No recuerdo la hora que era, se que era noche cerrada, era una noche que estaba haciendo bastante viento. Esa tarde había decidido salir a pasear, iba a ir por el paseo marítimo, mucha gente salía por la noche a dar la vuelta al paseo marítimo de La Coruña, le llamaban la ruta del colesterol. Cuando me animé a ir, el día estaba estupendo, ni frio ni calor, solo que al llegar la noche el tiempo cambió, se había levantado un viento bastante molesto.
Cuando ya noche cerrada iba caminando para mi casa, cuando ya faltaba poco para llegar, por la acera que iba tenía que pasar por una calle donde había bastantes edificios antiguos, la mayoría de ellos son de 5 plantas y todos sin ascensor. Muchos de ellos ya están sin inquilinos, pues son casas viejas que según van muriendo los viejos inquilinos, los propietarios no los vuelven a alquilar, esperan a que estén vacíos para vender el edificio. Luego suelen reformarlo o tirar y volver a construir.
En muchos de esos edificios es donde suelen meterse los okupas, la mayoría extranjeros, en esta zona lo que más hay son rumanos o gitanos.
Por la acera que iba, a mitad de la calle, hay como un estrecho callejón, ahí precisamente hay al fondo del callejón un edificio vacío, ya hace tiempo que no vive nadie. Pues cuando me estoy acercando, vi que en la entrada al callejón había 3 hombres, uno de ellos estaba meando contra uno de los contenedores de basura, la pinta que me dieron no me gustó. Al verlos, estuve tentado a cruzar la calle e ir por la otra acera, pero creí que era mejor seguir de frente, no llamaría tanto la atención.
Cuando ya estaba a la altura de ellos, me parecieron gitanos, así al menos me pareció a mí, veo como uno está con la polla de fuera meando contra el contenedor de basura, veo como gira la cabeza y se me queda mirando. Aquello no me dio buenas vibraciones, y justo cuando estoy a su altura, se gira hacia a mi sin importarle que le viera con la polla de fuera y me dice si le doy fuego.
Me paré, no podía decirle que no llevaba ya que yo iba fumando, llevé la mano al bolsillo del pantalón del chándal, saqué el paquete de tabaco junto con el encendedor, guardo el paquete a la vez que estiro la mano para que coja el mechero y veo que sin guardarse la polla saca un porro que se coloca en los labios esperando a que yo le de fuego. Sorprendido porque no agarrara el mechero, me acerco a él y arrimo la otra mano tratando de encender el mechero y darle fuego. Trato varias veces de encender el mechero, pero el viento que está haciendo apaga la llama.
Ven, vamos para aquí que aquí no sopla tanto el viento, me dice sujetándome las manos a la vez que me lleva hacia el callejón donde justo a la entrada están sus otros 2 compañeros.
Aquello no me pareció mal, pues estaba soplando bastante viento y allí pegado a la pared parecía que no soplaba tanto.
Yo prefería que cogiese él, el mechero, pero él cogía mis manos esperando que fuese yo el que encendiera el mechero y le diese fuego, cosa que así hicimos, no sin que se apagara varias veces por culpa del viento que estaba soplando.
Una vez ya encendido el porro que empezaba a fumar, se quedó mirándome a la cara sin terminar de soltarme las manos, yo al ver que se quedaba agarrándome las 2 manos con las suyas y ver como se me quedaba mirando fijamente, me puse nervioso, supe que iba a pasar algo, estuve a punto de empujarlo y echar a correr, pero fui incapaz, era como si aquellos ojos me estuvieran diciendo que tranquilo, tranquilo que no te va a pasar nada.
Yo sin saber que hacer, me quedé mirando para sus ojos a la vez que trataba de llevar el mechero al bolsillo, cuando veo que saca el porro de la boca, me echa el humo a la cara a la vez que le pasa el porro a uno de los compañeros que están viendo todo.
Al momento que el compañero le cogió el porro, él tiró por mí, metiéndome hacia el callejón a la vez que se pegaba a mí.
Pegado contra la pared como me tenía, llevó su boca a la mía tratando de morderme los labios. No decía nada, solo mordía mis labios mirándome fijamente a los ojos. Noté como llevaba mi mano a su polla que la seguía teniendo de fuera. La restregaba por su verga para que viera como estaba, mientras me susurraba, ¿Te gusta?
Yo era incapaz de decir nada, estaba asustado, el gitano aquel me tenía contra la pared de aquel callejón, pasaba mi mano por su polla mientras me mordía los labios y trataba de meterme la lengua en la boca mientras sus 2 compañeros nos miraban.
Al ver que yo no decía nada ni trataba de defenderme, empezó a pasar su mano por mi entrepierna, pudiendo comprobar que mi polla se empezaba a poner dura, se estaba dando cuenta de que aquello me estaba poniendo cachondo.
Vi cómo se sonreía al notar que mi polla se estaba poniendo dura, noté como aflojaba el empuje que daba tratando de mantenerme pegado a la pared y al comprobar que yo no hacía nada, empezó a tirar por mí, llevándome al fondo del callejón.
