Marcela mi vecina 5: Un día en la vida de la MILF
( Relatos Confesiones )


Capítulo 1: Buenos días

Un nuevo día arrancaba y el sonido del despertador así lo indicó. Un lunes complicado lleno de desafíos se asomaba y las ganas de no levantarse de la cama llevaban todas las de ganar.

Nacho como en el abrir de ojos del día anterior lo hizo con la mejor de las ganas y con energías positivas a pleno, en cambio Marcela no quería saber nada y el típico "5 minutos más y ya me levanto" era un infaltable de todas sus mañanas.

Estaba feliz de despertar en la cama junto a su rubia y verla dormida a su lado lo incentivaba a portarse mal. Marcela lo volvía loco con cada milímetro de su cuerpo y Nacho amaba recorrerla desde el dedo gordo del pie hasta el último pelo de su cabeza, más todavía al verla semi desnuda con las tetas al aire y debajo tenía una minúscula tanga que no dejaba nada a la imaginación.

Y como era costumbre Ignacio siempre despertaba con una erección y la milf entre sueños se prendía de ese trozo duro de su marido y lo movía de aquí para allá cual palanca de cambios de forma suave para estimularlo mejor. El juego cómplice de ambos ya era algo habitual, la fogosa pareja iniciaba su día así y cuando ella hacia eso era señal de "Zona Liberada o Aquí estoy y amanecí con ganas".

Marcela estaba fascinada con el tamaño y grosor de la pija de Ignacio, sumado a que siempre la tenía parada, Ignacio que ni llegaba a los 30 años era una máquina de coger siempre a disposición de ella que era su reina, su amor, su todo.

Sinceramente Nacho le daba todo eso que ella necesitaba, la hacía por demás feliz y la rubia se sentía a gusto con su marido.

Y a propósito para ese entonces ya estaba con las energías recargadas y olvidándose de que era comienzo de semana. Marcelita estaba decidida y lo masturbaba más entretenida, haciendo que la sangre no deje de bombear hasta dejarla dura en su máximo esplendor. Y se lo hacía con puro frenetismo, disfrutando de su hombre.

Ignacio una vez en sus tantos juegos previos a hacer el amor sin querer descubrió una zona súper erógena en los pies de su rubia madura, y con la habilidad de su boca y su lengua se propuso explotarle sin mediar palabras esa fuente natural de placer, se deslizó despacio por la cama hasta llegar allí, hoy quería desayunarse esos perfectos deditos cubiertos por un delicado esmalte color blanco francés, unas bellas plantas arqueadas y aquellos talones suaves y humectados sin una mínima aspereza. Los pies de Marcela eran el punto de partida para lo que se iba a venir.

Y en sus frecuentes exploraciones por su femineidad algún incipiente lunar o una perdida cicatriz le descubría, amaba recorrer ese cuerpo y con sus labios y lengua llenarla de sensaciones. Hábilmente fué subiendo y al notarla con las tetas al descubierto se prendió de ellas cual lactante buscando su alimento, desesperado y con deseo puso la boca en sus senos.

_Amor otra vez?...Basta...tengo mucho sueño_ le dijo ella fingiendo voz entrecortada y simulando que sus ojos apenas se abrían.
Cabe recordar que ya venían de una noche de "batalla" porque los domingos a la noche tenían su encanto especial o tal vez ellos ya eran unos seres sumamente sexuales y querían hacerlo siempre.

Pero volviendo al lunes para ese entonces Marce de tanto manoseo, lengüetazo y succiones por parte de su amor se dejó llevar, Nacho no se desprendía de sus senos estimulando esa zona tan sensible y como una cosa lleva a la otra las ganas de masturbarse que tenia la madura eran enormes, ya estaba excitada por tan buena manera de ser despertada.

Ella sola se bajó la tanga y como por inercia se abrió de piernas, Nacho siempre dominante se le subió y acariciaba esos lindos pechos de mediano tamaño y de buenas formas, mientras que la blonda con sus dedos se exploraba sus zonas más erógenas de tal modo que alcanzó una lubricación natural y abundante.

Pero Nacho como era habitual tenía ganas de sumergirse en la parte posterior de Marcela, amaba el terrible culo de su hembra, ese lugar tan perfecto que era un anzuelo para los ojos masculinos, un imán de atracción y la manzana de la tentacion.

