Recuerdo que era la tercera campaña que hacía en aquel buque, íbamos a Sudáfrica a pescar, las campañas solían durar 6 meses, siempre solía ser así, aunque en ocasiones, la campaña se alargaba unos días o algún mes más. Si había suerte solíamos tocar puerto a los 3 meses a hacer víveres, y llenar los tanques de combustible y agua. Eso si es que no lo hacíamos en altamar o bien estando fondeados sin ir a puerto.
En esta campaña, habían embarcado varios marineros nuevos, entre los cuales había embarcado uno de Boiro, ayuntamiento de La Coruña. Era más o menos de mi estatura, 1,65, delgado y bien parecido, vamos que se veía una persona agradable y simpático.
Ya el día anterior a embarcar, al ir a las oficinas del armador, al conocernos, ambos nos caímos bien, teníamos filin. Cuando salimos de las oficinas, después de presentarnos y decir de donde éramos cada uno, fuimos con otro compañero a beber unas cañas de cerveza, despidiéndonos después de estar bebiendo cerca de 2 horas. Los 2 teníamos que ir a buscar la ropa a casa para poder embarcar al día siguiente, solo el otro compañero se quedaba ya en el buque, porque ya había traído consigo la ropa, ya que, al día siguiente, no tenía buena combinación para llegar desde su casa.
Desde ese día en que nos conocimos, siempre procurábamos andar juntos. Lo único que no nos tocó juntos, fue el camarote, ya que en el que estaba yo, ya llevábamos varias campañas 4 compañeros juntos, por lo que él tuvo que ir a otro. Pero luego a la hora de sentarnos a comer siempre estábamos uno junto al otro.
A los 3 días de embarcar, tocamos puerto en las islas Canarias, íbamos a hacer combustible en el puerto de la Luz, en Las Palmas de Gran Canaria. Allí estuvimos un día, bueno mejor dicho pasamos una noche, ya que a primera hora de la mañana navegábamos rumbo a los caladeros de Sudáfrica.
Durante la travesía, la jornada de trabajo en el buque, era de 8 horas, 4 por la mañana, de 8 a 12, que eran las horas de desayunar y almuerzo, y de 4 de la tarde a 8 de la noche, que cuando íbamos en ruta, solía ser la hora de la cena. Durante este tiempo, solo coincidíamos a las 12, que era cuando comíamos, y a partir de las 12 de la noche, que era cuando yo salía de guardia, ya que yo iba de timonel, y siempre tenía la guardia de 8 a 12, de la mañana y otra vez de 8 a 12 de la noche, por lo que solo coincidíamos a la hora de la comida, y después de las 12 de la noche, cuando terminaba la guardia de timonel en el puente.
La travesía hasta la zona de pesca, dependiendo donde empezáramos a faenar, nos solía llevar 17 o 20 días, sin contar de cómo estuviera el estado de la mar, ya que, si nos tocaba coger algún temporal, la cosa se podía alargar más días.
La primera vez que nos vimos desnudos, fue por pura casualidad. Llevaríamos alrededor de 12 días navegando, cuando una noche al salir yo de guardia, al ir a los aseos a lavarme los dientes y darme una ducha, después de haberme comido un bocadillo, me lo encontré a Boiro, así le llamábamos en el barco, metido en la ducha. Cuando yo entré, iba solamente con una toalla a la cintura, la botella de champú, y el cepillo de dientes junto al tubo de Colgate. En los aseos, no había nadie más que una persona que se estaba duchando, y no era otro más que Boiro. Al pasar por delante de la ducha, ya lo pude ver, no había corrido las cortinas, por lo que lo podía ver como se estaba duchando.
Bufff, cuando vi el pedazo de rabo que le colgaba en medio de las piernas, no daba crédito a lo que veían mis ojos al ver la cosa que le colgaba. Joder para el capullo del Boiro, si el cabrón medía más o menos como yo, 1,65, más o menos, y tenía una pija larguísima, joder. No era gorda, era más bien delgadita, pero la hostia, aquello que le colgaba en medio de las piernas, estando flácida, era mucho más grande que mi polla erecta, cuando se le pusiera tiesa, andaría cerca de los 20 centímetros.
