Había salido a dar una vuelta por el centro de la ciudad, era y es La Coruña, tenía ganas de beber algo y de paso escuchar algo de música.
Se me ocurrió ir al Pub que estaba de moda, se llamaba Salón, otros lo conocían por el indio, ya que en la entrada había la estatua de un indio apache, al igual que en su interior decorando sus paredes, había fotografías de indios apaches, y una donde se veía a el jefe apache, Jerónimo, allí había música en directo, era un lugar agradable, incluso si tenías suerte, hasta podías ligar.
Al entrar, había que girar a la izquierda y bajar unas 5 o 6 escaleras, luego a la izquierda quedaba el mostrador, era bastante largo y allí donde comenzaba, hacía como la base de una l. Allí justo en el final de la barra, pegado a la pared, fue donde me quedé. Me senté en un taburete, pedí la consumición, Ron con Coca-Cola. Cuando me pusieron la bebida, di unos sorbos, poniéndome a mirar y escuchar a la persona que estaba cantando en directo. Era un conocido personaje de La Coruña, no digo el nombre para que no haya problemas, pero piensen en Pepe Marqués; si en el buscador escriben pepe Marqués, La Coruña, pueden ver los resultados; nada más mirar hacia el escenario, sus ojos chocaron con los míos. Yo estaba bebiendo en esos momentos, al ver clavados sus ojos en los míos, quedé paralizado. El cuerpo se me estremeció como si hubiera recibido una descarga eléctrica, dejándome perturbado e hipnotizado.
Aquella mirada me estaba diciendo todo, era como si me hablara. ¡Dios! Me sentía desnudo ante aquellos ojos que no dejaban de mirarme. Sentía como me iba desnudando, que me gritaba que era suyo y quería poseerme.
Cuando pude, aparté la vista de aquellos ojos que no dejaban de escrutarme. Sin dejar de sentirme perturbado e inquieto por aquella mirada, continué bebiendo el Ron con Coca-Cola, sin poder mirar al escenario.
La consumición que había pedido, la terminé enseguida a causa del nerviosismo e inquietud que aquella mirada me había producido. Pedí otra bebida, nada más ponérmela le di un trago, levantándome para ir a los aseos. Estos aseos quedaban en la planta superior. Cuando pasé por delante del escenario, volví a sentir como aquellos ojos me escrutaban. Giré la cabeza mirando al escenario, viendo como aquellos ojos se clavaban de nuevo en los míos, produciéndome la misma inquietud y nerviosismo. Subí las escaleras que llevaban a la planta superior, entré en los aseos, fui directo al urinario que había, aflojé el cinturón, desabroché el pantalón y saqué la polla poniéndome a orinar.
Mientras estaba meando, no dejaba de pensar en aquella mirada. Me había dejado algo inquieto, notaba como se me estremecía el cuerpo, cada vez que sentía aquellos ojos clavados en mí.
Después de terminar de mear, abroché el pantalón y cinturón, fui al lavabo que había enfrente el wáter, abrí el grifo, poniéndome a lavar las manos y refrescarme un poco la cara intentando calmar aquella inquietud y nerviosismo que se había apoderado de mí.
Aún no había terminado de lavarme, cuando se abrió la puerta de los aseos, entrando en ellos, el dueño de aquellos ojos que me habían perturbado clavándose en los míos.
Quedé paralizado, mirando a aquellos ojos que se volvían a clavar en los míos, escrutándome.
Se acercó a mí, puso sus manos sobre mi cintura, susurrándome, no te asustes, no te voy a hacer nada, solo vengo a mear, me dijo susurrándome al oído, mientras me acariciaba la cintura con sus manos. Apretó los cachetes de mi culo, diciéndome, ya nos veremos cuando termine la actuación, yéndose hacia el urinario y poniéndose a mear.
¿Lo estás pasando bien? Me preguntó de repente.
Volví a girar la cabeza mirándolo, mientras mi cara se empezaba a enrojecer y empezaba a tartamudear, sssí, le contesté agachando la cabeza como si fuese un sumiso que teme contestar a su amo.
Me puse a secar las manos en el secador eléctrico, mientras él terminaba de orinar, se pasó un agua a las manos, poniéndose a mi costado a la vez que compartíamos el secador. Antes de que esté se apagase volvió a poner las manos sobre los cachetes de mi culito, diciéndome, ya nos veremos esta noche, dijo saliendo antes de que lo hiciera yo.