Ven, no tengas miedo, no te vamos a robar, solo te vamos follar, me decía tirando por mi mano a la vez que con la otra me empujaba poniendo la mano en el culo.
Yo nervioso y asustado, miraba para él y para sus compañeros viendo como sonreían, estaba muy claro lo que querían hacer, las piernas me temblaban, pero era incapaz de decir o hacer nada, veía como me llevaba hacia el fondo del callejón. Vi como seguía con la polla de fuera colgándole del medio de las piernas, cuando me fijo que en el fondo del callejón la entrada al edificio no tiene puerta, seguro que nos íbamos a meter en aquel edificio vacío.
Estaba claro que me iban a meter allí para follarme, iban a darme por el culo y pensar en aquello me estaba excitando, pero a la vez me tenía muy tenso, no las tenía todas conmigo.
Cuando entramos en el edificio ya me di cuenta de que estaban viviendo allí, que eran okupas. Me dejé llevar, viendo que íbamos hacia el fondo del edificio, no subíamos a ningún piso, no sabía si había más o solo eran ellos 3, cuando de pronto llegamos a lo que debió ser la sala de una de las viviendas, y donde había varios colchones, bolsos y ropa tirada sobre uno de los colchones.
Nada más llegar allí ya me soltó, solo me miraba fijamente a los ojos mientras con una mano acariciaba mi culo.
Dios, yo no podía mirarle, me ponía nervioso, me hacía estremecer, a la vez que estaba asustado pensando en lo que me iban a hacer.
Al ver mi sumisión y lo asustado que estaba, volvió a agarrar mi mano, llevándola a su polla que morcillona le colgaba del medio de las piernas, era una polla de buen tamaño, vamos que el gitano aquel estaba bien armado, no se lo que le mediría, pero aquella verga pasaba bien de los 14 centímetros que medía mi polla, aquella mínimo mediría unos 16 o 17 centímetros, el prepucio le recubría el glande, tenía la punta toda mojada todavía.
Nervioso y asustado como estaba, empecé a acariciarla, pudiendo comprobar que tenía una piel muy suave, nada más tocársela la polla ya empezó a ponerse cada vez más dura y tiesa.
¿Te gusta la polla que te voy a meter por el culito? Me preguntaba mirándome fijamente a los ojos.
Moví la cabeza en señal de afirmación, sin ser capaz de abrir la boca. Sí, estaba bien claro que me gustaba, el bulto que se me notaba debajo del pantalón del chándal que llevaba, era muy visible, el cabrón del gitano aquel me había excitado y puesto bien caliente con los magreos que me estaba dando.
Al ver que movía la cabeza diciéndole que sí me gustaba, empezó a pasar su mano por mi entrepierna a la vez que me decía:
Ya sabía al ver como me mirabas que a ti te van las pollas. Ya veo que te estás poniendo cachondo, me decía acariciándome con su mano pasándola por mi entrepierna, haciéndome estremecer a la vez que soltaba un ligero gemido.
Viendo como me estremecía al contacto de su mano al pasarla por mi entrepierna, ya empezó a desatarme el lazo con el que sujetaba el pantalón del chándal. Nada más deshacer el lazo, metiendo su mano por la cintura, tiró de él hacia abajo, dejando al descubierto mi ya empalmada polla, pues debajo del pantalón del chándal, no llevaba nada puesto, cosa que al parecer le debió sorprender.
Ufff, maricón, pero si nos vienes sin nada de ropa debajo del chándal, ya venías preparado eh…
Seguro que al verme la polla cuando meaba estabas deseando que te la metiera por el culo, eh…
Claro que aquella idea se me había cruzado por la cabeza, pero estaba asustado. Estaba con 3 okupas que parecían gitanos, y no sabía si en aquella casa había más, ya aquellos 3 iban a acabar conmigo y si allí había más no iba a poder aguantar, me reventarían.
Vi como los otros 2 no dejaban de mirar cómo me iba quitando la ropa, iban poco a poco quitándose la ropa al igual que me estaba haciendo el gitano que había comenzado aquello. Ya me había sacado el pantalón del chándal junto a los deportivos y ahora tiraba de mi sudadera hacia arriba, terminando por dejarme desnudo por completo.
Ya me había quitado toda la ropa y ahora desnudo como me tenía, me empezó a morder las pequeñas e hinchadas tetillas, haciéndome estremecer y gemir, teniéndome que abrazar a él.
Mientras mordía y chupaba una, con la mano pellizcaba y retorcía la otra. Iba poco a poco, así que chupó y mordió las 2 tetillas, fue subiendo por mi cuello hasta llegar a mi boca apoderándose de ella.
Mordió y chupó mis labios, para luego de dejarlos enrojecidos e hinchados, metió su lengua en mi boca, saboreando y jugando con mi lengua.
