- Si sigues así, me voy a vaciar en tu boca, pero prefiero darte toda mi leche en tu delicioso culito.
- Tú mandas Pierre, puedes hacer conmigo lo que se te antoje, me tienes muy caliente.
Entonces me recargó de frente en la pared, se agachó y primero me metió un dedo en el ano, lo movió lentamente mientras mi cuerpo vibraba por tan deliciosa sensación, luego metió otro, me abrió un poco más mi negro anillo hasta que, satisfecho con esa labor, me pidió entre besos y caricias:
- Empínate un poco para que te la pueda meter.
- Sí papacito – respondí entre gemidos de placer -, hazme lo que quieras, mi culo es tuyo.
En cuanto me empiné un poco tomó su verga, que ya estaba bien parada, y la puso entre mis nalgas, empujó un poco y entró la cabecita, que por cierto me hizo estremecer cuando entró, mis manos estaban fijas a la pared y él podía tomarme tal y como se le apeteciera, comenzó a jugar metiendo y sacando el glande de mi ano, qué sensación tan deliciosa es sentir una penetración de esa forma tan tierna, quise ayudarle haciendo mis nalgas hacia atrás, pero me detuvo de inmediato diciendo:
- Esta penetración va a ser lenta y con mucha calma, prepárate para que los dos gocemos con nunca.
De mis labios solo salió un gemido y asentí con la cabeza para que supiera que estaba listo para esa sesión de rico sexo.
Con una lentitud que a mí me pareció interminable, se dedicó a meter su verga con toda la tranquilidad del mundo, mis gemidos subieron de tono por lo rico que me estaba cogiendo, sentir su cuerpo inclinarse sobre mi espalda acabó por hacerme cerrar los ojos y concentrarme en lo que aquel pene, ardiente y tieso, estaba haciendo en mi culo, cuando, por fin, me la clavó toda, me hizo algo que nunca había sentido y que aumentó mi goce, me tomó firmemente por las caderas, para luego iniciar un movimiento lateral, de derecha a izquierda, durante el cual, me sacaba un poco la verga pero llegaba a las paredes internas de ese lado, al llegar en medio de mi trasero, la clavaba hasta el fondo y continuaba haciendo lo mismo del lado contrario, siguió durante varios minutos hasta que se detuvo cuando la insertó completamente en mi trasero y me aferraba fuertemente de las nalgas, dándome una nalgada, se salió de mi culo, me dio la vuelta y quedé de cara frente a esa poderosa herramienta que tanto placer me había dado, abrí la boca ansiosamente para recibir el tremendo chorro de semen, mismo que saboreé con gusto, sabía que me acababa de dar la mejor cogida de mi vida y en cuanto me tragué toda la leche, le dije:
- Acabo de comprobar que los franceses son unos dioses del sexo, o por lo menos ti, mi sabroso Pierre, eres magnífico cogiendo.
Con una sonrisa me levanto, aun chorreando semen de mi boca, me besó y me dijo abrazándome:
- Si dices eso con lo poco que hemos hecho, quiero ver y escuchar lo que vas a conocer cuando sigamos haciendo esto nosotros dos.
- Pues si me vas a hacer disfrutar tanto o más como hoy, acepto y estoy dispuesto a dejarme llevar por tu experiencia, tu buena verga y mi culo insaciable.
- En cuanto pueda, pido unos días de vacaciones y nos vamos a algún lugarcito íntimo para mostrarte todo lo que te haré para que tu placer sea infinito, te prometo que te voy a enseñar lo que es el verdadero placer.
Asentí con la cabeza mientras lo abrazaba y besaba por rodo lados, mientras él me lavaba tiernamente las nalgas y mi cara, me besó al finalizar y cuando terminamos de bañarnos nos vestimos y me despidió en la puerta con tantos besos, que por poco y me hacen regresarme a su cama y seguir recibiendo ese enorme disfrute que sabía darme.
Espero que les haya gustado este relato, estimados lectores, dentro de poco volveré con ustedes para seguir platicando de los encuentros sexuales que tengo, ¡hasta pronto!
Me encanta como gozas cariño