Quedé pensativo, intentando reaccionar a aquellas palabras, hasta que entró otra persona, haciéndome reaccionar por lo que salí del aseo, yendo para la barra donde tenía la consumición.
Me acomodé en el taburete, poniéndome a beber del Ron con Coca-Cola escuchando la música que sonaba en esos momentos. El que tocaba el órgano estaba hablando con el cantante, estaban ordenando las canciones que iban a interpretar, después de tener un breve descanso. A los pocos minutos, reanudaron la actuación.
Cada vez que yo miraba hacia el escenario, a los pocos segundos, él volvía a clavar su mirada en mí. Era como si adivinara cuando yo lo estaba mirando.
El nerviosismo y aquella sensación de inquietud que me recorría el cuerpo no dejaba de atormentarme. No sabía que hacer, sí quedarme y esperar a ver que pasaba, o marcharme en la primera ocasión que tuviera.
Cuando por fin terminó la actuación, antes de que me viera, salí del Pub Salón, yéndome, andando hacia los cantones, camino hacia mi casa.
Iba caminando por la avenida de la marina, dispuesto a pasar por el parque antes de irme para casa, por lo que, al llegar al semáforo, crucé para la otra acera, la cual me llevaba directo hacia los jardines de Méndez Núñez, que es el parque donde suele haber encuentros homosexuales.
Al llegar a dichos jardines, di una vuelta completa para ver si había algo de marcha, pero no se veía a nadie. Miré la hora que era, viendo que ya eran las 4 de la madrugada. Quedé pensando un poco en que hacer, pero decidí esperar un poco más, a ver si aparecía alguien.
Estaba en esos momentos encendiendo un cigarrillo, cuando hizo aparición un hombre de unos 35 a 40 años. Pasó por donde yo estaba, parado encendiendo un cigarrillo, mirándome mientras pasaba a mi lado. Yo dejé que siguiera andando, viendo el camino por el que cogía, echándome yo a andar detrás y ver si entraba en algún lugar donde pudiéramos hacer algo.
El no se paraba en ningún sitio, iba andando, mirando de vez en cuando para atrás a ver si yo lo seguía, pero no hacía señales de pararse o de entrar en alguno de los lugares donde se solía mantener encuentros sexuales.
Cansado de seguirlo sin que este se decidiera, lo que hice fue entrar yo en el lugar que le solían llamar urgencias. Este lugar no era otro que el lateral donde se encuentran los aseos públicos, el cual está rodeado de árboles y matorrales, rodeando los aseos públicos, excepto la entrada a los mismos.
Nada más entrar allí, esperé unos minutos a ver si se decidía a entrar, pero el que hizo entrada siguiéndome, sin que me hubiera dado cuenta, era el personaje de esta historia, y que no era otro más que el cantante del Pub, Salón. Cuando miré a ver quien era el que entraba, quedé paralizado, era él.
Entraba sin dejar de mirarme a los ojos, esbozando una sonrisa al verme allí paralizado. Era un hombre que me doblaría la edad, o sea que rondaría los 50 años.
¡Dios! Me tenía paralizado, aquel hombre me hacía estremecer con solo mirar para él. Cada vez que veía sus ojos, notaba como me iba desnudando, haciendo que me entregara por completo a él. Aquel hombre con solo mirarme me dejaba sin voluntad., Era como si pudiera entrar en mí apoderándose de mi cuerpo.
Supe en esos instantes que, aunque me resistiera, esa noche iba ser suyo. Me iba a sodomizar, le iba a entregar el culito. Era suyo y le pertenecía.
Se acercó a mí, rodeándome con sus brazos por la cintura, me atrajo hacia él. ¿Por qué no me esperaste, perrita? Me decía abrazándome a él. Esta noche quiero que seas mía, me susurraba abrazándome mientras me iba acariciando con sus manos. Esta noche vas a darme tu culito, voy a montarte y hacerte mi perrita.
Sabía que ibas a estar por aquí, sabía que no me ibas a desobedecer, pero debiste esperarme, decía llevando su boca a mi oreja, mordiéndome el lóbulo de esta, mmm, que buena que estás perrita, me decía acariciando y apretando los cachetes de mi culito.
Siguió abrazándome a él, mientras me iba sobando todo el cuerpo. Empezó a bajar con su boca por mi cuello, haciendo estremecer mi cuerpo a la vez que suspiraba, teniéndome que sujetar con mis manos a él.
Así perrita, así, deja que tu amo te acaricie. No temas nada, deja que tu amo te posea, tu solo relájate y déjate llevar, ya verás como vas a gozar y disfrutar, ya verás cómo tu amo te hace gozar esta noche, perrita.