Así, dame la boquita, déjate llevar ya verás como te vamos a hacer disfrutar, no tengas miedo de que no te vamos a hacer nada, solo te vamos a dar por el culo y dejar bien preñado, ya verás como te va a gustar la follada que te vamos a dar. Te lo vamos a dejar bien abierto y chorreando de lechita, hoy vas a ir para casita bien preñado, ya verás como luego vas a venir tu solito para que te demos más verga, se te nota en la cara que te gusta y lo estás deseando, me susurraba mientras me metía mano a la vez que me comía la boca.
Uy maricón, mira como se abre tu agujerito, parece un chochito, mira como se moja cuando te meto el dedo, pareces una perrita en celo, me decía cuando noto como uno de sus compañeros se pega por detrás a mí, coloca sus manos sobre mis estrechitas caderas, empezando a morderme la nuca.
¡Ohhh! ¡ooohhh! Gemí al sentirme abrazado por aquellos 2 okupas, mientras uno me comía la boca y metía un dedo por el culo, el otro pegado a mi espalda ponía sus manos sobre mis estrechas caderas, empezando a morderme la nuca.
Sentí su verga pegada a mis cachetes, el cabrón aquel estaba bien empalmado.
Así, así, ves como te gusta lo que te estamos haciendo, me decía el que me estaba comiendo la boca y metiendo un dedo por el culo.
Cuando noto como este me saca el dedo del culo, empieza a acariciarme el pirineo y los huevos y me dice que abra las piernas.
Así maricón así, abre las piernas y saca el culito para fuera para que mi compañero te pueda meter la polla por el culo, ya verás como te va a gustar, me decía sin dejar de acariciarme los huevos y la entrada de mi agujerito.
Yo que ya estaba completamente excitado, instintivamente hice lo que me pedía, cuando de repente noto como su compañero coloca su verga en la entrada de mi anito y de una embolada me introduce su polla por el culo.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Chillé a la vez que me abrazaba al gitano que me estaba comiendo la boca, notando como la polla del otro me entraba por el culo, dejándome completamente ensartado en aquella verga que me acababan de meter por el culo.
Ya maricón ya, tranquilo que ya te la ha metido toda, ya la tienes toda dentro, ahora relájate y deja que te folle mi amigo, ya verás cómo vas a disfrutar.
Dios, notaba aquella polla en lo más profundo de mis entrañas, sentía como me pegaba a él con sus manos a la vez que impulsaba su pelvis clavándome aquella polla que me acababa de meter por el culo, pudiendo notar sus pelotas pegadas a mí, como sus vellos púbicos se pegaban a mis cachetes, como se retiraba un poquito y volvía a incrustarme la polla en lo más profundo de mi ser.
Yo chillaba abrazándome al otro gitano inclinándome a la vez que me abría más de piernas, sintiendo como estaba siendo follado por aquel macho que me tenía ensartado en su verga.
Ay que culito más rico, ay que estrechito y calentito lo tienes, gritaba el gitano que me estaba dando por el culo, mientras estaba siendo sujetado por el otro gitano.
¡Ay que gusto! ¡ay que gusto! Gritaba una y otra vez el okupa aquel. Ya las embestidas que me daba eran cada vez más salvajes, ya mi culito se había abierto a tope dejando que aquella verga que le entraba una y otra vez entrase con mayor facilidad, ya mi agujerito estaba bien lubricado y no se resistía a su profanación. Podía notar como mi polla empezaba a gotear a causa del gusto que me estaba dando aquella follada.
Escuchaba los gritos que daba el que me estaba cogiendo y el sonido de su pelvis golpeando una y otra vez mi cada vez más caliente y abierto culito.
Plof, plof plof plof plof, plof plof plof plof plof, se escuchaba una y otra vez, hasta que el que me estaba dando por el culo, empieza a gritar que se corre.
Me corro, me corro, ¡ay maricón que gusto! ¡ay que gusto! ¡ay que gusto! Gritaba a la vez que clavaba sus dedos en mis estrechas caderas, apuraba aún más sus arremetidas y de pronto su polla empezaba a soltar largos trallazos de semen que quedaban en lo más profundo de mis entrañas.
Así que terminó de correrse dentro de mi caliente culito, sacó su polla limpiando la punta de su verga por mi abierto y lubricado ano, le pegaba 2 cachetes a mi culito a la vez que decía:
¡Ay que culito más rico! ¡ay que gusto me has dado, maricón!
Sin esperar a que me repusiera de la follada que me acababan de dar, el gitano que me había llevado para follar me llevó hacia uno de los colchones que había, me hizo poner boca abajo, me abrió de piernas y así como me tenía boca abajo sobre el colchón, se colocó en medio de mis piernas, me incorporó haciéndome que quedara de rodillas con el pecho y cara sobre el colchón, y así como si fuese una rana espatarrada y abierto de piernas, empezó a darme por el culo.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gemí al notar como aquella larga polla del gitano me entraba por el culo. Dios que gusto me había dado al sentir como aquella polla me entraba por el culo. Al momento ya noté como me sujetaba con sus manos por las caderas y empezaba un mete y saca endiablado. Aquella polla la notaba mucho más larga, me llegaba más profundo.
