Como ya sabía que solía cerrar el bar a eso de las 12 de la noche, esperé a que dieran las 10 de la noche para ir. Por supuesto que iba sin el slip puesto, cosa que me había excitado, por lo que ya iba caliente, me gustaba aquella sensación de no llevar nada debajo del pantalón. Llevaba puesto un pantalón tejano, marca Levi’s, que era y sigue siendo los que suelo utilizar. Sentir el roce del pantalón contra mis genitales, me excitaba y me ponía cachondo, tenía la sensación de ir medio desnudo.
A eso de las 10 de la noche, entré en el café bar, no había mucha gente, la mayoría eran los mismos clientes que la tarde noche del día anterior. Al verme entrar, Bío, el dueño, se le iluminó la cara, dirigiéndome una leve sonrisa. Después de sentarme en un taburete y acomodarme, me dio las buenas noches, preguntándome que iba a beber.
Una cerveza le pedí. Me puso la cerveza junto a un platito con unas pocas aceitunas, siguiendo luego con lo que estaba haciendo.
Yo me puse a beber la cerveza y comer las aceitunas mientras veía la televisión. Cuando terminé de beber la cerveza, pedí otra, mientras los clientes poco a poco se iban marchando. Quedábamos 5 clientes cuando me levanté, poniéndome a jugar una partida en la máquina recreativa. Mientras yo jugaba, uno de los clientes hablaba con Bío, el dueño del bar, ambos estaban en una conversación apartados de los otros 3 clientes que estaban jugando la consumición a los dados. Mientras hablaban, no apartaban la vista de mí, tenían una sonrisa en la cara y los ojos que lo decían todo, ambos me estaban devorando con la mirada. Parecía que se conocían de toda la vida, los 2 eran más o menos de la misma edad, rondarían los 60 años. Ambos eran altos, delgados y fuertes, el cliente que hablaba con Bío, algo más guapo y quizás algo más joven que Bío.
Ya pasaban de las 11 de la noche, cuando los 3 clientes que jugaban la consumición a los dados, después de pagar el que había perdido, se marcharon. Ahora solo quedábamos el que hablaba con Bío, y yo, además de bío que era el dueño.
Bueno se le escuchó decir a Bío, voy a ir recogiendo y empezar a limpiar la máquina del café. Mientras Bío empezaba a limpiar la cafetera, el otro cliente que quedaba se acercó a donde yo estaba, quedándose a mirar como yo jugaba a la máquina recreativa. No se movía de allí, de vez en cuando iba a beber del baso que tenía, volviendo a verme jugar.
Bío, el dueño, ya había terminado de limpiar la cafetera y empezaba a barrer el local. Una vez terminó de barrer, apareció con un cubo con agua y una fregona, llegó hasta la entrada donde estaba la máquina recreativa, y nos dijo: Vosotros tranquilos, voy a bajar la persiana, así estaremos más tranquilos, que ya va siendo hora de cerrar. Bajó la persiana quedando solamente dentro del local los 3.
Mientras yo termino de pasar la fregona, podéis beber otra consumición, esta va por mi cuenta, dijo Bío, el dueño. Puso una cerveza para mí, sirviendo luego otra para él, y al otro cliente le puso una coca cola con ron. Dejó las consumiciones donde teníamos las otras, disponiéndose a pasar la fregona al suelo del local.
Cuando terminó de fregar, como todavía yo seguía jugando en la máquina recreativa, después de beber unos tragos a su cerveza, se acercó hasta allí, se quedó un rato mirando como jugaba. Poco a poco se fue acercando más a mí, y mientras yo jugaba, empezó a tocarme el culo con su mano.
Me gusta como mueves el culito cuando juegas, me decía mientras me sobaba el culo. Yo no sabía que hacer, me quedé paralizado, lleno de vergüenza y enrojeciendo por la situación en que me encontraba. El hijo de perra me estaba metiendo mano, sobándome el culo sin ningún reparo y delante del otro cliente que allí se encontraba.