No dejaba de morderme el cuello y acariciarme, me sobaba el culo, agarraba mis cachetes apretándolos suavemente, mientras seguía mordisqueándome todo el cuello, haciéndome estremecer con cada mordisco que me daba.
Poco a poco fue llevando sus manos a mi cinturón, y sin que apenas me diera cuenta, ya me lo había aflojado, al igual que me había desabotonado los 2 primeros botones del pantalón.
Tiró de mi camiseta sacándola de dentro del pantalón, metió las manos por dentro, empezando a acariciarme el estómago y pecho, haciendo que mi camiseta se fuese levantando a la vez que el me iba acariciando con sus manos. Cuando llegó a mis pechos, destapándolos de la camiseta, llevó su boca a mis pezones, empezando a morder uno mientras con los dedos de su otra mano, iba apretando y retorciendo el otro pezón.
¡Ohhh perrita! ¡ooohhh que buena estás! Mira que pezoncitos tan ricos tienes, mira que duritos están, y que excitada está mi perrita.
Ya no podía aguantar más, el cuerpo me ardía en llamas, y la excitación que sentía, me corroía por dentro. Llevé mis manos a su cinturón, y mientras temblaba a causa del nerviosismo y excitación que sentía, intenté aflojarle el cinturón. Pero él, empezando a sacarme por completo la camiseta, me impidió que lo aflojase.
No tengas prisa, perrita, deja hacer a tu amo. No quiero que seas impaciente, tu solo déjate llevar.
Cuando sacó por completo la camiseta, la dejó caer al suelo, volviendo a abrazarme a él, mientras me agarraba por los cachetes de mi culito, empezando a morderme el hombro y la base del cuello, haciéndome temblar y gemir de placer.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ohhh! Gemía y temblaba abrazándome fuertemente a él.
Así perrita, así, goza y gime para tu amo.
Fue subiendo con su boca por mi cuello, dando mordiscos y lamiendo con su lengua, hasta llegar a mi boca. Allí pasó su lengua por mis labios, haciéndome que abriera la boca y succionase su lengua con desesperación. Deseaba tenerlo dentro mía.
Ardía en deseos porque me poseyera y me hiciese suyo.
Quería ser su perrita. Necesitaba que me montara y me diera por el culo dejándome preñado.
Volví a llevar mis manos a su cinturón, empezando con torpeza y nerviosismo a aflojárselo. Estaba desesperado, necesitaba tocar su polla. Aquella lentitud me estaba matando.
Cuando por fin conseguí aflojar el cinturón, con su ayuda, desabroché el botón de su pantalón, mientras el bajaba la cremallera, metía mi mano por dentro de su calzoncillo, liberando una larga y hermosa polla.
Tranquila perrita, tranquila que es toda para ti. No te desesperes, no tengas tanta prisa que tenemos toda la noche para hacerte gozar.
Empecé a acariciar aquella polla que tanto estaba deseando. Llevaba su piel hacia atrás descapullándole el glande, acariciaba sus grandes pelotas, mientras no dejaba de jadear y morderle los labios deseando que me hiciera suyo.
Cuando me di cuenta, ya me había terminado de desabrochar el pantalón, y empezaba a bajarme el mismo, dejando que cayese por si solo a mis tobillos.
Metió sus manos por dentro de mi slip, y mientras me apretaba los cachetes de mi ardiente y desesperado culito, fue bajando el slip, hasta dejarme desnudo delante de él.
Se arrimó a mi boca empezando a morderme los labios, mientras me decía que sacase los zapatos y me sacase por completo el pantalón y slip.
Con un pie saqué uno de los zapatos, haciendo luego lo mismo con el otro, y sacando luego el pantalón y slip, quedándome de pie, encima de ellos.
Ya me tenía desnudo por completo. Allí estaba yo, en plena noche, desnudo por completo, esperando a ser sodomizado en aquellos jardines públicos del centro de La Coruña.
Posó sus manos sobre mis hombros, haciendo que me agachara y así le pudiera empezar a chupar aquella polla con la que me iba a sodomizar y hacer suyo.
Abre la boquita, perrita, anda abre y chúpala para que luego pueda metértela en ese culito tan sexi que tienes, haciéndote mío, y pueda dejarte bien preñadito con mi leche.
Abrí la boca llevando con mis manos aquella verga que tanto deseaba, empezando a chuparla como si de una piruleta se tratase.
