Así fue como, un sintecho o indigente terminó dándome por el culo aquella noche hasta dejarme preñado con su semen.
Recuerdo que era la noche de un sábado, ya iba bien avanzado el otoño, el frío se empezaba a notar, me acuerdo porque ya había que llevar al menos una cazadora si no querías quedar congelado, sobre todo así que la noche empezaba a caer. Ya a última hora de la tarde se agradecía la cazadora o una chaqueta, yo creo que sería muy cerca del San Martiño o Martín, que se celebra el 11 de noviembre y que normalmente pasados estos días en que suele hacer buen tiempo, al menos en la ciudad donde vivo y que solemos decir que falta por venir el veranito de San Martín, vamos que suelen venir unos días de sol, como anunciándonos que el verano ya se ha terminado y que ahora empiezan las heladas, cosa que así suele ocurrir, al menos son los recuerdos que yo tengo y no suelen fallar, ni el veranito de San Martín, ni el veranillo de San Miguel que esté sí nos anuncia el final del verano y el comienzo del otoño. Ya puede haber cambio climático que estos días no fallan. El caso es que llevaba toda aquella semana caliente, no me había pajeado en toda la semana, siempre dejaba para el día siguiente a ver si tenía suerte y encontraba alguien que me gustara para poder follar, pero un día por unas cosas y otro por otras, el caso es que llevaba toda la semana intentando follar sin tener suerte. Ese fin de semana tenía pensado sí o sí en follar, sabía que, sino follaba o me pajeaba, iba a terminar con dolor de huevos, y ya se me estaban poniendo azules, así que de ese fin de semana no pasaría.
Así de felices me las veía cuando aquel sábado salí en búsqueda de alguien con quien follar, pero como dice el refrán, el hombre propone y Dios dispone. El caso es que ya iban a dar las 4 de la madrugada y yo andaba con un empalme de campeonato y sin encontrar un alma con quien echar un palito. Ya solo me quedaba como recurso el pajearme, no quería llegar al domingo con aquella calentura. Había ido al centro de la ciudad y no había tenido suerte, ni siquiera en los aseos públicos a los que solía acudir había encontrado nada. Únicamente en los aseos de la estación de autobuses había visto algo de marcha, pero no me había terminado de convencer la gente, chaperos, algún drogadicto y un par de maduros que más bien parecían indigentes o sintecho. Uno de los que creía que eran indigentes o sintecho, ya llevaba varios días viéndolo por los aseos, las veces que lo vi, siempre estaba lavándose, El se me quedaba mirando, pero nunca llegó a decirme nada ni a hacer alguna seña, pues es muy posible que si me hubiese llegado a hacer alguna seña, hubiera ido con él, es uno de mis fetiches, me gusta ser follado por indigentes, vagabundos o sintecho, incluso okupas, es algo que me atrae, desde que en una ocasión me folló un indigente exhibicionista, con el cual me topé un día que iba para casa, pues desde esa vez, raro es que no vaya en ocasiones por lugares donde pueda toparme con ellos, tengo ido incluso a lugares que se que suelen dormir. Varias veces fui a ver si tenía suerte a debajo de un puente que se que allí es raro no encontrar alguno, de camino a mi casa hay 2 puentes que cruzan la vía principal, y se que allí bajo esos puentes suele haber indigentes durmiendo, lo mismo que debajo del viaducto donde ya me tengo encontrado con algún que otro, pues allí en una de las esquinas había una casa en ruinas y en la otra esquina había justo enfrente un pequeño descampado donde al fondo había unas chabolas, y además debajo del viaducto solía haber vehículos abandonados donde en más de una ocasión había visto dormir a alguno.
La cosa es que ya me iba para casa sin haber encontrado con quien follar, cuando decidí ir por esos lugares donde suelen andar durmiendo indigentes, era cosa que solía hacer muchas veces cuando me iba para casa, incluso en más de una ocasión, después de andar rondando por estos lugares tengo ido de vuelta para el centro de la ciudad, siempre era posible encontrar con alguno que a última hora pasaba por los aseos a los que solía acudir y que solían estar abiertos toda la noche. Pero en esta ocasión, cuando ya estaba pensando en volver por el centro de la ciudad, me encontré con un sintecho o indigente. Solo me faltaba ir al otro puente que cruza la vía principal, cuando se me dio por meterme en el pequeño descampado que había enfrente al viaducto. Allí sabía que había unas chabolas, nunca había encontrado a nadie las veces que había ido, no sabía si solían vivir alguien en ellas o es que las usaban para guardar cosas, porque al menos por el día sí tenía visto a gente allí, para que puedan entender, era una zona que había quedado sin poder edificar ni de momento hacer nada, pues la mayoría del terreno que antiguamente había, al igual que las pequeñas casas de planta baja, las habían expropiado para poder abrir la vía principal, quedando justo las 4 esquinas del viaducto sin hacer nada. En 2 de ellas ya habían empezado a edificar y ahora quedaban las otras 2 esquinas del otro lado del viaducto. El caso es que por allí se me dio por meter cuando ya había cruzado desde el viaducto, camino hacia el otro puente que cruza la vía principal.