Comenzó a acariciarle esas nalgas enceguecido, amaba ese culo perfecto y esa piel por demás suave y sumado al estímulo visual la blonda no mostraba resistencia, estaba totalmente entregada y su marido la hizo darse vuelta.

Y Marce obediente así lo hizo, buscó sus anteojos en la mesa de luz y se los puso, sumisa se dejaba explorar por su joven marido que lograba que lo habitual se transformase en algo nuevo día a día, Nacho la entusiasmaba, le revolucionaba la vida y ella quería más y más.

Ya estando culo para arriba el "Nenito Atrevido" como lo llamaba ella le estrujó las nalgas comprobando la firmeza de esas carnes.

_Mi vida no podés tener un culo así de perfecto, es una cosa hermosa sabés?

_Marcela me volvés loco!_
_Y vos a mí pendejito degenerado!_ Le respondió ella enamorada.

_Ay Marcela me gustás demasiado amor!!_ le dijo enajenado y acto seguido ella comenzó a moverse y esas nalgotas hacían un estimulante sonido. Sabía enloquecer a su hombre con tal motivación. Un plaf plaf incesante invadió la habitación, tal como si alguien la estuviese azotando pero era simplemente ella quien provocaba ese tsunami al mover las nalgas.

Y motivado por ese sonido tan peculiar Nacho hizo tope con su erección y se hacía una paja al ver cuan provocativa era su esposa. Y ella se lo fué haciendo cada vez más fuerte, amaba calentarlo de tal modo, y la nena mala recibió decenas de palmadas en sus nalgas por tal osadía tanto que le dejó ambos cachetes colorados y Marce mordía la almohada al recibir esas constantes nalgueadas de esas grandes manos pero le gustaba.

Acto seguido le pidió que se levante un poco y la rubia entre risas le concedía todos sus deseos, apoyó los codos en el colchón y como en una pose de yoga le dejó el culo expuesto a su disposición.

_Asi está bien?_ le dijo mirándolo provocativa.

De repente una lengua voraz se introdujo en su agujero menor y Marcela la recibió a puro gemido. Nacho estaba en su mejor momento, lo hacía todo bien, sabía devorarle la concha, le comía las tetas con ganas, le daba mucho placer al jugar con sus pies y se especializó en llevarla a la cima al chuparle el culo con tanta pasión. Era un amante perfecto.

Los dos estaban dispuestos a seguir y la rubia de pelo lacio se tocaba mientras su marido como poseído por el espíritu de la lujuria intercalaba lengüetazos y mucha saliva en sus dos orificios casi al parejo.

_Bueno basta ya! Me vas a hacer acabar nenito degenerado!!. Te amo sabés? Sos muy perverso conmigo!_

Marcela, la rubia entrada en las cuatro décadas estaba extasiada por semejante lamida de culo y concha que estaba recibiendo. Ni uno ni otro se podían despegar, era algo placentero para ambos.

Y si fuese por Nacho se la pasaria el día entero escarbando entre las carnes de su mujer, era incansable. Y bueno quien sino él para disfrutar, explotar y adorar semejante culo, no se iba a cansar jamás de esa cosa tan perfecta. Ni su anterior marido fue así de pasional y decidido con ella.

La rubia se dió vuelta, quedó boca arriba otra vez y entrelazaron sus lenguas con mucha pasión, el dominante se posicionó sobre ella y con un lento proceder fue descubriendo su húmedo sexo. La milf alzando sus piernas apuntando al techo dejó que su marido se adentre en ella. Y así con suaves movimientos de fricción sumamente placenteros para ambos estaban haciendo el amor una vez más.

Para esa mujer tener relaciones sexuales era algo que la hacía por demás feliz, algo así como el combustible de su vida, una cosa sumamente vital que le gustaba y mucho. Y al ser ella más experimentada llevaba todas las de ganar, sabía que su macho hasta no complacerla no debía derramar ni una gota de leche y al ser joven Nacho tenía ese punto a su favor. El aguante era su virtud. Y ella era "la jefa", la abeja reina y el centro del universo. La previa era de Nacho pero cuando los cuerpos se unían ella tomaba el control. Cambiaron de pose y la rubia encontró el punto justo y estando ella arriba se fue moviendo más fuerte dándole placer a su joven compañero de cama y los niveles de excitación de ambos por haber encontrado un ritmo tan placentero marcaron la aguja del odómetro sexual de la milf en color rojo. No se pudo contener y gimió por un intenso orgasmo. Nacho una vez más la hizo acabar y se contuvo hasta el momento justo en que ella logró el clímax. Y la rubia se sintió por demás feliz.

