Hace mucho tiempo, tendría unos 16 o 17 años (ahora soy madura), estaba en recuperación de una fractura en una pierna y solía ir a un parque para ejercitarme, al terminar la sesión de ejercicios, fui a tomar un jugo a un local enfrente del parque, ahí conocí a quien sería mi iniciador en el sexo anal.
- Hola – escuché una voz cerca de mí.
– Hola - respondí casi sin pensarlo
-Te vi que estabas haciendo ejercicio, por cierto se ve que tienes muy buen condición física, ¿Verdad? – dijo.
- No te creas, lo que pasa es que me estoy recuperando de una fractura en la pierna derecha, me la hice en el fútbol americano, - contesté mientras me tomaba el jugo de naranja.
- Que malo está eso, supongo que ya estás mucho mejor, se te nota., por cierto me llamo Esteban.
- Mi nombre es Ricardo. Ya casi estoy al 100 %, aún me falta un poco de fuerza, todavía siento que está débil – proseguí –, debo hacer estos ejercicios por lo menos otro mes más para quedar bien.
La plática prosiguió por algunos minutos más y me ofreció llevarme a mi casa, debido al cansancio acepté ya que estaba algo retirado, le di la dirección y mientras íbamos en el auto puso como sin querer su mano en mi pierna, noté que aminoraba la velocidad y le pregunté:
- ¿Por qué bajas la velocidad?
- No quisiera llegar tan pronto a dejarte, me caíste muy bien – respondió.
- Si gustas mañana pasas por mí y vamos al parque nuevamente, así podremos platicar otro rato – dije a modo de invitación.
Aceptó de buena gana y al día siguiente nos encontramos en la esquina de mi casa, me llevó al parque para mi sesión se ejercicios y cuando terminé proseguimos con el tema del día anterior:
- Cada vez me siento mejor – comenté.
- Se nota que en verdad quieres recuperarte rápido – dijo -, espero que tus facultades lleguen nuevamente a como estaban antes de la lesión.
- Eso espero, lo que pasa en que no tengo nada que me ayude a ejercitarme, es decir, me gustaría tener algunas pesas para fortalecer mi pierna mejor.
- Tengo en casa algunos aparatos que creo te puede ayudar, si gustas podemos ir para que los veas y decidas si los quieres utilizar para tu recuperación – dijo sin duda alguna.
- Solamente si no es muy lejos, ya es hora de ir a almorzar y tengo bastante hambre – repuse.
- Estoy solo a 4 calles de aquí, es bastante cerca, ¿vamos?
Como no tenía en ese momento clases ni nada en especial que hacer, acepté, no sabía lo que pasaría, pero no me arrepiento…
Subimos a su carro y comenzamos a platicar animadamente, el trayecto se me hizo súper corto, realmente era muy cerca, bajamos y abriendo la puerta del departamento dijo:
– Ponte cómodo, esta es tu casa.
- Gracias, me voy a sentar, estoy algo cansado – dije mientras me sentaba en la sala.
- Gustas tomar algo, vi que te terminaste el jugo rápidamente – comentó acercándose a mí.
- Si tienes agua te lo voy a agradecer mucho – respondí inmediatamente -, tenía mucha sed.
- No me tardo, te la voy a traer con 2 hielos, ¿está bien?
- Perfecto, espero que con eso se me pase lo sediento – dije mientras entraba en la cocina.
No tardó casi nada, en cuanto me lo dio lo bebí de un solo trago:
- Gracias, de veras me hacía falta otro vaso de agua – comenté como para mí.
Se levantó y me pidió que lo siguiera, me mostró un banco de ejercicios que estaba en una de sus recámaras y me dijo que lo podía utilizar cuando quisiera, agradecí el ofrecimiento y volvimos a la sala. Seguimos platicando otro rato y el tema derivó hacia lo sexual, me empezó a preguntar que si tenía novia, que si le acariciaba las tetas, que si ella me agarraba la tranca, etc.
- No quiero que te molestes por esto – dijo –, lo que pasa es que tengo algunas fotos porno y quisiera saber si quisieras verlas.
Como no había tenido oportunidad de ver muchas fotos como esas respondí inmediatamente:
- ¡Claro que sí!
Fue a la recámara y regresó trayendo un paquete de fotos, las comenzó a pasar ante mis ojos, había de muchas poses unas no tan calientes, otras muy explícitas algunas francamente sucias, pero todas de desnudos y poses sexuales, como era de esperarse mi erección no tardó en notarse, se acercó un poco más y me dijo:
- Si esto te excita, espera a que veas la película que tengo – comentó con una sonrisa.