Cuando llegué, anduve mirando alrededor de las chabolas, pero nada, allí no se veía a nadie ni parecía que hubiese nadie. Me paré para encender un cigarrillo cuando veo salir de la esquina más alejada y oscura de donde estaban las chabolas, a un hombre. Joder, de donde hostias había salido aquel fulano, de la chabola no parecía que había salido, pues él venía justo de la esquina que quedaba detrás de la chabola. Yo al verlo venir hacia donde yo estaba, hice que iba a mear, y eso fue lo que hice, una vez terminé de encender el cigarrillo, fui hacia uno de los costados para hacer que iba a mear.
Mientras me ponía a hacer que meaba, miraba de reojo para aquel hombre que había salido de aquella oscura esquina, parecía que se venía colocando la ropa, él por supuesto que me había visto, de hecho, no me quitaba la vista de encima. Cada vez estaba más cerca de donde yo estaba, cuando me fijo que aquel fulano no era otro más que el sintecho que había visto varias veces aquella semana en los aseos públicos de la estación de autobuses. Al darme cuenta de quien era, un escalofrío recorrió por todo mi cuerpo, él al acercarse más, también me debió reconocer porque al momento le cambió la cara, se quedó parado mirando hacia mí y una vez que debió tener claro de quien era, vino acercándose a mí, se quedó parado a unos pasos pudiendo comprobar que yo no estaba meando.
Dios, yo estaba cada vez más nervioso, sabía que estaba allí mirándome y yo no era capaz de soltar ni una triste gota, es más cada vez estaba más empalmado, no sabía si al fulano le iba el rollo, o terminaría pegándome una hostia y tratando de robarme. Pero no, no era de esos, al fin me habló y me pidió un cigarrillo.
Tienes un cigarro, me decía acercándose más a donde yo estaba haciendo que meaba.
yo por supuesto que le dije que sí, moví la cabeza en señal afirmativo a la vez que metía la mano en el bolsillo de la cazadora, sacaba el paquete de tabaco y se lo pasaba con la mano para que cogiera uno.
El al ver que yo estiraba la mano dándole el paquete de cigarrillos para que cogiera uno, terminó de acercarse a mí, echando mano al paquete de cigarros. Luego le pasé el encendedor a la vez que él me devolvía el paquete de tabaco, cogía el encendedor, prendía lumbre al cigarro y me devolvía el mechero.
Al ver que yo seguía allí con la polla de fuera haciendo que meaba, se quedó mirando, pudiendo comprobar que yo no soltaba ni una triste gota y que se me veía bastante empalmado.
En ese momento fue cuando me preguntó si andaba buscando donde dormir.
¿Estás buscando sitio donde poder dormir?
Yo giré la cabeza mirando hacia él y le contesté que no, solo me paré a encender un cigarrillo y ponerme a mear cuando te vi salir.
Sí, ya te vi venir, pero como vi que andabas mirando por alrededor de las chabolas, creí que andabas buscando sitio donde poder dormir.
No, no andaba buscando eso, le dije empezando a ponerme colorado, no sabía que decirle y no me atrevía a decirle que era lo que andaba buscando. Claro que él no era nada tonto y sabía muy bien que era lo que andaba buscando, de hecho, ya me había visto en varias ocasiones rondar por los aseos públicos de la estación de autobuses,
Al ver que yo no me decidía, se vino acercando más a mí a la vez que me decía:
Si quieres yo tengo sitio donde poder dormir.
Giré la cabeza para verlo a la vez que iba a decirle que no, cuando veo como echa su mano a mi culito y escucho que me dice:
Ya te vi varias veces por los aseos de la estación de autobuses, y si quieres podemos ir a dormir juntos, mira como estás, me decía acariciándome uno de los cachetes de mi culo y llevando luego la mano a mi polla y empezar a acariciarla suavemente.