Primero pasé la punta de la lengua por el capullo saboreándolo, haciendo que soltara un gemido de placer, al notar mi lengua recorrer la punta de la polla, ¡ooohhh sssiiií! Sí, así perrita, así, ¡ooohhh que lengüita!
Después de pasar la lengua por la punta del capullo, abrí la boca, empezando a chupar toda la cabeza de la polla, succionando como si fuese el chupete de un bebé.
¡Ohhh perrita! ¡ooohhh que gusto! Gemía suspirando, agarrándome las orejas, a la vez que impulsaba su pelvis, intentando introducir más su polla en mi boca.
La polla que tenía era bastante larga, yo calculo que rondaría los 18 centímetros, pero era más delgada de lo normal, por lo que daba gusto chupar aquella polla. No había que abrir demasiado la boca para que esta, entrara en ella.
Tan fácil entraba aquella polla en mi boca, que, en varias ocasiones, llegó a traspasarme la campanilla, haciendo que me abriera en arcadas. Los ojos me lloraban y al sacar la polla de mi boca, quedaban los hilos de mis babas, uniendo mi boca con la polla.
Cuando se cansó de que le chupara la polla, sujetándome por las asilas, me hizo levantar, me abrazó a él, llevando su boca a la mía, metiéndome la lengua hasta las amígdalas. Me saboreó con su lengua todos los rincones de mi cavidad bucal. Luego mordió mis labios dejándolos hinchados y enrojecidos como si fuesen unos fresones. Siguió bajando por la barbilla y continuando por mi cuello, donde me hizo gemir y temblar de placer, al morder y chupar como si fuese un vampiro.
¡Ohhh! ¡ooohhh!¡ohhh! Gemía sin poder dejar de temblar, derritiéndome de gusto.
Al verme temblar y dar fuertes gemidos teniendo que abrazarme a él, incrementó la placentera tortura, mientras me decía:
Así perrita, así, goza, goza y disfruta del placer que te da tu amo.
Fue poco a poco dándome la vuelta, mientras seguía mordisqueando mi cuello, hasta que llegó a mi nuca, donde ya me tenía totalmente de espaldas a él, y listo para entregarle mi tesoro más preciado.
Al mirar al frente, pude ver al hombre que había seguido antes de entrar aquí, a ver si se atrevía a venir, y ahora nos estaba mirando. No se cuanto tiempo llevaría allí viendo como me iban a follar. Al ver como me había tensado, el que me iba a sodomizar, se dio cuenta de que había descubierto al mirón. No te preocupes, no pasa nada, ya lo conozco, solo quiere mirar. Es lo que le gusta, mirar y si le dejan le gusta correrse en la cara y que se la chupen.
No le hagas caso, tu tranquilo que no va a pasar nada.
La verdad es que, a aquellas alturas, ya todo me daba igual, con la calentura y excitación que tenía, poco me importaba que me estuvieran viendo como me daban por el culo. Aquello hasta me excitaba más.
El que me iba a dar por el culo y hacerme su perrita, al ver que me relajaba, siguió abrazándome pegado a mi espalda, mientras seguía acariciándome a la vez que me exhibía al mirón, que no perdía nada de lo que me estaba haciendo.
Así perrita, así, ahora dame tu sexi y tierno culito, que voy a hacerte mío.
Noté como se pegaba a mí, notando su caliente polla y huevos pegados a mi culo, mientras me mordía la nuca, y con sus manos apretaba mis pechos, pellizcando y retorciéndome los pezones.
Así perrita, así, relájate y goza que te voy a hacer mío. Te voy a sodomizar este culito tan caliente y ardiente que tienes. Te voy a hacer mi perrita ensartando mi polla en tu lindo culito, me susurraba sin dejar de morder la nuca y acariciar con sus manos mi vientre y barriga. Te vamos a preñar esta linda barriguita, decía acariciando suavemente la misma, haciéndome desear ser penetrado y ser poseído por él, sintiéndome empalado en aquella larga y delgada pija.
Fue bajando con su lengua poco a poco por mi columna vertebral, haciendo que me fuese inclinando un poco y de esa manera mi culito quedara más expuesto y listo para ser penetrado.
Cuando me tuvo lo suficientemente inclinado, llevó saliva con su mano a mi hoyito, y después de pasar su mano impregnando de saliva el esfínter, introdujo un dedo en mi ano, viendo que mi esfínter cedía con facilidad, colocó la punta de su polla en la entrada a mi ano, presionó un poco y tirando de mis caderas hacia él, movió su pelvis hacia adelante, enterrándome de golpe la polla.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ohhh! Gemí al notar como entraba su polla en mi culito, haciéndome suyo.
