Esta es la historia de un seguidor de Twitter que me pidió que escribiera su historia, según él, historia completamente real.
El nombre no viene al caso, pero digamos que él se llama Alejandro y su hermano Luciano. Alejandro cuando todo esto sucede tiene 18 años recién cumplidos y su hermano Luciano 27, vamos que prácticamente le lleva 10 años. Su hermano Luciano es alto, casi 1,80 centímetros, fortachón y muy varonil. Cosa que Alejandro digamos que es todo lo contrario, poco más de los 1,70 centímetros de estatura, delgadito y de facciones suaves, vamos que Luciano es como la familia paterna y Alejandro claramente como su madre.
Aunque Alejandro desde muy jovencito ya supo que a él le gustaban más los chicos que las chicas, hasta entonces nada había hecho, no había tenido relación sexual alguna. Todo comenzó aquella madrugada en la que la casualidad quiso que a causa del calor y excitación que sentía, despertó de madrugada y muerto de sed, se le ocurrió ir a la cocina a beber algo y así aplacar aquella tremenda sed que tenía.
Se levantó de la cama y tal como estaba con tan solo el pantaloncillo del pijama que utilizaba para dormir, era un pantaloncillo corto de tela muy fina, se encaminó a la cocina, así como estaba, no usaba la parte de arriba del pijama, pues solía tener mucho calor y solamente dormía con aquel fino pantaloncillo del pijama. Así como estaba, con las luces apagadas, se dirigió hacia la cocina. Luego de beber y calmar la tremenda sed que tenía, fue cuando iba a volver a su dormitorio, pero al salir de la cocina, le pareció escuchar un ruido, ruido que venía de la sala. Curioso como era, descalzo como estaba, sigilosamente se fue a asomar a ver que era aquel ruido que parecía venir de la sala.
Nada más asomarse al umbral de la sala, pudo apreciar que el ruido que escuchaba provenía de allí, era su hermano Luciano que, sentado en el sofá, se estaba masturbando a la vez que veía una película porno en la televisión. Este gemía levemente mientras meneaba la tremenda polla que tenía el muy cabrón. Dios que pedazo de polla que tenía su hermano, nunca se la había visto y verlo ahora con semejante excitación mientras se masturbaba viendo la película porno, lo había dejado sin habla, no sabía que hacer, ver aquello lo estaba excitando de una manera que nunca creyó pudiera ser posible.
Joder era su hermano, pero aquello era mucho más fuerte que él, su cuerpo se estremecía y un tremendo gusto le recorría por todo su cuerpo. Sin poder dejar de mirar como su hermano deslizaba su mano a todo lo largo de aquella tremenda polla a la vez que soltaba leves gemidos, masturbándose, sin sospechar que su hermano lo estaba viendo embobado desde el umbral de la sala.
Si el calor lo había despertado, aquello que ahora estaba contemplando, estaba haciendo que la temperatura de su cuerpo empezase a subir, no podía dejar de mirar como su hermano se masturbaba, se había quedado hipnotizado, era como si estuviera en trance, solo veía aquella tremenda polla, veía cómo se descapullaba una y otra vez, dejando al descubierto aquel enrojecido glande.
De repente vio como su hermano dejaba de masturbarse a la vez que trataba de taparse sus partes, rompiendo aquella excitante y caliente masturbación que absorto estaba contemplando.
¿Qué estás haciendo ahí? Le soltó su hermano mirándolo con ganas de estrangularlo, mientras trataba de taparse para que su hermano Alejandro no viera que estaba desnudo con el pantalón sobre los tobillos, masturbándose mientras veía aquella película porno en la televisión.
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Nada, solo me levanté para beber, tenía mucha sed y cuando salí de la cocina escuché ruido y venía a ver que era.
¿Llevas mucho tiempo ahí mirando? Le preguntó Luciano.
No, estaba llegando cuando me viste.
¡¿Y que fue lo que viste? Le preguntaba curioso su hermano mayor.
Nada, no vi nada, solo…
¿Solo qué…?
Dios, no sabía que contestarle, me daba vergüenza y si supiera que me gustaba aún me daba más vergüenza. Solo vi tu cosa, vi como la acariciabas, yo ya me iba a dormir, puedes seguir, yo no voy a decir nada.
Después de unos segundos de total silencio donde se podía palpar la tremenda tensión
Que reinaba, mi hermano Luciano me llama para que me siente junto a él.
