Leyendo esta página lo que mas llamó mi atención fueron los relatos de sexo con mujeres maduras, pues recordé las decenas de veces cuando en mi adolescencia me masturbe imaginando que me acostaba con las madres y hermanas de mis amigos, o incluso con mis tías y primas mayores; recuerdo que cierto día cuando tenía diez o doce años mientras jugaba en la casa de un vecino su madre salió de pronto en ropa íntima gritando que había un ratón en su recamara, entonces entramos y entre el alboroto pude ver casi con detalle el pubis velludo de la señora atreves de la pantaleta, y lo mejor fue cuando se agacho desde arriba de la cama para buscar al ratón y me puso su rico trasero a centímetros de la cara. así que ante esos recuerdos cada vez se me metió mas la idea de coger con una mujer madura. Lo que voy a narrar sucedió a los pocos días de iniciado el paro en la universidad, por lo que ya estaba bastante aburrido de no ver chicas, así que comencé a buscar treintonas en páginas de encu! entros, y comencé a tener correspondencia con algunas señoras, sin embargo en cuanto se enteraban de mi edad (24 años) me dejaban de escribir, esto se repetía una y otra vez hasta que conocí a Ana, una señora de 40 años quien al principio también mostró resistencia por la diferencia de edades, pero continuamos intercambiando correspondencia hasta que cierto día me envió el teléfono de su oficina, yo trabajo por las tardes desde donde le llame y conversamos por casi dos horas, ella resultó ser madre soltera con una hija de 16 o 17 años, y no estaba saliendo con nadie, ante estas premisas volvimos a llamarnos al día siguiente, esta vez fuimos entrando mas en el terreno amoroso, y le pedí vernos esa misma tarde, ella aceptó luego de dudarlo por un instante, me dijo como estaba vestida y una hora después la recogí en una estación del metro a mitad de la distancia. Para ser sincero sentí cierta decepción al conocerla, pues no era guapa ni se le veía un cuerpazo, al menos esa fue mi! primera impresión, pero ya estaba ahí y no podía hacer otra cosa que continuar con lo iniciado, la invité a comer, pero ella no tenía hambre y dijo sentirse nerviosa, así que busque un sitio tranquilo para estacionarme y platicar en el auto, pensando que de un momento a otro se despediría y todo terminaría, pero por el contrario comenzó a relajarse y la conversación se prolongó por 3 o 4 horas, yo tenía planeado regresar a tiempo para cerrar la oficina, pero ella no daba señales de quererse ir, por lo que le pedí me acompañara, ella aceptó y comencé a pensar en la posibilidad de lograr mas de lo que había pensado. Ya en el camino continuamos platicando, le pedí que hiciera algo que me hiciera saber que no estaba con una jovencita, sino con una mujer, esto la hizo pensar evidentemente en sexo aunque trató de disimularlo diciendo que no se le ocurría nada mas alla de darme un beso, yo me hice el desentendido, pero sabia que las cosas comenzaban a pintar bien.
Saliendo del hospital le insistí en ir a cenar algo, pero ella continuó sin tener hambre; conduje hasta un centro comercial cercano y retomamos el tema de que necesitaba que me mostrara que era una mujer y no una jovencita, entonces pareció darse valor, y con el pretexto de ver algo que tenía en mi cara se acerco y me besó, le correspondí y enseguida mis sentidos y mis manos desearon tocar ese cuerpo maduro, y comencé acariciando sus mejillas, su cuello, el cual empecé a besar percibiendo su perfume de señora, eso comenzó verdaderamente a excitarme y ella soltó el primer murmullo de placer, seguimos besuqueandonos cada vez con mas vehemencia y mis manos comenzaron a bajar por sus brazos, ella las tomó con las suyas y se las llevo a la boca para besarlas mientras me decía que mis dedos la excitaban mucho, fue hasta entonces que comencé a vislumbrar la posibilidad de hacer realidad mi fantasía de acostarme con una madura, sin embargo proseguí con cautela para no echar a perder! todo, volvimos a la plática tratando de conservar la calma, pero poco duró pues ahora era yo quien comenzó a acariciar sus manos para luego besarla cada vez con mas intensidad, mis manos perdieron el temor y me atreví a acariciar sus senos que me parecieron mas grandes de lo que se veían, ella no protesto y continué bajando hasta que logre meter la mano dentro de su pantalón esperando que ella me rechazara, pero por el contrario incluso separo sus piernas para permitir que mis dedos tocaran su vulva, eso si realmente me excitó y mi pene que ya tenía un buen rato erecto comenzó a sacar ese líquido lubricante, ella también se atrevió y comenzó a frotarme el pene por encima de la ropa, yo deseaba que metiera su mano, para excitarla a tal grado que al menos me hiciera una puñeta en el auto, fue entonces que le susurré que quería hacerle el amor, sin embargo ella retomó la compostura y me dijo que lleváramos el asunto con calma, que si continuábamos conociéndonos, tarde o tempra! no lo haríamos, y que después de la primera vez vendrían muchas otras mas, esto apaciguó un poco mis ímpetus, de hecho ambos nos relajamos y comenzamos a tocar otros temas, me comentó que le habían extirpado la matriz y que ya no tendría mas hijos, para ese momento ya era casi la una de la madrugada y ella no daba señales de querer marcharse, por lo que se mantenía latente la posibilidad de convencerla, aunque no sabía si lo lograría esa noche.