Así maricón así, dame el culito, dame el culito me gritaba una y otra vez metiéndome la polla por el culo.
Yo que estaba que deliraba del gusto que me estaba dando, me abría todo lo que podía de piernas y echaba el culito para atrás una y otra vez, sintiendo como aquella larga polla me follaba salvajemente, Dios que gusto me estaba dando notar como aquella polla entraba una y otra vez en mí, cuando veo que el otro compañero se pone de rodillas delante de mi cabeza la cual apoyaba sobre el colchón, como sujetando su tiesa polla la acercaba a mi boca para que se la chupara y nada más abrir la boca para que pudiera meterme aquella verga en ella, esté mientras meneaba su polla con la mano, empezaba a soltar trallazos de leche. Dios, el cabronazo no pudo aguantar más, viendo como me estaban dando por el culo se puso tan caliente que no pudo aguantar más y empezó a llenarme la cara y boca de leche.
Así maricón así, trágate todo, trágate mi corrida, maricón, gritaba soltando chorros de semen sobre mi boca y cara. Se había puesto de rodillas delante de mi cabeza, haciendo que la levantara mientras se corría en mi cara y boca. Así que terminó de soltar trallazos de semen, sujetándome la cabeza con sus manos me hizo tragar su verga que aun seguía soltando los últimos borbotones de leche.
Así maricón así, chúpala, chúpala bien, ¡ay que gusto! ¡ay que gusto! Gritaba el cabronazo soltándome los últimos chorros de semen en la boca.
Yo que estaba que deliraba de gusto, chupaba aquella polla como si me fuera la vida en ello. Ya la polla que chupaba se empezaba a poner flácida, cuando siento como el gitano que me estaba dando por el culo, empieza a cogerme más rápido, a la vez que empieza a gritar:
Ya maricón ya, ya me corro, ya me corro, ¡ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba empezando a preñarme el culo de leche. Dios, parecía que no iba a acabar de correrse nunca, parecía un surtidor soltando trallazos de semen que iban llenando mi agujero de caliente y espeso esperma.
Cuando terminó de preñarme, sin sacar su polla de mi culo, me pegó más a él a la vez que llevaba sus manos a mis hinchadas tetillas y a la vez que apoyaba su cabeza sobre mi espalda, me decía:
¡Ay maricón que bueno estás! ¡pedazo de culito que tienes cabrón! ¡que follada más rica! Me decía mientras me pellizcaba las tetillas retorciendo mis hinchados pezoncitos con sus dedos, a la vez que me iba besando por toda la espalda.
Poco a poco su larga polla fue saliendo de mi abierto y preñado culito, y una vez recuperados de aquella tremenda follada que me habían dado, dejaron que me levantase, estaba todo pringado de semen, hasta mi pobre polla la tenía toda pringada de haber estado soltando gotas de semen, no me había corrido, pero ni falta me hacía, era tanto lo que mi pobre polla había estado soltando, que era como si hubiera tenido un orgasmo continuo mientras me estuvieron dando por el culo.
Estaba tan excitado y nervioso, que apenas me daba puesto de pie, me temblaban las piernas y sentía mi culito muy pero que muy abierto, notaba como me iba chorreando y manchando las piernas con el semen que me acababan de preñar. Temblando fui a recoger mi ropa, primero me puse la sudadera, luego el pantalón del chándal y temblando como estaba, empecé a ponerme las deportivas que llevaba aquel día. Todavía seguía asustado, quería marcharme de allí, había gozado como nunca, pero… temía que no me dejaran marchar y me fueran a hacer algo más.
Al ver lo nervioso que seguía estando, el gitano que me había metido a la casa okupa para follarme se acercó a mí y mientras me acariciaba el culito, me iba tranquilizando. No te asustes que no te vamos a hacer nada, solo queríamos follarte y no puedes negar que te gustó, seguro que tú, también lo estabas deseando. Ya verás como cuando estés en tu casita y recuerdes lo bien que te lo hicimos pasar, vas a querer que te sigamos cogiendo, ya verás como vuelves para que te volvamos a preñar este rico culito que tienes.
Diciéndome aquello a la vez que no dejaba de acariciarme el culo, pringado y con el culito repleto de semen, salí de allí, marchándome para casa.
Dios, iba temblando y todo nervioso, aún llevaba semen por la cara y pelo que me iba limpiando con la manga de la sudadera, menos mal que era noche cerrada y no se veía a nadie por la calle, porque con la pinta y olor a semen que llevaba, era muy claro lo que había hecho, bueno más bien me habían hecho aquellos 3 machos.
Nada más llegar a casa, ya fui directo para el baño, menos mal que mis padres estaban ya en la cama y no vieron la pinta que traía. Me metí en la ducha y luego de lavarme bien lavado, eché la ropa a la lavadora y me fui para la cama.