Ven, me decía poniendo su mano sobre el sofá para que me sentara a su lado.
¿Tú nunca te masturbas?
Sí, claro como todos me supongo.
¿Quieres ver la película y que nos masturbemos juntos?
Bueno, le contesté a la vez que me encogía de hombros. Me acerqué al sofá donde sentado mi hermano desnudo con el pantalón sobre los tobillos lo había visto como se masturbaba, y muerto de vergüenza me senté. Dios, no sabía que decir o hacer, cada vez la excitación y calentura que tenía era mayor, nervioso como estaba, miraba para la polla de mi hermano, bufff, ver aquella tremenda verga me estaba poniendo malo, no quería que me viera mirándole la verga de aquella manera tan descaradamente, me hacía temblar y ponía muy nervioso, pero yo no podía dejar de mirar para aquella tremenda polla que tiesa como ella sola, se erguía hacia el techo de la sala. Al ver que mi hermano miraba para mí, giré la cabeza tratando de mirar lo que se veía en la televisión, pero me era imposible no mirar de reojo para la tremenda polla de mi hermano Luciano.
Mi hermano al ver lo nervioso que me había puesto, que no sabía que hacer y que no dejaba de mirar para su verga como la acariciaba a todo lo largo con su mano, me dijo para animarme rompiendo aquella tensión.
¿Qué, no te animas… ¿O es que te da vergüenza hacerlo delante mía?
Claro que me daba vergüenza, sobre todo que se diera cuenta de que lo que más me excitaba y calentaba era verle la tremenda polla que tenía, me daba muchísima vergüenza de que se diera cuenta de que era él, y no la película porno lo que me excitaba y me tenía tan caliente y nervioso.
Así que muerto de vergüenza y excitado como estaba, metí mi mano por dentro del pantaloncillo del pijama, empezando a acariciarme mi caliente y tiesa verga. Miraba de reojo para mi hermano, viendo como el se me quedaba mirando, bufff, yo a cada segundo que pasaba, me excitaba más, las orejas las tenía que me echaban humo de lo calientes y enrojecidas que las tenía, cada vez que veía deslizar su mano a lo largo de aquel rabo que se gastaba, yo me ponía más malo. Deseaba agarrársela con mi mano y acariciarla, deseaba tocarla, quería sentirla en mi mano.
Mi hermano que además de mayor que yo me conocía mucho más de lo que yo pensaba, al ver que yo no dejaba de mirar para su verga, me preguntó si me gustaba.
¿Te gusta Alex, te gusta mi polla?
Yo al escuchar lo que mi hermano me decía, me puse aún mucho más nervioso, si mi cara era todo un poema, ahora aún era mucho más, al momento se me enrojeció más de lo que ya estaba y a la vez que le miraba a los ojos, no pude más que mover la cabeza en señal afirmativo, las palabras no me salían, me daba muchísima vergüenza.
¿Quieres tocarla?
¿Quieres agarrármela tú y masturbarme?
Dios, no podía creerlo, al momento me quedé paralizado al escuchar a mi hermano decirme aquello. Claro que quería tocarle la polla, era lo que más estaba deseando, pero escuchar salir aquellas palabras de sus labios me habían dejado paralizado.
Mi hermano al ver la congoja que me había entrado al decirme aquello, agarrándome la mano me animaba para que le agarrara con mi mano la tiesa y dura verga.
Que no te de vergüenza, ya se que te gusta ver más las pollas que las tetas de una tía, así que no te de vergüenza, estás conmigo y yo no voy a decir nada, me decía llevando mi mano a su tiesa y erguida polla.
Bufff, así que mi mano tocó aquella caliente y dura verga, no podía creerlo, muerto de miedo y vergüenza empecé a acariciar pasando mi mano suavemente a todo lo largo de aquella majestuosa polla. Todo mi cuerpo se había estremecido al acariciar aquella tremenda verga.
Mi hermano viendo como yo me quedaba absorto acariciando su verga, me preguntó:
¿Te gusta?
¿Te gusta mi polla?
Yo que no podía dejar de mirar admirando aquella tremenda polla, moví la cabeza de arriba abajo a la vez que soltaba un casi inapreciable sí, mientras deslizaba mi mano acariciando aquella maravilla con la que la naturaleza había dotado a mi hermano.