Notando mí cara de asombro se levantó y puso una película en donde estaban haciendo el amor entre hombres, la penetración que estaba recibiendo uno de ellos era de lo más caliente, lo tenían de "patitas al hombro", y se veía que estaba gozando como loco. Se puso a mi lado y acercando su mano me empezó a acariciar la cara, pasó al pecho y por último llegó hasta las piernas, yo estaba muy caliente y no rechacé sus caricias, al contrario puse mi mano en sus piernas y le hice lo mismo que estaba haciéndome a mí. La película continuó con una orgía entre puros machos, se daban unos a otros por la boca, por el culo y cambiaban de pareja a cada cualquier momento, en ese instante me empezó a besar el cuello y la oreja, eso me puso cahondísimo, lo estaba haciendo mejor que mi novia, me sobaba el chile sobre mi ropa, y yo estaba agarrando su tranca, la cual parecía que rompería el pantalón de lo parada que estaba.
- ¿Te gustaría que te diera unas mamadas? – susurró a mi oído con voz sensual.
Como la calentura era demasiada y mi pene estaba también a punto de romper su prisión respondí:
- Si Esteban, claro que me gustaría, lo estoy deseando… nada más que es mi primera experiencia sexual, nunca lo he hecho con nadie, ni hombres ni mujeres.
- Te prometo que lo vas a disfrutar mucho, nada más déjame enseñarte lo que sé y desearás repetirlo pronto.
No esperó más, se puso de pie y se sacó el instrumento agitándolo un poco frente a mi cara, después poniéndome también de pie, bajó mi ropa para ver mi caramelo, se hincó para chuparlo con avidez, lo hacía realmente delicioso, era para mí una sensación nueva, jamás lo había sentido, luego se acostó en la alfombra y me subí en él, hicimos el "69", mientras yo trataba de meterme aquella tranca en la boca el me chupaba las bolas, mi arma y jugueteaba sus dedos en mi ano. Comencé a sentir que su pene crecía más y más dentro de mi boca, su cabeza me parecía inmensa, creí que si continuaba no me cabría y tendría que sacármela, mientras, uno de sus dedos, lubricado ya con saliva, empezaba con el ataque de mi orificio posterior, al principio dolió un poco, pero al acostumbrarme a su grosor, el dolor se tornó en placer, también por primera vez saboreaba las perlas de placer que salían de su chile, un sabor salado, viscoso pero que, excitado, tragué con gusto.
- ¿Te gusta? – preguntó con respiración entrecortada.
- Sí, es muy rico, ¿lo estoy haciendo bien? – inquirí yo con voz jadeante por el placer.
- Lo haces bien para ser tu primera vez – dijo con cara de gozo.
Prosiguió con la penetración anal hasta que logró introducirme totalmente su dedo, mi reacción fue de placer mezclada con dolor, pero no intenté nada, solamente aumenté la velocidad de mi lengua para que su gozo fuera máximo, él solo se retorcía debajo de mí, su respiración se tornó más agitada hasta que me empujó y me hizo bajarme de encima. Mi reacción fue de duda, no quería quedarme con la calentura, ya algunas veces me había pasado lo mismo con mi novia y pensé que tendría que llegar a casa a masturbarme, no sabía lo que pasaría a continuación…
Me acostó sobre el sillón, me chupó un momento más mi herramienta, yo me retorcía por aquella húmeda caricia, cuando se detuvo me dijo:
- Mira lo que va a pasar en la película, se trata de un estreno, es decir, que se van a coger a un muchacho como tú por primera vez.
Reponiéndome de la excitación, puse atención a lo que pasaba en la pantalla, en efecto, un señor con una verga bastante grande trataba de violar a un chico de una edad parecida a la mía, comenzó por lubricar el ano de muchacho y trató de meter su gruesa tranca en el estrecho agujero, como Esteban notó que estaba demasiado caliente y atento a la televisión me dijo:
- ¿Lo quieres intentar?, es decir, que me dejes cogerte como lo están haciendo.
Su petición me atrajo, estaba tan caliente que ansiaba sentir cómo me penetraba, lo dudé por un momento ya que su tranca era muy gruesa, y creí que me lastimaría, como vio que dudaba, dijo:
- Te prometo hacerlo lo más despacio que pueda, es más, tengo un lubricante que hará que la penetración sea casi sin dolor
Acepté y trajo el lubricante, me dio otras mamada para que mi calentura no se bajara, luego me puso "de perrito" con mis nalgas lo más alto posible, comenzó a lubricar mi orificio, me dio 2 o 3 nalgadas, me mordisqueó los redondos cachetes posteriores; sus caricias me hacían estremecer, cuando terminó de lubricar, empezó metiendo el dedo medio en mi puerta trasera, lo estaba haciendo despacio, como si quisiera que disfrutara cada milímetro de él, las sensaciones inundaron mi cuerpo, era algo delicioso, sentía algo desconocido, me sentía enloquecer de placer…
- Ahora lo vamos a intentar, no te vayas a venir, quiero que disfrutes lo que te lo voy a hacer, ¿de acuerdo?