Miré al otro cliente, viendo como se sonreía mientras Bío, el dueño me magreaba el culo con su mano. Estaba claro que ambos se conocían y los 2 estaban en compló, los 2 me iban a follar aquella noche. Se habían puesto de acuerdo, y ambos me habían estado esperando en el bar.
Apenas podía jugar a causa del magreo que me estaba dando al culo, el muy cabrón del dueño del bar. No se paró allí, mientras yo seguía terminando la partida, empezó a aflojarme el cinturón, luego empezó a desabotonarme el pantalón, hasta que me lo bajó, viendo como iba sin el slip puesto, tal y como me lo había pedido la noche anterior.
¡Ufff! Mira que culito más rico tenemos. Así me gusta, has venido sin el slip cómo te dije, me decía acariciándome el culo con su mano. Llevó la otra mano a mi polla, y agarrándola empezó a descapullarla y sobarme los huevos. Ya estás empalmado cabroncete. Mira que caliente estás, andas bien salido ¿eh?
Bío no paraba de meterme mano mientras yo enrojecido y muerto de vergüenza, jugaba en la máquina, y el otro cliente miraba sin perder detalle, lo que Bío, el dueño del bar, me iba haciendo.
Tienes un culito que me vuelve loco, pequeño cabroncete, me gusta como lo mueves y te cimbreas jugando en la máquina.
Quieres que te abramos el culito y te follemos, ¿eh?
Lo estás deseando, ¿verdad? Me decía sin dejar de acariciarme.
Justo en ese momento en que Bío, me acariciaba el culo llevando sus dedos a mi agujerito, la partida que estaba jugando, terminaba. Deja la máquina y vamos para el fondo del bar, que quiero meterte la polla en este culito tan rico que tienes y me vuelve loco, me susurraba al oído, mordisqueándome el lóbulo de la oreja.
Anda, vamos a darle un espectáculo en directo a mi amigo. Que vea como te abro este culito con mi verga y te follo. El muy cabrón no me creía cuando le conté la follada de ayer y que hoy te volvería a dar por el culo. Vamos a hacerle que se muera de envidia. Que se excite y caliente hasta que le duelan las pelotas.
Ven, me decía sujetándome con su mano por la cintura, ya verás como te va a gustar y disfrutas, ya verás que excitante es que te estén observando mientras te abren el culito con una verga y te follan.
Me agaché para subirme el pantalón, y sujetándolo con una mano, dejé que me llevara agarrado por la cintura, hasta el fondo del bar.
Trae las bebidas para aquí, Chema, le dijo el dueño del bar. Siéntate ahí y observa que culito tan rico me voy a follar, le decía, Bío a su amigo.
Me abrazó por la espalda, haciéndome levantar los brazos, cosa que hizo que me cayeran los pantalones a los tobillos, tiró de la camiseta que traía puesta, la pasó por mi cabeza, dejándola allí sin sacar, haciéndome tener los brazos estirados, y la cabeza tapada por la camiseta. Apoyó mis brazos sobre la mesa que allí había, quedándome reclinado y tumbado con el pecho sobre la mesa, enseñándoles el culo y expuesto para hacerme lo que quisieran.
Bío que era el que me iba follar, mientras su amigo observaba todo lo que hacíamos, sentado en un taburete, llevó su mano a mi culo, pasó su mano por mi rajita, luego escupió en su mano llevándola a mi hoyito, pasó la mano untándome su saliva, para poder ir introduciéndome un dedo en mi culito.
¡Huy que cerradito estás! Anda abre bien las piernas y relájate, deja que se abra la flor que tienes en tu culito. Déjala que se abra para mí, me decía mientras empujaba su dedo haciendo que mi esfínter se fuera abriendo poco a poco.
Yo empinaba el culo todo lo que podía, a la vez que abría las piernas todo lo que me permitía el pantalón que tenía a la altura de los tobillos.
¡Ohhh! Gemí al notar como su dedo traspasaba mi esfínter y se introducía en mi culito, ¡ohhh! ¡ooohhh! Volví a gemir cuando este empezó a entrar y salir, haciendo que mi esfínter se fuera relajando y se abriera cada vez más.
El hijo de puta ya metía 2 de sus dedos, follándome con ellos y haciendo que mi culito se fuera relajando y abriendo cada vez más.
