Después de haberme follado allí en el sofá de la sala, me estuvo magreando y metiendo mano hasta volver a conseguir tenerme excitado y caliente de nuevo, deseando volver a ser follado por el amigo de mi padre.
Yo no había dejado de acariciar su polla y genitales, quería que aquella verga que tanto me había hecho gozar, volviera a sodomizarme. Al principio solo había conseguido ponerla morcillona, no terminaba de ponerse dura. Hasta que pasado algo más de una hora cuando le estaba chupando la polla, esta empezó a estar en plena forma. Por fin había conseguido que el amigo de mi padre estuviera empalmado de nuevo y listo para darme por el culo otra vez. Era lo que yo estaba deseando que hiciera de nuevo. Pero el muy cabrón tenía otros planes. Me había preguntado si tenía prisa por marchar, le había dicho que no, que no tenía ninguna. Luego me había preguntado si pasaba algo porque no fuera a dormir a casa. Le contesté que no, que al día siguiente no tenía nada que hacer ya que era sábado, y era cuando solía ir de marcha.
¿Pero no te dicen nada en casa? Me había preguntado.
No, ¿Por qué lo dices?
Por nada en especial, me dijo. Solo que quiero que te quedes a dormir aquí, así podremos follar toda la noche.
La verdad es que tenía ganas de que me volviera a follar, pero no era mi idea el quedarme hasta la mañana siguiente, prefería marcharme, aunque fuesen las 4 o 5 de la madrugada.
Viendo la cara que yo ponía, el amigo de mi padre, perro viejo, se percató de que no entraba en mis planes precisamente el quedarme hasta el día siguiente, que seguramente tan pronto me volviera a follar o hacerme correr, yo iba a querer marchar.
Y no iba nada desencaminado, el amigo de mi padre, porque esas eran mis intenciones.
Ven putita, dijo abrazándome a él a la vez que nos levantábamos, ven que quiero follarte en la cama. Y abrazado por él fuimos para el dormitorio, donde después de llevarme al baño donde nos aseamos un poco, nos metimos en la cama.
Me ordenó que me metiera en la cama, mientras él después de recoger su ropa, fue hacia la puerta del piso, cerrando con llave la puerta.
Al escuchar yo como pasaba el cerrojo a la puerta, al principio quedé algo preocupado, pero luego quise pensar que seguramente tendría costumbre de pasar la llave por la noche a la puerta, pero que esta estaría puesta en la cerradura; esa costumbre también la tenía mi hermana, costumbre que no teníamos en mi casa; estaba pensando en eso, cuando apareció de nuevo por la puerta del dormitorio. Al verlo venir así desnudo con la verga hinchada, bamboleándose como si fuera el badajo de una campana, el cuerpo se me estremeció. La polla me dio un respingo, a la vez que el culito se contraía, olvidándoseme por completo el tema de la puerta. En esos momentos solo pensaba en aquella polla y en lo que me iba hacer gozar.
Quería que me follara de nuevo, deseaba que me hiciera suyo otra vez, necesitaba sentir como aquella verga entraba en mí, preñándome de nuevo.
Se sentó en la cama justo en el costado donde estaba yo, abrió el cajón de la mesilla que quedaba de ese costado, dejando algo en él y volviendo a cerrarlo. Luego tirando por la cobija, abrió la cama metiéndose en ella, a la vez que yo me arrimaba al otro costado, dejándole sitio.
Nada más acostarse, llevé mi mano a aquella polla que me tenía hipnotizado, empezando a acariciarla. Al ver lo caliente y ganas de polla que yo volvía a tener, dejando que yo acariciara y jugara con su verga, me rodeó con sus brazos, abrazándome a él.
Ay que maricón me saliste, te vuelven loco las pollas, ¿eh? Me decía abrazándome a él a la vez que empezaba a besarme.
No te preocupes, hoy es toda para ti, mi putita, me decía comiéndome la boca mientras me abrazaba a él.
Yo que ya estaba caliente como una burra en celo, gemía restregándome a su cuerpo, dejando que me abrazara y comiera la boca a besos.
Así estuvimos un buen rato, hasta que, poniéndome boca abajo, empezó primero a morderme el hombro y nuca, luego fue bajando por mi espalda hasta que llegó a mis glúteos, donde después de cansarse de morderlos, me hizo abrir de piernas, llevando sus dedos a mi hoyito, el cual empezó a abrirlo mientras iba metiendo un dedo. Como este entró sin ningún problema, incorporó otro empezando a dedearme el culo mientras mordía mi nuca.