Yo al verlo quedé paralizado sin poder dejar de mirar para él. Miraba la pija que le colgaba, subía mi mirada hacia su cara, y otra vez a su entrepierna, no dando crédito a lo que estaban viendo mis ojos.
Él estaba sujetado con una mano al agarradero que tenía la ducha, medio agachado, enjabonándose un pie, y al ver que yo me quedaba parado delante de la ducha, levanto la cabeza, pudiendo ver que era yo el que me había quedado allí delante de él, mirándolo medio hipnotizado.
Pudo comprobar como mi mirada se dirigía a su entrepierna, y como mis ojos abiertos sin poder pestañear, no dejaban de mirarlo con cara de asombro.
Cuando me di cuenta de que me estaba mirando y que veía cómo me había quedado mirando para él, medio avergonzado y enrojeciéndoseme la cara, me fui hacía los lavabos, donde enrojecido y empezándome a excitar por aquella visión, me dispuse a lavar los dientes.
Dios, cada segundo que pasaba, la calentura y excitación que empezaba a recorrer mi cuerpo iba en aumento.
De vez en cuando sin poder resistirlo, miraba de reojo, pudiendo apreciar la hermosa polla que le colgaba.
Él se había dado cuenta de mi nerviosismo y como me había ruborizado al verlo allí desnudo duchándose, había podido comprobar como me había quedado mirándolo, no pudiendo apartar mis ojos de su entrepierna. Joder si hasta el silencio con que nos habíamos quedado, se podía cortar con un cuchillo. Pudo ver también como de vez en cuando, yo miraba de reojo, tratando de no ser descubierto, cuando de repente el barco dio un bandazo, cayéndosele la botella de champú con la que se estaba duchando, desparramándose todo el contenido, al reventarse el tapón en la caída.
Verlo correr tras la botella de champú así desnudo como estaba por el aseo del barco, me hizo gracia, por lo que no pudiendo aguantarme, solté una pequeña carcajada, al ver cómo iba tras la botella de champú, cayéndose desparramado sobre el suelo al resbalar por culpa del líquido que salía de la botella. Una vez pudo alcanzar la botella de champú, pudo comprobar que por desgracia se había quedado sin nada de líquido, ya que se había derramado todo por el suelo del barco, y además justo cuando había podido alcanzar la maldita botella, resbalaba, cayéndose al suelo, quedándose espatarrado, viendo como yo me reía de la situación.
Joder, vaya gracia, ¿no? Me decía mientras se levantaba, viendo como yo me reía de aquel incidente.
Perdona, es que me hizo gracia verte correr así desnudo detrás de la botella de champú, le decía, mientras volvía a meterse en la ducha.
Joder, y por encima me he quedado sin nada de jabón, dijo viendo como no había quedado nada en la botella.
¿Puedes dejarme un poco de tu champú? Me decía mirando como yo recogía el tubo de Colgate y cepillo de dientes.
Sí, le contesté, acercándole mi botella a la ducha donde se encontraba. Al pasarle la botella de champú, no pude dejar de volver a mirar para la pija que le colgaba, volviéndome a excitar con aquella visión, ruborizándome de nuevo.
El al echar la mano a la botella, volvió a ver cómo mis ojos iban a su entrepierna, pudiendo comprobar mi nerviosismo.
¿Qué me miras? Me decía sujetándome la mano por la muñeca.
Nada, le contesté, sintiendo como mi polla se empezaba a empinar, quedando al descubierto viendo como él sonreía al notar como la toalla que llevaba alrededor de mi cintura, empezaba a formar una tienda de campaña delante mía.
¿Qué pasa, te pongo cachondo? Me decía, echando su otra mano al bulto que cada vez crecía más debajo de mi toalla.
