No siempre es mejor y mas emocionanate el sexo en la cama o en una habitación en privado, acá les va mi historia de cómo viví mi primera experiencia de sexo en publico en un cuarto oscuro. Desde los 15 había tenido escarceos sabrosos en el metro con chicos y hombres que gustaban de niños lindos como yo. Si me gustaban, me dejaba llevar a su cama, donde me enseñaron y aprendí a disfrutar los placeres deliciosos del sexo entre los de mi mismo sexo.
Por fin a los 18 ya podía ir conocer los sitios públicos del mundo gay y quería conocer todo, pero todo, cines, saunas, cíber, discos, clubes, hoteles, etc. Quería conocer y sentir el cuerpo de un hombre en distintos lugares públicos, pues eso me hace sentir deliciosamente homosexual y así empecé a crear mi círculo de amistades para salidas nocturnas. Ya les he contado de algunas aventuras en cines porno gay y en otros sitios en mis relatos anteriores, lean y coméntenmelos, que me gusta tener publico como ahora notaran.
Así pues a los 18 conocí varios chicos como yo, con ansias de descubrir los placeres públicos del sexo entre hombres, éramos un grupo de 5 nenes de 18 recién cumplidos que salíamos juntos, el más cercano a mí era Julito o Julia como le gustaba que lo llamáramos también, él es un joven guapo, muy delgado, lindo, de un 1.68 mts., femenino y nalgón como yo, nos hicimos muy buenos amigos, nos conocimos a cabalidad, tenemos los mismos gustos por usar lencería femenina y coquetear con hombres y mujeres pues habíamos trabajado muy exitosamente juntos ese verano en una multi-tienda muy importante del retail como promotores de perfumes y como habíamos gozado coqueteando induciendo a clientes a comprar los productos que promocionábamos.
Ya con dinero bien ganado podíamos hacer lo que quisiéramos, yo me sentía poderoso y Julito siempre me invitaba a salidas en grupo a discos gay. Ahí conocimos de lejos los placeres que nos proporcionaría el cuarto oscuro y estábamos extasiados de todo lo que estábamos conociendo, pero siempre algo lejanos, precavidos, con un poquito de miedo, aunque mi ser quería estar ahí, jugando con esos hombres que me miraban con cara de deseo y placer y Julia también quería, pero no lográbamos dar el salto.
En las discos a veces coqueteábamos con hombres machos que tenían ganas de una buena mamada, de una buena culeada, pero nos daba miedo entrar ahí, solo mirábamos de afuera como esos hombres tocaban y conquistaban a los chicos-pasivos como nosotros; con ese deseo de obtenernos como un trofeo, tratarnos como sus juguetes, lamer nuestros cuerpitos lampiños, sentir el placer de penetrarnos, de poseernos y nosotros los pasivos gozar sintiéndonos deseados y cotizados, que nos miren y gocen en el acto, -eso quería yo- sentir esa libertad de que me vieran tener sexo en público y además sentirme deseado por los que nos miran.
Quería sentir que me toquen otras manos, que no sean solamente de la persona que está conmigo sino de otros hombres, igual mi imaginación daba para todo, pero el miedo me impedía hacer lo que yo imaginaba, solo nos faltaba sacarme el “cartucho”- eso me decía Julia-, que nos atreviéramos a hacer las cosas, que no tuviéramos vergüenza, teníamos que seguir adelante y de a poco lo comenzamos a lograr, los cinco recorriendo algunas discotecas donde tenían cuartos oscuros, entreteniéndonos, comentando entre nosotros y fantaseando de todo lo que veíamos.
Los 5 asistíamos frecuentemente a estas discotecas, éramos como de la casa, los empleados nos conocían, casi a nivel de farándula jajajajajaja…!!!Pues alegrábamos el sitio con nuestra presencia abiertamente gay, Julita y yo algo femeninos y los otros tres como nuestros amiguitos machitos, pero homosexuales también.