Quedaron un rato más acostados, Nacho flotaba en aire tras explotar al mismo tiempo que su mujer y Marce por su parte estaba colmada por todo ese amor y pasion que le daba su marido, el amor de su vida como ella lo llamaba.

Y como todos los días se les hizo tarde, se ducharon a las apuradas y al salir del baño Marce se puso un pantalón de vestir elastizado de color azul que le exageraba escandalosamente el tamaño del culo de tan ceñido que le quedaba. Además de su guardapolvo blanco, se hizo una cola de caballo en el pelo y se pintó los labios con un color rosa sutil, usó algo de maquillaje en el rostro y rimmel en las pestañas. Desayunaron a las apuradas con los hijos varones de la rubia en tanto la pequeña Francesca dormía y cuando la chica encargada de las tareas del hogar llegó ellos juntos partieron.

Después de dejar a Nico y Joaquín en el colegio lo llevó a Nacho su marido de profesión anestesista hasta una clínica privada donde en la jornada del lunes debería asistir a unos cirujanos en sus tareas de quirófano.

Estando adentro del auto el joven la volvió a avanzar, por lo que Marcela le puso un freno ya que era insaciable y no se sabía controlar y estando en la vía pública debían mantener los modales.

_Dentro de cuatro paredes hacemos todo lo que quieras pero aquí en la calle por favor mantengamos la cordura por el amor de Dios te lo pido si?_

_Esta noche lo hacemos si?
_Hacer que corazón ?
_El amor Marce, lo único que quiero es hacerte el amor.
_Bueno basta!!! No todo es sexo en la vida pendejito atrevido!_ le dijo mientas él le tocaba las piernas.
_Uff Nacho!!! Ya se te paró otra vez?. Sacá la mano de ahí baja dale que llego tarde al hospital. No te quiero ver más chau chau.

_Como me hacés calentar Marcela Rodríguez, esta noche te cojo otra vez y hoy te hago la cola. Me la vas a dar?
_Bueno sí... Pero ahora andá a trabajar que se nos hizo muy tarde. Hablamos luego. Te amo_

Y Marcela con tal de desprenderse de él le dió un Sí, y al menor descuido Ignacio le comió la boca de un súper beso, tanto que le empañó los anteojos.
Y eso le gustaba, que sea pasional, que la sorprenda siempre y sobre todo que con cualquier mínimo roce o con solo mirarla ya lograba tamaña erección.

Se despidieron y condujo su auto hasta el hospital zonal, y a pesar del congestionamiento de tránsito, los pacientes que ya la estarían esperando en ese centro de atención a la salud más sus tres hijos que le demandaba atención la doctora Rodríguez estaba en modo relax, después de ese mañanero tenia "batería llena" y sabía que al terminar el día la esperaba otra noche de pasión.


Capítulo 2: Nadie es perfecto

Llegada al hospital se encontró con miles de problemas y pacientes con turno que la esperaban. Atendió a uno, dos, tres y así sucesivamente. Terminó exhausta y después de tomar un café llegó la hora de visitar algunos internados que tenía a su cargo.

Y andando por los pasillos escuchó un _Shhhh rubia!!!_ y le sonó conocida esa voz. Se trataba de Gustavo Manrique, un agente de propaganda médica que siempre merodeaba por el hospital y no se cansaba de insistirle a la Doctora Rodríguez. Estaba loco por ella.

_La puta madre, lo único que me faltaba, el pesado éste!!!_ Pensó y se contuvo de decirlo.

El sujeto se levantó y vino hacia ella.

_Hola buen dia rubia hermosa que bueno encontrarte_.
_Que tal como estás?_ le respondió de forma escueta, estaba con el peor de los ánimos por el solo hecho de verlo y no tenía tiempo para perderlo con ese remedo de seductor.

