No me alcance dar cuenta que la blusa negra que se puso era transparente a la altura de sus tetas, ya que el saco le tapaba su pecho en ese momento y le llegaba abajito de sus nalgas. Terminó de probarse la ropa, toda le quedaba super, más tarde nos dispusimos a cenar y nos fuimos a la cama, donde muy modosita me dio una sesión de sexo y entre la revolcada que nos dimos me susurró al oído que cual de todos los vestidos que había comprado me gustaría que estrenará mañana viernes social. Le dije que el plata y que cuando se lo estuviera poniendo me hablara por teléfono para imaginármela y que le tendría una sorpresa para que presumiera su vestimenta.
Como a las dos de la tarde me llamó de la oficina, disculpándose que se había quedado dormida después que yo salí por lo que no me llamó pero que se había puesto el vestido que le sugerí y que se veía muy apetecible, que se eso ella se pintaba sola, le dije que si me llamaba de su oficina, me contestó que no, que lo hacia de la oficina del jefe, que había entrado a archivar unos documentos y que no estaba, por lo que hablaba por teléfono fijo con manos libres o con el altavoz.
Le comencé a decir que el vestido plata le hacia resaltar sus pantorrillas y piernotas, y que suponía que se vería mejor el vestido si se quitaba el brasier y los calzones, que se vería más cachonda y deseable, ella me dijo: tu crees que me vea más sabrosa y se les antoje cogerme los machos que me vean. Yo le conteste que sí, y que de imaginarmela ya tenía la verga bien parada y con unas ganas de cogérmela. Ella me dijo que me daría gusto después de que la invite a comer, y que para que terminara de pararme la verga, me tenía una sorpresa: que la blusa negra que combina con el conjunto sastre es como de tul transparente y que me haría caso de quitarse el brasier para que se vieran sus melonsotes queriéndose salir de su blusa sexy, y que tampoco vio que el saco del conjunto le llegaba al nacimiento de sus nalgas como si fuera una minifalda, y que gusto se quitaría los calzones, para que se le vieran sus nalgotas y piernotas, también su rica panocha, que por cierto se había rasurado para verse presentable, que cuando me viera me pararía más la verga.
Estábamos muy metidos en la platica en la que estaba provocando a mi señora para calentarla, que me dijo ya me tienes con la panocha escurriendo y que se había inclinado en el escritorio del jefe para que me la imaginara con todas sus nalgas abiertas enseñando su rajada lista para ser penetrada. estábamos tan absortos en nuestra calentura, que mi vieja siguió en esa posición restregándose su panocha que me decía que le escurría de lo jugosa que ya estaba y ansiosa de recibir unos buenos piquetes de verga, que no se dio cuenta cuando llegó el jefe a la oficina.
Cuando llegó a casa me dijo que desde que se quito el brasier, calzones y falda y se empino en el escritorio del jefe, este llegó según le comentó, y que de escuchar nuestra caliente conversación, también le paro el pito, y que de ver el culote de mi vieja todo expuesto, se quito los pantalones y se empezó a sobar la verga, y cuando mi vieja me decía que ardía en ganas de sentir mi vergota en su pucha, el cabrón del jefe se le acercó sigilosamente y de una sola estocada le enterró su chilote hasta los huevos a mi vieja, que solo gritó, hay papi, ya me ensartaron una vergota, no se quien es el cabrón que me esta cogiendo, yo solo escuche me esta abriendo ese animalote, hay papi, es el jefe el que me esta dando caña a mi culito.
Cuando termine de usarme el cabrón del jefe te llamó, yo creo que la comida la posponemos para que se cena, quiero terminar de comer esta verga que me esta dando el jefe, y me colgó.
