Cuando me dijeron que podía tomar 1 semana de vacaciones me decidí a ir a Huatulco, un puerto que todavía no conocía, así que alisté mi equipaje y salí rumbo al aeropuerto para ir a disfrutar del descanso que mi cuerpo ya me pedía, salí en el vuelo de la mañana y llegué a mi destino aproximadamente a la 1 de la tarde, tomé un taxi que me llevó a mi hotel que lleva por nombre Hotel La Posada, ubicado a unos 5 minutos caminando a la playa, el calor era muy intenso y me di un baño para refrescarme, ya cambiado de ropa salí con la intención de ir a conocer el centro de esa localidad, es un pueblito muy bonito, con un sencillo kiosco en el centro del parque, varios restaurantes y comercios rodean el jardín central.
Busqué una tienda de ropa para comprar un short nuevo, al entrar noté que la atendía una chica alta (1.75 mts. Aproximadamente con tacones), buen cuerpo y maquillada a la perfección para hacer resaltar su linda cara, se me acercó y me preguntó:
- ¿Puedo ayudarte en algo?
Noté que su voz no era la de una mujer y la fingía para hacerla más femenina.
- Gracias, estoy buscando un short nuevo de lycra, ¿me puedes mostrar algunos?
- Pasa por acá, tengo varios modelos y colores – respondió mientras se dirigía al área en donde estaban esas prendas. Mi nombre es Karen.
- El mío es Ricardo.
La seguí mientras continuaba analizando su cuerpo, definitivamente no era mujer, su cintura medía lo mismo que sus hombros, calzaba de un número bastante grande, algo así como del 27 (Mex.), me mostró algunos y me preguntó:
- ¿De qué talla?
- 32 y si tienes azul claro sería perfecto.
Me alargó uno y me dijo que ese color le acababa de llegar, azul eléctrico y muy brilloso.
- Está muy bonito, ¿me lo puedo probar?
- Claro, al fondo están los probadores – respondió señalando hacia el fondo de la tienda.
Entré y me desvestí completamente para ver cómo se me veía, giré un par de veces frente al espejo y me encantó la forma en que resaltaban mis nalgas, abrí la pequeña puerta y le llamé para que me diera su opinión. En cuanto estuvo frente a mí le pregunté:
- ¿Qué tal me veo? – inquirí esperando una respuesta aprobatoria.
- Te ves muy bien, - contestó mientras se me acercaba – el color de tu piel contrasta mucho con esta prenda – continuó mientras su mano tocaba la parte trasera de mi cintura – tus nalgas lucen preciosas – continuó al tiempo que iba bajando lentamente su mano acariciando suavemente mi trasero.
Como no hice intento alguno por detener su avance, le dije sonriendo pícaramente:
- Gracias cariño, si te gustan puedes tocarlas cuando quieras – le dije porque me gusta ser muy directa.
Sus manos recorrieron todo mi trasero al tiempo que me decía:
- Me encantaría hacerlo si me lo permites y tal vez algo más.
- ¿A qué hora sales de trabajar? – Pregunté con algo de excitación – yo soy travesti de closet y totalmente pasiva, me puedes decir Rikka- finalicé
- Salgo a las 7 de la noche y si deseas puedo ir a visitarte a tu hotel para continuar admirándote y hacer cositas ricas. Yo soy bisexual y espero que pasemos momentos de mucho placer.
- Me parece perfecto, estoy hospedado en La Posada, ¿lo conoces?, para ser exactos la habitación es la 304.
- Llegaré como a las 7:15 aproximadamente - fue su respuesta.
Pagué la prenda y salí feliz porque apenas acababa de llegar y ya había conseguido una cita, continué caminando por algunas calles hasta que me decidí comer algo en un restaurante.
Las horas se me hicieron eternas, a las 6:30 tomé un taxi para regresar a mi habitación, tenía que bañarme y arreglarme un poco, desafortunadamente no llevaba mucha ropa de nena, solo tangas de hilo dental, 1 par de medias y unas zapatillas, me puse la tanga más pequeña que encontré, las medias y mis zapatillas quedando lista para recibir a Karen.
Serían algo así como las 7:17 y escuché que alguien llamaba a la puerta, entreabrí y mi corazón se alegró al verla, la saludé de beso en la mejilla y la invité a pasar.
- No había entrado a este hotel, es algo nuevo y solo sabía en donde estaba ubicado – comentó.
- Es cómodo, limpio y tiene una magnífica vista desde su balcón – apunté.
Se dirigió al balcón, abrió las puestas y confirmó lo que le acababa de decir.
- Se antoja estar aquí, viendo el atardecer haciendo el amor. Por cierto Rikka, estás divina con esa tanga.
- Pues si quieres podemos empezar antes de que se haga de noche – expresé excitada.
Se acercó a mí, me tomó de las nalgas y me dio un prolongado y ansioso beso haciéndome temblar de gozo, me acarició los pezones para hacer que se irguieran, los besó y lamió con pasión, me tomó de la mano y me llevó a la amplia cama en donde siguió besando todo mi cuerpo, unos leves gemidos empezaron a escapar de mi boca, haciendo que sus caricias besos y lamidas se intensificaran, comenzó a desvestirse mientras me hacía todo eso, estiré mis manos para acabar de quitarle las prendas que cubrían ese moreno cuerpo que deseaba tener desnudo, cuando le saqué la tanga, saltó hacia adelante una verga como de 15 centímetros, delgada, oscura y llena de venas, su glande palpitaba como diciéndome que ansiaba penetrarme, la acaricié por unos instantes y escuché su respiración agitada, se levantó para terminar de desnudarse y me dijo:
- Tengo muchas ganas de hacerte el amor, ¿cómo te gusta que te penetren? – me preguntó.