Te gusta lo que te estoy haciendo, me decía pegándose totalmente a mi a la vez que acariciaba mi polla descapullándola suavemente.
Bufff, mira que caliente estás, te gusta lo que te estoy haciendo, ¿verdad?
Yo que ya no podía aguantar más, suspiraba notando como su mano me acariciaba la polla a la vez que la iba descapullando suavemente, moviendo la cabeza en señal de afirmación. Tiré el cigarrillo que estaba fumando, dejando que aquel indigente siguiera acariciándome la polla, sabía a ciencia cierta que ya me tenía en sus manos y además con lo caliente que yo andaba, lo estaba deseando.
Busqué con mi mano su entrepierna, empezando a buscar su paquete, tan pronto se lo noté, pude comprobar que él también estaba empezando a ponerse empalmado. Palpaba su bulto, tratando de buscar la abertura para sacarle la polla de fuera, cosa que él al ver lo que yo pretendía, llevó su mano a la cremallera del pantalón, bajando la misma y dejando que yo metiese mi mano en busca de su polla.
Metí la mano por la abertura empezando a tratar de sacarle la polla de fuera, al palpar su bulto, pude notar que parecía tener una muy buena polla, pues todavía no estaba empalmada de todo y ya se le podía notar un buen bulto.
Él dejando que yo fuese sacándole la polla de fuera, terminó por tirar el cigarrillo que estaba fumando y me había pedido, luego llevó la otra mano a mi polla y a la vez que me acariciaba con una, con la otra empezó a palparme los huevos mientras me decía:
¿Te gusta lo que te hago verdad?
Sí le contesté ahora ya más relajado.
Ya sabía que te gustaba la polla, ya te vi varias veces en los aseos y hoy veo que tienes ganas de pollita, ¡verdad que sí?
Sí, le contesté a la vez que movía la cabeza en señal de afirmación mientras trataba de sacarle la polla de fuera.
Él al ver que no le daba sacado la polla de fuera, llevó sus manos a su pantalón, aflojó la correa de este y en un momento terminó de sacarse la polla de fuera, dejando que yo se la agarrara con mis manos.
Dios, menudo pedazo de salchicha que se gastaba el muy cabrón, todavía no estaba empalmado de todo y ya tenía una verga mucho más grande y gorda que la mía. Empecé a acariciarla, pudiendo comprobar lo suave y caliente que la tenía. La descapullé y acaricié con mucho mimo a la vez que con la otra mano le iba acariciando los huevos. Le pude notar que la punta de la polla la tenía algo mojada, seguro que de donde había salido cuando lo vi salir del fondo, venía de mear o hacer algo más, pero a mí, a aquellas alturas poco me importaba, con lo caliente y salido que andaba, lo único que deseaba era que aquel indigente me diera por el culo. Deseaba que me metiera la polla por el culo y me preñara bien preñado de leche.
Ay maricón que bueno estás, me decía el sintecho acariciándome mientras yo le palpaba los huevos y acariciaba la polla. Él viendo que yo lo estaba deseando y que estaba salido a más no poder, empezó a desabotonarme la camisa una vez tiró de esta sacándomela de los pantalones por donde la tenía metida. Iba poco a poco desabotonándola a la vez que me acariciaba el pecho y abdomen, maravillándose de lo bueno que estaba y la suerte que tenía al poder follarse a una cosita que estaba tan pero que tan buena, de hecho, él no paraba de alabarme diciéndome lo bueno que estaba.
Ay maricón que bueno estás, que bien lo vamos a pasar, me decía empezando a soltarme la correa del pantalón para luego seguido bajarme el pantalón y slip, dejando que estos cayesen por si solos al suelo.
Me pegó a él, abrazándome fuertemente, mientras me decía lo mucho que le gustaba.
Ay maricón que bueno estás, Dios como me gustas, me decía abrazándome a la vez que me restregaba a él.
Quiero follarte, quiero darte por el culo y hacerte mío, me decía empezando a morder el cuello a la vez que iba bajando hasta apoderarse de mis pequeños pezones, los cuales empezó a morder como si le fuera la vida en ellos.
Ay maricón, porque no vamos a donde estoy durmiendo y así te podré follar mucho mejor, anda vamos que sé que tienes muchas ganitas de polla, ¿eh, que te parece?
Mira solo tenemos que ir hasta ese coche, ves, allí es, así además estaremos más resguardados, ¿eh, que te parece?
La verdad es que a aquellas alturas a mi ya todo me daba igual a donde me llevara, yo solo quería polla, quería que me diera por el culo y me follara bien follado.
