Despedida a un compañero
( Relatos Transexuales )
Hoy quiero compartir con ustedes lo que me ocurrió la semana pasada. Tengo un compañero de trabajo que tuvo que renunciar a la empresa por cuestiones familiares. Afortunadamente para él encontró un trabajo en la provincia, cerca de donde viven sus padres, ya que por motivos de salud, tendrá que hacerse cargo de ellos.
Mi amigo al que llamaré Mauricio, es un hombre maduro y bien parecido con el que tuve buena relación en los dos años que estuvo en la oficina.
En las problemáticas que se le presentaban en sus funciones acudía conmigo para que le auxiliara y sacar su trabajo de la mejor manera posible. Siempre me agradecía diciendo: “Te debo una”.
Cuando me comentó que tenía que irse, la noticia me cayó de sorpresa, ya que últimamente por cuestiones del trabajo interactuábamos más seguido y teníamos cierto grado de confianza y bromeábamos de cualquier cosa.
El día anterior de su partida me dijo: “Ni modo, ahora tendrás que buscarte otra parejita”, a lo que le respondí: “¿cuál parejita?, ni tú ni yo fuimos pareja. Y ambos nos reímos.
Después de ese comentario me quedé pensando. “No, no fuimos pareja, pero me hubiera gustado haberlo sido”. No sé por qué pero tuve la impresión que él pensó lo mismo, ya que al vernos nuevamente me dirigió una sonrisa y humedeció sus labios. Le devolví la sonrisa.
Después me fue a buscar y me dijo: “Oye, te invito a comer como despedida”. A lo que le respondí, mejor te invito yo ya que el que se va eres tú. Está bien, nos vemos al rato, me respondió.
A partir de ese momento vinieron muchas cosas a mi imaginación, ¿cómo hubiera sido nuestro trato si desde un principio le hubiera confesado mi gusto por sentirme hembrita? Nunca me atreví a comentarle mis deseos íntimos. ¿Y si de despedida le brindo una noche de pasión? ¿Cuál será su reacción si le digo mi deseo de entregarme como mujer a él? Tantas cosas me dieron vuelta en la cabeza.
Cuando llegó la hora de la comida, salimos juntos de la oficina, nos dirigimos a un restaurante cercano a la empresa. Después de ordenar me dijo: “Oye, como que eso de la parejita no te cayó mal”. Le dije que no, ya que me pareció una broma más. Después de una pausa dije: Aunque…
“Aunque qué, dijo él”. No, nada… solo pensaba. Mi corazón se aceleró en ese momento y Mauricio notó mi nerviosismo. Aunque qué, volvió a repetir, estamos en confianza y lo que digamos queda entre nosotros dos, además es nuestra última comida juntos. Pues sí, le respondí pero… ¿Pero qué? Insistió. Bueno, es que estaba pensando de las veces que me decías “te debo una” cuando te hacía un favor, ¿lo recuerdas? Sí, claro… y la verdad te debo muchas y me sonrió. Es que cuando dijiste que me buscara otra parejita y te contesté que no éramos pareja mi mente voló en eso. ¿Cómo en eso? Me dijo… no te entiendo. Mira, quiero confesarte algo, no te lo había dicho por temor a que lo tomaras a mal y causarnos problemas en el trabajo. Dime, no te detengas, me respondió. Bueno, el caso es que desde hace mucho vivo con la fantasía de sentirme mujer, me he vestido con lencería femenina que es mi pasión y varias veces me imaginé modelando para ti. Por eso cuando dijiste que me buscara otra parejita, y que te respondí que no éramos pareja mi mente decía, “sí, me hubiera gustado ser tu pareja y quiero que me pagues todas las que me debes”. ¿Me explico?
Mauricio se quedó pensando un rato y después de un rato dijo: ¿Cómo quieres que te pague? A lo que respondí con mucho nerviosismo: “Me gustaría que me trataras como a una mujer”.
Ahora Mauricio se puso nervioso, no sabía que contestar. Miraba para todos lados como esperando que nadie nos escuchara. Le dije, no te incomodes, simplemente quería que supieras de mi fantasía y que si la aceptabas te quería dar una tarde de pasión como despedida.
¿Dices que te vistes de mujer? Me preguntó. Le dije que sí, tengo algunas prendas femeninas que me gusta ponérmelas cuando me siento chica sexy, y más las disfruto cuando me siento observada por alguien.
