Este es un relato de una de las muchas folladas que me dio mi vecino de puerta. El nombre lo dejaremos por privacidad, solo decir que era unos años más joven que yo, vivíamos desde niños en el mismo edificio, muchas veces yo iba a su casa y lo mismo él a la mía, vamos que solíamos jugar juntos desde que éramos niños.
Con él podemos decir que nos iniciamos juntos en el sexo, yo fui el primero en descapullarlo, en enseñarle a pajear, a ver como era el semen. Fue también al primer culito que penetré y preñé de lechita, fue también al primero que le probé el semen, fue al primero que le dejé que eyaculara en mi boca y viera como me tragaba aquella calentita y espesa lechita. Vamos que juntos hicimos de todo y lo hicimos en todos los lugares que os podáis imaginar, cualquier lugar nos valía para tener sexo.
Los 2 siempre fuimos delgados y de estatura parecida, él era algo más alto que yo, 1,70 y yo de 1,65. Con solo mirarnos a través de nuestras respectivas ventanas, ya nos entendíamos, ya sabíamos lo que queríamos y en que estábamos pensando, que no era otra cosa que en sexo.
Aunque él era unos años más joven que yo, a la hora de tener sexo, aunque al principio yo le había enseñado a él, luego siempre era él, el que venía con nuevas cosas. Por ejemplo, él fue el primero en proponer que realizáramos un 69, fue también el que me pidió que se la metiera por el culo, el primero en proponer un trío con otra persona, o sea que en temas sexuales era mucho más morboso y lanzado que yo.
Hoy ya los 2 mayores, puedo decir sin equivocarme, que fuimos como una pareja, los 2 nos conocíamos y conocemos a la perfección, vamos que los 2 sabemos de nuestros gustos y secretos más ocultos. No tenemos ningún problema por salir juntos y luego sin necesidad de proponerlo, acostarnos juntos para tener sexo. No hace falta que nos digamos nada, en eso somos como un matrimonio, ya sabemos dónde vamos a acabar.
Sobre él muy poco he escrito, solo escribí cuando otro vecino nos chantajeó para conseguir darnos por el culo a los 2, pero de él podría escribir un libro y aún así quedarían cosas sin contar.
La historia que hoy voy a tratar de contar fue una de las folladas que me dio él a mí, fue una de las más placenteras, ese día no solo me dio por el culo, es que ese día mientras me daba por el culo, yo me abrazaba a él comiéndole la boca y pidiéndole que no parara, Dios que tremendo gustazo me estaba dando.
Todo comenzó como otras muchas veces, era un día de semana cuando sobre las 7 de la tarde yo había llegado a casa, no había nadie en ella, hasta las 10 u 11 de la noche, no solían llegar mis padres. Iba a ducharme y seguramente cambiarme y bajar de nuevo a la calle, era lo que solía hacer a no ser que anduviera mal de dinero que eso también era algo habitual.
Al entrar en mi casa, fui directo a mi dormitorio, la persiana estaba abierta e iba a cerrarla, cuando enfrente ya veo a mi joven vecino que, al escuchar ruido en mi casa, se asomó a su ventana para ver si era yo. Nada más vernos ya los 2 nos entendimos, con una ligera seña, le di a entender que sí, que sí podía venir a mi casa, que estaba yo solo.
Al momento ya fui a la puerta para abrirle y así no tuviera que tocar el timbre, no queríamos que nadie se enterase, pues los 2 sabíamos muy bien que era lo que íbamos a hacer, ya no íbamos a jugar el uno a la casa del otro, ahora siempre era para tener sexo, era para follarnos mutuamente.
Así que sentí cerrar la puerta de su casa, sin hacer ningún ruido, abrí la de mi casa, pasó silencioso como solía y sin necesidad de decirle nada, ya fue delante de mí para mi dormitorio.
Nada más llegar ya los 2 nos abrazamos empezando a meternos mano mutuamente y comernos la boca.
¿A que hora vienen tus padres! Me preguntaba.
Tranquilo, tenemos tiempo de sobra, hasta las 10 u 11 de la noche no llegan, le contesté, empezando a aflojarle la correa del pantalón, así que por lo menos tenemos 3 horas para hacerlo.
Dándonos besos uno al otro, nos fuimos quitando la ropa hasta quedarnos desnudos por completo, hasta los calcetines y zapatos nos solíamos quitar, vamos que nos quedábamos como Dios nos trajo al mundo.