Me dice la putona de mi señora, que sintió que la partía en dos el pitote del jefe, que la hizo ver estrellitas, que nunca se imagino que terminaría ensartada ese día en el animalote del jefe, que después de darle una buena arremangada, la puso de frente, le levantó la blusa saltando sus tetotas, que las empezó a mamar con avidez y apuntando su camotote a la entrada de su raja, se la enterró, y que le daba unos piquetotes que la hicieron gritonearle que se la cogiera más fuerte, que la hiciera más puta de lo que ya es, que le estaba gustando la forma en que se la estaba cogiendo, pues entraba despacito su vergota hasta la base de sus huevos y la sacaba muy rápido y la metía con mucha lentitud, lo que provocaba que se enardeciera más vieja, y le abriera más las patas para ofrecerle mejor la panochota que tiene enmedio de esas dos nalgotas sabrosas.
El le dijo que con quien estaba puteando y narrando como te quitabas el brasier, los calzones y la falda para que se imaginara lo putona y sabrosa que te ves, le dije que estaba hablando con mi marido, no me creyó, y agregó, si es cierto lo que dices, háblale nuevamente y dile que te esta chingando un vergota que paraste y pusiste tiesa y dura, y que esta urgida que la soben para sacarle todo el semen. Mi señora, en forma muy putona le dijo, claro que sí jefe, déjame marcarle a mi marido para decirle que me sigues cogiendo y confirmarle que llegaré más tarde o mejor que se venga acercando, para que cuando termines de echarme tus mecos, me vaya con él. Porque me estaba calentando para irnos a comer, bailar y luego darnos una encerrona para coger.
Me acercó al teléfono y te marque, me contestaste de inmediato y me dijiste si efectivamente había llegado el jefe, si papi, cuando estabamos cachondeando, me la dejo ir, ahorita me tiene con las patas bien abiertas y me esta dando unos piquetotes con su fierrote, que lo tiene bien tieso, ya se salio y se puso boca arriba en el escritorio y quiere que me trepe para darme de sentones en su longaniza, que la tiene muy gorda y larga, ya me mamó las tetas, me tiene bien prendida, no lo voy a soltar hasta sacarle la ultima gota de leche a sus huevos, papí quiero que vengas por mi a la oficina, para irnos de reventón como habíamos quedado, con la unica variante de que voy a llegar contigo escurriendo de mecos del jefe. No tuve alternativa de escaparme, primero porque ya me tenías con las nalgas bien calientes de recibir una buena cogida, y la segunda es que me la metió el jefe, por andar enseñando mi culito, pensando que no había nadie en la oficina.
Ahorita le voy a dar unas buenas mamadotas a su pinga para que se ponga más tiesa y dura, y desde luego para prepararlo para que me aviente sus mocos en mi panochita o en mi culo, tu vieja esta gozando como una putona consumada y quiero que cuando me veas llegue escurriendo de leche y además bien cogida.
Me cuenta mi esposa, que con las primera venida del jefe le llenó la panocha de leche y con algo que se le salió se la untó en el culo, y apuntándole su pistolón a su asterisco, le dejo ir la cabeza y en un segundo estoque se la terminó de meter enterita, y luego empezó el mete y saca, donde le gritaba que me hiciera su mujer, que me echara toda su leche, y después de diez minutos de estar metiendola su reata en mi culito, se reventó, sentí como me salpicaban esos chorros calientes de mecos. Cuando tu llegaste por mi todavía me estaba cogiendo por el culo el jefe.
Me enfunde mi blusa, el saco y las zapatillas, los calzones, brasier y falda los eche en mi bolso, cuando salí a la sala de espera, pude ver tu cara morbosa y ver tu entrepierna abultada, no disimulaste que se te paro la verga, la secretaría de recepción la alcance a ver de reojo, tenía una mirada entre burlona y de sorpresa, no se si se dio cuenta que el jefe me había chingado y que salía bien cogida, o que se preguntaba si mi esposo era muy pendejo o muy liberal de permitirme andar así vestida por la calle, porque no me abotone los botones de arriba y se podía apreciar mis melonsotes y mis nalgotas abajo.
Nos salimos a la calle y al caminar cuanto cabrón volteaba a vernos, perdón, más bien a verme, me encueraban y me los imaginaba como se recreban mi cuerpecito cabalgando en sus vergas, para sacarles la leche. Incluso no faltó el cabrón que grito me la cuida cuñado, o el que gritó cuídala hermanito de leche. Cuando llegamos al restarurante, la mayoría de los hombres como auténticos machos no me quitaban su mirada jariosa y lujuriosa, me estaban cogiendo con la mirada, sin importarles los celos y caras de molestia de las mujeres que tenían de acompañantes.