Miré para donde me señalaba y vi que se trataba de un vehículo bastante grande, viejo no era, aquello era una auténtica ruina, no se como no me había fijado antes, pues poco le faltaba para que se cayera a cachos. Estaba justo a la entrada de este descampado, al menos no teníamos que ir muy lejos, pero bueno si allí era donde me quería follar, pues para allí iríamos, poco me importaba el vehículo, lo que quería en aquellos momentos era polla y que me diera por el culo.
Al ver que le dije que sí, agarrándome por la mano, empezó a llevarme hacia el vehículo, ni tiempo me había dado para que pudiera colocarme la ropa, solo tuve tiempo a subirme el slip y pantalón, y así como estábamos, sin poder abrochar el pantalón ni la camisa, me llevó hacia el vehículo donde una vez llegamos nos metimos ambos. Allí, aunque pasara gente, no nos podrían ver, pues los cristales estaban tapados con cartones desde dentro del vehículo. Lo único es que si pudieran ver el movimiento de este si es que no terminaba de caerse a cachos, lo mismo que podrían escucharnos si los gemidos que dábamos eran fuertes.
Me hizo entrar de primero, pudiendo comprobar que tanto el asiento del conductor como el del copiloto estaban arrimados hacia el salpicadero y que el espacio que había entre estos y el asiento trasero, teníamos bastante espacio. Allí se podía ver varias bolsas de plástico, la mayoría con ropa por lo que deduje que aquel hombre maduro de unos 50 y tantos años, lo más probable era que se hubiera quedado sin trabajo y lo hubieran terminado echando de su casa, realmente no lo sé porque no quise preguntarle, me daba rabia, y la verdad es que lo que estaba deseando era de que me diera por el culo y me follase bien follado.
Me senté en el asiento esperando a que él entrase y cerrara la puerta, cosa que hizo nada más terminar de sentarme yo, y al momento ya se abalanzó sobre mí. Empezó a morder el cuello y orejas mientras me iba acariciando con sus manos a la vez que trataba de quitarme la camisa y cazadora que llevaba puestas, totalmente abiertas dejando mi pecho y abdomen al descubierto.
Al tiempo que él me iba despelotando, yo fui sacándole los pantalones que ya tenía abiertos, por lo que enseguida pude sacarle la polla y huevos de fuera, empezando a acariciarle aquella verga que cada vez estaba más tiesa y dura. El cabronazo tenía una muy buena polla, cuando me la metiera por el culo me iba a hacer chillar y gemir de lo lindo, no se lo que le mediría, pero unos 16 o 17 centímetros de largo, seguro y algo más gruesa que la media. No estaba circuncidado, por lo que la piel del prepucio todavía le cubría parte del glande, pero lo poco que ya se le podía ver, ya lo tenía bastante enrojecido, a saber, cuanto tiempo llevaba aquel fulano sin echar un casquete. Mejor pensaba yo para mis adentros, así me preñará bien preñado de leche.
Una vez me tuvo quitado la camisa y cazadora, hizo lo mismo con el pantalón y slip, tiró de ellos hacia abajo y mientras yo levantaba el culo del asiento, el me bajo hasta los tobillos el pantalón y slip.
Quítate los zapatos, así te quitamos el pantalón y el slip para poder estar más cómodos. Cosa que hice al momento, dejando que me quitase por completo el pantalón junto al slip, quedándome totalmente en pelotas, pues hasta los calcetines me llegó a quitar.
Una vez ya me tuvo completamente desnudo y a su entera disposición, mientras yo le acariciaba la polla, él terminó de sacarse su ropa, quedándose al igual que yo, completamente en pelotas.
No se veía muy mal, apenas tenía barriga, pues estaba algo delgado, aunque se veía que era de constitución fuerte. De altura era unos 15 centímetros más o menos más alto que yo, que tan solo mido 1,65 y por aquellas pesaba unos 57 kilos, por lo que estaba bastante delgado, pues con decir que de talla de pantalón usaba una 36 de las medidas de aquella época, ya podréis daros una idea de mi físico.
Así que ambos estuvimos desnudos como Dios nos trajo al mundo, él no perdió tiempo, mientras yo acariciaba su verga con la que muy pronto iba a ser preñado, él me abrazó a él empezando a acariciar a la vez que me decía lo bueno que estaba.
Ay maricón que bueno estás, me decía abrazándome a él mientras me acariciaba con sus manos por la espalda. Dios que culito, me decía apretándome los cachetes con sus manos mientras me mantenía abrazado a él.
