Aventura en un parque (cruising)
( Relatos Gay )


Fui a un parque en donde me comentaron que, por la tarde, se podía tener encuentros sexuales o, por lo menos, hacer sexo oral, no sabía si iba a encontrar a alguien, caminé unos 5 o 10 minutos por los senderos del parque hasta que vi a un señor gordito de unos 40 años, también estaba otro que, supongo, andaba buscando también algo de acción, al momento en que pasé frente a el gordito, se comenzó a tocar la verga, me quedé viendo lo que hacía y me preguntó:
- ¿Se te antoja?
-Claro – respondí asintiendo levemente, aunque sentía la adrenalina fluir por todo mi cuerpo.
Me acerqué a él, cuando estaba cerca, le toqué la verga y la sentí bastante gruesa, se la acaricié suavemente y pude notar que ya la tenía dura, debía medir unos 15 o 16 cms., me empecé a excitar porque ya tenía como un mes sin nada de acción, así que decidí aceptar la oportunidad; caminamos hacia otro de los senderos que estaba más solo pero notamos que el otro señor nos estaba siguiendo, decidimos continuar andando para ver si desistía de seguirnos, en cuanto vimos que ya no estaba a la vista, me hinqué frente a él y se la empecé a lamer desde la cabecita hasta la base, él empezó a gemir levemente disfrutando lo que le estaba haciendo, también le estaba acariciando las bolas para que sintiera más rico, me puso una mano en la nuca y me metió la cabecita en la boca, comencé a chuparla muy despacio clavándomela poco a poco hasta que cupo totalmente dentro de mi boca porque en verdad la tenía gruesa, para que disfrutara más de lo que le estaba haciendo, moví mi lengua mientras entraba y salía, sus gemidos subieron de tono, con eso supe que el placer que estaba dándole era bastante.
Seguí chupando y mi boca le estaba dando entrada a aquella ardiente verga hasta el fondo de mi garganta, y supe que el dueño de aquel trozo de carne la estaba pasando de maravilla, empezó a gemir y jadear más fuerte que antes, me tomó por la nuca con las dos manos y me hacía tragarme todo su miembro.
Las mamadas siguieron hasta que vimos que alguien pasaba cerca de nosotros, entonces él me dijo:
-Si quieres lo dejamos para otra ocasión.
Asentí y tomamos rumbo hacia la salida del parque, entre tanto íbamos platicando para ponernos de acuerdo para vernos, entonces nos dimos los números de celular y yo quedé de llamarlo a la mañana siguiente.
- Yo me llamo Ricardo, te voy a marcar a tu celular temprano, a mí me gusta más estar en una cama para pasarla mejor.
-Si quieres nos vemos en mi casa, vivo muy cerca y así no hay nadie que nos interrumpa.
- Eso está perfecto – respondí alegremente porque su verga estaba deliciosa.
-Espero tu llamada, hasta mañana. – se despidió de mí con un apretón de manos.
-Si gustas te puedo llevar a tu casa – le ofrecí.
-No es necesario- respondió-. Como te dije al otro lado de la calle y me puedo ir caminando.
-De acuerdo, entonces ¡hasta mañana!

