Mi segundo encuentro con la señora Noemí.
( Relatos Sexo com Maduras )
Esta nueva historia que les narrare sucedió apenas unos días, para ser más exacto en fin de año. Resulta que después de las fiestas de navidad me tope nuevamente a la señora Noemí, ella es madre de una amiga con la que tuve una relación ya hace varios años, ese día sin buscarla después de la última experiencia que había sucedido entre nosotros, nos encontramos en un centro comercial y ambos aprovechamos la ocasión para saludarnos y para charlar un poco ya que hacia que no nos veíamos, justamente después del encuentro sexual que habíamos tenido ambos hace tiempo. Fueron besos y abrazos y todo lo normal en una plática de reencuentro, al final de esta ella me invito a visitarla a su casa para charlar ya que de vez en cuando se aburría sola, debido a que por las vacaciones de fin de año su pareja no se encontraba en casa por estar visitando a sus padres en otra ciudad del país. Me Parece perfecto! le dije antes de despedirnos calurosamente, una vez que se retiró me llamo la atención la invitación a su casa, precisamente en días que no estaba su pareja con ella, en fin! Solo sonreí y continúe haciendo las compras.
Días después para ser más exacto el 1er domingo del nuevo año no teniendo nada que hacer opte por hacer valida su invitación y me presente al lugar donde ella vive, eran eso de las 11 de la mañana cuando toque a su puerta y ella abrió, su rostro reflejo un poco de sorpresa y a la ves de alegría por mi presencia, nos saludamos, me invito a pasar y a tomar asiento en unos pequeños sillones de su sala. Paso el tiempo entre charlas y anécdotas de ambos hasta que sin intención alguna le recordé lo que había pasado entre ambos la última vez que habíamos estado en ese mismo lugar, cosa que la hizo sonrojarse un poco sin llegar a la molestia lo cual entendí como una aceptación a seguir hablando del tema, aproveche para decirle lo que esa vez no pude decirle a cerca del exquisito encuentro que habíamos tenido y lo mucho que disfrute de ella y de sus caricias, al escuchar mis palabras percibí que su cara se ponía cada vez más roja y note un pequeño grado de excitación en su cuerpo por lo cual me pidió que no continuara recordándole esa experiencia, acepte su petición y cambie de tema sin dejar observar su comportamiento ante mi presencia en su casa. Quiero decirle que ella es una mujer madura pero se conserva muy bien a pesar de que su apariencia es otoñal tiene algo que atrae a los hombres de menor edad que ella. Después de casi dos horas de conversación, ella me pregunto si deseaba acompañarla a almorzar pues como se había despertado tarde por ser domingo no había desayunado y le había dado la hora de la comida sin aun hacerlo, lo cual respondí afirmativamente. Me invito a pasar al comedor de su casa mientras ella se disponía a ir por los alimentos a la cocina, después de un breve tiempo apareció y sirvió la comida que sería el almuerzo, ambos degustamos de lo que había en la mesa, hasta quedar satisfechos. Pasado un tiempo! ella se levantó de su silla y comenzó a retirar la mesa, al hacerlo aproveche para mirar su cuerpo y sus lindo pechos que aún tiene conservado, acción que ella percibió caminando coqueta mente ante mi mirada. Eso me hizo pensar que podía hacer el intento de seducirla para volver a disfrutar su cuerpo y sus caricias, decididamente me conduje hacia la cocina donde se encontraba en el fregadero y me acerque a ella detrás de su espalda y la tome con mis manos de la cintura al mismo tiempo que acercaba mi boca a su oído y le decía que deseaba su cuerpo como lo había hecho la primera vez, sentí temblar su cuerpo a mi susurro y se apartó rápidamente de mí. Deje que se calmaran las cosas y opte por no forzar la situación sin declinar al propósito de hacerle nuevamente el amor. Espere a que terminara ge hacer las cosas de la cocina y repentinamente ella me pidió que la aguardara un minuto pues tenía que ir por su celular a su cuarto y que pronto regresaría a mi lado, lo cual respondí que estaría bien y rápidamente se dirigió a su recamara, situación que no desaproveche y después de unos segundo la seguí hasta donde estaba ella y al acercarme a su alcoba la encontré parada de espalda inspeccionando su celular, veloz mente me acerque a ella y nuevamente la tome fuertemente entre mis brazos y acerque mi rostro al de ella y susurre nuevamente a su oído lo mucho que me gustaba y deseaba gozarla, esta vez su reacción fue distinta, se quedó estática y solo dejo escapar un pequeño gemido de su boca.
