Esta es una historia de mis inicios en las relaciones gay. Aunque la cuento ahora, sucedió antes que otros relatos que he contado. No fue cuando me desvirgaron, pero yo creo que debió ser de las 2 siguientes veces que me dieron por el culo.
Desde que me desvirgaron el culo en Zaragoza, cada vez me fui haciendo más adicto a las pollas dentro de mi culo. Es que al comienzo, siempre es uno el que quiere ser el activo, pero así que se prueba... mmmmmm, repite. Al menos en mi caso sucedió así.
Hacía unos meses que me habían desvirgado, y cada vez sentía más la necesidad de sentir como una polla me daba por el culo. Al principio buscaba jovencitos como yo, pero no solían dejarme satisfecho, así que cada vez me inclinaba a dejarme follar por gente mucho más mayor que yo; algunos podrían ser mis abuelos por la edad, y la verdad es que cada vez que iba con un viejo, solía quedar mucho más satisfecho.
Este es uno de esos casos, en que un viejo me ligó, me dio por el culo, y me hizo gozar como nunca.
Lo conocí uno de los días que empezaba a frecuentar a ir a buscar quien me diera por el culo en los jardines de Méndez Núñez, que hay en la ciudad que vivo. Antes no solía ir por ahí, por ser una zona de gente mayor, o mariquitas con mucha pluma y muy locas.
Pero como ahora cada vez buscaba gente mayor que me diera por el culo, pues empezaba a frecuentar esa zona, siempre con algo de miedo, y nerviosismo.
Ese día no llevaba mucho tiempo, cuando aquel viejo me captó.
Había visto como un coche Seat 127, ya había dado varias vueltas al jardín. Cada vez que se cruzaba con migo, no me quitaba la vista de encima.
La cosa es que aún era algo temprano, y no había mucha marcha; yo creo que serían al rededor de las 10 de la noche.
Iba caminando por el borde del jardín, y al llegar cerca de la gasolinera, allí estaba aparcado el Seat 127, con el viejo dentro.
Al pasar por allí me fijé en él, cuando se puso a hacerme señas para que me acercara. Yo me aproximé a la puerta del copiloto; él abriendo la puerta, me invitaba a que entrara. Se sacó la polla fuera del pantalón, y enseñándomela, me decía entra si te gusta.
Dudé unos segundos, terminando por subir al asiento del copiloto, dejando la puerta abierta.
Nada más subir me agarraba la mano, y me decía tócala. Se la agarré con la mano, viendo que la tenía bien dura, y que era una buena polla.
Me dijo él, ¿quieres chuparla un poco?
Mientras yo le bajaba y subía la piel dejando al descubierto su prepucio, quedándome pensando unos instantes.
Como vio que dudaba, me echó mano a la cabeza empujándola hacia su polla, me dijo, pruébala, ya verás como te va gustar, verás que bien sabe.
Agaché la cabeza, dejando que la fuera llevando hasta su polla, que se mostraba tiesa y dura.
Abrí la boca, le chupé la cabeza con los labios, ooooooohhhh, suspiró, mientras con la mano empujaba mi cabeza para que la metiera más. Me decía, Anda mi niño, abre bien esa boquita, y chúpala toda.
Abrí más la boca, empezando a tragar aquella verga, mientras el viejo suspiraba, ooooooohhhhh, así, así, oooohhhh, que boquita, mmmmmm, verdad que te gusta, me decía, mientras con las 2 manos, empujaba mi cabeza, para que me tragara todo su vergajo.
En una de las veces me hizo atragantar, empezando a toser, y salirme bilis. Saqué la polla de la boca, mientras le quedaban hilos colgando de mi saliva. Le dije espera un momento, que me haces atragantar.
Mientras cogía aire, él me dijo que cerrara la puerta. Cosa que hice, encendiendo el en esos momentos el coche, diciendo, vamos mejor a otro sitio, que así estaremos más cómodos y tranquilos.
Marchó por Linares Ribas, cogiendo por el viaducto. Mientras iba conduciendo me ordenó que me agachara, y siguiera chupándole la polla, cosa que hice.
Se metió hacia la estación de ferrocarril, siguiendo por Joaquín Planelles, para bajar hacia Elviña.
Allí en las pistas, aparcó. Fue entonces cuando paré de chuparle la polla, para saber donde estábamos.
Cuando miré donde estábamos, y que íbamos a seguir en el coche, le pregunté si ya llegáramos, contestando él que sí, para ordenarme que siguiera chupando la polla.