_Aqui esperando ser atendido, tengo turno con el doctor Etchevez porque siento molestias estomacales, aparentemente es la vesícula. Como verás hoy no estoy trabajando pero sí de paciente.

_Ahh okey, que bueno verte_ le dijo, le deseó suerte y siguió su camino.

Y con carpeta de pacientes en mano pensando en su recorrido a seguir a los pocos metros alguien le habló de atrás.

_Por que estás tan indiferente?, nunca más me escribiste rubia.

Se detuvo y con un _Mirá querido estoy trabajando y tengo una vida privada, una familia que atender y me escasea el tiempo por si no lo sabías!!!_ le respondió con la peor de las ondas. Le salió esa taurina brava de lo más profundo.

...Y al hombre del pantalón chupín y la barba moldeada milimétricamente le dolieron esas palabras y tuvo que recalcular su estrategia.

_Okey okey recapitulemos...Hola, me llamo Gustavo y soy tu más fervientemente admirador te acordás de mí?_

_Si estúpido ya se quién sos, no me vengas con todo tu discurso de enamoramiento del siglo pasado, me aburrís!._

_Uy viene de agresión la cosa.
_Gustavo no tengo tiempo, así que andá al grano por favor._

La rubia dió vuelta el reloj de arena y el tiempo empezó a correr.

_Me volvés loco rubia, quiero conocerte.
_Conocerte o cogerte? porque hace años te venís haciendo el seductor conmigo_ le respondió ella entrada al juego con una risa perversa, ya para simplificar trámites y evitar cursilerías.

_Cogerte, te cogería hoy mismo si vos así lo querés. Sos hermosa_.

_Pasa que aquí no se va a poder, es un hospital público y hay gente por todos lados, y pensándolo bien mmm...no sé, no te convengo, estoy casada y tengo tres hijos, además vos estás a la espera de ser atendido y si bajas la guardia te van a llamar y no vas a estar ahí en la sala y por nada del mundo quiero que pierdas tu turno por mi culpa._

_Asi que chau Gustavo, fué un gusto charlar contigo._

Y se fue convencida de que se deshizo de ese sujeto.
Sabía que la cosa no iba a dar para más.
Se alejó, caminó unos metros ya lo tenía detrás nuevamente.

_Vos de nuevo?, creo q te dejé las cosas claras y si seguís acosándome voy a pedir auxilio!!._

_Marcela te quiero coger, rubia mirá cómo me la ponés, y la agarró de la mano para conducirla a un abandonado pasillo y allí le hizo sentir su erección.

_Desubicado que hacés!!_ le dijo y para ese entonces Gustavo ya la arrinconó contra una pared, y para suerte del visitador médico de unos 35 años y no tanto para la milf no pasaba nadie por ese pasillo lateral del hospital.

_Tenes 30 segundos para convencerme, le dijo ella ya tentada y de modo desafiante, quería saber hasta donde estaba dispuesto a llegar.

Gustavo la tomó de la cintura y arrinconada como la tenía la hizo montarse sobre él, acto seguido le desprendió el guardapolvo, levantó su remerita y al encontrarla sin corpiño le comió las tetas de un modo furtivo y le endureció los pezones al segundo, tal como se lo hizo su marido horas atrás.

Marce estaba como ida, qué iba a pensar que alguien se la quería coger allí en su lugar de trabajo, y Gustavo aprovechaba esos escasos segundos restantes y mientras le chupaba las tetas y con la mano izquierda la sostenía rodeándole la espalda, con la derecha le empezó a bajar el cierre de ese comprimido pantalón elastizado azul.

Tenía todas las de ganar y ya la sentía entregada. Le coló una mano por debajo de la bombachita buscando su vagina y al llegar a ese sagrado lugar la sintió algo húmeda.

_mmm me encanta!!_ le dijo mientras con sus dedos podía sentir la humedad más íntima de la rubia.

Y la doctora Marcela Alejandra Rodríguez estaba ávida de un encuentro íntimo con alguien del sexo opuesto otra vez.

Y Gustavo se la iba a coger ahí mismo, contra la pared, ya se bajó el cierre y fue sacando su pene erecto, cuando por un movimiento involuntario la doctora Rodríguez echó su carpeta al piso, y el ruido del broche de aluminio al golpear contra el mosaico le hizo volver al mundo real.

