SXP... Cuando era sencillo.
( Relatos Confesiones )
Recuerdo cuando echaba de menos tenerte en mi cama por más de cuatro o cinco días. Era la locura, sentía la sed de mi cuerpo por el tuyo, hasta el humor me cambiaba.
Era tan sencillo, salir de trabajar y sin palabras necesarias, esperarte en mi casa, cinco o diez minutos después. Entretenerme en cualquier cosa, mientras llegabas. Escuchar abrirse la puerta, tú directo y sin escala a la cama, esperar a que me acostara de espaldas a ti y comenzar el juego. Hablar dos o tres tonterías, para después voltearme y quedar frente a ti, recibir el primer beso acompañado de las caricias más suaves y en ese mismo beso encontrar el deseo desenfrenado que siempre ha estado entre nosotros. De un momento a otro bañarnos de locura, de placer. Tus manos cada vez imprimiéndole más fuerza a cada caricia, con movimientos más bruscos, más intensos. Comenzar a desvestirme, tú a mi, yo a ti. Y en el proceso, un beso perdido en tu cuello, acariciar tu espalda, todo sin dejar de besarme. Chuparme los pezones, morderlos, apretármelos, todo eso mientras comienzo a jugar con tu verga, a veces totalmente desnuda, otras a medio desvestir, reservando quizá el brassier para más tarde. Una vez que mis manos habían tocado tu verga, era necesario bajar por lo menos a probarla. Yo siempre con intención de comerla completa, sin embargo siempre ha sido tu decisión regida esta según tu calentura y tus ganas de cogerme. Así, que en ocasiones eran unas dos o tres mamadas. Tal vez unos minutos, para ponerte tan duro que se te salten las venas y las primera gotitas asomen para ser tragadas por mi boca... Después, de tu segura interrupción, subirme en ti, yo siempre intentando entrar despacio y jugar con la pura puntita de tu verga, en ocasiones con éxito otras, tus manos en mis nalgas, para presionar y entrar de golpe. El sentir como tu verga dura y ya caliente entra en mi y abre primero los labios de mi vagina y después con empuje y fuerza entra hasta lo más profundo arrancándome invariablemente un gemido al sentir todo aquello dentro de mi. Los primeros minutos son míos, es moverme a mi ritmo, es deleitarme con el placer y las millones de sensaciones que tu verga, mi verga, porque en ese momento la poseo, soy su dueña y hago de ella lo que más placer me produce. Subo y bajo, me acerco para besarte, me quitas el bra y te lo llevas a la boca para morderlo y olerlo. Es el extra que necesita mi cuerpo para comenzar a trabajar en el primer orgasmo que habrás de regalarme. Necesito besarte una vez más, necesito estar cerca de tu piel, cerca de tu respiración, además en ese punto, la posición de como queda tu verga, presiona totalmente al grado que es cuando comienzo a sentir cosquillitas en los pies. No dejamos de hablar, de lo sucio que somos, de lo que nos encanta cogernos, de las cosas y opciones que tenemos, de lo caliente que ya me tienes en ese punto, te digo que soy tuya, mi cuerpo te reconoce, te exige, te desea, te necesita. Soy adicta a tu verga, la amo, adoro tenerla todo el tiempo en mi boca, tragarme toda tu leche. Regreso entonces a mi posición inicial a obtener el primer orgasmo, comienzo a gritar tu nombre, a pedirte que no dejes de cogerme: Dime que soy tuya, dime que soy tuya!!! Ese mismo orgasmo, puede ser que lo extienda o lo multiplique, pero casi siempre me das dos ahí arriba y a veces hasta más! Siguiente posición, nuestra preferida, tú arriba, tu brazo bajo mi cuello, tu otra mano en mi culo, apretándolo y tú adentro. De ahí no me puedo mover, no me puedo soltar, aunque quisiera, ahí es donde me tomas y me haces gritar, me muerdes, me estrujas, me jalas el cabello, me besas desesperado, te comes mis labios y tu verga adentro, cogiéndome y haciéndome pedazos. Hemos de cambiar quizá un par de veces más de posición y lo mejor es cuando terminas de perrito, puedo sentir tus dos manos en mi culo, apretándolo, dejándolo marcado, incluso te agachas y lo muerdes, siempre te pido que me dejes marcas, me excita verlas al día siguiente, me recuerda lo rico que me cogiste, me estrujas las espalda, me jalas de nuevo el cabello, pero ahora con más fuerza, sigo gritando tu nombre, sigo gimiendo como estúpida, porque es demasiado lo que siento, es entonces cuando terminas ROMPIÉNDOME!!!
Estoy contando los días, mientras me masturbo, preparándome para el próximo encuentro y suplicarte que me cojas hasta el cansancio, que me hagas gritar de placer. Que me hagas lo que quieras, finalmente para eso soy tuya, mi cuerpo es tuyo y has de el lo que mejor te plazca, para que así me des material para continuar escribiéndote...
Quiero volver a sentir que es voltearme en la cama y encontrarte ahí, a mi alcance para cogerte y decirte: CÓGEME HASTA QUE ME ROMPAS!!!
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