¿O sea que, si me das una despedida, será vestida de mujer? Volvió a preguntar. Sí, si así lo quieres. Te daría una tarde muy especial que espero nunca la olvides.
Pero, ¿cómo sería? ¿dónde iríamos? Parecía ya interesado. Hay un hotel cerca de aquí, llegaría yo primero para que me des oportunidad de vestirme para ti. Después llegarías tú.
Visiblemente nervioso, Mauricio aceptó. Terminamos de comer y nos dirigimos a la oficina. Toda la tarde evitábamos encontrarnos como temiendo arrepentirnos de último momento.
Llegado el día, nos encontramos en la oficina y nos saludamos como si nada, ambos tratábamos de disimular nuestro nerviosismo. Yo solo esperaba el momento de estar ya a solas con él, me había depilado la zona anal y repasaba mentalmente las prendas y el maquillaje que llevaba en una pequeña maleta que previamente había dejado en el auto.
Durante el transcurso del día no tuvimos plática, llegada la tarde y antes de salir le dije a Mauricio: ¿Si nos vamos a ver? El asintió. Te espero donde quedamos.
Acudí al lugar indicado visiblemente nerviosa. A partir de ese momento sentía esa rica sensación de sentirme hembra esperando por su macho. Entré a la habitación del hotel con mis instrumentos de transformación que llevaba en la maleta, inmediatamente me desvestí y poco a poco me fui convirtiendo en una sexy y apasionada hembra. La peluca y el maquillaje junto con la lencería femenina que elegí para ese día, me hacían ver y sentir realmente una mujer. Llamé al celular de Mauricio ya que previamente habíamos acordado que le diría en qué habitación me encontraba.
Pasaron como 15 minutos de la llamada a Mauricio, cuando escuché la llamada a la puerta. Visiblemente nerviosa y emocionada abrí la puerta, al entrar Mauricio quedó sorprendido de la transformación que tenía enfrente de él. ¿Eres tú? Me sonrió. Le dije sí, te estaba esperando. Se acercó a mí, me tomó de una mano y me giró lentamente, waooooo, exclamó… en verdad luces realmente como una mujer. Ese fue el mejor piropo que hubiera recibido. Y sí, la verdad que me había esmerado para parecer una mujer. El corset que tenía puesto me hacían resaltar los pequeños senos que salían del bra. El maquillaje, muy leve, hacía destacar los labios delineados y bien pintados que lucía en ese momento. Las zapatillas me hacían caminar cadenciosamente y sentirme como me gusta.
¡Vaya, vaya! Exclamó Mauricio, ésta sí que es una agradable sorpresa. Es tu despedida, le respondí. Me volvió a tomar de la mano y me giró media vuelta, me tomó de los hombros y bajo lentamente las manos hasta poseerse en mis senos, me acarició suavemente por encima del bra y me besaba los hombros. A partir de este momento soy tuya, trátame como una mujer, ¿quieres?
Me giró nuevamente y quedé frente a él, me tomó de la cintura y me atrajo a su cuerpo, me miró fijamente y me dijo: “te ves realmente como una mujer, de haber sabido cómo te transformas te hubiera hecho mi pareja hace mucho”. Acercó sus labios a los míos y nos dimos nuestro primer beso, a partir de ese momento la entrega fue total y abierta. Permanecimos así por varios minutos hasta que me tomó de la mano y me llevó a la cama. Me recostó boca arriba y empezó a besarme los senos, me sentía como en las nubes al sentir sus manos en mi cuerpo y sus labios en mis pezones, que se encontraban rígidos de esa rica sensación. Le fui desabotonando su camisa hasta quitársela, él se levantó para quitarse el pantalón quedando en calzoncillos y se volvió a acostar junto a mí, nos abrazamos y me volvió a besar. Llevé mis manos a su espalda y lentamente le recorría su espina dorsal desde el cuello a la parte baja. Llevé mis manos a sus nalgas por debajo de sus calzoncillos y poco a poco buscaba afanosamente atrapar su verga que para entonces ya se encontraba erecta. Acaricié su tronco y sus testículos suavemente a lo que el reaccionó tocándome mis nalgas. Me levanté y le dije que se acostara boca abajo y como una hembra en celo empecé a besar su pecho y dando pequeñas chupaditas a sus pezones, mi mano no soltaba su verga y que lentamente subía y bajaba, me deslicé hacia abajo en busca de su miembro y al verlo me humedecí los labios en señal de que deseaba mamarlo ya, él acomodó su cabeza en dos almohadas para observar la manera en que le iba a mamar su verga, al ver su posición me puse arrodillada frente a él de manera que pudiera observar la manera en que paraba las nalgas mientras le chupaba su miembro erecto. ¿Quieres que te mame la verga, verdad? ¿Quieres que te chupe como si fuera una puta? Sí, sí… respondió cerrando los ojos. Saqué la lengua y la deslicé desde sus testículos hasta la punta de su verga, la cual me introduje en la boca