Al siguiente día, le marqué y me contestó rápidamente:
-Aló.
-Hola Soy Ricardo, espero que la oferta de vernos hoy sea cierta.
-¡Claro que sí! – me dijo-, anota mi dirección y te espero.
En cuanto tuve la dirección salí para allá de inmediato, pensaba en aquella verga gruesa y oscura y pensé que, por tenerla de esa manera, no me iba a caber en el culo, pero la calentura pudo más y solo pasé a una farmacia a comprar condones y un lubricante, esperaba que todo fuera muy placentero y lo disfrutáramos al máximo.
Al momento de llamar a su puerta, salió casi de inmediato y nos saludamos con un delicioso beso, me invitó a pasar y me llevó directamente a la recámara.
-Qué bueno que llegaste, estoy muy caliente y más por saber que mamas vergas como nadie.
-Pues ahora vas a gozar con todo lo que vamos a hacer- respondí con excitación.
Estaba vestido con un pantalón corto y una playera, le puse la mano sobre su garrote y se lo empecé a tocar, suspiró suavemente por la caricia que estaba sintiendo, después se bajó el short y me dijo:
-Mámame rico papi.
Sin decirle nada, primero se la besé por todos lados, luego comencé a lamerla para después irla metiendo muy despacio en mi boca. Me detuve un momento para decirle:
-Te traje un condón y lubricante para que me la puedas meter toda.
Su sonrisa fue enorme, creo que no se esperaba lo que le llevé.
Nos desnudamos completamente y volví a chupársela y poco a poco la fue metiendo hasta el fondo de mi garganta, en varias ocasiones que lo hizo, me dieron arcadas, pero no me detuve, quería saborear aquella tranca negra y gruesa.
Sus gemidos aumentaron de volumen, supe que lo estaba disfrutando al máximo, después de meterla varias veces, me calenté demasiado y quise sentirla dentro de mi ano, así que traté de ponerle el preservativo y… ¡NO LE ENTRÓ!, su verga es demasiado gruesa y no logró ponerse la funda de látex, como ya estábamos muy excitados, le dije:
-Métemela al natural, pero cógeme despacio porque la tienes enorme.
Él simplemente sonrió y se untó lubricante y me puso en cuatro patas para cogerme, yo ayudé un poco abriendo mis nalgas con ambas manos, sentí cuando el palpitante glande tocó el lugar exacto de mi culo, empujó un poco y entró la cabecita (cabezota diría yo), mi ano se empezó a abrir dando paso al tremendo invasor que pugnaba por entrar hasta el fondo de mis entrañas, me dolió cuando lo hizo pero mi cuerpo anhelaba el placer que, estaba seguro, me iba a dar con su gran instrumento, que deliciosa sensación es la de sentir cómo va entrando el pene de mi amante, es indescriptible la forma en que mi cuerpo iba reaccionando al paso de su maravilloso garrote.
En cuanto el dolor dio paso al placer, le pedí:
-Ahora sí papi, métela toda hasta que me hagas gritar de placer.
-¿Estás seguro? – me preguntó.
-Si papacito, ya quiero que me hagas tuyo completamente, cógeme muy rico.
Sus embestidas fuero aumentando gradualmente hasta que sentí sus huevos chocar con mi trasero, su vergota de deslizaba de adentro hacia afuera arrancándome gemidos de gozo, me tomó de las caderas para controlar la penetración que me estaba dando, de mi boca salían cosas como éstas:
-Así papacito, dámela toda, cógeme rico, me encanta tu verga.
Él simplemente continuó, dándome pene rítmicamente, mientras la delicia de tenerlo adentro de mí me volvía loco, jamás me habían cogido con una verga tan gorda y me transportó hasta el paraíso.
Pasado un tiempo, no sé cuánto, aumentó el ritmo de sus acometidas y supe que estaba a punto de llenarme de leche mi orificio posterior, así que empecé a apretar y distender mi esfínter para aumentar el placer de mi cogedor, supe que le gustaba porque sus jadeos y gemidos subieron de volumen, me clavó toda aquella ardiente tranca y se vació totalmente en mi interior, se quedó unos instantes quieto hasta que, finalmente me la sacó y nos quedamos descansando por unos minutos, luego nos fuimos a bañar y nos lavamos mutuamente los ardientes cuerpos.

Estuvimos platicando un buen rato mientras nos bañábamos y quedamos en vernos muy pronto para repetir o hacerlo mejor la siguiente vez.

Foto 1 del Relato erotico: Aventura en un parque (cruising)

Foto 2 del Relato erotico: Aventura en un parque (cruising)

Foto 3 del Relato erotico: Aventura en un parque (cruising)

Foto 4 del Relato erotico: Aventura en un parque (cruising)

Foto 5 del Relato erotico: Aventura en un parque (cruising)


Comentarios


Me encanto este tu primer relato, espero mas, me voy ncanta hacer cruising también y mamar así que me enganchaste con tu relato! Coméntame alguno mío porfa! Gracias
perfil maikol18
Me gusta mucho el relato y me gustaría mucho tener una Verga gruesa así entrando en mi Cuerpo...
perfil rogerinavazquezzunig
Wow ?? que mega verga, me encantó tu relato ojalá sigas escribiendo y subiendo fotos de tus cogiaventuras
perfil josueg


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7789

Categoria
Gay

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