¡Ohhh! Exclamé al notar su mano agarrar mi polla por encima de la toalla, a la vez que me inclinaba llevando el culo hacia atrás.
Veo que no dejas de mirarme la polla, ¿te gusta? Decía acariciando mi polla por encima de la toalla.
Eh, ¿Qué dices?
¿Te excita verme la polla? Me decía sin dejar de menearme la polla por encima de la toalla, a la vez que me miraba a los ojos, pudiendo comprobar como yo me enrojecía, a la vez que tragaba saliva.
Agarró la botella de champú que todavía tenía yo en la mano, colocándola sobre el suelo de la ducha, llevando luego mi mano a su entrepierna, a la vez que me decía:
Pues tócala.
Dios, que escalofrío recorrió mi cuerpo al sentir su verga sobre mi mano. Notaba como se le iba poniendo dura y lo suave de su piel. Cada vez aquello crecía más, no pudiendo resistirme, empezando a acariciarle a todo lo largo de su nabo con mi mano, pudiendo comprobar lo suave y caliente que estaba aquella verga
Sin poder dejar de acariciarle la polla, iba poco a poco meneándosela, viendo como cada vez aquello se ponía más y más dura, no parando de crecer. Se podía escuchar lo profundo de mi respiración, junto al bombeo que daban los latidos de mi corazón.
Sin decirnos nada, él fue quitándome la toalla de mi cintura, dejándola colgada junto a la suya, volviendo luego a agarrar mi polla que ya se mostraba dura y tiesa como el mástil de un velero, ¡Ohhh! ¡ooohhh! Gemí, al notar de nuevo su mano sobre mi polla, notando como empezaba a acariciarla, meneándomela al igual que le estaba haciendo yo.
Los 2 nos mirábamos, pudiendo escuchar nuestras respectivas respiraciones, junto al deseo que a ambos nos estaba embargando.
Yo no podía apartar la vista de aquella polla, la recorría a todo lo largo con mi mano, notando lo suave que era y como se iba poniendo cada vez más dura. Tragaba saliva y pasaba la lengua por mis labios, excitándome cada vez más.
A su vez él, no dejaba de mirar para mi cara, pudiendo apreciar como yo no apartaba la vista de aquella polla que acariciaba cada vez más excitado, mientras con su mano, agarrado a mi polla, la apretaba y manoseaba junto a los huevos, notando como cada vez se ponía más dura. Viendo lo excitado que yo estaba, fue llevándome hacia dentro de la ducha, y al ver que me dejaba llevar, pudiendo comprobar el deseo y lujuria con que lo miraba, una vez metidos los 2 en la ducha, siguió magreando mi polla y huevos, a la vez que llevaba su otra mano a mis pezones, empezando a retorcerlos y pellizcarlos, mientras yo seguía acariciando su verga, estremeciéndome por los magreos que empezaba a darme él.
El agua caía caliente en medio de nuestros cuerpos, mojando los pechos de ambos, mientras nosotros seguíamos con nuestras caricias. Él al ver como mi cuerpo se estremecía y empezaba a jadear, se pegó a mí, llevando su boca a mis labios, mordiendo mi labio inferior, pasando luego su lengua por ellos, susurrándome, chúpamela, susurraba metiendo su lengua en mi boca semi abierta, mmm, gemí al notar su lengua entrar en mi boca, empezando a saborear aquella lengua que entraba en mi cavidad bucal.
Chúpame la polla, me repetía él, poniendo la mano con que pellizcaba mis duros y excitados pezones sobre el hombro, empujándome hacia abajo, haciéndome agachar a chuparle la polla, que ya estaba totalmente erecta y tiesa empinada hacia arriba como el mástil de un velero.
Nervioso y excitado como estaba, fui agachándome, dudando y pensando en lo que iba a empezar a hacer. Una vez tuve delante mía aquella hermosa y larga polla, sin querer pensar más, sujetando la verga con mi mano, empecé a engullir aquella larga y tiesa polla, lo estaba deseando.