Ante su pasividad arrime mi cuerpo al de ella y suavemente la recosté sobre la cama, inmediatamente inicie labor para seducirla y calentarla, aprese desesperada mente sus boca con mis labios ardientemente al mismo tiempo que mis dos manos buscaban introducirse entre su ropa interior buscando su vagina por un lado y sus nalgas por otro lado. Sin resistencia alguna mis caricias se hicieron más soez y atrevidas despertando en ella la libido sexual. Pasaron apenas unos minutos para que ella quedara rendida y a merced de lo que quisiera hacer con su cuerpo. Sin que ella lo notara active la cámara de mi teléfono y la coloque en una repisa cerca de la cama para filmar todo y seguí disfrutando el sabor y aroma de su piel mis manos se sincronizaban perfectamente por ambas partes proporcionándole a Noemí una gran cantidad de placer y un sinnúmero de sensaciones que estremecían su cuerpo entero. Sin darme lugar a decir nada más, se incorporó en la cama y se quitó su ropa, prenda a prenda, primero su blusa, luego sus jeans, posteriormente su sostén y por ultimo su pequeña pero sensual tanga, dejando todo su cuerpo al desnudo, ofreciéndonos al deleite de mis ojos. Sus caderas anchas, aun definían su cintura, sus pechos medianos aun bien formados y firmes me observaban desde lo alto de su torso. El vello púbico se su raja estaba bastante tupido, cubriendo su sexo con su oscura sombra, tal como el de una mujer hecha y derecha. Esto ya me lo sabía ya que sus hermosas y tupidas cejas así lo delatan. Sus piernas firmes, un tanto delgadas pero lindas, justamente como lucen cuando ella usa ropa ajustada, sus ojos me miraban con una expresión de entrega total. Se acercó a mí y me ofreció su boca ansiosa de un beso, me recosté sobre ella y sin pensarlo me apodere de sus carnosos labios, mientras mis manos recorrían su cuerpo desnudo. Acariciaba sus caderas, sus nalgas rellenitas y firmes, sus piernas, su espalda. En poco mi verga ya había alcanzado su punto de erección total, y ella presionaba su sexo contra el gran bulto que se asomaba por debajo de mi pantalón, dándome a entender que ya se había percatado de mi erecta verga. Sumamente excitadísimo, rápidamente me deshice de mis ropas, luego de ello lo primero que Noemí hizo fue tomar mi verga erecta con sus manos, rodeándola con sus dedos, contemplándola, aunque en realidad sin saber qué hacer. Fue por eso que decidí tomar la iniciativa. Acomodé una toalla por debajo de sus nalgas y la hice caer sobre su espalda, contemplando todo el esplendor de su jovial anatomía que ofrecía para mí. Me lancé sobre sus pechos, los cuales chupé y besé con mucha pasión. Ella jadeaba y respiraba agitadamente, con sus manos sobre mi cabeza. Estuve alternando, subiendo a su cuello, luego a su boca, nuevamente a su cuello y luego a sus tetas. Luego fui bajando por su vientre el cual mordía suavemente, jugueteé un poco con su pequeño ombligo, le di unos cuantos besos a su vientre y a sus ingles, hasta colocarme con la cabeza en medio de sus piernas, con mi cara justo frente a su tesoro adornado con vellos tan negros como su cabello me dispuse a saborear la exquisita fruta que me ofrecía, con mis dedos separé los rosados labios, dejando al descubierto la entrada a su vagina. La entrada a su cuevita de amor estaba justo frente a mí, al alcance de mi boca. No esperé más y cubrí por completo el sexo de Noemí. Era la segunda vez que probaba el sabor de esa conchita que tenía un sabor que me encantaba, que me gustaba mucho, que me hacía desear quedarme con ella por el resto de ese día, para gozar de su otoñal miel sexual durante muchas horas. Ella arqueaba su espalda y gemía de placer, con sus manos siempre sobre mi cabeza. Sus caderas se levantaban de la cama para presionarse contra mi cara. Sus dedos se crispaban sobre mi cabeza y entre mi cabello mientras sus gemidos iban en aumento, así fue por varios minutos hasta que sentí su cuerpo temblar fuertemente y de su labio escapar un fuerte gemido de placer, anunciado la llegada de su primer orgasmo. Con mi verga bien