y pude saborear algo del líquido que empezaba a fluir. Me di cuenta que le gustaba sentir mi lengua en toda su verga y que la deslizara de principio a fin. Me pasé varios minutos saboreando la rica verga de Mauricio que a decir verdad me encantaba la forma tan deliciosa que la tenía, aunque era de tamaño mediano su cabeza tenía la forma exquisita de un hongo que se podía saborear muy a gusto en la boca. Hasta ese momento empecé a sentir esa liberación de sentirme bien puta y le dije a Mauricio. ¿Te gustaría hacerme tu putita? Sí, cariño… me haces perder los sentidos y te veo como una hembrita, realmente sabes cómo hacerme gozar, y me fascina la manera en que me estás mamando la verga, no quiero que te detengas, sigue mamando… mmmmmmm. Volví a mi tarea inicial de mamarle la verga para que ambos siguiéramos disfrutando del momento, yo con su verga con cabeza de hongo en mi boca y el sintiendo mis labios de puta chupándole esa riquísima cabeza… ahhhhh. Mauricio parecía perder el sentido y murmurando decía: Así, así putita así… que rico mamas la verga.. huummmmm… ¿cómo dices? Le dije sacando su rico miembro de mi boca. No, nada… sigue. Anda, dime lo que murmurabas… es que te decía que mamas como una putita, pero no quiero que te ofendas… le sonreí y le dije: al contrario, amor, me enloquece que me digas así, que soy una puta… me prende más y hago cualquier cosa. Saber que me sientes como una puta siento que estoy haciendo bien mi trabajo y me esmero por mejorarlo. Así que, si me sientes bien puta no te detengas y dilo… quiero que este día sea inolvidable para los dos.
Bien puta.. si así quieres. Me estás dando una mamada que no había recibido nunca, sigue asi… me encanta oír cómo succionas mi verga… mmmmm…
Me esforcé para que Mauricio siguiera escuchando las chupadas intensas que le daba, la habitación se inundó de nuestros ruidos y nuestros deseos. Para ya, me dijo… quiero, quiero… cogerte!
Le chupé por última vez su rica cabeza tratando de dejarle algo de saliva para el momento de sentirla dentro de mi culo que ya para entonces pedía a gritos su verga.
Me levanté y me dirigí a la orilla de la cama, me arrodillé y puse mi cabeza recostada en la cama, quería que Mauricio viera la manera en cómo le ofrecía las nalgas para que pudiera meter su miembro dentro de mi culito que estaba ya deseoso de sentirse penetrado.
“Jamás imaginé que te comportaras así, pero te agradezco enormemente que así haya sido, me has dado una despedida inolvidable” fueron sus palabras antes de penetrarme.
Se acercó a mí, tocó mis nalgas y las acarició las tomó con las manos y las separó, le correspondí abriendo más las piernas, me quitó la tanga que traía puesta y me tocó suavemente el orificio, hice una exclamación de gusto y comenzó a juguetear con mi abertura. ¡Qué rico culito tienes! Dan ganas de comérselo a besos… mi culito ansiaba sentir su lengua húmeda y se lo pedí, se arrodilló y comenzó a lamer mi ano que, como dije anteriormente, lo había depilado para esa ocasión. Se levantó y se quitó totalmente los calzoncillos que traía puestos, cerré los ojos imaginando el hongo de su verga justo en la entrada de mi culo, tenía el deseo de ser penetrada por Mauricio en ese momento. Creo que adivinó mi pensamiento ya que en ese instante sentí cómo colocaba su cabeza de hongo justo en la entrada, mi ano estaba loco de desesperación por sentir su estacada, sentí cómo lentamente Mauricio me introducía su miembro, sentí ese dolor suave que hace gemir sintiendo una rica sensación. Pude sentir que su verga había entrado por completo al sentir todo su cuerpo recargado en mí, lentamente fue sacando su verga de mi culo y nuevamente la volvió a meter ahora con más rapidez, de alguna manera su pedazo de carne estaba amoldándose en el cilindro hueco se había convertido mi culo. Cuando ambos estuvieron amoldados el ritmo que aplicó Mauricio para meter y sacar su verga de mi ano fue delicioso, ambos lo estábamos disfrutando con mucho placer. Mauricio supo llevarme a ese frenesí que se siente cuando una se entrega por placer, mi sentimiento de sentirme hembra penetrada por un hombre me hizo volar a un mundo de fantasía y pasión. Convertida en mujercita para él y sintiéndome más puta que nunca empecé a gemir con más agitación, le decía casi gritando: “cógeme, cógeme por favor, no saques tu verga, métela toda, así.. así… ahhhh, ahhhhh, sigue amor.. así…”, él respondió metiendo y sacando su verga con más fuerza y golpeando con sus testículos mis nalgas. “Te gusta ¿verdad?, se ve que te gusta sentirte bien puta. Deberías de ver que rico se ve tu culo cómo se queda abierto cada vez que te saco la verga, como suplicando que no saque la verga de ahí.
