Hola me llamo SANDRA y quiero contarles como me hice una puta con los amigos de mi hijo, actualmente tengo 40 años, bastante bien conservada, mis medidas actuales son, pechos talla 38bb, cintura 0.80 cm y cadera 1.20, mido 1,68 de altura, piel clara sin llegar a ser güera, pelo ensortijado a media espalda, ojos grandes café claro, peso 55 Kg. nariz respingada, labios delgados, me casé a los 22 años, con el hombre más maravilloso del mundo, me complació, en todos los aspectos, fue muy cariñoso y tierno, en la cama era lo que toda mujer pueda desear, me daba unas cogidas fantásticas, que me dejaban exhausta pidiendo paz, pues me sacaba de 6 y 10 orgasmos por cogida, y eso me lo repetía unas 3 o 4 veces por semana, tenía una verga grande y gorda, que me hacía ver estrellitas, cuando me la dejaba ir completita hasta el fondo, y más cuando me la metía por el culo, cosa que le encantaba, me hacía gritar como loca, pero al final yo no quería que me la sacara, nuestras cogidas duraban entre escarceos y cambios de posición mínimo una hora y media, pero tuvo un accidente, quedando inválido y al cabo de 5 años murió dejándonos a mí y a mi hijo solos, más a mí que aún lo sigo extrañando, sobre todo en las noches.
Me hice cargo de todo y mi hijo Manuel, él siguió en la escuela hasta llegar a la universidad, pero siempre lo vi triste, no sé sacaba de su cabeza la falta de su papá y siempre andaba solo, no le conocía amigos ni amigas, pero iba muy bien en todas sus materias, por mi parte soporte mucho tiempo sin sexo, solo me masturbaba cuando la excitación me invadía, y más que siempre al salir de mi casa siempre me decían barbaridad y media, que me hacían estremecer y mi cuerpo reclamaba atención inmediata, mis pezones se ponían duros y levantaban mi blusa, en mi trabajo tuve varios escarceos con más de tres compañeros, pero de ahí no pasaba, tuve varias propuestas de matrimonio mismas que no acepté, quería vivir al lado de mi hijo hasta que él decidiera cazarse o juntarse con alguien.
Las cosas fueron cambiando cuando entro al nivel superior, por vez primera llevó, a una amiga a la casa y se pasaban platicando mucho tiempo, pero un día los dejé en la sala como siempre platicando y viendo la televisión y me fui a la calle a buscar algunas cosas y cuando me di cuenta no llevaba mis tarjetas y regresé había pasado como 15 minutos, entré a la casa y todo estaba en silencio, yo fui a mi cuarto y escuchaba unos leves quejidos, pensé que mi hijo se sentía mal y fui a su cuarto pues los quejidos se oían más fuerte, y cuando abrí la puerta que por cierto no estaba bien cerrada, mi hijo se estaba cogiendo a su amiga, nunca me vieron, pero yo si vi el tamaño de verga que tiene mi hijito, fácil tiene 22 cm de largo y como 6 de gruesa, y se la estaba metiendo toda por el culo a su amiga, mi hijo le daba unas metidas de verga que hasta se me antojó y mi culito comenzó a latir mucho, me acorde de las cogidas que me daba su papá pero mi hijo salió más vergudo y lo hace muy rico.
Yo me salí nuevamente de la casa no quise ser inoportuna y estropearle su momento, pero me fui muy nerviosa y excitada, en el auto me fui dedeando mi clítoris hasta que alcancé un delicioso orgasmo que empapó mi tanga, me la tuve que quitar y así anduve por la calle sintiendo el airecito cruzar entre mis nalgas, por lo mojada que andaba.
Regresé más tarde y encontré una nota que decía, ¡mamá!, ¡vuelvo más tarde!, ¡llevo a mi novia!, ¡a su casa!, ¡no me tardo!, a mi mente llegó nuevamente la imagen de la vergota de mi hijo y me estremecí, lleve mi mano a mi entrepierna y volví a masajear mi clítoris, apreté mi mano con mis piernas y me llego otro exquisito orgasmo, corrí a mi cuarto y me desnude para darme un baño refrescante para calmar el calor que me hacía temblar de ansias, salí del baño envuelta en una toalla y me recosté, no sé cuánto tiempo pasó, al despertar ya estaba obscuro y yo completamente desnuda la toalla estaba en el piso y la puerta de mi cuarto entre abierta, salí a buscar a mi hijo y estaba viendo la televisión ya, casi era media noche y fui a su encuentro, al verme me sonrió y me dijo, ¡fui a verte!, ¡pero estabas bien dormida!, nos tomamos un café juntos yo aun con la toalla que me llegaba a medio muslo y varias veces lo sorprendí viéndome, le pregunté por su novia y me contó que apenas tenían una semana juntos y que era adorable, yo me sonreí por dentro pensando que apenas una semana y ya le había dado el culo, antes de despedirnos me comentó que haría él y otros compañeros un trabajo en grupo e irían a su casa yo no le vi problema y acepte en seguida.