Empezó a morderme las orejas siguiendo luego por mi cuello haciéndome estremecer de gusto con cada mordisco que me daba en el cuello, cosa que él al ver como temblaba y gemía cada vez que mordía mi cuello, fue subiendo hacia mi boca hasta que empezó a morder los labios dejándomelos doloridos y enrojecidos de tanto que los chupó y mordió, metiéndome al final la lengua en la boca y haciéndome que se la chupara y saboreara.
Ay maricón que bueno estás, te voy a comer todo, voy a hacerte chillar y gemir como nadie te lo ha hecho.
Yo que estaba más salido que una manada de yeguas en celo gemía y me retorcía en sus brazos sin poder dejar de temblar de tanto gusto que me estaba haciendo pasar aquel sintecho. Estoy seguro de que, si alguien pasaba por allí en aquellos momentos, nos podría escuchar perfectamente, vamos que cualquiera se hubiera dado cuenta de que allí en aquel vehículo en ruinas, estábamos follando, los gemidos eran muy pero que muy claritos y escandalosos.
Yo que no paraba de gimotear y retorcerme de gusto sin poder dejar de temblar, me abrazaba a él pidiéndole que me follara.
Fóllame, me vas a hacer correr y quiero que me folles, le decía sin dejar de abrazarlo.
Sí mi putita, sí que te voy a follar.
¿quieres pollita verdad?
Siiií, le chillaba abrazándome a él.
Me hizo bajar del asiento y ponerme en medio de sus piernas, mientras sujetaba su polla con una mano y con la otra acercaba mi cabeza a ella para que empezara a chupársela.
Anda maricón, abre la boquita y métela toda en la boca y chúpala. Cosa que empecé a hacer, abrí la boca empezando a tragarme todo lo que podía aquella verga, sabía que tenía que dejarla bien mojada y babada para que cuando me la metiera por el culo fuese más fácil y no me doliese tanto, cuanto mejor lubricada estuviese, más fácil sería la penetración, eso lo sabía yo y él también lo sabía.
Sabía que se gastaba una buena polla y para que entrara bien por el culo, era necesario que además de una buena lubricación, el agujero del ano debería estar suficientemente dilatado. Sabía que caliente ya me tenía, así que ahora era cosa de lubricar bien la polla que me iba a introducir por el culo.
Así maricón así, trágatela toda, así así, ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba el sintecho empujándome la cabeza a la vez que impulsaba su pelvis tratando de que me tragase toda su verga, ¡ooohhh siií! ¡ooohhh que boquita tienes maricón! Sigue sigue, no te pares, ¡ooohhh que gusto! Gritaba él mientras yo chupaba tragándome todo lo que podía aquella verga.
Después de tenerme un buen rato chupándole la polla, me hizo levantar volviéndome a sentar en aquel desvencijado asiento. Me abrazó a él a la vez que me decía que ahora me iba a follar.
Dios que bueno estás maricón, me decía mordisqueándome el cuello a la vez que retorcía mis pequeños e hinchados pezones. Yo me estremecía al notar como sus dientes mordisqueaban mi cuello, gemía y me retorcía de gusto abrazándome a él.
Ahora vamos a follarte, te voy a dar por el culo hasta dejarte embarazado, mira como gimes y te retuerces de gusto, seguro que lo estás deseando, ¿Verdad putita?
Siií, fóllame, le pedía yo abrazándome a él.
Bajó su boca hasta mis duros e hinchados pezones, empezando a morderlos mientras yo con mi mano buscaba su verga empezando a acariciarla. Dios como deseaba tener dentro mía aquella verga, cada vez estaba más caliente y excitado, solo deseaba que aquel sintecho me follara e hiciera suyo, quería sentirlo dentro mía y que me preñara bien preñado.
Fue buscando con sus manos mi abertura anal, metiéndome un dedo cuando palpó mi abertura, al ver que su dedo entraba perfectamente, lo sacó metiendo ahora 2 dedos, vio que entraban sin ningún problema, uy maricón que caliente y abiertito estás, anda levántate que te la voy a meter por el culo.
Me levanté del asiento mientras él me iba guiando con la mano. Ponte así mirando para el frente, me decía colocándome, mirando hacia el volante mientras él se sentaba arrimándose al borde del asiento. Me colocó en medio de sus piernas diciéndome que ahora me fuese sentando sobre él.