¡Ohhh! ¡ooohhh! Exclamó él al notar como mi húmeda y caliente boca, empezaba a chupar su verga. Había puesto sus manos sobre mi cabeza empezando a enredar sus dedos en mi pelo, a la vez que empujaba mi cabeza hacia abajo, tratando de que tragara más aquel falo que empezaba a entrar por mi boca.
¡Ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Jadeaba él, impulsando su pelvis a la vez que empujaba mi cabeza con sus manos, tratando de meterme toda la polla en la boca.
Yo agachado, sujetaba su polla por la base, tratando de limitar que aquella verga entrase más en mí, rodeando con mi mano su polla por la base, a la vez que con la otra me sujetaba a su pierna, mientras mis labios succionaban todo lo que podía aquella rica y sabrosa polla.
Después de estar un buen rato chupándole la polla, viendo lo puta y maricón que yo era, me dijo a la vez que tiraba de mis brazos para que me levantara:
Espera espera, no sigas que si no me vas a hacer correr y antes quiero metértela por el culo.
Me levanté, y mientras me levantaba, él dándome la vuelta, me puso cara a la pared de la ducha, haciendo que mi culo quedara delante del, listo para ser follado.
Pasó su mano por la raja de mi ardiente y desesperado culito, presionando al tocar con sus dedos mi agujero, comprobando que estaba bien cerrado. Se agachó a por la botella de champú, poniendo un poco en su mano, pasando luego esta por el canal de mi culo, a la vez que presionaba con sus dedos mi esfínter, haciendo que ahora sí se abriera con suma facilidad, dejando pasar uno de sus dedos, para luego hacerlo un segundo dedo. Ahora ya mi culito se abría, dejando que sus 2 dedos, empezasen a dilatar mi estrecho y ardiente culito.
¡Ahhh! ¡aaahhh ahhh! Jadeé a la vez que me erguía, notando como sus dedos entraban por mi culo, abriéndolo, haciendo que mi esfínter se fuese dilatando.
Asiií asiií, ¡ohhh que culito! Joder maricón que pedazo de culito tienes. Dios mira como se abre y traga mis dedos, me decía el cabronazo follándome con sus 2 dedos.
Luego de abrirme bien el culo con sus dedos, haciéndome abrir las piernas e inclinándome un poco más, llevó su verga a la entrada de mi culo, y colocando la cabeza de la polla en la entrada de mi ano, mientras me sujetaba por las caderas, empujó su pelvis, haciendo que su polla empezase a entrar por mi culo.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gemí, notando como su polla entraba por mi culo. Dios que gusto me había dado, me había entrado con suma facilidad, llegando al tope de mi culo. Me había clavado toda la verga, notando como sus huevos quedaban pegados a la entrada de mi ano, y su pelvis chocaba con mi culo, rozándome sus vellos púbicos los cachetes de este.
Se colocó arrimando más sus pies a mí, quedando pegado por completo a mí, mientras sujetado a mis caderas, tiraba de mi culito hacia él.
Empezó poco a poco a mover su pelvis, empezando a culearme mientras jadeaba y gritaba:
¡Ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh ohhh maricón que gusto! Dios que gustazo, gritaba una y otra vez, follándome como si fuésemos 2 conejos.
Yo pegaba todo lo que podía mi culito a su entrepierna, notando como su verga taladraba mi caliente culo, en una follada que me estaba dando, salvaje y a toda velocidad. La verdad es que parecíamos 2 conejos copulando.
Notaba su polla entrar por mi culo una y otra vez, rozando mi glándula prostática, haciéndome gemir cada vez que su polla llegaba al fondo de mi culo, ¡ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gemía escuchando como su pelvis chocaba con mis nalgas, y sus pelotas con la entrada de mi ano, pudiendo escucharse, el sonido que daba con cada culeada que me daba, plof, plof plof plof, plof, plof plof plof, y a él gritar:
¡Ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Follándome como si fuésemos conejos.