Me agaché y volviendo a meterme aquella polla en la boca, empecé con el sube y baja. En ese momento, empezó a gemir el viejo, ooooooohhhhh, que boquita, ay como te gusta, chúpalo todo, chúpalo, que después te la voy meter en ese culito tan rico que tienes, mi niño.
Empezaba con las manos a querer sacarme la camiseta que llevaba, cosa que consiguió, cuando paré de chuparle la polla; levantándome las manos, le facilité el que pudiera hacerlo; Empezó él a acariciar mi pecho y tetillas, diciendo, ay que bueno estás, putito, espera que te desabrocho el cinturón, cosa que hizo, siguiendo luego a desabrocharme el pantalón.
Me dijo, sácatelo, cosa que hice, pero solo lo bajé hasta los tobillos, para que él pudiera tener acceso a mi polla y culito.
Me empujó con las manos para que le siguiera chupando la polla, mientras con sus manos me acariciaba todo el cuerpo, llevando una de sus manos a mi culo, y con un dedo, buscar mi agujerito. Cuando lo encontró, empujó fuerte, metiéndolo en mi culo.
¡Ay! grité. E incorporándome, le dije si me iba dar por el culo allí.
Aquí estamos bien, dijo él, por aquí apenas pasa gente.
No, le contesté, aquí cerca vivo yo, y me puede ver gente conocida, y además aquí estamos muy incómodos.
Pensó un poco, cuando volvió a encender el coche, ordenándome que siguiera con la mamada, mientras íbamos a otro sitio.
Me agaché, y volviendo a meterme la polla de aquel viejo en la boca, continué con la mamada que le estaba haciendo.
Así, así, mama putito, que ya estamos llegando, ya verás como te va gustar, y lo que te va hacer gozar esta polla.
¡Oooooooohhhh! que boquita más mamona tienes, putito, como te gusta mamar mi polla.
¿Te gusta la polla? mi niño. ¿Verdad que te gusta putito?
Iba diciendo él, mientras yo seguía con la mamada.
De pronto paró el coche, diciendo, ya llegamos, ya verás que rico te voy dar por el culo. Verás como te va gustar, y vas gozar con mi polla.
Donde estábamos, era en San Pedro de Nos, justo a la puerta del Seijal; esta era una sala de fiestas, la cual ya hacía tiempo que estaba cerrada, vamos que allí no había actuaciones.
Espera dentro del coche, y cuando te diga, sales y pasas rápido, me dijo.
Abrió la puerta de la antigua sala de fiestas, cuando me hizo señas con la mano, para que fuera.
Salí del coche, y así como estaba a medio vestir, entré en la sala.
Me llevó hasta el final, me metió en lo que era una inmensa cocina. Estaba limpia; había una caja de huevos; por lo que deduje que allí aquello funcionaba; creo que solían dar comidas en ocasiones.
Nada más llegar allí, me bajó los pantalones, inclinándome con una mano en la espalda, para que mi culito le quedara a su disposición, me pegó una puntada con la polla en el agujero de mi culo, que me hizo dar un grito.
¡Ay! espera le dije.
Me preguntó él, ¿no serás virgen?
No, le contesté, pero es que no estoy caliente ni excitado.
Cogió su mano, llevando un dedo a mi agujerito, lo pasó para decir, sí, tendremos que lubricar un poco este culito. Mientras con la otra mano, acariciaba mis huevos y polla; diciendo calentito estás, que mira como estás de empalmado.
Me hizo apoyar las manos en la cocina, e inclinar mi culo, agarrando el con sus manos mis cachetes, para que así le quedara mi ojete a su entera disposición.
Noté como acercaba su cara, y oooooooohhhhh, me estaba pasando la lengua por mi esfínter.
Me lamió durante un rato mi agujerito, para volverse a poner de pie. Arrimando su verga a mi culito, me volvió a dar otra tremenda punzada.
¡Ay! volví a gritar, espera, espera, le pedía.
Ya te entró un poquito, mi niño, me dijo.
Me puse rígido, saliendo lo poco que había entrado su polla. Me duele le dije.
Espera un momento, dijo, o mejor ven con migo.
Ahora entramos en un despacho, de donde sacó un tubo de crema del cajón de la mesa que había.
Me ordenó sacar el pantalón y slip, y que me pusiera en pelotas.
El también se desnudó por completo. Cuando estuvo desnudo me ordenó agacharme y que le pusiera el culo, para que pudiera untarme crema.
Me embadurnó todo el culito, metiendo 2 dedos y dejando crema dentro, para luego mandarme sentarme en el sofá.
Se acercó a mí, llevando su polla a mi boca, me hizo que la volviera a chupar.
Abrí la boca, agarrándola con las manos, le empecé a mamar aquella polla de nuevo.