_Degenerado....Qué hacés estás loco!!_

Se bajó la remera, se subió el cierre del pantalón y al darse vuelta sin flexionar las rodillas para levantar su carpeta de trabajo Gustavo quedó boquiabierto con ese perfecto primer plano del culazo de la doctora.

_Uyyy no podes tener semejante orto!!! ... Rubia sos perfecta!_ le dijo con su mayor expresión de deseo.

_Si querés te adopto a vos, a tu marido y a tus hijos después pero ahora solo quiero hacerte el amor.

_Ah viste? Dijiste las palabras claves. "Quiero hacerte el amor", es muchísimo mejor que el "Te quiero coger" con el que me insististe miles de veces y de forma cuasi cavernícola que tanto odio.

Sabés qué? Te felicito, acabas de descubrir mi contraseña. No era tan difícil viste? De haberlo dicho antes quizás accedía así que veré qué puedo hacer por vos._

_Veni, seguime_ le dijo acomodándose su vestimenta y anteojos.

Se le adelantó unos metros y caminando muy sensual paraba la cola y la meneaba provocándolo aún más, se hacía desear, esa era su especialidad.

En un anexo del nosocomio se dirigió a Beatriz, una de las recepcionistas de dicho sector que estaba en su escritorio.

_Hola Bety, tengo un paciente con problemas de vesícula, tenés algún consultorio vacío para que lo revise "rapidito"? Pasa que en el mío ahora está atendiendo la doctora Pérez Lindo.

_Hola doctora Rodríguez, quiere usar el vacunatorio? Es el único disponible.

Y si, ella iba a ser "vacunada" por Gustavo ese hombre un tanto metrosexual de aspecto por demás cuidado y con un perfume que la cautivaba.

Fue como un juego de palabras y se le despertó la líbido por lo que se venía en ese consultorio algo "especial".

Tomó las llaves, le pidió que le indique dónde quedaba y Beatriz le dijo pasillo último consultorio mano izquierda frente al laboratorio.

Y allí fueron.

Gustavo con distancia prudencial y ella por delante algo nerviosa pero motivada por lo que iba a suceder.

Entraron, llaveó la puerta y se encontró con un lugar chico, una luz blanca de tubo fluorescente en el techo, una mesa y una silla y una camilla alta, igual para lo que venían a hacer era más que suficiente.

_Dale que tengo poco tiempo_ sentenció la rubia.

Intentó besarla pero Marce en ese momento no pretendía un novio ni nada con tintes románticos, ella quería una verga dura que se la coja y bien cogida.

_Como era eso de que yo tenía semejante orto? A ver explicámelo...

El visitador médico entendió el mensaje, la tomó de la cintura y dándola vuelta le hizo apoyar sus manos sobre la camilla. Ella aportó lo suyo inclinándose hacía adelante y separó sus piernas. En pocas palabras estaba lista.

Gustavo posó sus manos en ese culo y la manoseó con deseo por primera vez, desde el primer día de sus visitas médicas a ese hospital zonal gustó de esa mujer, y era de esos típicos visitadores médicos que cuando entran a un consultorio no salen más, y más que promocionar sus productos se la pasaba intentando seducir a Marcela y ella jugaba con él arrojandole migajas para hacerle creer que alguna vez podría hacerla suya pero nunca le dió una mínima oportunidad, hasta el día de hoy.

La rubia se soltó el pelo, se quitó esa remera liviana y quedó tetas al aire. Se desprendió el pantalón, se lo fué bajando y quedó con una tanga colaless negra muy chiquita con lunares blancos que por acción de la naturaleza la tenía toda metida en las profundidades de esa zanja que separaba sus redondas y perfectas nalgas.

Y todavía quedaban partes coloradas en esos cachetes de las constantes palmadas violentas que le propició Nacho, su marido horas atrás en su cama...

_Ay mami te estuvieron azotando las nalgas, sos tremenda eh.

_Y acaso vos sos detective ahora? Que te importa lo que hago o dejo de hacer?
Marce tenía una actitud de dómina, ella tenía el control de la situación.