Así cabroncete, así, quédate así que ya te voy a meter mi pollita y preñarte este rico culito. Empezó a bajarse la cremallera del pantalón, se soltó el cinturón y desabotonó el botón de la cintura, bajó los pantalones junto al calzoncillo, dejando su verga y bolas al aire. El hijo de puta ya estaba empalmado a tope, descapulló el glande a la vez que lo acercaba a mi hoyito, dio un empujón a su pelvis, haciendo que me entrara toda la cabeza de la polla en mi culo.
¡Ohhh! Espera espera, le grité. El muy cabrón me había hecho daño, me tenía poco lubricado el ano y me estaba lastimando. Me haces daño le dije.
Relájate y abre bien las piernas, ya verás cómo te va pasando, me dijo dándome otra envestida y terminando de meterme toda la polla en el culo.
¡Ohhh ooohhh! Grité a la vez que me retorcía intentando que me saliera la polla del culo. El muy cabrón me había lastimado, pero no tenía intención de sacarme la polla, me tenía bien empalado, me había ensartado la verga hasta los cojones.
Se quedó parado unos segundos, dejando que mi culito se fuese adaptando a la polla que acababa de introducirse en él. Me sujetó fuertemente por la cintura, acomodó sus pies pegándose más a mí y empezó a moverse lentamente, sacando y metiendo su polla en mi culito.
Así cabrón así, relájate y deja que se abra tu culito. Abre más las piernas y no aprietes el culo, anda deja que te de por el culo, maricón que lo estás deseando.
¡Hummm! Que calentito y suave se siente, como me gusta tu culito. Anda relájate y disfruta, vamos a darle un buen espectáculo al espectador que tenemos. Mira como le cae la baba y se calienta, seguro que está deseando meterte la polla en este culito tan rico que tienes.
El muy hijo de puta no paraba de taladrarme el culo, sacaba y metía su polla lentamente hasta que los huevos pegaban en la entrada a mi ano, y aún daba un empujón más a su pelvis, enterrándome más su polla. La verdad es que no estaba gozando nada, aún tenía algo de dolor, y es que el muy cabrón, apenas me había lubricado, ni siquiera me había calentado, por lo que cuando me metió la polla en el culo, apenas estaba excitado, y me había hecho daño.
Por suerte él tampoco se encontraba muy cómodo follándome en aquella posición, por lo que sacó su polla de mi culito, diciéndome que íbamos a cambiar de posición.
Se incorporo, haciéndome poner de pie, me dio la vuelta, terminó de sacarme la camiseta, me ayudó a que me sentara sobre la mesa, me quitó los zapatos, tirando luego de mi pantalón para sacarlo por completo.
Me hizo acostar sobre la mesa, levantó mis piernas colocándolas sobre sus hombros, escupió en su mano, pasando luego esta por mi ano, introdujo 2 dedos en él mientras con la otra mano, agarraba mi polla pajeándome.
Anda maricón, relájate y deja que se abra bien el culito. Deja que te lo folle y te lo preñe con mi lechita.
Tiró de mis caderas hacia él, se inclinó un poco sobre mis piernas que mantenía sobre sus hombros, haciendo que mi culito se levantara un poco más, quedando mi esfínter más a la vista. Colocó la punta de su polla sobre él, y dando un movimiento a sus caderas, me volvió a meter toda la polla en el culo.
¡Ohhh ooohhh! Suspiré ahora al notar como se abría mi esfínter, dando paso a la polla que me entraba. Ahora sí, ahora no me había lastimado, ahora había gozado cuando me enterró su polla en el culo.
Se echó más encima mía, llevó sus manos a mis hombros empujándome hacia él, y empezó un frenético mete y saca taladrándome el culo.
¡Ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! Gritaba, ¡ooohhh que culito más rico! Te voy a abrir el culito y dejarte bien preñado, cabroncete. Tienes un culito que me vuelve loco.