Mi hermano al ver con que pasión y mimo acariciaba con mi mano su dura verga, viendo lo que me gustaba y lo caliente y excitado que yo estaba, empezó a acariciarme con su mano mientras la iba subiendo hasta mi cabeza. Acarició con su mano mi cara llevando luego su mano a mi nuca a la vez que me animaba a que le chupase la polla.
Anda, chúpala si quieres que se que lo estás deseando, me decía a la vez que me animaba empujándome con su mano poniéndola sobre mi nuca.
Yo que ardía en deseos, me fui dejando llevar hasta que mi cara ya estaba delante de aquella verga que tanto me gustaba y tanto deseaba. Perdiendo los últimos resquicios de vergüenza y timidez que me quedaban, abrí la boca a la vez que sacaba la lengua empezando a pasarla por aquel enrojecido glande.
¡Ohhh! ¡ooohhh! Exclamó mi hermano soltando un sonoro gemido al sentir como la punta de mi lengua recorría todo el enrojecido glande que se mostraba una vez la piel del prepucio lo dejaba al descubierto. Así así, métela en la boca y chúpala.
No me hice de rogar, luego de pasar la punta de mi lengua por todo el enrojecido glande, abriendo la boca empecé a chupar la cabeza de aquella dura y tiesa polla.
¡Ohhh sí! Así así chúpala, chúpala así, me gritaba mi hermano tratando de empujar mi cabeza con su mano para que fuese tragando más.
¡Ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba una y otra vez viendo como yo chupaba e iba tragándome toda aquella tiesa y dura polla.
Yo no podía creerlo, sin haberlo pensado, allí me encontraba a oscuras en la sala con mi hermano el cual era casi 10 años mayor que yo, chupándole la polla como si me fuera la vida en ello.
Ya llevaba un buen rato chupando y acariciándole aquella tremenda polla con lo que la naturaleza había dotado a mi hermano, cuando ya totalmente desinhibido tragaba y chupaba la tremenda polla de mi hermano como si fuera lo último que iba a hacer. Para estar más cómodo y poder tragarme más su larga polla, terminé poniéndome de rodillas en medio de sus piernas, mientras él acariciaba mi espalda y cabeza.
Así así, chúpala toda, me decía acariciándome a la vez que con una de sus manos me revolvía el pelo.
Lo sabía, yo lo sabía, sabía que a mi hermanito le gustaba la verga, lo sabía y no me equivoqué, Dios que boquita más rica y que bien chupas la polla. Ya verás que bien lo vamos a pasar a partir de ahora. No quiero que esto lo hagas con nadie más, tú eres para mi solito, ya verás como te voy a hacer gozar, ya verás cómo vamos a disfrutar.
¿Lo has hecho alguna vez con alguien? Me preguntó mientras yo le chupaba la polla desesperadamente.
Al escuchar lo que me preguntaba, sacándome la polla de la boca, le contesté que no, que nunca lo había hecho, que era mi primera vez.
¿O sea que nunca has tenido sexo con nadie?
No, nunca he tenido nada con nadie.
¿Pero… nada de nada?
No, nada de nada.
¿Entonces eso quiere decir que tu culito también es virgen?
Sí, claro que es virgen, le contesté deseando que él fuese el primero, moría de ganas por que mi hermano me metiese aquella larga polla por el culo y me hiciese suyo. Al escuchar lo que me decía, mi cuerpo se estremeció a la vez que mi estómago se encogía recorriendo por todo mi vientre un hormigueo.
Luego de unos segundos de silencio total, mi hermano se levantó del sofá a la vez que me levantaba con él.
Ven, vamos al baño que esto no puede quedar así, me decía mientras me llevaba con él.
Sin hacer apenas ruido, nos metimos los 2 en el baño donde luego de cerrar la puerta, mi hermano se empezó a quitar toda la ropa. Yo miraba para él, viendo la cara de lascivia y lujuria con la que me estaba mirando, sabía muy bien que era lo que mi hermano me iba a hacer, eso me tenía algo nervioso, pero a la vez me excitaba, pues lo deseaba con toda mi alma, quería que mi hermano me penetrase y me follase bien follado, quería que me desvirgara y preñara bien preñado, deseaba ser su hembrita, quería ser suyo.