Aquella noche apenas pude dormir, mi cabeza no dejaba de darme vueltas, no podía de dejar de pensar en aquellas pollas y lo mucho que me habían hecho gozar. Al principio estaba asustado por lo que me iban a hacer, pero la verdad es que la follada que me habían dado me había gustado, me había gustado mucho y no podía dejar de pensar en ello.
Al día siguiente cuando me levanté y fui al baño, el empalme que tenía era de campeonato, todavía mi cuerpo se estremecía del gusto que me lo habían hecho pasar aquellos okupas.
Durante varios días no pude dejar de pensar en todo lo que me había pasado, cada vez que me acordaba, me excitaba y ponía muy caliente. Tanto era la excitación que sentía que al quinto día no pude resistirme más y armándome de valor, volví a pasar por aquella calle donde estaban los okupas y donde me habían dado aquella tremenda follada. Por la tarde me preparé, luego de ducharme y preparar mi culito para volver a ser follado, me volví a vestir con la misma ropa, me puse el pantalón del chándal sin nada debajo, luego me puse la sudadera, metí un poco de papel higiénico en el bolsillo del chándal, no quería volver todo pringado como la otra vez, y luego de calzarme las deportivas, salí de casa. Iría a dar primero una vuelta para hacer algo de tiempo, no quería ir muy pronto, quería que anocheciera algo, aquello me daba algo más de confianza, pues, aunque estaba deseando que me volvieran a dar por el culo, el ir allí, me daba muchísima vergüenza, no quería que me tildaran de maricón, aunque en el fondo bien sabía que las pollas me gustaban, me gustaba que me dieran por el culo y me preñaran de lechita caliente, no lo podía remediar, era así y no podía resistirme.
Iba paseando y cada vez estaba más nervioso, ansiaba encontrarme de nuevo con aquellos okupas y que me volvieran a follar, tanta eran mis ansias, que poco antes de que dieran las 10 de la noche, ya me metí por aquella calle donde sabía me habían follado hacía tan solo 5 días.
Nada más enfilar la calle, ya vi un grupito de okupas. Al momento ya distinguí al gitano que me había metido en la casa la otra vez. Dios, nada más verlo ya todo mi cuerpo se estremeció, las piernas me empezaron a temblar, iba tenso a más no poder, llevaba el alma en un puño. Empecé a caminar todo lo despacito que podía y los nervios me dejaban, quería que me pudieran ver antes de llegar a aquel grupito, eran por lo menos 5, todos parecían gitanos, aunque realmente no lo sabía, solo reconocí a 3 de ellos, que fueron los que me habían follado la otra vez.
Uno de ellos al verme, avisó al gitano que me había metido en la casa la otra vez y al momento ya se giró quedándose, viendo como yo me acercaba como la otra vez. Vi como se sonreía a la vez que les decía a los del grupo, ¡uy, parece que tenemos una perrita que anda en celo! ¡seguro que necesita un macho que la monte y la preñe bien preñada! Se ve que le gustó lo que le hicimos la otra vez y viene a por más.
Dios, que vergüenza me dio al escuchar lo que decía el gitano sin importarle nada que todos escucharan lo que decía sobre mí, en aquellos momentos me puse rojo como un tomate, pero ya estaba hecho, ahora no iba a darme vuelta, me moría de vergüenza, pero tenía toda la razón en lo que decía, estaba caliente a más no poder, quería polla y necesitaba que me montaran y follaran bien follado.
Temblándome las piernas, con el estómago encogido y un nerviosismo que me recorría todo el cuerpo, fui acercándome. Antes de que llegara a donde estaban ellos, el gitano que la otra vez me había metido en la casa okupa, ya se acercó a mí. No quería que me asustara y me fuese a dar la vuelta, había visto lo nervioso que estaba y la vergüenza que estaba sintiendo.
Ven, anda que no te de vergüenza, yo ya lo sabía, sabía que tarde o temprano ibas a volver por aquí, me decía empezando a acariciarme el culo. Se que tienes ganas de polla, tu culito te la está pidiendo, está deseando que lo preñemos de nuevo. Tienes un culito que nació para ser follado. Anda no tengas vergüenza, ya verás lo bien que lo vamos a pasar esta noche, ya verás como te vamos a hacer chillar, vas a gemir como la perrita que eres. Te vamos a montar y aplacar esa calentura, te vamos a quitar el celo y dejar bien preñadito este culito tan rico que tienes, hoy estoy seguro de que te vamos a dejar embarazado, vas a llevar esta tripita tan sexi que tienes bien repletita de semen.
Viendo como todos se reían, me abrazó a él y a la vez que me metía mano, me empezó a comer la boca delante de todos ellos.
Bueno os presento a mi perrita, hoy ha venido a que la monte su macho, quiere que la preñe bien preñada, así que no nos vayáis a molestar, cuando nos hayamos acoplado ya os dejaré que la monteís vosotros si queréis follaros un rico culito. Todos se echaron a reír viendo como aquel gitano me volvía a meter por el callejón, llevándome a la casa okupa donde me iban a follar.