Asentí con la cabeza, no podía pronunciar palabra, me tenía en sus manos, o mejor dicho, me tendría pronto en su verga. Colocó la cabeza de su pene en ni ano, y empezó a empujar muy despacio, al principio resbaló por el lubricante, al siguiente intento logró meter la cabeza, sentí que partía mi culito en 2, no estaba acostumbrado a recibir semejante tranca de carne en mi estrecha cueva, gemí por el dolor, él se salió para no lastimarme más, me cubrió de besos y caricias en todo el cuerpo, hasta que vio que me había calmado el dolor, me preguntó:
- ¿Ya pasó el dolor?, no quiero que tu primera cogida anal sea dolorosa.
- Ya se me quitó el dolor, creo que ahora si podemos intentarlo de nuevo – respondí con un suspiro.
- Que te parece si te relajas, dejar que la penetración sea placentera, no trates de apretar el culo, al contrario, ponte suave para que la pueda meter más fácil, ¡vamos a intentarlo de nuevo!
Como sentía que me vendría pronto, preferí que me la metiera para recibirlo en mi oscura cueva, se acostó boca arriba y me invitó a metérmela en esa pose.
- Úntame algo de lubricante en la punta de la reata y a coger – me suplicó.
Después me coloqué sobre él y alzando abriendo las piernas abrí lo más que pude, puse su verga en la entrada de mi culito y, lubricándome con los jugos que salían de su chile me metió nuevamente la cabeza, me relajé para recibirlo dentro de mí, sentí que me clavaba su estaca despacio, deseaba que la metiera fuertemente y de un jalón, su tranquilidad para desvirgarme me estaba haciendo desear más y más, como si leyera mis pensamientos me metió hasta la mitad su ardiente verga, reaccioné con un leve grito, no supe si era dolor o placer, solamente deseaba sentirlo dentro, con un movimiento rápido, me senté de golpe para clavarme su garrote hasta el fondo, me dolió, pero la calentura hizo su parte, empecé a moverme con movimientos circulares para que su garrote conociera todo mi ano por dentro, noté que su cara enrojecía, cerraba sus ojos, después se acercó a mí, su lengua buscó la mía para fundirse en un beso frenético de gozo, su tranca entraba y salía de mí, ya no tan estrecha, abertura, sentí como su cuerpo se arqueaba y sentí su descarga de pasión dentro del culo, sentí las contracciones de su verga cuando se estaba viniendo, cayó exhausto sobre mi hasta que su reata perdió potencia y se salió de su funda, Esteban se levantó y su pene mostraba huellas de la batalla, tenía una mezcla de semen con un leve color rojizo, en verdad me había desquintado, me dio algo de papel higiénico para limpiarme y noté que había rastros de sangre.
Recibí un amoroso beso de su parte y tomando más papel, me limpió hasta el último rastro de la batalla, al hacerlo iba lamiendo casa rincón de mi ser, mi reata empezó a dar muestras de vida, Esteban lo notó y, después de limpiármela perfectamente, comenzó a lamérmela como si no hubiera tenido un buen encuentro sexual, la chupó, mordió suavemente, se la metió hasta el fondo de la garganta, hasta que sintió mi torrente inundar sus entrañas, en ese momento comenzó a apretar mi chile chupando muy rico, yo me sentía en la gloria, no se detuvo sus mamadas hasta que mi verga flácida se salió de su húmeda boca.
Al reaccionar después de una siesta, sentí que estaba junto a mí, su cuerpo estaba aún desnudo, su herramienta estaba apoyada en mis nalgas, sus brazos me rodeaban a la altura de la cintura, me volteé para abrazarlo también y se despertó.
- Quiero que sepas que ha sido la más placentera cogida de mi vida, te di reata hasta quedar satisfecho, tienes un culo delicioso.
Lo interrumpí diciendo:
– Nunca pensé que el sexo entre hombre fuera tan placentero, de veras gocé como nunca, es cierto que no tengo mucha experiencia pero me vine rico, y aprendí a ser cogido, ¡gracias Esteban!
Solamente acertó a besarme y darme un fuerte abrazo, luego nos fuimos a bañar, me enjabonó todo el cuerpo y me masturbó mientras el agua rodaba por nuestra desnudez. La despedida y por consiguiente, el final de la sesión, se acercaba y tuve que aceptar una nueva cita para, como dijo él "quedar totalmente listo para cualquier verga", la cual se las contaré en mi siguiente relato.