Eres un maricón muy vicioso, te gusta que te den polla, ¿eh? Te gusta que te la metan por el culo, ¿eh maricón?
Yo me retorcía de placer. Con mi mano buscaba su polla, mientras el amigo de mi padre iba abriendo y dilatando mi culito metiéndome 2 de sus dedos, a la vez que me mordía la nuca y oreja.
El veía mi desesperación por ser follado de nuevo, pero no tenía ninguna prisa por darme por el culo y volverme a preñar. Le gustaba ver como sufría y me retorcía desesperado por que me dieran por el culo. Quería llevarme al clímax y ver como me retorcía explotando en un orgasmo de placer. Le gustaba verme eyacular sin tocar la polla mientras me daba por el culo. Además, pretendía tenerme toda la noche, quería que mañana por la mañana cuando despertara, tenerme en sus brazos y volverme a hacer suyo.
Ya desesperado por que me montara de nuevo, jadeando le pedí que me follara.
Fóllame, le decía desesperado, fóllame, méteme la polla y fóllame. Quiero que me des por el culo y me dejes preñado, le pedía suplicando porque me montara y me hiciera suyo.
Viendo lo desesperado que ya estaba, echándose sobre mi espalda, me sujetó las manos llevándolas hacia el cabecero de la cama, empezando a abrirme de piernas, colocándose él en medio de ellas, estando tumbado sobre mi espalda.
Ya mi putita, ya, no desesperes, que voy a darte lo que me pides, voy a hacerte mío y preñarte con mi lechita, me susurraba buscando con su polla la entrada de mi hoyito.
Levanta un poquito el culo, ándame dijo.
Nada más levantar un poco la cintura para que se elevara un poco el culo, ya sentí su verga entrar por mi culo.
¡Ohhh! ¡ooohhh! Gemí notando como entraba su polla por mi culo, ¡ooohhh ohhh! Volví a gemir al notar como sus huevos chocaban con la entrada de mi ano, ensartándome toda la polla en el culo.
Así así, ¡ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! Gritaba él metiendo la polla por mi culo.
Querías polla maricón, pues aquí tienes, toma polla, toma polla, gritaba, empezando a darme por el culo.
Yo que gemía como una yegua en celo, abría las piernas a la vez que levantaba el culo lo que podía, notando como su polla entraba por mi culo, deslizándose por mi interior.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gemía gozando de la enculada que me estaba dando.
Me culeaba salvajemente, echado sobre mi espalda mientras sus manos sujetaban mis brazos a la vez que mordía mi nuca y gritaba:
¡Ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh maricón que culito!
Así estuvo un buen rato dándome por el culo, hasta que empecé a notar como aceleraba las acometidas, y sus jadeos se incrementaban, pudiendo escucharse más alto al igual que los golpeteos que daba al chocar su pelvis con mi culo.
Chof chof chof chof, se escuchaba a mayor velocidad, hasta que empezó a gritar:
Me corro, me corro, ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gritaba escupiendo su polla el semen en lo más profundo de mis entrañas, ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh ohhh! Decía terminando de eyacular dentro mía.
Había caído agotado sobre mi espalda, terminando de soltar los últimos chorros de esperma dentro de mi caliente culito.
Los 2 estábamos agotados, y así como estábamos, quedamos un buen rato mientras el estuvo mordiéndome la nuca y susurrándome lo bueno que estaba.
Una vez su polla hubo salido de mi culito y el se cansó de morderme la nuca, se dejó caer a un costado, llevándome abrazado a él. Me acariciaba el vientre y abdomen, mientras me mantenía pegado por la espalda a su pecho.
Notaba su polla, ahora flácida, junto a sus genitales, pegados a mi culito, y como sus manos acariciaban mi vientre y barriga, manteniéndome pegado a su pecho.
Así como estábamos, sin apenas darme cuenta, dejé que el sueño me venciera, quedando dormido hasta que desperté a eso de las 8 de la mañana.
Cuando quise darme cuenta de donde estaba, recordé todo, quedándome, así como estábamos, yo pegado a su pecho siendo abrazado por el amigo de mi padre, que tanto me había hecho gozar durante toda la noche. Me había quedado frito sin darme apenas cuenta, así que ahora ya no tenía prisa por marchar, además estaba muy a gusto allí, siendo abrazado por el amigo de mi padre, notando como su polla estaba totalmente empalmada, pegada a mi culito.