Al día siguiente desayunamos y nos dirigimos a nuestras labores cada uno a lo suyo, llegue a mi negocio a revisar que todo estuviera en orden, mi empleada de confianza se me quedo viendo y con su sonrisa habitual me preguntó ¿oye Sandra?, ¿qué te pasó?, ¡te veo algo seria!, y le contesto, ¡estoy bien gracias!, y nos pusimos a trabajar, como a las 3 de la tarde me regresé a casa, quería revisar unas páginas desde mi CPU personal, llegue y me puse cómoda, me quité el sujetador y liberé mi grandes tetas, me quite mi tanga de entre las nalgas y me puse una camiseta ombliguera suelta que con mis grandes tetas se levanta y se ve el nacimiento de ellas y un short holgado, que con cualquier movimiento se abre y se pueden ver mis ensortijados pelos de mi vagina, me senté frente al monitor dando la espalda a la sala y me sumergí en mi trabajo de pronto se abrió la puerta y entró mi hijo con cinco compañeros de la escuela y al darme vuelta vi en sus ojos muy abiertos llenos de admiración como me devoraban de arriba abajo, yo me sonreí por mis adentros y me sentí alagada, me levanté y fui a su encuentro, saludé a mi hijo de beso en la mejilla y continué con los visitantes, uno a uno los fui saludando y se presentaron Luis, Alberto, Jorge, Daniel y Oscar, cada uno me saludo con mano temblorosa y sudada, me indicaron lo que harían y yo deje de hacer lo mío y me senté en el sillón ellos alrededor de la mesa dibujaban un boceto de su trabajo, mientras yo cruce las piernas dejando ver casi la totalidad de mis nalgas y cada que podían volteaban a verme, pidieron unos vasos y me iba a levantar y me lo impidieron diciendo que no me preocupara que ellos se la arreglarían, seguí sentada ante la mirada de los otros tres que ni ponían atención a lo que mi hijo les explicaba, me levanté y fui a la cocina a ver que hacían los otros iba a abrir la puerta y alcance a oír como Alberto le decía a Luis, ¡pero qué buena está la mamá de Manuel!, ¡está bien rica!, ¡si me dejara me la cogía hasta morir!, a lo que Luis aludió, ¡yo no me cansaría de mamarle esas chichotas que se carga!, abrí la puerta se quedaron callados, y les pregunto, ¿encontraron los vasos?, y en coro dijeron ¡no!, abrí la alacena y me agaché sin doblar las rodillas y les puse las nalgas casi en su cara, y al darme vuelta me acerque a los dos y les dije, ¿entonces tú me cogerías hasta morir?, ¿y tú me mamarias las tetas sin cansarte?, me levanté la pequeña blusita y deje al descubierto mis grandes chiches y atrayéndolos de la cabeza puse a cada uno en cada una de mis chiches, abrieron sus bocas y me las mamaron a su antojo, ambos agarraron cada una con ambas manos haciendo que mi pezón brotara como chupón de mamila y se prendieron con muchas ansias, fueron 3 minutos donde me sacaron un rico orgasmo, los separé y les dije en vos baja si son discretos abra más, bajé mis manos y toque sus vergas que estaban como de hierro ardiente, y le digo a Luis, ¡pide disculpa y te sales!, ¡diciendo que te sientes mal!, ¡y te metes por la puerta de servicio hasta la lavandería!, ¡Ahí te veo!, y tú Alberto te esperas!, los dos asistieron con la cabeza y los deje salir, yo me dirigí a mi cuarto y rejunte la ropa que abia a la mano e hice un envoltorio, salí de mi cuarto y me salí por la puerta trasera, dejando que todos me vieran y le mandé un beso a mi hijo, cuando llegue a la lavandería Alberto ya estaba ansioso y se me fue encima como fiera, ma abrazó con mucha pasión metiendo sus manos debajo de la blusa y entre el resorte del short para agarrarme las nalgas, nuestras bocas se juntaron en un beso furioso lleno de lujuria, lo comencé a desnudar quitándole su camisa para besar su pecho y pasar la lengua por sus tetillas, bajé las manos para agarrar sus verga por encima del pantalón y sentir una vez más una verga caliente, él se desabrochó el pantalón y bajándolo con todo y trusa hasta el piso y como pudo lo sacó de entre sus pies, yo me agaché y abriendo mi boca la llene de verga no era muy grande calculo unos 17 cm y gruesa como de 4 centímetros me la comía con ansias, ya era mucha abstinencia, me tomó con delicadeza por debajo de los hombros y me levantó, yo quería seguir mamando esa rica verga pero a él ya le urgía cogerme, me subió sobre la lavadora y abriendo mis piernas se metió entre ellas clavándome toda su verga hasta el fondo, mi verija estaba super encharcada de tantos jugos que la verga entró con gran facilidad, ahogué un grito de placer que quería salir desde el fondo de mi ser pero me contuve, él se aferró a mis nalgas jalándome y empujando en un vaivén lleno de enjundia, de ansias, de pasión, de deseo, a la vez que me mamaba las chiches y mordía salvajemente dejando adoloridos mis pezones pero el gusto me duro muy poco y Alberto se vino abundantemente llenando mi verija de su cemen caliente que salía a borbotones por entre su verga y mis labios vaginales, fue sacando su verga y le di un trapo para que se limpiara, a la vez que le dije ya vete y que no te vean, me dio un beso muy rico y salió sigilosamente, yo me arregle lo mejor que pude y regrese a la casa, otra vez todos voltearon a verme y me dirigí a mi cuarto a recostarme y tratar de meditar lo sucedido.
Comentarios
SEGIRA MI HISTORIA UN BESO
Que exitante relato