Notaba como los cojones de aquel semental que me estaba follando, pegaban en la entrada a mi ano y su pelvis golpeaba mi culo haciendo que se escuchara un chof, chof chof, chof, chof chof chof, cada vez que entraba su polla en mi culo. Ahora sí que estaba gozando, gemía y me agarraba a sus brazos fuertemente, mientras me daba por el culo tumbado sobre la mesa, y siendo observado por el amigo, que miraba sin pestañear como me estaban follando.
El amigo que no perdía detalle de cómo me daba por el culo, empezó a sacarse el pantalón, hizo lo mismo con el calzoncillo, dejándolos sobre el mostrador, agarró su polla, empezando a meneársela suavemente, mientras seguía mirando como me follaban.
El muy cabrón tenía una polla considerable, al menos al lado de la mía y de la de Bío, el dueño del bar. Era más larga y gruesa. Y sobre todo lo que me llamó la atención, era las enormes pelotas que le colgaban. Quedé mirando para ellas, y cuando levanté la vista para mirarle la cara, pude ver como se relamía pasando la lengua por sus labios, y unos ojitos de salido que no se podían aguantar.
Aquel salido, estaba deseando meterme la polla en el culo y poseerme desesperadamente, se le notaba en la cara.
Se puso de pie y fue acercándose hacia mí. Apartó las sillas que le molestaban, se puso al costado llevando su polla hacia mi boca.
¡Dios! Tenía frente a mi cara un pedazo de monstruo que se iba acercando a mi boca, y yo deseaba Abrirla y saborear aquella cosa que me ofrecían. Eché la lengua de fuera intentando llegar a ella, pudiendo saborear con la punta de mi lengua la puntita del capullo, haciéndole soltar un gemido al mirón, ¡ooohhh! Exclamó al notar la punta de mi lengua pasar por la punta de su polla. Se acercó más, dejando que pudiera saborearla más pasando mi lengua por toda la cabeza. Lamí el glande con la punta de mi lengua, y se la metía por entre el pellejo, haciéndole gemir más fuerte, ¡ooohhh! ¡ohhh que lengüita tienes maricón.
Pruébala y saboréala, que después te va a dar la follada de tu vida. Te voy a hacer chillar hasta dejarte preñado el culo con mi semen. Te la voy a meter hasta los cojones, vas a chillar como una perra.
Pero el que empezaba a chillar, era Bío el dueño del bar, que me estaba dando por el culo, y gritaba que se corría.
¡Ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! Me corro, me corro, gritaba clavándome más la polla en mis entrañas y empezando a eyacular dentro mía.
Cuando terminó de soltar todo el esperma dentro de mi culito, su polla fue saliendo por si sola, y una vez recuperado el aliento, sudando como un cerdo, se incorporó bajándome las piernas de sus hombros.
Todo para ti Chema, le dijo al amigo que tenía su polla en mi boca.
Que pedazo de hijo de puta, ni siquiera me preguntó, me ofreció a su amigo, como si de un paquete se tratara. Menos mal que yo estaba más caliente y salido que una yegua en celo, y ardía en deseos porque aquella polla que tenía en la boca, me la metiera en el culo y me follara hasta reventarme. Quería más polla y que me llenaran el culo de leche, quería seguir siendo preñado.
No se hizo esperar el mirón, me sacó la polla de la boca, se puso frente mía, me levantó las piernas y al igual que hizo su amigo, tiró con sus manos por mí, hacia él. Colocó su polla en la entrada a mi ano, y de una estocada, mi culo volvía a abrirse, dando paso a aquella polla.
¡Ohhh! ¡ohhh ooohhh! Gemí fuertemente a la vez que suspiraba, al entrarme aquel pollón en mi culo. Me había enterrado más de la mitad del pollón, haciéndome dar un fuerte gemido. Hasta me había medio incorporado, sujetándome a sus brazos.
Tranquilo mi amor, tranquilo, ya está, ya la tienes dentro, decía mientras terminaba de ensartarme el resto que faltaba, dándome otra envestida con su pelvis, ¡ooohhh ohhh! Volví a gemir al notar entrar el resto de la polla que faltaba.
¡Dios! Ahora sí que me tenía bien empalado, notaba como me abría el culo sintiéndome totalmente ensartado por aquel pollón.