Me agarró la cabeza con las manos, empujando con ellas, me hacía que la metiera hasta lo más hondo de mi boca.
Mama así putito, mámala bien, que ya verás que bien te va romper ese culito mi polla.
Al cabo de un buen rato, me sacó la polla de la boca, ordenándome que me acostara en el sofá, y que me pusiera boca arriba.
Cogió 2 cojines que tenía, me los puso debajo de mi culo; así, para que quede más alto el culito, y te entre mejor la polla, dijo.
El se echó a gatas en el sofá, cogiendo mis piernas, me hizo abrirlas y flexionarlas, para que mi culito quedara a su total disposición.
Puso su verga en la entrada a mi culito. Con una estocada de cadera, me enterró toda la polla de una sola vez.
¡Aaaaaaahhh! solté yo, cuando me metió toda la polla en el culo.
Ya la tienes toda dentro, putito, ahora ya verás como te va gustar, como te rompo este culito tan rico que tienes y lo que vas gozar.
¡Aaaaaaaaaahhhh! Suspiraba, con la polla dentro de mi culo, mmmmmmmm, gemía yo, cada vez que me llegaba al fondo de mi culito, aquella rica polla.
El viejo, sabía follar; no tenía prisa; la polla que tenía, me llegaba a lo mas profundo de mi culo, me rozaba la próstata; me hacía gemir de placer, mientras el viejo me decía: así, mi niño, goza, así, mira como te hago gozar, mira como suspiras con el placer que te esta dando mi polla.
¡Oooooohhhhhh! que gusto mi niño, estás gimiendo como una gatita en celo.
Tenías ganas de pollita, eh. Mira como pide polla tu culito. Uuuuuuuufffffffff, ay como traga, mmmmm.
Mientras me seguía dando por el culo el viejo, me iba diciendo, tienes el culito estrechito, putito, este culito, sino es virgen, pocas veces te lo han follado, ¡oooooohhhhh! como me aprietas la polla, mi niño.
Yo tenía los ojos en blanco de tanto placer que estaba sintiendo. Aquella polla me estaba haciendo delirar; el viejo lo sabía, ya que yo no paraba de gemir.
Gime, gime, mi niño, goza de mi polla que tanto te gusta, mira que placer te esta dando.
Te voy hacer llegar al cielo, cuando te deje el culito lleno de leche, así, así, gime, gime, mira que placer te estoy dando.
¡Aaaaaaaaaahhhh, aaaaaaaaaaahhhh! estaba notando como un inmenso placer, me subía por el culo hasta los huevos; yo creía que era el viejo que se iba a empezar a correr, cuando soltando un fuerte suspiro ¡oooooooooohhhhhhh! me estaba empezando a correr yo ¡ooooooohhhhhhhh! que hijo de puta, como me estaba dando por el culo aquel viejo ¡ooooooooohhhhh! me estaba corriendo, sin tocar la polla, mientras me daba por el culo el viejo, con aquella sabrosísima polla.
Me corrí de tanto placer que sentía, en mi pecho y vientre; era la primera vez que esto me sucedía.
TE corres, mi niño, mira que orgasmo te he hecho tener, decía el viejo, cuando de repente soltó un alarido ¡ooooooohhhhhhhhh! ya mi niño, ya , ya te estoy llenando el culito con mi lechita, ¡Oooooohhhh! toma mi niño, toma, mira como me corro dentro de tu culito, te voy dejar el culito lleno.
Terminó de correrse, y aún estuvo unos segundos así, con su polla en lo más hondo de mi culo, mientras con su mano, frotaba mi corrida, por todo mi pecho.
Ay que rico, como me ha gustado, mi niño. Estás buenísimo, ay que culito tienes, tengo que follarlo más veces mi niño.
Nos levantamos, me llevó a unos aseos para lavarnos un poco, donde se recreó lavándome de tal manera, que casi me vuelve a poner a mil de caliente.
Allí me sobó por todas partes, me comía a besos, me metió los dedos en el culo, metió su polla otra vez en mi boca, y me hizo quedar con el para dentro de 3 días.
Quedamos en el mismo sitio, donde me había captado en los jardines, al lado de la gasolinera, a las 8:30 de la tarde.
Por supuesto que allí estaría, ya que aquel viejo, me había hecho delirar de placer. Me había dado por el culo de forma majestuosa, haciendo que gozara como nunca había sentido hasta ese momento.
Fin de la 1ª parte.
Buenísimo tu relato, me encanto! Todavía me gustan los hombres maduros, son lo mejor que nos puede pasar, Me encanta que todavía me dicen niño y putito, como en tu relato. Rico ser amigos!