Ya eran cerca de las dos de la madrugada y aun continuábamos en el estacionamiento vacío del centro comercial, minutos antes habían pasado unos vecinos en un auto rojo y la situación comenzaba a desesperarme cada vez mas, así las cosas decidí lanzarme en un último intento besándola y acariciándola con todo el ímpetu que me quedaba, ella respondió a mis caricias y de nuevo tuve sus manos sobre mis piernas acariciando me pene por encima, hasta que finalmente pronunció las palabras que yo deseaba: -Mi cielo, ya no puedo mas, hazme tuya,- todavía me di el lujo de preguntarle si realmente estaba segura, a lo que ella respondió que arrancara el auto ya.
Pasamos a cargar gasolina, y aproveché para revisar mi cartera, solo contaba con ciento noventa pesos, le puse treinta de gas, y separé veinte para los condones, pero para esa hora todas las farmacias estaban cerradas, ella me dijo que no le veía caso de usar protección pues ya no podría ser madre aunque quisiera, sin embargo yo no quería arriesgarme con una casi desconocida, y decidí que lo mejor sería comprarlos ya en el hotel, opté por uno a pocos minutos de distancia, entre primero para pagar y de paso comprar los condones, ya con la llave fui por ella y subimos a la habitación, las piernas me temblaban como si fuera a meterme con una prostituta, entramos al cuarto y ella inmediatamente cerró las cortinas, yo me acerqué por su espalda y comencé a acariciarla para retomar el nivel de excitación perdido durante el trayecto.
Comenzamos a desnudarnos, yo lo hice lo mas rápido que pude mostrándole mi erección como prueba de que deseaba poseerla cuanto antes, ella lo hizo mas lento, y pude apreciar poco a poco su cuerpo, primero sus senos que aunque ya no eran tan firmes aun se mantenían en su sitio, luego comenzó a quitarse el pantalón, me acerqué para ayudarle y lo jalé junto con su pantaleta, pues deseaba ver su pubis cuanto antes, cuando al fin pude verlo me excitó lo tupido que estaba y lo largos que eran sus vellos, la recosté en la cama y me coloqué sobre ella besándola y con el condón en una mano, me lo coloque lo mas rápido que pude y se la metí despacio, ella suspiro y comenzó a gemir al ritmo de mis movimientos, sin embargo con el ambiente a media luz y ya recostado su cuerpo se veía mucho mas marchito que cuando estaba de pie, incluso sus senos casi eran imperceptibles y su rostro pareció transformarse por el placer; ante esta visión mi excitación descendió notablemente y comencé a sentir! repulsión y hasta cierto asco, sin embargo y pese a lo grotesco de su cuerpo ahí estaba mi verga entrando y saliendo dándole el placer que hacia años nadie le daba, incluso su aliento comenzó a volverse desagradable y por un momento quise salir huyendo de aquel lugar. Traté de concentrarme y aunque sus gemidos parecían lejanos intenté retomar la lujuria que me había llevado hasta ese sitio; cerré los ojos y continué metiendo y sacando hasta que eyacule, inmediatamente traté de separarme, pero ella me lo impidió alegando que deseaba tener mi verga dentro de ella por unos momentos mas.
Minutos después me metí casi corriendo a la regadera, deseaba limpiarme de ella, casi agradecí al cielo haberme puesto el condón y lo único que deseaba era terminar todo aquello cuanto antes y regresar a mi casa, pero ella continuaba en la cama como si nada, para ese momento eran mas de las tres de la madrugada, y me di cuenta que la única forma de salir de ahí pronto era apresurar el segundo coito cuanto antes, pues ya ella me había advertido en el camino que no pensaba entrar al hotel para salir en "veinte minutos".
Esta ves la coloqué en la cama con la cara hacia abajo para evitar cualquier contacto visual, le di un masaje y ella comenzó a acariciarme la verga, en cuanto la sintió dura la guió hacia sus nalgas, rápidamente me coloqué el condón y se la clave, ella me había platicado que le gustaba hablar mientras hacía el amor, entonces le pedí que me dijera lo que sentía con el fin de excitarme y terminar pronto, aún así me llevo casi quince minutos llegar al climax, aunque ella pareció haberse venido antes; esta ves me exprimió hasta la última gota de semen aprisionándome con tanta fuerza que sus piernas temblaban; nuevamente me fui a la regadera y luego ella lo hizo también, nos vestimos y salimos del hotel, la lleve hasta su casa y cuando se bajo de mi auto sentí un alivio tan grande que desee no volver a verla, días después me llamó al trabajo preguntando por que no le había llamado, a lo que respondí que no había tenido tiempo de hacerlo, esa misma tarde le mande un e-mail excusándo! me de que yo no era lo que ella necesitaba.
Esto ocurrió hace casi un año, sin embargo aún tengo su teléfono y en ocasiones me ha pasado por la mente llamarle, pero supongo que me mandará al diablo, si algún día me atrevo les escribiré para narrar lo ocurrido.