No sabía que te gustaba… empezó a decirme el zapatero, llevando su mano a mi culo mientras trataba de subirme el slip. estás muy bueno, me decía pasando su mano por el cachete de mi culo. Te vi cuando ellos se acercaron a ti, luego te escuché el alarido que diste, iba a intervenir, pero… luego oí como gemías y disfrutabas, por lo que me quedé observándoos, y joder, además de descubrir que te gustan los hombres y ser follado, me pusisteis como un burro de empalmado.
Mira cómo estoy, me decía llevando mi mano a su entrepierna. Muerto de vergüenza toqué el bulto que tenía en su entrepierna, notando lo duro y abultado que lo tenía. No voy a decir nada, pero si tú quieres y me dejas… podemos hacerlo.
A mí también me gusta dar por el culo, y tu… tú, tú estás muy bueno, siempre me gustaste, y mira cómo te han dejado de empalmado esos 2, decía llevando su mano a mi entrepierna.
Ahora ya se que te gustan las pollas, y si tu quieres… Pues podemos hacerlo, eh, ¿Qué te parece? No te preocupes que no voy a decir nada, esto quedará entre nosotros.
Joder con mi vecino el zapatero, pensaba yo, el muy cabrón también es maricón, y el muy hijo de puta me está chantajeando para que me deje follar.
Muerto de vergüenza, nervioso y enrojecido como un tomate por haber sido descubierto, me encogí de hombros diciéndole bueno, mientras terminaba de vestirme.
El muy cabrón con una cara de satisfacción y lujuria sonreía manoseándome el culo. Vamos a otro sitio, me decía, aquí es peligroso y nos pueden sorprender como os descubrí yo.
Salimos de allí, y empezamos a andar hacia nuestra calle, donde yo vivía, y él tenía el taller de zapatería. Vamos al taller, me decía, allí estaremos mucho mejor y no nos va a molestar nadie, me iba diciendo, mientras me iba tocando el culo con su mano.
Joder como me habéis puesto, casi me pongo a pajear allí, al ver como te tenían en pelotas y te follaban los 2 a la vez. Y joder como gemías y que pedazo de cuerpo que tienes mi niño, me decía metiéndome mano por el culo. Tienes un culito de vicio, estoy deseando probarlo y hacerte mío, joder quien lo iba a saber, iba diciéndome mientras íbamos andando hacia su taller de zapatería.
Nada más llegar al taller de zapatería, sacó las llaves abriendo la puerta, me hizo pasar, luego entró él, cerró la puerta pasando la llave y dejándolas allí colgadas en la cerradura. Encendió la luz ya que, al no tener ningún escaparate o ventanal a la calle, el taller estaba en total oscuridad.
Nada más encender la luz, se acercó a mí, empezando a meterme mano. Quién lo diría me decía llevando su mano a mi entrepierna y empezando a sobarme la polla y genitales. Uff mi niño que bueno estás, que ganas tengo de hacerte mío, me decía acercando su boca a la mía y pasando su lengua por mis labios.
Dios que ganas tengo de probar este culito y follártelo hasta reventarlo, te voy a dejar bien preñado, y hacer gemir como te estaban haciendo gemir aquellos 2 maricones.
Yo, aunque muerto de vergüenza y algo tímido por la situación en que me encontraba, al ser descubierto por mi vecino el zapatero, estaba que me salía humo por las orejas de lo caliente y salido que estaba. Me acababan de dar por el culo y llenado el estómago de semen, follándome la boca con otra polla mientras me daban por el culo, y ahora estaba en el taller de zapatería de mi vecino, el cual me había descubierto en pelota picada siendo follado por 2 pollas debajo del viaducto.
El cabrón mordía mis labios mientras me iba aflojando el cinturón, luego desabotonando el pantalón, hasta que este fue bajado junto al slip, quedando desnudo de cintura para abajo, delante del zapatero, mientras me mordía los labios y yo me sujetaba a sus hombros con mis manos.
Llevó su mano a mi polla y genitales, agarrándolos con su mano y acariciándomelos. Te dejaron bien caliente y salido, ¿eh? Mira como estás de duro y empalmado, me decía sin dejar de morderme los labios. Pero no te preocupes mi niño, que yo te voy a calmar y aliviar esta calentura. Empezó a desabotonarme la camisa, mientras seguía mordiendo y lamiendo mis labios.