Dios, yo iba que me temblaba todo el cuerpo, iba muerto de vergüenza, pero iba excitadísimo dejándome abrazar por aquel macho que me llevaba para darme por el culo.
Nada más entrar a la casa, ya me llevó al fondo donde la otra vez me había follado. Me llevó hasta donde estaba uno de los colchones tirado en el suelo y sin más dilaciones ya se puso a desatarme el cordón que sujetaba el pantalón de mi chándal. Si yo estaba caliente como una perra en celo, él no estaba menos, así que le eché mi mano a su entrepierna, ya pude palpar el tremendo bulto que se le notaba. Mientras yo estaba siendo desnudado por él, yo nervioso y muerto de excitación, empecé a aflojarle la correa que sujetaba el pantalón que llevaba, moría por sacarle la polla de fuera y acariciarla con mis manos. Dios como me estremecí al tener aquella larga polla en mis manos, la acariciaba como si fuera lo más preciado de mi vida, deseaba sentir aquella polla entrando por mi caliente culito, quería sentirla dentro de mí, la necesitaba. Necesitaba que me preñara y me hiciera suyo, en aquellos momentos yo era su perrita, era su perrita que estaba en celo y necesitaba que aplacara la calentura que todo mi cuerpo sentía.
Así que los 2 estuvimos completamente desnudos, empezó a morderme las tetillas mientras su mano iba acariciando mis pelotas buscando la entrada de mi agujerito.
Así maricón así, abre las piernas y déjame ver como tienes el agujerito de caliente.
Yo que no dejaba de temblar, con una mano seguía aferrado a aquella larga polla mientras con la otra me apoyaba a su hombro, dejando que él me fuese metiendo mano, preparándome para la cogida que me iba a dar. Me abrí a la vez que arqueaba las piernas dejando que su mano fuese buscando la entrada de mi culito.
¡Ohhh! ¡ooohhh! Me estremecí al notar sus dedos tratando de entrar por mi agujerito. Lo llevaba algo lubricado y al momento ya mi esfínter se abrió nada más él presionar con sus dedos.
¡Uy maricón que caliente me andas! Ya venías preparadito, eh… me decía metiéndome 2 de sus dedos por el culo.
Al ver que yo ya estaba más que preparado, viendo lo caliente que yo estaba, sacándome los dedos del culo, fue a por mi boca la cual empezó a morder a la vez que metía su lengua en ella. Hoy quiero que te quedes a dormir conmigo, quiero follarte toda la noche, quiero que seas mi hembrita, hoy solo dejaré que te folle uno o 2 de ellos y luego quiero que te acuestes conmigo, quiero volverte a follar mientras dormimos los 2 juntitos.
teniéndome así me hizo acostar sobre el colchón echándome boca arriba, me abrió de piernas colocándose él de rodillas en medio de ellas, levantó mis piernas llevando mis rodillas hacia mi pecho, y así abierto como me tenía, con una de sus manos colocó la punta de su polla en la entrada de mi agujerito, y mientras se echaba sobre mí, empezó a introducirme su larga polla por el culo.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Chillé al notar como su polla me entraba por el culo, Dios que gusto sentí, me la acababa de meter hasta las bolas, de una estacada ya me acababa de meter toda aquella larga polla por el culo.
Así maricón así, ya la tienes toda dentro, ya te la he metido toda, te la has tragado hasta la empuñadura, maricón.
Así, así, mira como chillas de gusto.
¿la estabas deseando, verdad mi perrita?
La echabas de menos, eh… me decía empezando a darme por el culo.
Se había echado sobre mi buscando mi boca para besarme y meterme la lengua en ella mientras su polla iba follándome lentamente. Me clavaba la polla bien profunda para que pudiera notar como le pertenecía, como estaba dentro de mí y como me hacía suyo.
¡Ay como me gustas! Como me gusta darte por el culo, lo tienes bien apretadito y muy calentito, pedazo de maricón, naciste para ser follado y te gusta eh, mariconazo, te gusta la polla cabrón, te gusta que te den por el culo y te preñen eh…
Claro que me gustaba, por eso había vuelto, quería polla y que me dejaran bien abierto y preñado, estaba claro que había nacido para dejarme dar por el culo, me gustaba y no podía resistirme.
Poco a poco las embestidas empezaron a ser más rápidas y profundas, ya la follada que me estaba dando era una follada endiablada. Yo me abrazaba a él notando como su polla entraba y salía una y otra vez por mi ya abierto culito, como gruñía y me decía de todo mientras me daba por el culo.
Así maricón así, ¡ay que gusto! ¡ay que gusto! ¡ay que culito más rico tienes! ¡ay que gusto me da! Gritaba una y otra vez.
Ya llevaba un buen rato sodomizándome, cuando gritó que se corría.
Ya me corro, ya me corro, ¡ay que gusto! ¡ay que gusto! Gritaba a la vez que apuraba las embestidas, cuando noto como su polla empieza a hincharse dentro mía y empieza a soltar trallazos de un caliente y espeso esperma que iban regando mis intestinos.