Los 2 estábamos empalmados a tope, él siempre que se queda desnudo por completo delante mía, tiene la costumbre de rascarse con una mano uno de los cachetes de su apetecible culito, es una manía que tiene, seguramente sea un tic nervioso pues lo hace siempre.
Al momento ya nos volvimos a abrazar y meter mano mutuamente, yo recuerdo que ese día le agarré la polla que es un poquito más larga que la mía, 15 centímetros le mide cuando la mía es de unos 14, es una polla recta, de igual grosor en la punta como en la base, el glande lo tiene sonrosado, recubierto por la piel del prepucio, y acercándolo mientras lo agarraba por la polla, la metí entre mis piernas, justo por debajo de mis huevos, y así abrazado a él, empezamos a comernos la boca uno al otro.
Nos mordíamos el labio, nos metíamos la lengua y nos la chupábamos uno al otro, mientras nuestras manos iban recorriendo y acariciando todo nuestro cuerpo.
Ya llevábamos un buen rato metiéndonos mano y comiendo la boca, cuando me dijo de tumbarnos sobre la alfombra para chuparnos mutuamente la polla, vamos para realizar un 69. A él le gustaba mucho que yo le chupara la polla, además de gustarle que se la metiera por el culo, lo que más le encantaba era que yo le chupara la polla, siempre quería que le succionara el glande, le gustaba que justo ahí yo presionara con mis labios y le estuviera succionando el glande hasta que se corriera en mi boca, cosa que le gustaba ver, pues le encantaba ver como empezaba a eyacular y como iban saliendo a borbotones su esperma y yo me los iba tragando.
La verdad es que eso a mí también me gustaba mucho, no me cansaba de chuparle la polla, incluso luego de correrse en mi boca, se la chupaba y succionaba hasta que ya no le salía nada, vamos que se la dejaba limpita y flácida.
Pero yo ese día tenía otra idea en la cabeza, quería que me la metiera por el culo y se corriera dentro, quería que me preñase, además de probar una nueva postura que hacía algo menos de un mes, había probado con un hombre de unos 37 años, al que al final en lugar de cogerme él a mí como yo quería, lo había terminado cogiendo yo a él.
Me había llamado la atención la postura en que me hizo cogerlo, además que la polla me había entrado con suma facilidad, vamos que o aquel maricón tenía un agujero que tragaba las pollas fácilmente, o aquella postura facilitaba la penetración. Así que yo quería probarla y ver lo que se sentía y sí entraba tan fácil como me había parecido a mí.
Así que luego de llevar un buen rato tumbados chupándonos la polla mutuamente, le dije a mi vecino de probar una nueva postura, que quería probar a ver si la polla era que entraba tan fácil por el culo.
Así que, sin esperar más, nos levantamos y lo llevé para el baño, allí era donde íbamos a probar, allí era donde quería que me la metiera por el culo.
Lo llevaba de la mano, estaba ansioso por que me la metiera por el culo. Nada más entrar al baño, mojé la mano con agua y me enjaboné los dedos, eso lo iba a utilizar de lubricante, ya en más ocasiones habíamos utilizado el jabón para lubricarnos el agujero, pasé la mano por mi ano y luego de lubricar mi entrada anal, subí una pierna al borde de la bañera, dejando la otra en el suelo, estando así le dije a mi joven vecino que me metiera la polla por el culo.
Ven, métemela así, le dije mientras él se pegaba a mí quedando a mi costado izquierdo, pues la pierna que tenía sobre el borde de la bañera era la pierna izquierda. Mientras se pegaba a mí llevando su polla a la entrada de mi ano, yo pasé mi brazo izquierdo por su hombro derecho, para poder apoyarme sobre él.
¡Ohhh! ¡ooohhh! Grité a la vez que me sujetaba a él, Dios, de una embestida ya me había clavado la polla hasta las bolas, joder había entrado con tanta facilidad que ni lo había esperado, la hostia que tremendo gusto me dio cuando noté como su polla se introducía a tope por mi abierto culo llegándome a lo más profundo de mis entrañas. Note sus huevos pegados a la entrada de mi ano y nada más soltar el gemido y estremecerme abrazándome a él, ya siento como saca la polla de todo y vuelve a metérmela por el culo.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Volví a gritar al volver a ser penetrado. Al cabronazo le gustaba mucho el meter y sacar de toda la polla para luego volver a meterla, le gustaba cuando mi esfínter se abría y le apretaba el glande, eso a él le encantaba.