Una vez hubo terminado de desabotonarme la camisa, tiró de ella para abajo deslizándola por los brazos, y mientras me la iba quitando, empezó a morderme el cuello, haciéndome soltar un gemido a la vez que me empezaban a temblar las piernas al sentir el goce que me daban sus mordiscos en el cuello, ¡ohhh! ¡ohhh! ¡ooohhh ohhh! Gemía estremeciéndome y empezando a temblar al notar sus dientes morderme el cuello, quedándome desnudo delante de mi vecino el zapatero.
¡Ohhh mi niño! ¡ohhh como me gusta oírte gemir! Me gusta verte estremecer y hacerte temblar con mis caricias. Ya verás como vamos a gozar los 2. Te voy a hacer gozar hasta que llores y te corras de gusto, con mi polla dentro de este tierno culito.
Te gusta la polla, ¿eh mi niño?
Joder, a mi niño le gusta la polla, y yo sin saberlo, mmm, con lo bueno que estás. Menos mal que te he descubierto y puedo saborearte y hacerte mío, mmm. Susurraba mi vecino el zapatero, mordiéndome el cuello y acariciándome con sus manos a la vez que me torturaba con su boca mordisqueándome el cuello, mientras yo me abrazaba a él.
Mi polla estaba que me dolía de dura y empalmada que la tenía. Ya empezaba a gotear semen, y la tenía toda pringada por las gotas de semen que brotaban sin parar. Si aquello seguía, no tardaría en correrme, y mi vecino el zapatero, no dejaba de torturarme haciéndome gemir estremeciéndome y temblando las piernas sin parar, a causa del gusto y al clímax al que me estaba haciendo llegar.
Para para, le pedía abrazándome a él. Si sigues me voy a correr, le decía sin soltarlo del abrazo en que lo tenía.
Eso es lo que quiero, mi niño. Quiero hacerte correr y que goces. Pero bueno, ya veo que estás deseando que te meta la polla en el culo, y que te folle para que sientas el orgasmo con mi polla dándote por el culo.
Llevó su mano derecha a mi culo, e inclinándose un poco mientras me lamía con su lengua el pezón de mi tetilla, metió uno de sus dedos en mi ano, haciéndome estremecer a la vez que me abría de piernas.
¡Ufff! Sí que te dejaron bien abierto el culo. Mira como entran mis dedos, decía metiéndome un segundo dedo en el culo y haciéndome gemir mientras me abría de piernas.
Estás chorreando, joder. Menuda corrida que te largaron, te dejaron bien abierto y preñado, decía mi vecino el zapatero, metiéndome 2 de sus dedos en el culo.
Yo que estaba más salido y caliente que una perra en celo, después de la vergüenza que ya iba dejando atrás, al ver como el cabrón de mi vecino el zapatero me tenía, con lo caliente que yo estaba, empecé a aflojarle el cinturón del pantalón, desesperado por sacarle la polla y tenerla en mis manos. Una vez le hube aflojado el cinturón, empecé a desabotonar el pantalón, luego le bajé la cremallera, tirando luego de su calzoncillo y liberando la polla con la que mi vecino el zapatero, me iba a sodomizar aquella noche.
¡Dios que pedazo de polla! Quedé con la boca abierta al ver la tremenda verga que calzaba mi vecino el zapatero. No es que fuese muy gruesa, pero joder, tenía una polla de muy buenas dimensiones, y sobre todo lo que me llamó la atención, era que además de lo dura y empalmada que ya estaba, era la curvatura que esta tenía, joder, cuando me metiera aquella polla en el culo, me iba a llegar al ombligo, y aquella curvatura que tenía, iba ser como si me quedara enganchado en ella.
Empecé a acariciársela, quedando embobado, mirando para ella mientras con mis manos le iba descapullando el glande, a la vez que le sobaba los huevos.
Miraba para aquella polla mientras se la acariciaba y sobaba los huevos, viendo él, lo embobado que me había quedado mirando para su polla mientras se la acariciaba junto a sus pelotas.
¿Te gusta? Me decía viendo como me había quedado mirando para su rabo. Moví la cabeza en señal de afirmación. Pues anda, termina de quitarte el pantalón, que te la voy a meter. Va a ser toda para ti mi niño. Te la voy a meter hasta los cojones, ya verás como vas a gozar y gemir con ella, cuando te la meta por el culo.