¿Te gusta verme el culo abierto, amor? Le pregunté. Él respondió que sí, que el verlo abierto le daban ganas de derramar su leche justo ahí.
¿Te puedo pedir un favor? Sí, claro… me respondió. Me gustaría… bueno… si puedes, me gustaría que me tomaras video con mi celular para ver cómo mi culo está abierto y ver cómo tu verga se mete hasta el fondo, ¿lo puedes hacer? ¡Claro que sí! Me gustaría tener de recuerdo este momento. Me sacó la verga por un momento para poder ir por mi celular, me levanté y caminando de manera sexy me dirigí a tomarlo, regresé caminando de la misma manera al mismo tiempo que le entrega a Mauricio el celular en el modo de tomar video. “Ya está listo, solo oprime aquí”. Me acomodé nuevamente en la misma postura que tenía anteriormente al igual que él. Introdujo su miembro nuevamente, pero esta ya no sentí sus manos en mis nalgas, sabía que desde ese momento Mauricio estaba grabando cómo me estaba cogiendo. Después de unos minutos de grabación le pedí que me dejara verlo. Me dio el celular y pude ver, con gran satisfacción, cómo mi culo era invadido por su verga, el ver cómo entraba y salía me excitó más y, devolviéndole el celular le dije: “Quiero que grabes cómo te derramas en él”.
Viendo que estaba tan excitada y dispuesta a todo me pidió que me tomara las nalgas con las manos y que tratara de abrirlas lo más que pudiera, para que el agujero que tenía enfrente se abriera lo más posible. Hice lo que me pidió y pude sentir su estocada de nueva cuenta, ya para entonces ya quería sentir dentro de mi culo su rica leche de su verga que tanto placer me había dado ya. En un momento aumentó el ritmo de su movimiento y me dijo casi gritando: ¡ya viene, ya viene! Anda amor… vente ya, quiero que inundes tu rico culo que es todo tuyo.
Ahhhhhh…! Exclamó… y al mismo tiempo un torrente de rica leche tibia la podía sentir en mi culo, su verga se había empapado de su mismo semen y podía sentir cómo seguía palpitando dentro de mi culo el cual estaba aprisionando con fuerza su miembro para extraerle hasta la última gota de leche. Permanecimos pegados durante un buen tiempo que a mí me pareció una eternidad. Gozando como nunca de esa rica cogida me dejé caer en la cama, él hizo lo mismo y nos abrazamos cerrando los ojos y sin decir palabras.
Le pedí que me mostrara lo que había grabado y sentí gran satisfacción de haber conseguido dos cosas: Primero, el que Mauricio haya logrado eyacular en mi culito viéndome como una hembrita. Y segundo, el que yo me haya sentido complacida nuevamente de sentirme mujer y saber que puedo conseguir que mi “pareja” pueda culminar.
Terminamos la tarde deseándonos suerte en lo que nos espera en el futuro y, si hay la oportunidad de volverlo hacer, no dudaría de ser nuevamente la “parejita” de Mauricio…
Hasta la próxima…
Comentarios
Que relato y fotos mas emocionantes Renata, me enloquecí pensando el lo mismo, en los hombres que me han gustado y nunca les dije como quería estar con ellos como mujer. Excelente que hayas tenido esta experiencia tan maravillosa y nos las hayas contado. Te diré que senti era yo haciendo mi fantasía realidad. De repente me atrevo la próxima vez que me guste un colega en la U donde estudio o en mi trabajo futuro. Gracias una vez mas por tan rico y aleccionador relato. Besos!
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