_Dale que esperás?_ lo apuró ya que Gustavo por los nervios o porque la realidad lo superaba no estaba en sus planes llegar tan lejos. La tenía a la rubia casi desnuda ofreciéndole el culo en primer plano y lista para ser penetrada. Todo ese cuerpo era un viaje de ida, un deseo, un oasis en medio del desierto. Tanto la deseo y ahí la tenía toda para él.

Y como no reaccionaba Marcela se bajó la tanga, y descendiendo por sus piernas al llegar al final se le enganchó por los tobillos. Fue en ese entonces que Gustavo atinó a sacársela, ella levantó un pie y después el otro para después volver a quedarse solo con sus zapatos de alta plataforma puestos. Estaba totalmente desnuda, como Dios la trajo al mundo.

La tomó en su mano para después guardársela en el bolsillo del pantalón, ese botín era una prueba palpable de que estuvo con semejante mujer

....Y desnudo por completo y arrodillado en ese frío piso frío le metió la cara en ese "semejante orto", así como el lo había definido.

Marcela largó un suspiro al sentir esa lengua posarse por primera vez en su rosado esfínter, era exactamente lo que esa mujer buscaba y se sentía complacida. Y Gus, como ella empezó a llamarlo, le recorría cada terminación nerviosa de principio a fin, le exploraba el ano con mucha habilidad por primera vez en su vida.

_Si querés que sea tuyo te lo tenés que ganar_ le dijo con una voz cachonda en referencia a su culo. Lo miró por sobre su hombro y Gustavo tenía la cara perdida en medio de sus nalgas.

Con su mano derecha lo tomó de la cabeza haciéndole más presión, al parecer ella lo estaba disfrutando y mucho y lo quería más en profundidad aun, ya que Gustavo le adoraba el culo con sumo entusiasmo y se lo hacía muy bien.

La rubia imaginaba lo buen amante que sería, si así le comía el culo entonces cuando se la haga entrar la haría acabar al minuto, se masturbó fuertemente y ya estaba súper lubricada mientras ese hombre le hurgaba el agujero menor.

_Cogeme por favor no puedo más_, alcanzó a decirle con voz casi desvanecida, sinceramente le encantaba que le hagan eso. Se abrió más las nalgas y ya con medio cuerpo tendido sobre la camilla y sólo sostenida en una pierna le dejó ambos agujeros expuestos a su merced.

Ahora... un pequeño problema surgió: Gustavo no lograba una erección plena.

Y el hecho de dársela de ganador le jugó en contra. O tal vez el hecho de insistirle tantas veces y siempre lograr como respuesta un NO y ahora la tenía así de entregada fue una emoción muy fuerte para él.

Cuando le sacó la tanga previamente enredada en los tobillos de Marcela se llevó esa diminuta prenda a su cara ya que tenía un fetiche con la ropa interior femenina. La aspiró profundamente y se enloqueció al sentir los olores más íntimos de esa terrible rubia que tanto deseó. Se aceleró su respiración y masturbándose acabó.

Fue algo sumamente precoz e impensado, y por más que cumplió el sueño de seguir degustando culo y concha de esa mujer desde abajo arrodillado y por un largo rato no logró endurecerse al 100 por ciento otra vez.

Marcela por su parte estaba muy entretenida con los ojos cerrados y ni lo había notado.

Y eso fue como desperdiciar el gol del triunfo en el minuto 90. Si la tenía servida en bandeja, ella hervía de ganas y hasta se la iba a coger por ambos orificios qué más podía pedir?

_Dale que esperás?_ le dijo ansiosa y lista.
Y el como esperando un milagro con ese apenas treinta por ciento de erección trató de que su pene reaccione un poco más a pura paja, no tuvo mucho éxito y se la arrimó en la concha con lo poco que tenía.

Le dió dos embestidas y a la tercera ella no sentía nada. La milf lo detuvo y frunciendo la frente le dió una mirada determinante.

_Y ahora que pasó?

_Mmm nada rubia... No sé que me pasa pero te juro que es la primera vez que me sucede.

Marcela furiosa se puso una mano en la cintura y mirándolo ya con fastidio estaba enfadada como nunca.

_Sabes qué? No me hables ni me busques nunca más en tu vida, estúpido!!._

_Ahh y otra cosa....devolveme la tanga que te la guardaste en el bolsillo....pajero!!.

