Ella se dió cuenta y me sonrió. Enseguida me cambié de lugar y me sente a su lado. Hablamos bajito, por el lugar en el que nos encontrábamos.
Le pregunté que estudiaba. Arte, me dijo. Yo, ciencias sociales, contesté. Olía bien, y yo no podia dejar de mirarle. Se levantó para buscar otros libros. La seguí por los pasillos de la biblioteca, me miró y se echó a reir...
Oye, me estás siguiendo?
-La verdad? sí, no te había visto antes y me gustas
-Tu abordaje me inhibe, así de frente!
-Si, perdona... es que tengo miedo de que te pierdas, pero no pienses que soy así siempre. Hay algo en vos que me atrae, que me induce a decirte estas cosas
-Bueno, pero ahora no tengo mucho tiempo, doy un examen mañana, si queres podemos vernos el viernes a la tarde, en el café X.
Asi quedamos. Yo estaba muy nerviosa. A pesar de vivir con un hombre y de llevarme muy bien con él, sentía que me atraian las mujeres, cierta clase de mujer. Mis experiencias en ese campo habían sido esporádicas y superficiales, a nivel de roces, miradas y alguna caricia. Pensé no prolongar más el deseo de tener experiencias con personas de mi mismo sexo. Estaba decidida a lograr una relación con la chica de la biblioteca, que ni siquiera sabía su nombre.
El viernes me bañe cuidadosamente, usando aromas en la bañera. Fui a la cita curiosa y a la vez excitada. Le encontré sentada en una mesa del fondo, con el pelo suelto, y con ropa sport. Nada mas verla sentí que debía hacerle el amor, sin esperar. Tomamos un café, apurada yo, sonriendo ella. Le invité a mi casa. Mi esposo no estaba en la ciudad, y tenía el espacio libre.
Fuimos en mi auto.Al llegar, nos sentamos y le ofrecí bebidas. Aceptó un whiskey. Yo bebí uno doble. No sabía como abordarle sin ser muy obvia, como la primera vez. Empezamos a hablar de arte, se explayó mientras yo solo pensaba en tocarle y besarle. De pronto, se sentó a mi lado, me tomo la cara entre sus manos y me dió un beso en los labios. Esto es lo que estas deseando, verdad? me dijo medio burlona. Le respondí con otro beso, mas profundo y apasianado. Ella abrió la boca y me besaba, talvez con una pasión que no me imaginé. Deslicé mis manos bajo su camisa y toqué sus pechos. Eran grandes pero firmes. Comencé a sacarle la ropa, primero la camisa, luego el soutien...quería mirar sus pechos, tengo obsesión con ellos. Ella se dejaba hacer, cerró los ojos y suspiraba.
Tomé uno de sus pezones y empecé a lamerlo, luego a chuparlo. Me concentré en sus pechos un buen rato, pero yo continuaba vestida. Le tome de las manos y le conduje hasta el dormitorio.
Me senté en la cama y ella quedo parada, su cintura a la altura de mi boca. Le desprendí el pantalón, le baje de a poco. Su ombligo, su estómago chato y sus caderas redondas me excitaban cada vez mas. Cuando quedó en panty, sentí su humedad y su calor. Le abrí levemente las piernas y pasé mis dedos por encima de la tela de su ropa interior. Ella seguía pasiva, esperando mis caricias, solo respiraba entrecortadamente.
Le bajé el panty y quedó desnuda. Era muy linda y su cuerpo transmitía erotismo.
Le senté al borde de la cama y le abrí mas las piernas.Yo me arrodillé en el piso y con mis manos separé los labios que rodean su sexo.
Descubrí su clítoris hinchado, ideal para mi boca. Mientras jugaba con mi lengua en su sexo, mis manos tomaron sus pechos para acariciar sus pezones. En ese momento, percibí el primer movimiento de la que hasta ahora parecia una muñeca de goma.
Sus caderas comenzaron a hacer círculos y su pelvis subia y bajaba para sentir mayor presión de mi boca sobre su clítoris.
Eso me entusiasmó y mi succión se hizo más sistemática. Cuando ella apretó mi cabeza contra su pubis, yo paré y me separé un poco.
Abrió los ojos y me miró desconcertada. Que pasa...? estaba por llegar al climax, estoy temblando...
Si lo quieres, pídeme...le contesté
Unos segundos despues, se levantó de la cama, y empezó a sacarme la ropa sin ninguna sutileza.Cuando quedé sin ropas, alargó sus brazos y me tiró a su lado.
-Haceme lo que empezaste...me dijo
-Que quieres exactamente, pedilo Se puso frenética. se arrodilló en la cama, abrió las piernas y me ofreció su sexo, abierto. !Esto quiero!.. quiero que lo chupes y que no pares...y que hagas acabar!
Me reí de la situación. Yo jugaba el rol activo, la dadora de placer. Me gustaba hacerla sufrir un poco, pero por otro lado, yo estaba recaliente y el hecho de manejar la situación era una gran fuente de placer para mí.
Le tomé de los brazos y le tiré a la alfombra. Ponte de cuatro, como un perro, le dije. Tomó esa posición sin chistar. Vi su coño en toda su magnitud. Sus labios abiertos, su vagina mojada, su clitoris duro. Sus pechos grandes caian para abajo, sus pezones estaban mas crecidos y ella toda era un espectaculo excitable. Me coloqué abajo de su cuerpo, boca arriba y empecé de nuevo: mientras le mamaba los pezones, con mis dedos le masturbaba con movimientos circulares. Ella gemía y abría las piernas cuanto podía. Entonces con mi boca le provoqué el orgasmo que tanto ansiaba, se sacudía y gritaba, apretaba mi cabeza contra su coño y yo gocé con su reacción. Luego se quedó a un lado, con los ojos abiertos, respirando entrecortadamente y me miraba con curiosidad. Por que lo hiciste? por que actuaste como si hubieras sido nada mas que una provocadora de placeres? y qué pasó contigo?
Yo estaba mas caliente que nunca. Pero esperé pacientemente hasta que ella deseara hacerme lo mismo que yo le hice y que pudieramos compartir los placeres como dos hembras!
Todo fue cuestión de tiempo...Hasta ahora, Juliana y yo somos amantes.