De pronto empecé a notar como apuraba las culeadas y su polla empezaba a palpitar dentro de mi culo, y este empezaba a gritar que se corría.
Me corro, me corro, ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh ohhh! Me corro, me corro, gritaba derramando su leche dentro de mi culo, bañándome las entrañas, dejándome preñado de semen.
Nada más terminar de correrse dentro mía, mientras mordía mi nuca y su polla soltaba sus últimas gotas dentro mía, llevó su mano a mi entrepierna, y nada más empezar a acariciar mi polla, esta explotaba empezando a soltar varios trallazos de semen, regando la pared y suelo de la ducha, mientras yo me retorcía de gusto, empezándome a temblar las piernas, mientras gritaba que me corría, ¡ohhh me corro! Me corro, me corro, ¡ooohhh ohhh! Gritaba soltando 5 largos trallazos de semen.
Una vez nuestras pollas dejaron de soltar todo el esperma que contenían nuestros huevos, mientras su polla se iba escurriendo de mi culo, girándome la cabeza, empezó a morrearme, comiéndome la boca, a la vez que me decía:
Dios que culito más rico tienes, esto tenemos que repetirlo, joder maricón que follada más buena, me dejaste los huevos exprimidos, me decía dándome una palmada en el culo.
Me di la vuelta quedándome frente a él mientras seguía cayendo el agua por nosotros, y mirándole a la cara, acerqué mi boca a él, dándole un pequeño beso, volviendo a acariciar la polla que ahora se mostraba flácida, con restos de semen. Mientras se la acariciaba, le dije al comentario de que aquello teníamos que repetirlo, sí, pero mejor que no se entere nadie. Me agaché para coger un poco de champú, notando como el pasaba su mano por mi culo, soltando:
Joder tío, tienes un culo de tres pares de cojones, está buenísimo.
Irguiéndome a la vez que me daba la vuelta, le dije que sería mejor que termináramos de ducharnos, no fuera a entrar algún compañero y nos pillara allí metiéndonos mano, estando tan acalorados y excitados.
Y eso hicimos, terminamos de ducharnos ambos en la misma ducha, y luego de secarnos nos fuimos a vestir cada uno a su camarote, quedando de vernos en el comedor.
Una vez nos encontramos en el comedor, mientras bebíamos unas cervezas y comíamos un bocadillo, hablábamos de cuantos días nos faltaban para llegar a la zona de pesca. Los 2 nos mirábamos, sabiendo nuestro pequeño secreto, pensando más en repetir lo que acabábamos de hacer, que en los días que nos faltaban para empezar las labores de pesca
Al día siguiente, después de comer, no pudimos hacer nada, solo nos lanzábamos pequeñas miradas, viendo el deseo que a ambos nos embargaba. Los 2 teníamos ganas de repetir lo de la noche anterior, pero las circunstancias, no nos dejaron. Ni después de la comida, ni por la noche cuando yo salí de guardia, por lo que tuvimos que aguantar las ganas que teníamos, y esperar al día siguiente, a ver si había más suerte.
Y efectivamente, al segundo día de nuestro primer encuentro sexual, por la noche, después de haber salido yo de guardia, pudimos quedar los 2 solos en el comedor. Allí mientras nos empezamos a meter mano disimuladamente por si entraba alguien, le dije que fuéramos al entrepuente, donde estaban las cajas de cartón apiladas, que llevara alguna revista o algo para leer, que yo iría a buscar algo para beber.
Yo sabía que a esas horas la mayoría ya estaría en los camarotes durmiendo o leyendo, y los que no estuvieran en el camarote, estarían en cubierta a punto de acostarse.