Y al levantar sus ropas del suelo se encontró con rastros de semen salpicados en el piso.

_....Y por último te ponés a limpiar ya mismo todo ese enchastre que dejaste!.

Y era un mar de leche, toda derramada en el suelo.

Ella lo supervisaba ofuscada mientras terminaba de vestirse y recogerse el pelo.

Él por su parte limpió todo como pudo, y cuando terminó salió primero y ella cerró con llave el consultorio después. Se la devolvió a Beatriz que no entendía tanto enojo en la doctora, ya que se fué sin siquiera darle las gracias. Aceleró sus pasos y alcanzando a su frustrado casi amante le dijo _No me molestes más imbécil pito flojo!._

Y se fue por delante hecha un demonio.

Nunca nadie la había dejado así con ganas.


Capítulo 3: Hora de jugar

Marcela se retiró del hospital sin despedirse de nadie, se la notaba sumamente molesta y nada le gustaba. Se retrasó en su rutina diaria y por ende se fué más tarde de lo habitual.

Decidió no ir a trabajar a la clínica privada esa tarde, avisó a su secretaria y le dió la tarde libre. Lo único que anhelaba era llegar a su casa y ponerse una bolsa de hielo en la cabeza, la jaqueca la estaba doblegando más que nada producto de ese pésimo momento que pasó con Gustavo.

Con sus hijos varones en el colegio, ya que hacían doble jornada y la más pequeña en la salita de cinco solo quedaba Mónica, la señora de los quehaceres domésticos en el departamento.

Y como necesitaba paz y soledad le dijo a Mónica que se podía retirar pues ella se encargaría de buscar a sus hijos de sus escuelas al terminar la jornada.

Quedando sola en casa puso su serie favorita que seguía en Netflix, logró un poco de armonía y en eso sonó el celular, era Nacho, su marido.

_Hola mi amor quiero que vuelvas ya!! Te extraño demasiado_ así arrancó su conversación.

Nacho la notó extraña, angustiada al borde del llanto y fue tranquilizándola con palabras lindas que ella necesitaba oir.

Se despidieron y logró estar mejor, eso sí, quedó un tanto excitada, cerró los ojos y se masturbó un instante, tal vez para conciliar el sueño aunque no estaba acostumbrada a dormir siestas debido a su rutina laboral full Time de todos los dias.

Y estando ya súper mojada, hizo una pausa, se sentía sola y aburrida en el departamento sabiendo que le seria imposible dormirse un rato. Por ende se acordó de un regalo de cumpleaños que le hizo su amiga Analía. Un consolador de importante tamaño que lo tenía sin usar guardado en una caja de los tantos zapatos que ella tenía.

Desesperada fué en su búsqueda de la oculta caja de cartón y al encontrarla la tomó y se tiró a la cama. Lo descubrió y al tenerlo en sus manos lo miraba con curiosidad y a su vez con entusiasmo.

Puso la base sobre el colchón y simuló hacerle una paja. Recordaba cada palabra que habló con su amor instantes previos y sabiendo que no iba a venir lo imaginó acostado en el lado izquierdo de su cama y se hizo la idea de que lo tenía ahí mismo.

Continuó con esa paja frenética al falo de finas terminaciones y tentada fue alternando esa masturbación con unos besos en el glande y su lengua recorría de a poco esa cabeza mientras con la mano sentía las partes salientes de ese intimidante tronco que simulaban ser venas.

Era tan real que se entusiasmó. Si bien era como estar chupándosela al hombre invisible ese pedazo era casi un 90% real y lo tenía ahí a su lado para disfrutarlo con los cinco sentidos.

Le hizo un oral con más énfasis y prácticamente ya le llegaba a la campanilla de la garganta mientras que con la otra mano se pajeaba entregada a la autosatisfacción.

_Ahi voy amor_ le dijo al enorme consolador y sosteniéndolo de la base y en cuclillas con los pies apoyados en el colchón se fue sentando sobre él con sumo cuidado y de a poco le fué entrando.

Al primer contacto lanzó un suspiro, era eso lo que buscaba, que alguien le invada la concha.

