitábamos para ser nosotros mismos.
Conté esto a mi amigo Enrique y me escribió un mensaje diciéndome que no nos fuéramos que gustaría de participar en nuestros momentos traviesos.
Esta era la segunda vez que follaba en serio con Jade, sé que tardaré en hacerlo, pero esta mujer sabe cómo hacer para excitarme. No obstante prefiero la polla de Andy y el culo de Enrique. El culo de Enrique es de antología y compensa por su polla que es como dos falanges de mi meñique.
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