¡Ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto maricón! Gritaba acabando de preñarme el culito de leche.
Así que se repuso de la tremenda cogida que me acababa de dar, sacando su polla de mi abierto y chorreado culito, se levantó dejándome allí tumbado, marchando para que ahora vinieran otros para darme por el culo.
Al momento ya vi entrar a 2 de ellos, uno era el de la otra vez y el otro era uno que no conocía, parecía jovencito, no creo que pasara de los 18 o 19 años, si es que los tenía.
Nada más verme allí tumbado con las piernas abiertas, completamente desnudo, ya al momento se desnudaron, haciéndome poner de perrito, querían darme por el culo teniéndome a 4 patas sobre el colchón.
El que me había follado la otra vez fue hacia mi cabeza, dejando que el que me diese por el culo fuese el jovencito.
Se puso de rodillas delante de mi cara y sentándose sobre sus piernas, sujetó mi cabeza con sus manos, llevando mi boca a su tiesa polla.
Así perrita, así abre bien la boquita que te voy a follar esa boquita de puta que tienes, te voy a llenar el estómago de rica lechita para que no pases hambre, me decía metiéndome la tiesa polla por la boca.
Bufff, al momento ya me abrí en arcadas, el muy bestia me la había metido hasta que mi cara tocaron sus pelos púbicos. Al momento ya puse mis manos sobre sus piernas a la vez que le agarraba su polla con ellas para que así yo pudiera regular la mamada que le estaba empezando a dar.
Nada más empezarle a chupar la polla, ya noté como el jovencito me sujetaba el culo con sus manos, como arrimaba su verga a la entrada de mi abierto y chorreado agujero y como de un empellón, me introducía toda la polla por el culo.
Dios, que gusto me había dado el muy cabrón, todo mi cuerpo se había estremecido cuando sentí como aquella joven polla me entraba por el culo.
Al momento ya el jovencito empezó con un mete y saca frenético, parecía un potrillo desbocado. Clavaba sus dedos en mis estrechitas caderas a la vez que metía y sacaba salvajemente su joven polla por mi ardiente culito. Solo se escuchaba el golpeteo de su pelvis golpeando contra mi culito, a la vez que su polla entraba una y otra vez por mi abierto agujero, chof, chof chof chof chof, chof chof chof chof, se escuchaba una y otra vez cada vez que su joven y tiesa polla me entraba una y otra vez por el culo, mientras yo chupaba la polla del otro a la vez que con las manos lo pajeaba para tratar de que se corriese lo antes posible.
Chupaba como si me fuera la vida en ello, estaba desatado en lujuria, estaba gozando como jamás había soñado, Dios que gusto me estaban dando aquellos cabrones. Al principio me daba vergüenza, pero ahora ya todo me daba igual, no quería que aquello terminara nunca, ahora ya podía ver cualquiera que, aunque me muriera de vergüenza, yo no quería que dejaran de follarme cómo me estaban follando.
El primero en correrse fue al que le estaba chupando la polla, que al ver como empujaba mi cabeza para que tragase toda la verga, este empezó a gritar:
Así maricón así, cómela toda, abre bien la boca y trágala toda, ¡ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! Gritaba empezando a llenarme la boca con su caliente semen.
El cabrón se estaba corriendo y tremenda corrida que me estaba haciendo tragar. Yo no daba abasto a tragarme toda la corrida que me estaba echando en la boca, pero intentaba que no me callera nada, era tanta la calentura que tenía que devoraba aquella tiesa polla como si fuera el manjar más delicioso que jamás probara.
Una vez ya el que se estaba corriendo en mi boca acabó de soltar toda su lechita que fue a parar a mi estómago, escuchamos como el jovencito que me estaba dando por el culo, empezaba a gritar que se corría.
Me corro, me corro, ¡ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba soltando trallazos de semen en lo más profundo de mis entrañas. Dios parecía que no acababa de eyacular nunca, menuda corrida que me estaba dejando en lo más profundo de mis entrañas.
Una vez terminó de eyacular dejándome preñado con su caliente esperma, los 2 se levantaron, dejándome allí tumbado sobre el colchón donde me habían follado, completamente agotado. Estaba que no podía con el alma, todo el cuerpo me temblaba, sudaba por todas partes, cuando vi que entraba el gitano que me había follado de primero, me ayudaba a levantar y a la vez que recogía mi ropa del suelo donde la había dejado, abrazándome por la cintura a él, me llevó por las escaleras al segundo piso donde me metió en otra habitación.
Al llegar allí ya vi un colchón sobre el suelo, pero al contrario de el en que me acababan de follar, este tenía cobijas para taparnos, vamos que seguramente era la cama donde dormía aquel gitano.
Dejó mi ropa en una esquina sobre el suelo al igual que la suya una vez se la hubo quitado, y así desnudos como estábamos, me hizo acostar junto a él, tapándonos con las cobijas que allí tenía.