- Me encanta que me lo hagan con las piernas al hombro pero prefiero que tú seas quien decida – contesté con voz entrecortada por la excitación.
Sin decirme nada se puso frente a mi poniendo al alcance de mi boca su deliciosa verga, la tomé con mis manos y empecé lamiendo ese ardiente trozo de carne, abrí un poco mi boca y metí solamente la cabecita, moví mi lengua paseándola por todo el glande, escuché que gemía y me tomó la cabeza con sus manos para hacer más profunda las embestidas, se la mamé por espacio de unos minutos hasta que me detuvo y me pidió que me acomodara boca abajo en la cama.
Me acarició las nalgas con ternura y me las lamió suavemente, puso especial atención en mi culo, pasó su lengua entre mis cachetes posteriores haciéndome suspirar y gemir por sus caricias, luego se levantó por un momento para ponerse un condón mientras me decía:
- Ya es hora de hacerte mía, voy a darte una deliciosa cogida.
La detuve para decirle:
- Te voy a poner el condón con la boca, ¿me dejas?
Solamente sonrió y asintió con la cabeza como esperando a ver si yo lo lograba, tomé la funda de látex y, después de abrir el empaque, me lo metí en la boca y se lo fui poniendo hasta que su pene quedó cubierto.
- Ahora sí mi amor – dijo muy suave – acuéstate como estabas para metértela toda.
- Métela lentamente mi vida, quiero sentirla poco a poco para gozar contigo.
Me acomodé y abrí las piernas para facilitar la penetración, se hincó entre ellas y me puso algo de lubricante mientras yo esperaba que me clavara su caliente trozo de carne, en cuanto sentí que estaba tocando la entrada de mi ano, levanté un poco mi trasero para facilitarle lo que me iba a hacer, la cabecita entró suavemente mientras me decía:
- Qué culo tan rico tienes bebita, creo que vamos a gozar muchísimo.
- Eso es lo que deseo cariño, que el placer sea mucho y que acabemos rendidas de tanto coger.
Empujó un poco más y sentí cómo me iba abriendo las delicadas paredes anales, haciendo que me perdiera en un gozo indescriptible, siguió insertando su estaca hasta que sentí que sus bolas tocaban mi trasero, traté de moverme pero el peso de ella no me dejó hacer casi nada, Karen inició sus movimientos entrando y saliendo de mi anillo posterior, arrancándome gemidos que subían de volumen, estuvo así por espacio de unos minutos, no sé cuántos porque me estaba haciendo disfrutar demasiado, después me pidió que me montara sobre su candente espada, cambiamos de posición y me monté sobre ella, tomé su palpitante verga y la introduje poco a poco en mi culo, empecé unos rítmicos y lentos movimientos cerrando los ojos para aumentar el gozo que me estaba dando, la deliciosa sensación de su pene entrando y saliendo de mi me hacía gozar tanto que no podía concentrarme en nada que no fuera esa excitante verga, de repente se aferró a mis nalgas haciendo que la frecuencia de sus acometidas fueran más rápidas, me dio un par de suaves nalgadas que hicieron que gimiera bastante fuerte, las sensaciones invadían todo mi cuerpo, en cierto momento me apretó fuertemente las caderas y me dijo:
- Toma toda mi leche putita mía.
Al escucharla empecé a contraer y distender mi esfínter para que su venida fuera inmensamente placentera, se vació completamente dentro de mí y me jaló para que me acostara sobre su pecho, me acarició la espalda mientras se recuperaba.
Caímos en unos reparadores sueños abrazadas y agotadas, después de un buen rato, me despertó con besos y me dijo:
- Coges divino, tienes uno de los mejores culos que me he cogido, en verdad me encantó estar contigo.
- Gracias amor, que alegro que te haya gustado venir conmigo, espero que pronto podamos repetir el encuentro.
- Te voy a proponer algo – dijo sonriente – ¿te gustaría hacer un trío con mi novio?
- Claro que acepto, solo dime cuando y en dónde.
- ¿Qué tal mañana en la noche aquí mismo?
- Perfecto corazón los espero a la misma hora. Te doy mi número para que me localices más fácilmente.
- Hecho, - registró en su celular mis datos y terminó diciendo - mañana venimos y te aseguro que la vamos a pasar mucho mejor que hoy.
Se levantó para darse un baño y después vestirse y se despidió con un ardiente beso dejándome intrigada por lo que podría pasar, pidió un taxi y la despedí con ternura.
La segunda parte se las platicaré en mi próximo relato, hasta entonces queridos lectores, reciban besos y mamadas de su amiga Rikka.
Que rico comienzo de tus vacaciones Rikka, espero nos regales un relato excitante cada noche de tu estadia en Huatulco. Me encanto como disfrutaste esta primera noche y espero poder disfrutar una vacaciones asi pronto!
Hola mi querida Rikka. Que buen relato y de verdad calienta.. Me gusto imajinar tu imagen con ese short de líkra azul metálico entallado en tus pompas.. Y tu relato está muy rico. Espero escribas la segunda parte... Oye, te he mandado mensajes... Contesta, siiiii? Te espero Rikka.