Yo sin saber que hacer, veía como mi hermano se iba quitando toda la ropa, quedando completamente desnudo. Las piernas me temblaban, no sabía que hacer, solo veía la tremenda verga de mi hermano, como él se iba desnudando y como me miraba con aquella cara de lascivia y lujuria, era la mirada de un depredador contemplando a su presa a la que va a dar caza.
Así que estuvo completamente desnudo, sin dejar de mirar a la cara, se acercó a mi a la vez que llevaba sus manos a mi pecho y abdomen, empezando a acariciarme mientras me decía al ver como yo no podía apartar los ojos de aquel tremendo falo que tieso se erguía majestuosamente.
¿Te gusta lo que estás viendo, hermanito?
¿Te gusta? Me preguntaba pasando su mano por mis pequeñas tetillas, acariciando y retorciendo mis ya duros e hinchados pezoncitos.
Yo que seguía mirando para aquella verga que le colgaba del medio de las piernas a mi hermano, moviendo la cabeza en señal de afirmación susurré un sí apenas audible.
Si, claro que me gustaba, me gustaba demasiado, tanto que me tenía absorto mirando para aquella maravilla con la que la naturaleza había dotado a mi hermano.
Que no te de vergüenza, puedes tocarla y acariciarla, es toda para ti. Vamos mira lo caliente y dura que la tengo, que no te de vergüenza tocarla, a partir de hoy será tuya siempre que tú quieras.
Nervioso y caliente como estaba, mientras mi hermano me acariciaba el abdomen y pellizcaba con una de sus manos mis tetillas, volví a agarrar con mi mano aquella polla que tanto estaba deseando, empezando a acariciarla de nuevo.
Bufff, que excitación y placer me daba acariciar aquella polla, deslizaba mi mano acariciándola a todo lo largo, notando lo suave y caliente que se sentía a la vez que mi mano la iba descapullando.
Así, así, tócala y acaríciala, mira lo dura y grande que es. Es toda para ti, ya verás cuando la tengas toda dentro tuya ya verás como vas a llorar de placer, me decía sin dejar de acariciarme el abdomen y pellizcar mis ya excitados y duros pezoncitos.
Anda, agáchate y chúpala otro poquito, saboréala y chúpala bien para que luego te la meta por el culo y te haga mi hembrita, me decía empujándome con sus manos para que me agachase y le empezase a mamar la polla.
Al momento ya me agaché y sin pensarlo más, abrí la boca, metiéndome todo lo que pude la verga de mi hermano en ella.
¡Ohhh! ¡ooohhh que gusto! Así así, trágala toda, gemía mi hermano empujando mi cabeza con sus manos a la vez que impulsaba su pelvis, tratando de que su verga me entrase toda en la boca, cosa que me era imposible, era demasiado grande y no me cabía. Cuando trataba de tragarla toda, me abría en arcadas y me daban vómitos impidiéndome que tragase más.
Así así, abre bien la boca y chúpala toda. Así, así trágatela toda, me susurraba mi hermano.
Luego de tenerme un buen rato chupándole la polla, dejando que me levantase y pudiera respirar un poco, mi hermano nada más ponerme yo en pie, llevando sus manos a mi cintura, tiró de mi pantaloncillo del pijama que todavía llevaba puesto y de un manotazo tiró de el hacia abajo, quitándomelo y dejándome como Dios me trajo al mundo, o sea desnudo por completo.
Bueno hermanito, es hora de probar tu culito, vamos a desvirgarte y hacerte que disfrutes con mi polla dentro de ti. Al principio te va a doler un poquito, pero así que la tengas toda dentro ya verás como vas a gozar. Así que te la meta toda por el culito, vas a chillar de gusto y me vas a pedir que no te la saque, vas a querer que te dé más y más, no vas a querer que te la saque nunca.
Sin perder más tiempo, sujetándome por las caderas, me giró poniéndome cara a la pared, me hizo colocar los brazos en alto apoyándolos en la pared de azulejos haciendo que me quedase un poco inclinado, me hizo abrir las piernas a la vez que pasaba su mano por medio de ellas, palpando mi polla que estaba tiesa y dura a más no poder, acarició mis huevos a la vez que fue pasando su mano, palpando la entrada de mi ardiente ano.
Así que llegó a mi caliente hoyito, presionó con sus dedos pudiendo comprobar lo cerradito que se encontraba.