Empecé a quitarme los zapatos y sacar por completo el pantalón y slip, mientras mi vecino el zapatero, se despelotaba al igual que estaba yo, quitándose por completo toda la ropa.
Una vez estuvimos los 2 desnudos por completo, volvió a abrazarme, diciéndome que me agachara y le chupara la polla. Anda, métela en la boca y chúpala un poco, me decía empujándome con sus manos puestas en mis hombros.
Me agaché sujetándome a sus piernas, y llevando una de mis manos a aquel rabo que se mostraba totalmente erguido delante mía, empecé a meterme el rabo de mi vecino el zapatero en la boca, empezando a chupárselo.
¡Ohhh mi niño! Suspiraba él colocando sus manos en mi cabeza sujetándola mientras impulsaba su pelvis, introduciéndome su falo en la boca.
Así, así, abre bien la boquita, ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto mi niño! Decía mi vecino el zapatero, sujetándome la cabeza e impulsando su pelvis introduciéndome su verga en la boca.
Yo abriendo todo lo que podía la boca, tragaba su rabo sujetándome a sus piernas, dándome arcadas cada vez que la punta de su polla tocaba mi campanilla, haciéndome abrir en arcadas. La bilis me salía por la comisura de mis labios y los ojos me lloraban, cada vez que impulsaba su pelvis haciéndome tragar su falo.
Dios, la baba saliendo por la comisura de mis labios, iba resbalando por mi cara, cayendo por el suelo y mojando sus pelotas, cada vez que estas golpeaban mi cara, con cada impulso que daba a su pelvis, introduciéndome aquel rabo largo y curvado en mi boca.
Después de un buen rato en el que me tuvo haciéndole chupar la polla, levantándome por los brazos, me llevó hacia donde tenía la larga mesada donde reparaba los zapatos, y después de separar lo que había sobre ella, puso estirando sobre ella una especie de esterilla, haciéndome tumbar boca arriba.
Así, así mi niño, ponte aquí. Así, túmbate así, me decía echándome de espaldas sobre aquella larga mesada.
Una vez me hubo tumbado boca arriba, sujetándome las piernas con sus manos, las abrió a la vez que las levantaba colocándolas sobre sus hombros, dejándome totalmente abierto de piernas, quedando mi culo, polla y genitales, expuestos y exhibidos a su entera disposición, listo y preparado para ser sodomizado.
Pegado al borde de la larga mesada, me arrimó más a él, y colocando la punta de su verga en la entrada a mi ano, empezó a introducirme su polla poco a poco haciendo que mi esfínter se fuese abriendo, mientras iba introduciendo toda su hombría dentro de mí.
¡Ohhh! ¡ooohhh ohhh! Gemía yo notando como su virilidad, iba penetrando en mí, abriendo mi culo introduciéndose en él, hasta los mismísimos cojones.
Cuando sus pelotas pegaron en la entrada de mi ano, colocándose mejor, y dejando su polla totalmente metida en mi culo, dijo:
Ya mi niño, ya la tienes toda dentro, ¡ah que gusto! ¡ah que culito, dios! ¡ay que gusto, ay que gusto! Suspiraba con su polla dentro mía, a la vez que se inclinaba echándose sobre mí, llevando sus manos a mis pezones empezando a pellizcarlos y retorcerlos, mientras empezaba a bombear su pelvis, haciendo que su verga fuese deslizándose por mis entrañas.
Yo mientras tanto, me sujetaba con mis manos a sus brazos, gimoteaba notando como mi vecino el zapatero me estaba dando por el culo en el taller de su zapatería, tumbado sobre su mesa de trabajo, ¡oh oh oh! ¡ooohhh ohhh! Gimoteaba suspirando mientras estaba siendo sodomizado.
Te gusta ¿eh? ¿Te gusta eh mi niño?
Te gusta la pollita, ¿verdad?
¡Eh mi niño! Te gusta la pollita, ¿eh?
Mira como gimes y disfrutas, decía mi vecino el zapatero, ensartándome una y otra vez la polla en el culo sodomizándome.
Toma mi niño, toma, decía taladrándome una y otra vez el culo con su polla.
Su polla pegaba una y otra vez en mi punto dulce, cada vez que llegaba al fondo de mis entrañas, haciéndome gemir cada vez que su polla golpeaba mi próstata, haciéndome recorrer por toda mi espina dorsal una corriente de gusto y placer que me estaba llevando al clímax.