¡Ohhh que gusto mi amor! ¡ohhh que gusto! Que culito más rico tienes, suave y calentito, ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Decía mientras me daba por el culo.
Los 2 estábamos sudando y gemíamos sin parar, mientras el dueño del bar bebía la cerveza sentado en el taburete, mirando como su amigo me daba por el culo.
Ya llevaba un buen rato follándome, cuando sacó su pollón de mi culo, diciéndome que ahora íbamos a cambiar de posición. Me quería follar estando él sentado y tenerme a horcajadas sobre él.
Me cogió por la mano llevándome con él, se sentó sobre uno de los taburetes, quedando recostado sobre el mostrador, me sujetó con sus manos por la cintura, haciéndome que me sentara a horcajadas sobre él. Ven súbete y abre las piernas, así, ahora espera y vete sentándote mientras te meto la polla en el culo.
Eso fui haciendo, poco a poco me fui sentando, mientras aquel pollón se iba introduciendo de nuevo en mi culo, ¡ooohhh ohhh! Gemí cuando me tuvo de nuevo ensartado en su polla.
Así mi amor, así, ahora vete moviendo y deja que mi polla te vaya follando, me decía sujetándome con sus manos la cintura y ayudándome a subir y bajar clavándome su polla.
Dios, que gusto me estaba dando, me aferraba a sus hombros abrazándome a él todo lo que podía, mientras el pollón aquel se ensartaba una y otra vez en mi culito, haciéndome delirar de placer y gemir cada vez que me rozaba la próstata.
No perdía ocasión aquel cabrón de semental, buscó con su boca la mía, y mordió mis labios, los saboreó, metió su lengua saboreando y recorriendo todos los recodos. De vez en cuando apretaba con sus dedos mis pezones, luego mordía mi cuello haciéndome estremecer, detalle que no se le escapó y que aprovechó para hacerme gozar aún más.
Estando así follándome, noté como mi polla al roce con su cuerpo, empezaba a hincharse, notando como me iba subiendo desde los huevos una corriente, hasta que noté que me corría, ¡ooohhh! Me corro, ¡ooohhh ohhh! Me corro, gritaba empezando a disparar trallazos de semen.
¡Dios que gusto! Me abalancé sobre su boca mordiendo sus labios y chupándolos mientras subía y bajaba a toda velocidad, ensartándome la polla lo más profundo que podía.
Se escuchaban mis gritos y gemidos, y la polla entrando y saliendo de mi culo, chof chof chof chof.
Así mi amor, así, córrete, córrete y goza mi amor.
¡Ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! Gritaba él apretándome más con sus manos mis caderas. ¡Ohhh mi amor! Me vengo, ya me vengo, gritaba aferrándose más a mis caderas, ¡ooohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh! Gemía mientras iba expulsando el semen dentro mío. Se apretó más a mí llevando su cabeza a mi hombro, a la vez que me lo mordía, terminando de eyacular regándome las entrañas con su semen.
Me había largado 5 o 6 trallazos de semen en lo más profundo de mí, dejándome el culo preñado por segunda vez en la noche.
Cuando dimos recuperado el aliento y ya no salía nada por nuestras pollas, bajé poniéndome en pie, lo mismo que hizo él.
Así como estábamos, desnudos, bío nos pasó nuestras bebidas las cuales terminamos, luego nos vestimos, yo pagué lo que debía lo mismo que hizo Chema el amigo de Bío, pero antes de marchar nos invitó a otra ronda.
Mientras bebíamos aquella ronda, ambos no dejaron de meterme mano. Bío me decía que, si quería recuperar el slip, tendría que ir a dormir a su casa, y que al día siguiente me devolvería el slip, y si no, que me fuera olvidando de él.
Esta noche no, esta noche estoy cansado y las piernas ya me tiemblan, pero otro día sí que iré, le dije.
De acuerdo, pero tiene que ser esta semana, si no, no hay trato.
Una vez terminamos de beber, nos marchamos todos, ellos 2 marchaban juntos, y yo me iba para mi casa. Iba con el culito bien abierto y preñado, cansado pero contento y muy satisfecho.