_Ayy Diosss!!!_ alcanzó a decir y sinceramente ya no le importó más nada, estaba sola en su habitación y si alguna vecina venga a golpear su puerta hasta tal vez la invitaría a pasar y a compartir esa cosa tan placentera que a diferencia de cualquier hombre iba a estar dura y disponible para cuando ella tenga ganas y en cualquier momento siempre.

Se movió más entregada y lo gozaba y de a poco una incipiente cremita blanca comenzó a descender por ese miembro ficticio que le invadía la concha y la transportaba a otra dimensión.

Cambió de postura y ahora acostada con la cabeza apoyada sobre el almohadón se abrió de piernas y sosteniéndolo de la base que eran dos prominentes testículos se lo fué metiendo otra vez.

_Mmm me encanta!!!_

Y en esa postura y ayudada ya por la abundante lubricación que emanaba le entró con suma facilidad.

Se lo metía con fuerza y con movimientos más rápidos, sentía un placer único y lo mejor es que el juego iba a seguir hasta que ella lo decida, ese consolador era superior a cualquier hombre ya que no le pedía nada, no hablaba y tampoco perdía la erección como "alguien" que en el hospital horas antes se la daba de ganador y no pudo con ella.

Estando en lo mejor sonó la alarma en su celular, ella la había puesto por si se dormía. La hora de buscar a su nena del jardín ya se acercaba.

Y otra vez se enfureció, apagó la alarma y al sacarse esa cosa enorme de su interior la notó cubierta por sus flujos en su totalidad, tanto que hasta ella misma se sorprendió.

No sé si por la calentura que tenía la rubia era un mar de fluidos y hasta se sorprendió por lo mucho que logró mojarse.

Acto seguido quiso sentirlo un ratito más y en la misma postura se lo metió otra vez hasta que luego de tan enérgicos movimientos simulando estar con el más incansable de los amantes por fin logró ese tan anhelado orgasmo y lo coronó con un placentero gemido.

Se sintió destruída pero a su vez empoderada tras esa acabada única. El consolador pasó la prueba con un 10.
Y una vez más tuvo que darle la razón a Analía de que esos juguetes sexuales eran mil veces más placenteros que cualquier mortal.

Quedó tan complacida tirada en la cama que hasta perdió noción del tiempo. Pasó un rato y de pronto miró la hora en su teléfono móvil y de un salto salió de la cama y se dió una ducha.

Junto a ella lavó el elemento que tanto placer le propició y al salir lo volvió a guardar celosamente dentro de esa caja de zapatos ocultándolo para que nadie sepa de su existencia.

Estaba feliz, se volvió a poner la remerita que usó a la mañana, abajo un denim clásico puesto a presión y en los pies unas sandalias planas que le hacían ver sus pies como si no tuviese nada puesto.

La buscó a su hija del jardín y fue la mami más deseada por los padres que allí esperaban a sus hijos, pues no dejaban de mirarla de arriba a abajo ya que debajo de la remera otra vez no usó corpiño y por la brisa fresca del atardecer se le pusieron los pezones duritos, aparte de eso verla de atrás dejaba atónito a más de uno, era un "monumento al culo" esa mujer.

Y así como no se puso corpiño decidió no usar bombacha, y con el condimento extra de ese touch de mujer fatal que le daban los lentes de sol que traía puestos estaba hecha una diosa total. Sabía que los masculinos presentes la miraban sin disimulo pero eso era alimento para su ego y lo disfrutaba.

Marce estaba plena, feliz y con una sonrisa en su rostro. Fue un día productivo, lo malo había quedado atrás y ahora estaba en su rol de madre. Satisfacerse le cambió el ánimo y de regreso a su casa con sus tres hijos conducía su Toyota Ethios sedán blanco y a pesar del congestionamiento vial, sus hijos discutiendo cosas propias de adolescentes y la niña viendo videos de Youtube en la tablet con el volumen alto ni siquiera eso la inmutó. No veía la hora de que sea de noche y encontrarse con su hombre pensando en ese asunto pendiente. La cama era su lugar en el mundo y otra vez la milf estaba con ganas. Y ahora tenía un amante secreto guardado en una caja de zapatos a su entera disposición para cuando ella necesite sus servicios. Sin dudas esa mujer era insaciable por naturaleza, un ser netamente sexual.


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Como siempre muy calientes tus relatos esa Marcela es muy cachonda
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Confesiones

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