DE VOYERISTA A PENETRADO EN EL CAMPO
( Relatos Gay )


Una cosa que siempre me gustó es mirar cuando tienen sexo las parejas, mi inclinación me parecía pervertida, pero me entregaba a ella cada vez que podía. A veces seguía a alguna pareja después de una fiesta o me metía al campo cerca del río donde solían quedarse parejas y se escondían entre los árboles y matorrales para darse placer. Nunca intervine en eso, sólo me gustaba mirar y pajearme.
En una ocasión seguí a una pareja que se internaron por el camino que lleva a un bosque cercano, ya iba caliente mientras los seguía, pero para mi desgracia se despidieron de beso, la muchacha tomó el camino hacia el pueblo y el hombre siguió hacia el bosque, pensé en devolverme por entre los arbusto que me protegían, pero pude observar que el hombre se internaba entre unos árboles, pensé que tal vez lo estaba esperando otra chica y con curiosidad y morbo a tope, lo seguí, fue grande mi sorpresa al ver que de entre los árboles salía otro hombre un poco mayor, grueso sin llegar a ser obeso, de barba, ambos se saludaron mirando hacia todos lados y luego se fundieron en un apasionado beso, pensé nuevamente en marcharme nunca había mirado a dos hombres tener sexo, no me interesaba, pero en ese momento, mi curiosidad fue mayor y despejando un poco los arbustos para mirar mejor contemplé como se acariciaban, se besaban con pasión, se desnudaban con desenfreno, pude ver sus vergas duras, erectas chorreando las gotas de jugo preseminal, miraba con suma atención y la verdad es que mi erección era también palpable, me dolía el pene de lo erecto, tuve que sacarlo del pantalón y me empecé a pajear, casi siempre me corría antes que acabara la pareja y huía, pero ahora quería ver toda la acción, por lo que me pajeaba más lentamente que de costumbre. El hombre que había visto antes se arrodilló y comenzó a hacerle una mamada deliciosa al de barba, ambos se retorcían de placer, mientras el hombre arrodillado se pajeaba y tragaba toda esa verga, el otro sujetaba su cabeza y empujaba todo su pene dentro de la boca. no aguantaron más y dando gemidos de placer se corrieron, el que estaba de rodillas rocío la hierba con su semen y el otro le llenó la boca con el propio. Se puso de píe, pude observar como aún le corría leche por la comisura de los labios, se besaron traspasando los restos de semen de una boca a la otra, yo estaba muy caliente quería correrme, pero al mismo tiempo quería ver que pasaba, no aguanté y me corrí sofocando un gemido con mi mano, saltó mi leche que quedó adherida a unas ramas. No me moví de allí, los hombres seguían besándose mientras se acariciaban por todas partes, pude ver que sus vergas nuevamente estaban erectas, hinchadas, duras, derramando líquido, el hombre que antes se había arrodillado ahora le ofrecía sus nalgas al otro, nunca había visto eso! mi verga nuevamente se puso erecta y me comencé a pajear nuevamente mientras miraba la escena como hipnotizado. El hombre se inclinó hacia adelante separando sus nalgas con las manos, el otro se arrodilló por detrás y pude ver claramente como su boca se pegaba al culo del otro, su lengua jugaba con el agujero caliente de su amante, gemían ambos, sentí una corriente eléctrica mientras miraba lo que pasaba y por un momento me imaginé que era yo el hombre inclinado y el otro traspasaba con su lengua mi agujero anal caliente y necesitado. Mientras observaba uno de mis dedos comenzó casi por cuenta propia a acariciar mi propio agujero, le puse saliva y lo fui metiendo poco a poco en mi trasero, era una sensación completamente nueva, pero totalmente agradable. El hombre se puso de píe y puso saliva en su verga, yo miraba extasiado aquel espectáculo, el hombre fue metiendo poco a poco su pene en el culo abierto del, mi propio dedo hacía maravilla en mi culo y pronto tuve que meter otro más para lograr aún más placer, por primera vez en mi vida deseé ser penetrado, intenté tomar el mismo ritmo que llevaba el hombre de barba mientras se comía ese culo, el otro gemía y pedía más verga hasta lo más profundo, yo me mordía los labios mientras mis dedos intentaban llegar lo más lejos posible dentro de mi hoyo, el barbudo aceleró su ritmo, yo también y de pronto dando un grito grave se descargó por completo dentro de su amigo, yo no aguanté y también me descargué en mi mano, de forma automática mi mano llena de mi leche fue hasta mi culo y la echó en mi agujero caliente aún.
Esa noche casi no pude dormir, había descubierto un nuevo placer que me era completamente desconocido, en mi cabeza machacaban las imágenes de aquellos dos hombres gozando y mi verga se volvía a poner tiesa y mis dedos se introducían en mi culo, pero quería sentir en carne propia lo que debió sentir el hombre que recibió la leche del otro, quería sentir una verga en mi culo y en mi boca.