Ven mi perrita, me decía abrazándome a él, ven que hoy te voy a hacer mi hembrita, a partir de ahora ya eres mi mujercita, a partir de ahora voy a ser tu esposo, solo me vas a pertenecer a mí, solo yo diré quien te puede follar, este culito y este cuerpecito me pertenecen, me decía abrazándome a su pecho.
Ya verás como te voy a hacer disfrutar, con este culito que tienes vamos a ganar un poquito de dinero y de paso vamos a disfrutar todo lo que podamos de él.
Yo no dije nada, estaba agotado y aunque seguía caliente pues no me había corrido todavía, quería que me volviera a dar por el culo, no tenía prisa ninguna, ya les diría a mis padres que me había quedado a dormir en casa de algún amigo como solía hacer en ocasiones.
La verdad es que apenas pude dormir nada, aunque estaba agotado, cuando llevaríamos unas 3 horas allí dormitando, enseguida noté como la polla del gitano al que al parecer ya le pertenecía en exclusiva, pues me había hecho oficialmente su hembrita ante sus compañeros se empezaba a empalmar de nuevo y así pegado con mi espalda a su pecho, levantó mi pierna a la vez que mordía mi cuello y nuca y me susurraba, echa el culito para atrás, así así me decía introduciéndome la polla por el culo.
¡Ohhh! ¡ooohhh! Gemí a la vez que abría los ojos y boca notando como la polla del que ahora era mi macho, me iba introduciendo la polla por el culo.
Así, así, dame el culito y deja que te folle, hoy es nuestra luna de miel y quiero dejarte bien preñado, hoy quiero dejarte embarazado y que recuerdes que eres mío. Me susurraba al oído, empezando a darme por el culo otra vez.
Así me estuvo cogiendo hasta que se corrió dentro de mí, otra vez me había dejado su corrida en mis entrañas, otra vez me había regado las tripas con su caliente esperma. Ya llevaba su semilla en lo más profundo de mis entrañas.
Mientras eyaculaba dentro de mi culito, mordía mi cuello y nuca a la vez que me decía lo mucho que le gustaba.
¡Ay maricón que gusto! ¡ay que gusto me da follar este culito! ¡Dios, como me gustas! Me susurraba.
teniéndome así abrazado a él, sin sacarme la polla del culo, mientras seguía mordiéndome el cuello y nuca, mientras con una mano pellizcaba mi tetilla retorciéndome el pezón, con la otra mano acariciaba mi empalmada polla haciéndome que me corriera.
Me corro, me corro, le gritaba yo retorciéndome de gusto.
Así, así, suelta la lechita, dale la lechita a tu macho, deja que te vacíe los huevitos que no quiero que me andes en celo buscando polla por ahí cuando no estés conmigo, me decía haciéndome correr sobre su mano y mi abdomen.
Dios que tremenda corrida que acababa de soltar, parecía más una meada que una corrida lo que mi polla acababa de largar.
Así nos volvimos a quedar dormidos, cuando despertamos, ya iban dar las 6 de la madrugada, ahora sí que me tenía que marchar, todavía tenía que llegar a mi casa y ducharme antes de que mis padres se levantaran y pudieran ver el estado en que llegaba, tenía que sacarme aquel olor a sexo que llevaba impregnado en mi piel. Así que le dije al gitano con el que estaba durmiendo, que tenía que marcharme, por lo que dejó que me levantara, me vistiese y desnudo como estaba me acompañó hasta la entrada al callejón que daba paso a la casa okupa, donde luego de magrearme bien magreado y comerme la boca a besos, se despidió haciéndome prometerle que esa misma tarde volvería para estar de nuevo con él.
Dios, iba para casa y no podía creerlo, todavía llevaba el culo dolorido y abierto a más no poder, lo llevaba preñado de semen y un olor a sexo que tiraba para atrás.
Nada más llegar a mi casa, ya fui derecho para la ducha, al igual que la otra vez, una vez terminé de ducharme, llevé la ropa a la lavadora y fui a acostarme a mi cama, iba a dormir al menos 5 horitas, tenía que estar descansado para volver por la tarde a junto el que ahora era mi macho, era su hembrita y la verdad es que yo quería que me siguiera dando por el culo, quería que estuviera contento, deseaba que nuestra luna de miel como me había dicho esa noche, continuara, quería que me preñase y que me hiciera suyo.
Hola Dani, que relato más excitante, me encantó. Como me gustaría conocer La Coruña ser tu mi guía y llevarme a pasear por ese malecón y vecindario para encontrarnos con tu marido y sus amigos y ver si me convierto en la mujer de unos de estos gitanos, me atrae much el jovencito que te folló tan divinamente, me encantaría que me follara a mi y me hiciera su mujercita! Esta noche voy a soñar con el! Con suerte el novio de mi marido aquí me coge y me preña como te preñó el gitano! Espero continúes esta serie con otros relatos, Besos de tú amiga venezolana, Maikita la putita