Cuando llegué al entrepuente, allí estaba Boiro ansioso esperándome con unas revistas. Yo llevaba 2 botes de Coca-Cola con ron para beber. Nos metimos entre las cajas de cartón, que allí había apiladas, y luego de preparar nuestro nidito de amor, en un lugar donde nadie nos pudiera ver, mientras bebíamos aquellos improvisados “Cuba libres”, nos íbamos metiendo mano.
Ambos llevábamos puesto solamente unas bermudas, sin nada debajo de estas, junto a una camiseta y nuestras respetivas chanclas.
A los 5 minutos, ambos ya estábamos super calientes y empalmados a tope. Ya nos habíamos quitado la camiseta, y el bulto que se apreciaba en nuestras respectivas bermudas, mostraba la excitación que teníamos y lo abultado de nuestras vergas. Llevaríamos allí unos 20 minutos metiéndonos mano, y los 2 ya estábamos que ardíamos en calor, sudábamos por todas partes, nos habíamos comido la boca y chupado y mordido el cuello y pezones, cuando ya sin poder aguantar más, empecé a bajarle la bermuda que llevaba puesta, apoderándome de aquella verga que me volvía loco.
Sin haberle quitado por completo las bermudas, ya me lancé de cabeza a su entrepierna, empezando a acariciarla, viendo como ya le rezumaba líquido preseminal. Dios al ver aquello ya no pude resistirme, llevando la punta de mi lengua al capullo, que brillante y enrojecido asomaba por la piel del prepucio, saboreando aquel rico manjar que rezumaba por él.
Sabiendo que no podíamos gemir para no ser descubiertos, Boiro se retorcía de gusto, al notar como mi lengua recorría la punta de su polla, y como mis labios succionaban la cabeza del glande, sorbiendo todo aquel precumen que manaba de su polla.
El pobre se retorcía de gusto sin poder soltar gemido alguno, pero sí se le podía escuchar un ligero mormullo, mmm, apenas se le podía oír, mientras se retorcía de gusto, aferrado a mi cabeza con sus manos, enredando sus dedos en mi pelo, mientras yo le mamaba la polla.
Para para, me susurraba cuando ya llevaba un buen rato comiéndole la polla, para que, si no me voy a correr, me decía. La verdad es que yo tenía ganas de que se corriera en mi boca y probar aquella leche, pero sabía que él quería montarme, le gustaba darme por el culo, y la verdad es que a mí también me apetecía. Me gustaba aquella polla y lo rico que se sentía tenerla metida en el culo, taladrándote las entrañas y llenándote el culo de leche. Me gustaba ser preñado por aquella larga polla.
Me saqué la polla de la boca sin dejar de acariciarle los huevos, esperando a que él se levantara y empezara a darme por el culo.
Acercándose a mí, me agarró por las bermudas, y mientras tiraba de ellas hacía abajo, me besaba la boca y mordía mis labios. Quítate las bermudas, me pedía morreándome desesperadamente metiendo su lengua en mi boca, saboreando y sorbiendo mi saliva.
Dejando caer las bermudas, con los pies me deshice de ellas, subiendo luego a 4 patas sobre los cartones que formaban nuestro improvisado nidito de amor, preparándome para ser follado por él.
Reclinando el pecho y cabeza sobre los cartones, le dejé expuesto mi culito listo para ser montado y perforado por aquella verga que tanto me iba a hacer gozar.
Él subiéndose a 4 patas sobre los cartones y quedándose detrás mía, escupió en su mano, llevando esta hasta mi orificio anal, empezando a lubricar mi caliente agujerito. Pasaba sus dedos por él, presionando hasta que consiguió meter 2 de ellos, empezando a dilatar mi esfínter, haciendo que este se fuese abriendo como si fuese el capullo de una flor.
¡Ohhh! ¡ooohhh! Jadeaba yo de manera casi imperceptible, con la cabeza agachada y el pecho recostado sobre las cajas de cartón, dejando mi culo totalmente expuesto y listo para ser perforado por la pija que aquella noche me iba a hacer suyo.