A partir de aquel día ya no me producía placer seguir a las parejas, no me provocaba deseo, quería otra cosa, pero no sabía como conseguirla. Un día, aburrido me fui a caminar por el campo, me metí al río y me hice una paja, estaba por volver a casa cuando apareció un hombre, un tanto mayor, pasó por mi lado en dirección al río, mientras se alejaba me volví por el camino hacia el río. Lo vi desnudarse, meterse al río, hice lo mismo, ambos nos miramos y sin palabras nos fuimos acercando, cuando estuve muy cerca noté que su verga estaba erecta, mi corazón dio un vuelco y mi cara se llenó de alegría, le sonreí y estiré la mano agarrando su herramienta, él no dijo nada me dejó hacer. Salimos del río y nos recostamos sobre el pasto, yo no tenía experiencia alguna, pero tenía tanta necesidad de colmar mis deseos que de inmediato bajé por su estómago buscando su miembro y lo metí en mi boca, sentí que el cielo estallaba en mil colores, temblaba, comencé a chupar de forma inexperta, con ansias, desesperado, metí ese miembro todo lo que más pude dentro de mi boca, lamí los huevos gordos peludos los metí también en mi boca, luego continué chupando esa delicia de verga hasta que sentí que el hombre no daba más y se corría dentro de mi boca, su semen inundó todo, fue la primera vez que saboreé la esencia de un macho y me volvió loco, me volvería adicto al semen con el tiempo. Me corrí también, nos quedamos un rato ahí, luego volví a la carga me quedaba por disfrutar de su verga dentro mío, pero escuchamos ruidos, nos vestimos rápidamente y el hombre desapareció por entre los árboles, me quedé sentado ahí, llegaron unos chicos y chicas riendo y tonteando entre ellos para nadar un rato, me marché.
Al otro día volví al río estuve esperando largo rato que apareciera el hombre que me había dado tanto placer, pero no regresó. Fui como unas 5 veces durante varios días, pero el desconocido no apareció. El fin de semana fuimos todos al río, mis dos hermanos, un primo y mi cuñado con su esposa, mi hermana. Llevamos cosas para comer, bebidas etc, nos quedamos toda la tarde y ellos me preguntaban que cuándo iba a encontrar una mujer para casarme, y tonteras de ese estilo. Se tendieron a dormir un rato al sol mientras yo me fui a caminar por entre los árboles, me senté sobre una piedra al sol, escuchando el viento entre los árboles, el sonido de los insectos y pájaros, estaba ahí cuando apareció mi cuñado, Carlos, me sorprendió, me dijo que todos estaban o dormidos o jugando a las cartas, él quería estirar un poco las piernas así que se fue a caminar, se sentó junto a mí y comenzamos a charlar, en determinado momento no pude dejar de mirar su entrepierna, noté su bulto, luego miré hacia otro lado con vergüenza. Después de un incómodo silencio lo miré directo a los ojos y él sostuvo mi mirada, luego bajé mi mirada hacia su bulto, él se dio cuenta y sin decir nada se tocó su entrepierna, yo alargué mi mano y la puse sobre su pantalón de baño, luego metí mi mano por debajo y acaricié su pene, Carlos no decía nada sólo miraba hacia los lados para ver que nadie estuviera viendo lo que pasaba entre nosotros, sin esperar permiso me incliné hacia él y acerqué mi boca a su verga comenzando a mamarla suavemente, luego con más soltura le bajé completamente el pantalón, mientras él se puso de pie para tragarme con mayor facilidad su verga deliciosa, pero no quería que se corriera en mi boca y luego se fuera, quería sentir por primera vez una verga dentro de mi culo, así que me puse de pie también y le ofrecí mis nalgas ansiosas, él no me rechazó, comenzó a penetrarme con fuerza, me dolió, por momentos quise dar por terminado todo y salir corriendo por el dolor, pero no lo hice sino que me quedé pegado a su verga, no podía ser desagradable si había visto como gozaban aquellos hombres en el bosque. El dolor fue cediendo y se transformó en un placer inmenso que llenó cada parte de mi cuerpo, me sentí lleno de ese hombre, su verga estaba completamente dentro mío, mi culo se movía, parecía un experto aunque nunca había hecho algo así, gemía, le pedía que entrara completo, que me llenara, que se corriera dentro mío que quería sentir su leche caliente en mi culo, mi cuñado me apretaba contra sí, se movía como bestia traspasándome con su herramienta maravillosa, hasta que ambos no pudimos más y nos corrimos juntos, nos quedamos pegados un rato, tratando de normalizar la respiración, yo no quería que se saliera de dentro mío.
Es noche en casa estábamos todos jugando cartas, riéndonos, tonteando, mi cuñado y yo nos mirábamos cómplices de tanto en tanto, mi hermana lo abrazaba, pero su mirada y la mía se encontraban. Cuando se fueron cerca de la madrugada, los salí a encaminar, nos despedimos, mientras mi hermana se metía en el auto, Carlos dijo que nos encontráramos en el río al otro día a las cinco, le dije que sí, y apreté su mano en la mía.




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