Un día cualquiera fuimos a una, disco esa tenía el cuarto oscuro en el segundo piso, y subí con Julita a ver qué pasaba; -pero esta vez no fue como siempre-, esta vez fue diferente, pues al quedarnos afuera había un joven un poco mayor que yo, de unos 24 años aproximadamente, buen cuerpo, tez morena, él me miraba y yo le coqueteaba, se acercó y me pregunto:
-¿Cómo te llamas? Maikol- le contesté ¿y tú? le pregunté mirando a los ojos, él sin bajar la mirada me respondió: ¡Javier, un gusto! se acercó y me dio un beso en los labios, yo quedé paralizado, pero inmediatamente le respondí el beso, mientras nos besábamos el recorría mi cuerpo con sus grandes manos, me acariciaba y yo me excitaba poco a poco; él sabía cómo tocarme, pues parecía tener gran experiencia.
Me di cuenta que él estaba bien excitado y fogoso conmigo, algo que me hacia falta en ese momento, así que comencé a besar su cuello y sus orejas, lo estaba excitando al máximo, yo sentía como su pene palpitaba dentro de su pantalón y como se erectaba cada vez más, yo también estaba muy excitado, mi boca y la de él no se soltaban, mi culito se contraía con sus besos, recorríamos nuestros cuerpos con las manos disfrutando la intimidad… de repente él me tomó la mano y me llevó al cuarto oscuro temido por mí.
Cosa parecida le estaba pasando a Julia con otro hombre, asi que los dos entramos al cuarto oscuro por primera vez de la mano de un hombre desconocido.
Entré sin resistirme, me dejé llevar por este joven, decidido a gozarme y hacerme gozar, no veía casi nada, había una luz fluorescente que creaba sombras de hombres y nada más, poco a poco pude ver mejor, sentí sus manos sobre mí, me tomó en sus brazos musculosos y me arrinconó, seguía besándome y yo a él, cada vez nos poníamos más cachondos, mas calientes, yo por fin me atreví y metí la mano dentro de su pantalón, le agarre su verga gruesa y cabezona y la empecé a masturbar sin pensar que había gente viéndonos, él soltó el botón del pantalón y yo hice lo mismo, él me agarro las nalgas, me las sobó, metió sus dedos en mi culo, me tocaba de una manera que yo estaba en éxtasis, como nunca me sentía vivo y deseado por alguien públicamente, era increíble estaba semi -desnudo y él igual,- me besó la espalda hasta llegar a mi culito, me bajó mis pantalones, y me empezó a mordisquear mis pompas y lamer mi raja divinamente tratando de introducir su lengua en mi ojete, abriéndome las nalgas para que los demás admiraran su trofeo, su conquista. Me dijo lo rico lo tenia, lampiño como una nenita, me sentí feliz de oírlo, ahí mismo yo me quejaba de placer y sentía más placer por el lugar donde estábamos.
Yo sin pensarlo le hice sexo oral de una forma que él gemía deliciosamente y sólo decía: -lo haces de maravilla y yo con más ansias le mamaba y lengüeteaba esa rica verga morena mojada de pre semen y sus bolas grandes y peludas llenas de leche, ya tenía deseos de que me penetrara de una vez, de repente se me ocurrió mirar a mi alrededor y grande fue la sorpresa al ver que teníamos muchos espectadores masturbándose por nosotros, solo mirando cómo nos tocábamos y nos dábamos placer mutuamente, eso me prendió más, el saber que estaban viéndonos y deseándome fue lo mejor de todo, y aún más de poder mostrar lo bueno que yo era en el sexo, que no tenía límites y sabia gozar mi macho y darle lo que buscaba.
La sensación era extraña y deliciosa, Javier seguía en lo suyo, besando y acariciando mi cuerpo hasta que me penetró, ambos de pie, eso fue lo mejor, ahí si era él un artista porno en vivo, sexo en vivo, sólo para esa gente que me miraba como me movía sin límites, los dos nos lucíamos, estábamos muy excitados y extasiados, más todavía con toda esa gente alrededor que intentaban tocar nuestros cuerpos.