Mi polla toda pringada, no paraba de soltar gotas de semen, cada vez que me introducía su verga hasta la mismísima base, haciendo que sus pelotas golpearan una y otra vez la entrada a mi ano, oyéndose nuestros gemidos y el golpeteo de su pelvis y pelotas, pegando en la entrada de mi culo, chof, chof chof chof, chof, chof chof chof, se podía escuchar cada vez que su polla entraba en mi culo sodomizándome.
Ambos estábamos sudando, jadeábamos y gemíamos sin parar, copulando allí sobre la mesada del taller de mi vecino el zapatero.
Yo me aferraba fuertemente con mis manos a sus brazos, mientras su polla me envestía una y otra vez, sodomizándome. Ya no podía más, estaba totalmente extenuado, y a punto de correrme. Cerraba los ojos y tenía la boca abierta delirando de tanto placer que estaba soportando. El cabronazo de mi vecino el zapatero, me tenía en el clímax del placer dándome por el culo allí tumbado sobre su mesa del trabajo.
De repente noté como su ritmo aumentaba y sus gritos se incrementaban, anunciándome su eminente eyaculación.
¡Ay que gusto! ¡ay que gusto! Gritaba mi vecino el Zapatero, empezando a eyacular dentro de mi culo.
Me corro, me corro, gritaba notando yo como su polla empezaba a escupir varios chorros de semen, preñándome el culo con su leche.
Había eyaculado dejándome todo su esperma dentro mía, bañando mis entrañas y dejándome bien preñado de leche.
Justo cuando el soltaba sus últimos trallazos de semen en mi interior, gritaba yo que me corría.
¡Ohhh! Me corro, me corro, ¡ohhh! ¡ooohhh ohhh! Gritaba yo empezando a eyacular sobre mi vientre y abdomen, bañando de semen mi cuerpo y parte del de mi vecino el zapatero.
¡Ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto mi niño! Gritaba mi vecino el zapatero soltando sus últimas gotas de semen, viendo como yo me convulsionaba y tenía un orgasmo eyaculando mi semen sobre mi cuerpo y parte del de él.
Dios que bueno, decía él acariciándome el culo y piernas, mientras su verga iba poco a poco saliendo de mi culo, dejándome preñado con su semen.
¡Ohhh que culo! Decía acariciándome. Que culo más maravilloso mi niño, tienes un culito maravilloso. Que gusto me ha dado follarte. Me has vaciado los cojones, me has dejado exprimido.
Es una pena no haber descubierto antes que te iba esto. Si lo llego a saber que te gustaba, te hubiera dado por el culo en más ocasiones. Con lo bueno que estás, y el culito que tienes, te hubiera preñado mucho antes, no tendrías necesidad de andar buscando por ahí quien te follara. Te habría dado yo por el culo todas las veces que quisieras.
Pero bueno mi niño, ya sabes que cuando quieras que te de por el culo y te deje bien preñado, solo tienes que venir por aquí y quedamos, decía mi vecino el zapatero, acariciándome mientras nos íbamos recuperando.
Que pedazo de cabronazo que era mi vecino el zapatero, claro que, si yo supiera que él también era maricón, posiblemente me hubiese insinuado alguna que otra vez, sobre todo sabiendo lo bien que me había dado por el culo. Además de que me gustaba la polla que tenía, y que teníamos sitio donde poder follar con tranquilidad.
El cabrón muy sutilmente me había chantajeado, diciendo que él no iba a decir nada, y por su parte no me iban a descubrir, pero claro, eso sí, él quería darme por el culo y dejarme preñado con su leche.
Bueno eso a mí, también me gustaba, después de la primera impresión al ser descubierto y pasar esa vergüenza al ser descubierto, lo que me importaba era tener con quien follar. Me gustaba que me abrieran el culo y me enterraran la polla dejándome bien preñado de leche.
Después de limpiarnos un poco, nos vestimos, y salimos del taller de zapatería, marchando cada uno para su casa. Me acompañó hasta el portal de mi edificio, y después de sobarme bien sobado y meterme mano todo lo que quiso, subí para mi casa. Iba con el culo bien abierto y sobre todo bien follado y preñado de leche, y el descubrimiento de un nuevo follador que me iba a dar por el culo en más ocasiones.