Dios, no la saques, sigue, sigue sigue, no te pares, dale así dale dale.
¡Dios que gusto! Gritaba yo abrazándome a él, notando como empezaba a bombear, metiendo y sacando una y otra vez
La polla por mi culo.
Las piernas me temblaban del tremendo gusto que me estaba dando, era tanto el placer que sentía, que abrazado, así como estaba a él mientras el no dejaba de penetrarme, le empecé a comer la boca. Dios, le mordía el labio y metía la lengua devorándole toda la boca, podía notar su polla entrando y saliendo una y otra vez por mi abierto culito, como rozaba mi próstata y como se clavaba en lo más profundo de mis entrañas.
Tremenda la follada que me estaba dando mi vecino, nunca había notado su polla llegarme tan profundo, además que me había entrado con suma facilidad.
Así me estuvo cogiendo un buen rato, era bastante tardón en correrse, cosa que aquello a mí, me estaba matando de placer, no paraba de gemir y pedirle que no parara.
Sentía su pelvis golpear una y otra vez con mi culito, plof, plof plof plof plof, plof plof plof plof, y mí pobre polla soltar gotas de semen que caían en la bañera, desde la punta de mi polla caía un hilito de semen por donde iban resbalando las gotas.
Yo ya estaba que no aguantaba más, las piernas cada vez me temblaban más, cuando por fin noto como empieza a apurar las arremetidas que me daba, como empieza a respirar más fuerte y dándome unas últimas estocadas mucho más profundas y salvajes, empieza a correrse dentro de mi culito.
Me corro, me corro, ¡ahhh que gusto! ¡aaahhh que gusto! Gritaba llenándome el culo de leche, leche calentita y espesita que salía por su polla dejándome preñado.
Así que dejó de bombearme, le pedí que no me sacara la polla del culo. No la saques, le dije, pajéame para que me corra yo también le pedí.
Y así acoplados como estábamos, echó su mano a mi polla empezando a meneármela y al momento ya me estremecí a la vez que gritaba:
¡Ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba soltando unos tremendos trallazos de semen que fueron a pegar contra los azulejos de la bañera, Dios que tremendo gustazo me acababa de dar mi joven vecino, tremenda follada que me acababa de largar, menuda preñada que me acababa de dar.
Así que recuperamos la respiración, aún seguimos comiéndonos la boca mutuamente, y así comiéndonos la boca, nos metimos en la bañera, duchándonos juntos como ya teníamos hecho en más ocasiones.
Mientras nos duchamos lavándonos uno al otro, yo aún le chupé la polla haciendo que se corriera de nuevo en mi boca. Mientras se la chupaba succionándole el glande como le gustaba a él, con una mano le acariciaba los huevos y le iba metiendo los dedos por el joven culito, haciéndole que se abriera de piernas mientras apoyaba sus manos en mi cabeza, así hasta que le empezaron a temblar las piernas a la vez que me anunciaba su eminente corrida.
Ya, ya me corro, ya me corro, gritaba apartándome un poco la cabeza para poder ver como le salían los chorros de semen y yo me los tragaba sin dejar caer ni una triste gota de esperma.
Una vez ya deslechados y limpios, salimos de la bañera, nos secamos y fuimos para mi dormitorio donde teníamos la ropa, nos vestimos pues ya eran las 9 de la noche, charlamos unos minutos y lo acompañé a la puerta donde aún le sobé el rico culito cuando se marchaba para su casa, yo ya no iba a salir como en principio tenía pensado, ya estaba muy relajado y a gusto, así que me puse el pijama y me quedé en casa viendo la televisión, hasta que cerca de las 11 de la noche llegaron mis padres, cenamos y me fui para la cama, esa noche iba a dormir super relajado y sobre todo bien follado. Follado por mi joven vecino de puerta con el que mantuve infinidad de relaciones sexuales.
Que divino es ser follado por un chavo más joven! Tienen una energía contagiosa y mucho semen calientito para hacemos sentir bien follados y preñados! Como me encantaría visitar La Coruña y conocer estos hombres como el con quien follas y gozas!
Que rico se leé eso así me gustaría tener a alguien que me Cogiera así de rico pero con la diferencia que soy pasiva y no penetro pero que él lo hiciera así... Nada más de pensarlo se me frunce el Ano, me calienta imaginar...