erecta no quise esperar ni un segundo más. Me incorporé sobre ella, con la punta de mi pija apuntando hacia la entrada de su húmeda cueva. Acomodé el glande de mi miembro justamente en la entrada, y comencé a empujar suavemente. Ella sujetaba mis brazos con sus manos con firmeza, ejerciendo bastante presión en mis antebrazos. Ella no decía nada pero ya sabía que estaba a punto de penetrar sus entrañas. Finalmente con nuestras miradas fijas la una en la del otro, empujé con firmeza, metiendo más de la mitad de mi verga en su velludo sexo. Ella gimió como supuse lo haría, apretó los dientes mientras gruñía y bufaba, luchando por que le metiera el resto de mi erecto miembro. Finalmente de un solo golpe me hundí totalmente dentro de ella dejando escapar un quejido, seguido de fuertes jadeos. El color de su rostro se había tornado muy intenso, producto de la gran agitación que ambos experimentábamos. Besé sus labios mientras me quedaba quieto, dándole tiempo para que disfrutara los placeres que le daba el intruso de carne que entraba y salía de su vagina de mujer. De pronto sentí uno de sus pies sobre mis nalgas, empujándome para que la penetrara profundamente. Le obedecí, dejando llegar mi verga hasta lo más profundo de su humanidad. Esta vez se quejó con fuerza cuando me tuvo totalmente dentro de ella. Una vez más me quedé quieto, en espera de que ella se sintiera un poco más excitada. Finalmente empecé a moverme rítmica mente dentro su conchita para luego volver a sacar y meter mi miembro con fuerza dentro de ella, dando empujones firmes y profundos. Ella se quejaba fuertemente cada vez que la estocaba, gemía intensamente, casi gritaba. Yo me mantenía totalmente pegado a ella haciendo presión en su conchita, seguro de que su clítoris estaba recibiendo el masaje que necesitaba. Hubo un par de veces que ella gritó desesperadamente cuando empujé completamente mi duro trozo de carne dentro de ella, luego de eso la sentí tensionarse, sus gemidos fueron más rápidos e intensos. Ella obtenía su segundo orgasmo. Me moví un poco más rápido para ayudarla terminar de venirse. A ese punto yo tampoco aguantaba más. El sentir sus fluidos vaginales fluir de su conchita al sumergir mi verga fue lo último que soporté, me vine bufando como un toro, dejando escapar chorro tras chorro de leche dentro de su rico vientre, inundándolo, sintiendo como mis jugos, mezclados con los suyos escapaban de su raja, escurriendo entre sus piernas hasta caer sobre la floreada sabanas verdes y blancas de su cama, su cuerpo me saco hasta la última gota de leche dejándome completamente seco.
Nos quedamos así como un solo cuerpo por un largo tiempo, yo dentro de ella, ambos jadeando, al cabo de unos minutos ella me empezó a acariciar nuevamente mi verga, por lo que deduje que aun deseaba ser cogida, rápidamente mi miembro se empezó a levantar nuevamente y a tener rigidez, por lo que me dijo..! Quiero seguir sintiéndote dentro de mí. Mire su cuerpo recostado sobre la cama preparada para la penetración, su pequeño trasero lucia duro y deliciosos, ya que durante el reciente coito le había metido hasta tres dedos por su culito por lo que estaba muy bien dilatado, así que me decidí disfrutarla por detrás, sin decir una sola palabra la recosté boca arriba, tome sus piernas las separe y las coloque sobre mis hombros, tome un poco de crema que había en el buró de su cama sin que se diera cuenta, me la unte en mi verga, tome mi verga y la coloque entre sus glúteos, al sentirla me miro entre mis hombros y me pregunto, Que vas hacer? Sin responderle apoye mi verga por su pequeño esfínter y empecé a meterle la punta por su apretado hoyo, después de que la cabeza de mi verga orado su trasero, note un poco de dolor en ella por lo que me contuve, a lo que ella con un poco de miedo, me pidió? Métela poco a poco y así lo hice!, lentamente se la fui clavando, al llegar hasta la mitad me detuve para que se acostumbrara su esfínter al grosor de mi verga, después de un rato así; ella me abrazó con sus piernas alrededor de mi cuello, levanto