Javier se sentía molesto porque lo comenzaron a tocar, pero yo no, yo estaba encantado de ser objeto preciado de tantos hombres, seguimos en lo nuestro, él se movía de una forma maravillosa, ese moreno que me tenía en el éxtasis máximo, sólo quería más de ese cuerpo, quería que no acabara nunca, al penetrarme en la oscuridad mis sentidos se agudizaron aún más. Yo le apretaba y aflojaba la verga con mi culito haciéndolo decirme cosas increíblemente morbosas públicamente, lo que me excitaba mas y el publico también lo aupaba que me cogiera duro, que me preñara, que gozara su putica, en fin una excitación colectiva que nunca antes había experimentado y ahora estaba gozando por vez primera.
Sentía todo el aliento de Javier sobre mi cuello, mezcla perfecta entre tabaco y alcohol, su lengua en mi boca, sus manos sobre mis muslos, cuello y hombros, su pene y su cuerpo moviéndose como nunca, su boca caliente en la mía y los quejidos de los que nos miraban babeados de como hacíamos el sexo.
No solamente sentía las manos de Javier sino de otros hombres, era un juego y no podía quejarme, ya estábamos a punto de acabar los dos, sentí como sus manos me apretaron, y fue lo máximo; logró acabar dentro de mi diciéndome cosas maravillosas de mi culo y él me masturbó hasta hacerme explotar a la vista de todos que también se masturbaban o se dejaban masturbar por el hombre vecino, mis manos apretaron sus brazos cuando eyaculé, fue uno de los mejores momentos que pasé. Boté leche a la vista de todos que también botaron la suya en una orgia de eyaculación publica que ni en mi fantasía había imaginado. Unos cuantos se arrodillaron y recibieron la leche en sus caras llenas de felicidad, un guapetón negro asi lo hizo conmigo, se saboreo y tragó mi juguito y hasta me chupó mi penecito dejándomelo seco y el de mi macho también. Le dimos las gracias y él a nosotros. Que locura de placeres que vi y sentí.
Pero fue eso, sexo puro nada más y ya saciados cada uno se guardo su verga y siguió su camino como si nada.
Yo tengo claro que el momento que vivimos quedó ahí, grabado en mis recuerdos, terminó con un cálido beso de despedida y un -¡¡¡estuvo rico mi amor!!!-.
A Julia le paso igual que a mi en otro rincón del cuarto oscuro, terminamos los dos prácticamente juntos, despidiéndonos de nuestros machos en la salida del cuarto oscuro. Los dos estábamos felices y contentos de nuestra primera experiencia en cuarto oscuro, fue lo máximo y lo recuerdo hasta ahora.
Bajamos a contárselo a nuestros amiguitos, pero ya les habían llegado las noticias de dos chicos lindos fogosos haciendo sexo salvaje con dos hombres en el cuarto oscuro y se imaginaron que fuimos nosotros y asi fue. Les contamos con tanto placer y lujo de detalles que ellos tres subieron a hacer lo mismo.
Julia y yo quedando solos y agotados resolvimos irnos juntos a su casa para intimar y pasar la noche juntos, pues ya Julia era mi novia y yo su macho, y esa es otra historia que voy a contar próximamente.
Desde ese momento no paré en mi fetiche de que me vieran teniendo sexo en lugares públicos pero esas serán otras historias que escribiré si esta gustó y me la comentan mucho.
Aqui les incluyo una fotos referenciales, no nos dejaron hacer fotos en el cuarto oscuro por razones obvias!
Hola MAIKOL. ke rica experiencia en ese cuarto oscuro... y dices ke tu novia JULIA tambien se la paso bombaa... ya me la imajino asiii.... ke ricura de sexo y placer siendo vistos por demas hombres lujuriosos.. ke al ver gente haciendo sexo en persona y no en pelicula.. tambien se han exsitado y se han venido rico todos los demas.. es un morbo total.. Claro ke a mi me encanto tu relato.. si kieres y puedes sigue escribiendo mas.. ya se te extrañava por aca... saludame a tu amiga JULIA.. han de estar bien buenas las dos hembritas... Hasta pronto.. BESOS.. CESAREO.
que buen relato no cabe duda q tu sabes como complacerte muy bueno y exitante saludos