Pasaría alrededor de una hora cuando ya despertamos los 2 completamente, ambos estábamos con un empalme de campeonato, no se si se debía más a las ganas de mear o a algún sueño que hubiéramos tenido. Cualquiera de las 2 cosas podría ser, al menos por mi parte, porque realmente había tenido un sueño en el que me estaban follando.
Los 2 nos levantamos, yendo ambos a mear y meternos a la ducha. Yo en principio no tenía pensado ducharme allí, solo pretendía aliviar mi vejiga, lavarme un poco y luego vestirme e irme para mi casa. Pero el amigo de mi padre no me dejó. Dijo que nos íbamos a duchar, luego desayunar, y luego ya veríamos lo que íbamos hacer.
Yo lo primero que pensé fue en que me iba volver a follar, pero esta vez las cosas no salieron como el pretendía, al menos en el orden en el que él pensaba.
Nada más meternos a duchar, lo hicimos los 2 a la vez, empeñándose él en enjabonarme, quería disfrutar y deleitarse con mi cuerpo, mientras nos duchábamos. Eso fue el detonante de lo que allí ocurrió.
Los 2 nos pusimos berracos, vamos que volvíamos a tener un empalme de campeonato, y claro tanto va el cántaro a la fuente, que este termina por romperse, y lo que ocurrió, no fue otra cosa que mi culo volvió a ser perforado por su polla.
Me colocó con las manos pegadas a la pared de la ducha, y inclinándome un poco a la vez que me abría de piernas, volvió a enchufarme la polla por el culo.
Yo gemía sin parar, era tanto el gozo que estaba disfrutando, que no tardé ni 5 minutos en correrme.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Me corro, me corro, Me corro, gritaba regando los azulejos de la ducha con mi semen, mientras el amigo de mi padre me daba por el culo.
Apunto estuve de caer espatarrado en la ducha, cuando me estaba corriendo. Las piernas no paraban de temblarme, gracias a que me sujetó fuertemente con sus manos el amigo de mi padre, que me estaba dando por el culo, no dejándome caer. Todavía estaba temblando, era tanto el placer que me había dado, que las piernas se me doblaban como si fuesen de mantequilla. Estaba dentro de la ducha y estaba sudando como si estuviera en una sauna, y, por si fuera poco, mi polla seguía soltando gotas de semen.
El al ver como temblaba, paró de culearme, preguntándome si me encontraba bien.
Sí, le contesté, nunca he estado tan bien.
Al ver que todo era del placer tan intenso que había sentido, sin sacarme la polla del culo, llevó su boca hacia la mía, y girándome levemente con sus manos la cabeza, mordió mis labios a la vez que aprovecho a meterme su lengua en la boca, mientras me tenía ensartado en su polla.
¿Dónde quieres que me corra? Quieres que termine en tu culo o prefieres probar mi lechita, me preguntaba dando lamidas a mis labios.
Donde tú quieras, le dije.
Me gustaba que se corrieran en mi culo, pero era tanto lo que estaba gozando, que en aquellos momentos no me importaba nada que se corriera en mi boca, hasta en cierto modo, deseaba que se corriera en ella, quería saborear el semen del macho que tanto me estaba haciendo gozar.
Córrete en mi boca, le dije de repente. Quiero probar tu semen, le dije.
Y eso fue lo que hizo, después de culearme un rato, cuando estuvo a punto de eyacular, sacó la polla de mi culo, y haciéndome girar, quedé delante de su verga, y mientras abría la boca para meterla en ella, empezó a eyacular. Por suerte no cayó ni una sola gota de semen, todos los chorros de semen que salieron disparados por su polla, fueron a caer dentro de mi boca, los cuales tragué como si fuera el más rico de los manjares.
Chupé y chupé aquella polla que tanto me había hecho disfrutar, hasta que de ella ya no salía nada. Solo salían las palabras que soltaba el amigo de mi padre por su boca, gritando:
¡Ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto!
Una vez terminó de correrse sobre mi boca, ayudándome a levantar, terminamos de ducharnos, nos secamos, fuimos a desayunar un café con galletas, para luego vestirnos, y por último salir, yo rumbo a mi casa, agotado, pero tremendamente feliz y satisfecho, con una paz interior que me hacía estar totalmente relajado.
Nos despedimos con un hasta luego, ya nos veremos. Cuando quieras verme, ya sabes donde vivo y donde encontrarme, me dijo, dando unas palmaditas en el culo.
Sí le contesté, marchando para mi casa.