Boiro, después de haberme abierto y dilatado bien el culo, dejando lubricado con su saliva el hoyito que tanto placer le iba a dar, acercándose más a mí, llevó la punta de su polla a aquel agujero que tanto deseaba perforar, y colocando la punta del glande, empezó a introducirlo mientras me sujetaba con sus manos aferradas a mis caderas.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Suspiré ronroneando ligeramente emitiendo unos muy leves gemidos, notando como aquella polla iba entrando por mi culo, haciéndome suyo nuevamente.
Una vez me hubo metido toda la polla en el culo, quedándose pegado a mí, se recostó sobre mi espalda, a la vez que llevaba sus manos a mis pechos acariciándolos, mientras con su boca iba dándome besos por la espalda.
Dios que gusto, susurraba besándome la espalda mientras con sus manos frotaba mi pecho y abdomen a la vez que iba moviendo suavemente su pelvis, haciendo que su polla fuese deslizándose por dentro de mi culo, logrando que su verga no dejase de rozar mi glándula prostática, haciéndome derretir de tanto gusto que me estaba dando.
Así me estuvo dando por el culo durante un buen rato, haciéndome ronronear como una gatita en celo, ya que no podíamos dar rienda suelta a nuestros escandalosos y sonoros gemidos.
Mientras me daba por el culo, con una mano frotaba mi pecho y abdomen, a la vez que con la otra iba pajeándome y acariciando suavemente mi polla mientras con su boca besaba mi espalda. Hasta que noté como la mano con la que acariciaba y pajeaba mi polla, empezaba a moverse más rápido junto a los movimientos que daba a su pelvis. Sabía que ambos estábamos próximos al orgasmo y aquello ya me lo anunciaba.
Y así fue, notando como mis huevos se contraían pegándose más a mi culo y mi polla empezaba a hincharse, no pude resistir más, teniendo que soltar un gemido, mientras me empezaba a correr sobre aquellas cajas de cartón, ¡ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gemí, empezando a derramar mi leche sobre aquellos cartones que formaban nuestro improvisado nido de amor.
Largué 5 largos trallazos de semen, empezando a temblarme las piernas mientras eyaculaba, siguiendo, siendo follado por él, mientras yo me corría.
Él no tardó mucho en seguir mis pasos, ya que, en un escaso minuto, empecé a notar como su polla se hinchaba empezando a palpitar, mientras escupía todo el semen dentro de mi culo, dejándome preñado el culo de leche.
¡Ohhh! ¡ooohhh! Me corro, ¡ooohhh ohhh! Jadeaba él regando con su esperma el interior de mi culito.
Una vez terminó de soltar toda la leche con la que acababa de preñarme, quedándose recostado sobre mi espalda, fuimos recuperando la respiración, hasta que su polla, fue poco a poco escurriéndose de mi culo.
Nada más salir su polla de mi recién follado culo, dándome la vuelta, fui en busca de su polla, metiéndomela en la boca, saboreando los restos que quedaban de su semen. Dios que gusto y ganas tenía de chupar y probar aquel esperma, mientras el se retorcía de gusto, yo le succioné y chupé la polla, hasta dejársela limpita y reluciente.
Una vez terminamos y nos volvimos a poner las bermudas, dejando aquello todo recogido y limpio, volví a por otros “Cuba libres”, los cuales bebimos allí sentados sobre los cartones, haciendo que leíamos las revistas.
Por supuesto que no leíamos nada, solo bebíamos y de vez en cuando nos acariciábamos, recordando la follada que acababa de darme y lo rico que había estado la montada que me dio.
Por supuesto aquello se estuvo repitiendo durante los 6 meses que duró la campaña, volviendo a follar como conejos. Lo hicimos en varios sitios, los lugares que más frecuentamos para que el me diera por el culo, fueron las duchas, el entrepuente, donde acabábamos de copular, y la lavandería, donde se solía secar la ropa.
Me excitó mucho tu relato, que divino es hacerlo a escondidas para que no nos descubran!