Ya está, ya mi perrita, ya la tienes toda dentro.
Ahora relájate y deja que te dé por el culo, me decía mientras me tenía ensartado en su polla y con sus manos acariciaba mi barriga y pecho.
Vamos a preñarte esta barriguita, decía acariciándome con sus manos el vientre y el estómago, mientras me tenía ensartado en su polla. Iba poco a poco impulsando su pelvis, haciendo que su polla se incrustara más en mis entrañas, notando como sus huevos los tenía pegados a la entrada a mi ano, y como su polla se incrustaba un poco más cada vez que impulsaba su pelvis, haciéndome soltar gemidos de placer cada vez que su polla se incrustaba en lo más profundo de mis entrañas.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ohhh! Gemía a cada impulso que daba a su pelvis, enterrándome aquella polla en mi interior, rozándome y masajeándome la próstata.
Así perrita, así, gime y disfruta de tu amo. Mira como tienes al mirón, mira como le has puesto el rabo, me decía sin dejar de darme por el culo.
Miré hacia el mirón, viendo que tenía la polla de fuera. El muy cabrón se la estaba machacando a nuestra salud. ¡Joder! Vaya pedazo de rabo que se gastaba el muy hijo de puta, hasta me hizo relamer al ver cómo se machacaba aquel pedazo de rabo a nuestra cuenta, viendo como copulábamos.
Le hice una seña con la mano para que viniera, y no se hizo esperar. Se acercó a donde me estaban sodomizando, y como el que medaba por el culo, me dijo que le chupara la polla, este dejó caer los pantalones y calzoncillo, llevando aquel pedazo de rabo a mi boca.
Sujetándome en sus caderas, agarré con una mano aquel pedazo de rabo, empezando a chuparlo, mientras me seguían sodomizando.
El muy cabrón me sujetaba la cabeza, enterrándome aquella tranca en la boca, mientras me seguían dando por el culo.
¡Ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! Gritaba el Alfa que me daba por el culo, follándome a tope.
Yo ya no podía más, llevaba un buen rato siendo follado por la boca y sodomizado por el culo, y mi pobre polla no paraba de chorrear, soltando gotas de semen.
Al poco rato, noté como el alfa me incrustaba los dedos en las caderas, aumentaba el ritmo de las enculadas, y su polla se hinchaba en mi interior, empezando a palpitar, eyaculando dentro de mi culo.
¡Ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! Me corro, me corro, ¡ooohhh que gusto perrita! Gritaba el alfa, dando unas fuertes y profundas envestidas, mientras eyaculaba dejándome su esperma en lo más profundo de mis entrañas.
Nada más terminar de eyacular el que me daba por el culo, dejándome preñado con su semen, sin que esté aún me hubiese sacado la polla del culo, empezaba a correrse el mirón.
Me agarró la cabeza empujándola a la vez que movía su pelvis más rápido, y empezando a gritar que se corría, noté hincharse su polla en mi boca, empezando a soltar unos trallazos de semen en ella.
¡Ahhh! ¡aaahhh! Gritaba derramando su leche dentro de mi boca. Le agarré los huevos con mi mano acariciándolos mientras él se terminaba de correr pajeándose con la mano, llenándome la boca con su semen y salpicando con varios trallazos de leche mi cara.
Terminé de limpiarle la polla con mi boca, dejándola limpia y sin restos de semen.
Aún no me había sacado la polla del culo el Alfa que me había sodomizado, cuando llevando este su mano a mi pobre polla empezó a meneármela, y a los 5 segundos empecé a correrme yo.
¡Ohhh! Me corro, me corro, ¡ooohhh! Gritaba derramando mi leche en el suelo de aquellos jardines públicos.
Cuando ya no salía nada por mi pobre polla, notando como la polla del Alfa se iba escurriendo de mi culito, nos incorporamos, me vestí ayudado por el mirón, y una vez arreglados y listos, salimos de aquel lugar al que llamamos urgencias, encendimos unos cigarrillos, marchando cada uno para su casa, ellos 2 iban en la misma dirección, y yo en la opuesta. Se despidieron de mí no sin aprovecharse a meterme mano sobando mi culito, y me fui para mi casa.
Iba satisfecho, con el culito recién sodomizado y preñado con el semen de mi amo, y en el estómago la corrida del mirón.