Para calentarme más y para premiar a mi maridito, fui al baño, y desde que me levante empece a contonear mi culito y muy a propósito deje caer mi pañuelo y al agacharme le enseñe mi rico culito recién cogido por mi jefe, pude verle la cara a mi marido, como saco la legua y se la pasó por sus labios saboreando a la puta de su vieja. esta acción no pasó desapercibida para otros machos que estaba en el restaurante. Incluso uno de ellos me estaba esperando a la salida del baño, y me dijo, oye mamacita estas riquísima, te invito a cenar, manda a la chingada al cabrón que traes de acompañante, vi el riquísimo culo y panocha que tienes, quiero probarla, dame oportunidad de meterte la verga. Le conteste que no, por ese día, que si me dejaba su tarjeta, yo le llamaría en otra ocasión para ponernos de acuerdo, y darle la oportunidad de saborear mis nalgas y tetas. Muy presuroso me dio su tarjeta y su teléfono privado donde le podría llamar a la hora que yo quisiera y que el estaría presto para invitarme y que se sostenía en lo dicho, quería probar mis carnes, que eran de primera.
Sus comentarios, me enardecieron, mi panocha escurría de leche del jefe y lo jugos vaginales, de sentirme deseada por los machos que se encontraban en el restaurante. Regrese con mi marido y le di un beso en el cuello comentando que tenía mucha razón, que el vestido gris plata que me había comprado parecía amuleto, que cuanto cabrón me veía me quería meter su verga en mi culito, mi esposo me dijo que porque lo decía, yo le dije que todos estaban deseando meterme su camote, que querian disfrutar mis nalgas y que incluso uno de ellos le ofreció llevarme a cenar y que le aflojara el culo, que quería descargar sus mecos en mi rajada, la verdad tenía muchas ganas de decirle que sí, pero se me hizo una reverenda chingadera hacerte una cosa así, ya habías sido muy tolerante que llegue contigo bien cogida por el jefe, y que mi panocha y culo escurren todavía mecos de la vergota del jefe, y que habíamos jugado a calentarnos para coger más rico entre nosotros Aunque te confieso, la manera de pedirme le afloje las nalgas me calentó más, te parece que bailemos unas melodías y nos vayamos a casa, quiero que me cojas como sabes hacerlo, para que me castigues por ser tan putona y para que descargues tus huevos en mis agujeros. Le comente que como ella gustará.
Nos pusimos a bailar y pude observar como se deleitaban con mi putita, que se veía muy sabrosa y deseable, en el tiempo que estuvimos fue dos veces más al baño y otros cabrones sin miramiento y sin respeto le pidieron el culo a mi mujer, que tenían sus fierrotes muy tiesos y duros y que querían descargar sus mecos. Mi vieja se calentó más y les dijo que sería en otra ocasión. que ya tenía compromiso de coger conmigo, y que era mujer de palabra, que le tocaba deslechar a su esposo.
En casa, nos echamos el primero en la sala y después estuvimos cogiendo gran parte de la noche, saboree sus jugos y leche de sus agujeros, su jefe los había llenado de leche. Le encanta le mame las tetas, pero más sus agujeros, cuando han recibido una buena ración de verga y una buena cantidad de mecos. Ya casi en la madrugada nos quedamos profundamente dormidos.
Y antes de quedar profundamente perdido por el sueño, solo me dije, me tocó una gran mujer, coge delicioso, es sincera y abierta, y me gusta que siempre me diga la verdad, si se la cogieron o no. Vuelvo a felicitarme, me agrada saber que las nalgas de mi esposa las disfrutan otras vergas junto a la mía, a vivir pensando que es una santurrona, cuando es bien puta. Mi mujer es muy liberal y me agrada saber a donde va y con quien. Pero sobre todo que hace, como lo hace o como le hicieron el amor.