Ven, vete agachándote poco a poco, así, coloca las manos aquí, así así, ahora espera y aguanta un poquito que te voy a colocar la polla en la entrada de tu abertura. Así, así, vete sentándote poquito a poco, así, así, ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba él mientras su polla se iba introduciendo por mi culo.
Yo abría la boca y los ojos notando como su verga se iba introduciendo en mí. Dios, notaba como mi culo se iba abriendo cada vez más, hasta que estuve totalmente ensartado por aquella verga del sin techo. Sudaba y gemía cuando por fin noté como aquella verga llegaba a lo más profundo de mis entrañas. Ya me tenía acoplado a él, ya era totalmente suyo.
¡Ay maricón que culito tienes! ¡Dios que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba sujetándome por las caderas a la vez que impulsaba su pelvis ordenándome que moviera el culo.
Así maricón así, mueve el culito, así así, ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba mientras yo subía y bajaba ensartándome en aquella polla.
Así estuvimos unos minutos, pero como no estábamos muy cómodos, me dijo que me levantara que íbamos a probar de otra manera. Ven, ponte mejor mirando para mí. Así abre las piernas y sube las rodillas al asiento.
Hice lo que me pedía y montándome a horcajadas sobre él, mientras me sujetaba con una mano en su hombro, con la otra mano llevaba su verga a la abertura de mi ano, dejando que se fuese introduciendo por mi culo.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gemía yo a la vez que su verga se iba introduciendo en mí.
Así maricón así, mira como te gusta y disfrutas, ¿te gusta que te den por el culo eh! Te gusta ¿eh maricón!
Siií, sí me gusta, gritaba gimoteando a la vez que sujetado con mis manos en sus hombros, subía y bajaba ensartándome en su verga.
El sintecho sujetándome por las caderas mientras yo lo cabalgaba, llevaba su boca a mis duras tetillas, lamiéndolas y mordisqueándolas, a la vez que bufaba y gruñía clavándome la verga en lo más profundo de mis entrañas.
Así así, ¡ooohhh ohhh! ¡ooohhh que gusto! Gritaba una y otra vez mientras yo lo cabalgaba cada vez más salvajemente.
Los 2 sudábamos por todas partes, él me abrazaba cada vez más fuertemente a él, a la vez que lamía y mordía mi hombro y cuello soltándome toda clase de improperios, mientras yo cada vez lo cabalgaba más salvajemente, gimoteando y gritando cada vez que su polla rozaba mi glándula prostática. Ya mi polla estaba toda pringada y no dejaba de gotear soltando gotas de semen, cuando de repente noto como él se tensa sus manos se aferran más fuertemente a mis caderas y empieza a gruñir y gritar a la vez que su polla empieza a expulsar chorros de semen dentro mía.
¡Ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh ohhh! Me corro, me corro gritaba soltando todo su semen dentro de mi culo, dejándome preñado.
Cuando terminó de eyacular y yo paré de cabalgarlo, mientras seguía con su polla incrustada en mi culo, él abrazándome a él, empezó a morderme el labio inferior para luego terminar metiéndome la lengua dentro de la boca dándome un morreo mientras su polla terminaba de soltar las últimas gotas de semen dentro de mi culo.
Una vez ya calmados y recuperada la respiración, mientras su polla iba saliendo de mi caliente y abierto culo, el sintecho viendo que yo todavía seguía con la polla tiesa y dura, sujetándome por las caderas, se movió dejándome caer tumbado sobre el asiento y así como me había quedado, empezó a menearme la polla a la vez que con la otra mano acariciaba mi pecho y abdomen.
Así maricón, así, suelta tu lechita, me decía meneándome la polla para que me corriera.
No tardé apenas nada ya que estaba tan pero que tan excitado y caliente que en menos de 2 minutos empecé a gritar que me corría.
Me corro, me corro, ¡ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gritaba retorciéndome de gusto a la vez que de mi polla salían varios trallazos de semen que fueron a parar a mi pecho y abdomen.
Así maricón así, suelta tu lechita, me decía el sintecho sin dejar de menearme la polla.
Ahora sí, ahora ya estaba relajado, seguía caliente y con ganas de más verga, pero al menos relajado y con el culito bien preñado.
Así estuvimos al menos unos 20 minutos, tiempo en el que me siguió acariciando y en el que estuvimos fumando un cigarrillo, luego como ya era algo tarde y al sin techo no se le veía trazas de que pudiera volverme a dar por el culo, decidí vestirme y marchar para casa, eso sí, con la promesa de volver otro día para repetir la follada.