Bufff, hermanito que cerradito tienes el hoyito, pero tu tranquilo que hoy tu hermano te lo va a abrir. Hoy te voy a desvirgar y abrir este rico agujerito para siempre, hoy te vamos a estrenar.
Empezó a escupir en su mano pasándola luego por todo mi caliente y fruncido agujero, a la vez que iba presionando con sus dedos en la entrada de mi agujerito para que este fuese cediendo, volvió a escupir en su mano y ahora al pasar sus dedos y volver a presionar, mi esfínter cedió, dejando que uno de sus dedos se fuese introduciendo por mi culo.
Di un pequeño respingo al notar como su dedo se iba introduciendo al ceder mi esfínter, pero enseguida mi hermano me tranquilizó.
Tranquilo, tu tranquilo, no aprietes el culito, relájate y deja que se vaya abriendo, me decía introduciendo por completo el dedo haciendo que mi esfínter se fuese dilatando y cediese a la presión que hacían sus dedos.
Una vez su dedo ya introducido por completo, luego de presionar las paredes internas de mi ano, lo sacó volviendo a escupir en ellos, llevándolo otra vez a mi recién profanado esfínter, volviéndolo a introducir por mi caliente agujerito. Ahora entró con mucha más facilidad, mi esfínter ya lo dejó introducirse sin dificultad, por lo que ahora empezó a meter un segundo dedo.
¡Ohhh! ¡ooohhh! Grité a la vez que me erguía, notando como un segundo dedo entraba por mi culo.
Tranquilo, relájate y deja que se abra, no aprietes el esfínter. Eso era lo que trataba de hacer, pero no era fácil, la primera impresión era tratar de cerrar el esfínter, pero una vez ese segundo dedo ya traspasó el esfínter, ya me pude relajar y dejar que los dedos de mi hermano me fuesen abriendo y dilatando el caliente agujerito.
Durante un buen rato me estuvo metiendo los 2 dedos, los habría como si fuesen unas pinzas, luego los giraba y presionaba las paredes internas de mi ano, hasta que mi esfínter ya se encontró totalmente abierto y dilatado, ya estaba completamente relajado y dejaba introducirse los 2 dedos sin dolor alguno.
Ya estás listo hermanito, ahora te vamos a desvirgar y hacer que seas mi hembrita, ya verás como te va a gustar, me decía preparándose para sodomizarme.
Me abrió más las piernas a la vez que se pegaba a mí, colocó la punta de su polla en la entrada de mi agujerito y a la vez que me sujetaba por las caderas, empezó a presionar un poco haciendo que mi esfínter se empezase a abrir y cuando quise chillar al sentir un pinchazo en mi culito, tirando de mis caderas hacia él a la vez que impulsaba su pelvis, me introducía su polla por el culo.
¡Ohhh! ¡ooohhh! Grité cuando ya pude notar su pelvis pegada a mi culito, Dios, me la había metido por completo, lo había hecho de una sola estocada, cuando quise chillar ya me tenía completamente ensartado en su larga polla.
Ya está, ya está, ya la tienes toda dentro, ya te he desvirgado. Ahora vamos a esperar a que tu culito se adapte a mi polla y empezaremos a follarte, ya verás que rico se siente, me decía abrazándome a él a la vez que con sus manos me iba acariciando el abdomen y pecho.
Ya eres mío, me susurraba al oído mientras me iba mordisqueando la nuca y cuello. Este culito ya tiene dueño, no quiero que se lo des a nadie, tu eres mío y de nadie más. Me susurraba pegándome a él todo lo que podía pasando sus manos por mi pecho y abdomen acariciándome, para luego llevar una de sus manos a mi entrepierna, empezando a acariciarme la polla y huevos a la vez que me apretaba a él sin dejar de susurrarme, así hermanito así, ya eres mío, ya eres mi hembrita, ya me tienes dentro de ti. Me susurraba a la vez que deslizaba sus manos acariciándome mientras me pegaba a él.
Poco a poco empezó a mover su pelvis, viendo que yo no me quejaba, iba despacito, luego
dio varias culeadas cortas pero profundas para que su polla se incrustase bien profundamente en mí, me quería tener bien ensartado, quería estar lo más profundo que podía en mí.
viendo que yo no me quejaba, que mi respiración delataba mi tremenda excitación, empezó poco a poco a bombear haciendo que su polla se fuese deslizando por mis tripas, haciendo que no pudiese aguantar los gemidos que me salían sin yo quererlo.