su pelvi y se enterró completa la verga hasta topar con mis huevos, ante esta situación empecé a moverme en un mete y saca frenético, sin importar si lastimaría su ano, la tome del cabello y la sodomicé de cierta manera jalando su cabeza hacia atrás y ya sin ninguna inhibición ni duda, acerque mi rostro al suyo y me apodere de su boca, la cual bese con pasión frenética, dando paso a mi pasión contenida sin dejar de empujar todo para adentro no me aparte del rumbo, Era exquisito el placer que sentía por esa caverna cálida y ajustada, amoldándose a mi pene, sentía lo estrecho de su culo mientras no sesgaba mis entradas y salidas, en los embates a su trasero, con sus extremidades sobre mi dorso. podía sentir las manos de Noemí aferrarse a mí y hasta el anillo de su mano sentía sobre mi piel al sujetar mis piernas, hasta que no pude más, desesperadamente desborde tanta leche dentro de sus entrañas, que mi verga se contrajo varias veces, esto hizo que ella gozara tanto esta acción que volvió a correrse sin contemplación. Por mi parte me relamía el verla así ensartada sosteniéndola desde su cintura, ofreciéndome un espectáculo tan esplendido que me hacía vibrar de placer. Estuve así dentro de ella hasta que mi verga quedó fláccida otra vez, recuperándose del agotamiento de la ardiente entrega. Finalmente me susurro tierna mente que lo había disfrutado mucho! Y le contestes, yo también!..... Permanecimos abrasados desfallecidos, yo sentía una infinita satisfacción de tener el cuerpo desnudo de Noemí nuevamente, ella con su cara en mi pecho con los ajos cerrados se abandonaba a mis brazos satisfecha olvidándose por unos instantes de su marido. Por mi parte aun sentía mis ingles mojadas y mi verga bañada de sus jugos, huella de su entrega total.
Así nos venció el sueño, desnudo, abrazados hasta que reaccione repentinamente cuando me percate que Ella llevo su mano a mi pene y empezó a sobarlo lentamente sin dejar de verlo, de pronto acerco su cara a mi verga flácida, decidida se lo metió en la boca dándome una deliciosa mamada. Iniciando un repaso a lo largo del pene con su lengua y con su mano me masajeaba los huevos. Casi inmediatamente mi verga tomo la dureza entre sus exquisitas caricias! -¡Ufff……..! Mamita, esto es delicioso, nadie me ha hecho gozar tanto….que rico me la mamas mamita. Exclamaba yo, Ella continuaba con la verga en la boca dándome placer mientras su lengua trabajaba ávida mente no pude evitar que escapara algo de mis líquidos seminales lo que ella gustosa saboreaba…… Que rica verga tienes mi vida, mi marido no te llega ni a los talones, de ahora en adelante, de vez en cuando tendrás que darme lo que necesito. Seguro ¡exclame! Saque mi verga de su boca y la puse de pie, le acaricie las piernas, el torso y las tetas sintiendo su cálida y sedosa piel, ella temblaba nuevamente de excitación y alcance a oír de sus labios quedamente me decía, quiero recibirte en mi boca! Inmediatamente se hinco y empezó a mamarme la verga de la forma más desesperada que me la hubieran hecho, se la tragaba toda hasta el fondo, la chupaba, se la ponía en la cara mientras me chupaba los huevos, Noemí estaba poseída y durante largos 15 minutos le aguante la chupadera mientras yo acariciaba sus tetas y así de repente, mi cadera se tensó y mi verga empezó a bañarle la cara de semen el que ella se tragaba se lamia y untaba por sus labios y tetas, grito de placer y yo paralizado de tanto satisfacción, con la punta de su ágil lengua y de sus carnosos labios limpio totalmente los residuos de leche de mi verga se paró y me beso con el sabor de mi semen en su boca, se vistió mientras yo me ponía el pantalón pícara mente me dijo! - Ahora si fui totalmente tuya………. Nos fuimos al baño, nos duchamos, nos vestimos y antes de despedirnos me pedio que no fuera esta la última vez que aprovecháramos la ausencia de su pareja, lo cual respondí gustoso que no. Espero les haya gustado mi experiencia y próximamente pueda compartir una nueva con ustedes
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