¡Ohhh! ¡ooohhh!¡ooohhh ohhh! Empecé a gemir notando como mi hermano me empezaba a follar. Dios que gusto me estaba dando, jamás había soñado con aquello, notaba como su polla entraba una y otra vez en mí, como llegaba a lo más profundo de mis entrañas, haciendo que soltase aquellos gemidos que no podía reprimir. Ya no eran gemidos, era un constante lloriqueo, sí, era un llorar de felicidad, era un placer que no daba aguantado.
Mi hermano al ver como lloriqueaba, viendo como estaba gozando, fue incrementando el bombeo que me daba. Ya aquello era una follada salvaje, era una follada tremendamente salvaje.
¿Te gusta?
¿Te gusta, hermanito? Me chillaba dándome tremendas culeadas que me hacían pegarme contra la pared de azulejos.
Siií, siií me gusta, dame más, dame más, le gritaba temblando del gusto que me estaba dando.
Así así, no pares, no pares, le chillaba yo una y otra vez, sintiendo como su polla entraba una y otra vez por mi culo, como su pelvis golpeaba una y otra vez mi caliente culito y como sus pelotas golpeaban la entrada de mi ano.
Plof, plof plof plof plof plof, plof plof plof plof, se escuchaba junto a nuestros gemidos y fuerte respiración.
Yo estaba que ya no daba aguantado más, mi pobre polla se bamboleaba en todas direcciones salpicando gotas de semen y las piernas se me empezaban a doblar como si fuesen de mantequilla, cuando por fin noté como mi hermano empezaba a gruñir, me sujetaba más fuertemente por las caderas hasta que soltó un alarido.
¡Ohhh! ¡ooohhh! Me corro, me corro, gritaba dándome unas fuertes y profundas embestidas empezando a soltar trallazos de semen en lo más profundo de mis tripas. Me estaba preñando, mi hermano se estaba corriendo dentro de mí, dejándome preñado con su semilla.
Ahora sí, ahora ya era suyo, ahora ya era su hembrita, ahora ya llevaba en lo más profundo de mis entrañas la semilla con la que me acababa de preñar, no solo me acababa de preñar, me había desvirgado y follado salvajemente, haciéndome que fuese completamente suyo.
Los 2 estábamos completamente agotados, sudábamos por todas partes, a mi me temblaban hasta las pestañas, las piernas no me daban aguantado, menos mal que mi hermano me sujetaba abrazándome fuertemente a él. Pasaba sus manos por mi abdomen acariciándome, viendo como yo temblaba de gusto, me había hecho eyacular justo cuando se estaba corriendo dentro de mí, me había hecho alcanzar el orgasmo, justo cuando me estaba preñando con su semen. Al pasar su mano acariciándome, notó que yo también me había corrido, tenía mi polla toda pringada y las piernas no dejaban de temblarme.
Te corriste eh hermanito, te he hecho tener un orgasmo mientras te follaba, te he hecho correr sin que te tocaras, me susurraba mordisqueándome el cuello a la vez que me giraba la cabeza para morderme el labio y meterme la lengua en la boca.
Una vez nos fuimos normalizando y recuperando la respiración, nos limpiamos un poco, yo le dije que no al ducharse tal y como me había dicho mi hermano, no quería, quería llevar su semilla dentro de mí, ya me lavaría al día siguiente, quería sentir aquel olor, era el olor de mi desvirgación.
Cuando mi hermano me escuchó decirle aquello, me hizo caso y luego de ponerme el pantaloncillo del pijama, me llevó a mi dormitorio donde luego de acostarme y besarme y meter mano, me dejó que durmiera hasta el día siguiente, ya tendríamos tiempo de hablar de aquello, como así sucedió.
Al día siguiente mi hermano estuvo hablando conmigo de todo lo sucedido la noche pasada, lo bien que lo habíamos pasado y lo mucho que lo habíamos disfrutado.
Por supuesto que lo repetimos, solo que yo necesité de varios días para recuperarme, pero luego lo volvimos a hacer, desde ese día yo me convertí en la hembrita de mi hermano Luciano, y él mi macho el cual me da verga cada vez que lo necesito, y lo necesito mucho al igual que él necesita de su hembrita para descargar sus pelotas.