Disfrutando el blanco trasero de Lupita Ramón.
( Relatos Confesiones )
Todo sucedió así, a mediado del año pasado fuimos comisionados un amigo y yo a visitar unas obras en unas localidades bastantes lejanas, cercanas a la frontera con Guatemala para esa comisión debíamos de quedarnos a pernoctar en la cabecera del municipio a las que pertenecían esas comunidades para ello debíamos pernoctar tres días. Así lo hicimos y el primer día todo fue normal, el segundo día igual, pero nunca me imagine lo que habría de suceder el tercer día de comisión.
Resulta que durante todo el día de ese tercer día, observe a mi amigo muy pensativo y varias veces le pregunte si le sucedía algo y siempre me contesto que no pasaba nada. Solo fue hacia al atardecer cuando estábamos de regreso al hotel donde nos hospedábamos, cuando por fin se atrevió a decirme algo. Un poco apenado me comunico que su esposa llegaría a ese lugar ya que deseaba ir al siguiente día a comprar en una zona de libre comercio entre la frontera de mi país y Guatemala. La verdad me sorprendió la noticia porque en realidad el lugar donde nos encontrábamos está situado a más de tres horas en vehículo terrestre pero no le tome mucha importancia, después de tomar una ducha, el me informo que iría a recoger a su esposa a la terminal de autobuses y yo me quede recostado descansando un poco, después de media hora la puerta de la habitación se abrió y vi asomar a Lupita la esposa de mi amigo, ella es una mujer de 42 años, madura y poseedora de un cuerpo con bonitos senos y una atractivas caderas. Tenemos muchos años de conocernos por lo que no importo a ninguno la idea de que se quedara entre nosotros en la misma habitación. Después de su llegada fuimos a cenar y todo transcurrió en la normalidad, pero poco tiempo después cuando tuve que salir de la habitación para ir por una botella de agua, a mi regreso me lleve una de las más gratas sorpresas de mi vida, ya que al entrar a la habitación encontré a mi amigo y a su esposa cogiendo ardiente mente en una de las camas, mi primera reacción fue casi inmediata y quise volver atrás de la puerta pero la voz de mi amigo me impidió que retrocediera. No pasa nada exclamo! Adelante, cierra la puerta! Ante esta orden no supe que hacer y solo por reacción entre y cerré la puerta, ellos continuaron haciendo el amor como si nada estuviese sucediendo, sin querer mire hacia la cama donde ellos se encontraban y pude ver a mi amigo acostado hacia arriba y a su esposa Lupita montada sobre el en una alocada y frenética cabalgada semi cubierta con la sabana de la cama, Lupita a pesar que aguantaba, no pudo impedir que de su garganta escaparan suspiros de placer por lo excitada que estaba. A pesar de la fuerte impresión que eso me causo me dirigí a mi cama y trate de pensar que no estaba pasando nada y que sus gemidos no me afectaran, pero todo fue en vano ya que al pasar los minutos los gemidos de ella y los jadeos de él , se hacían cada vez muy audibles a mis oídos y aunado a ello el ruido del cabezal de la cama al golpear con la pared también, sin desearlo, empecé a sentir un fuerte calor en mi cuerpo y mi pene ponerse duro entre mi jeans. Al cabo de unos minutos su boca dejo escapar un fuerte grito de placer y exploto en un fuerte orgasmo que casi la hizo desfallecer y a mi saltar sobre mi cama, a continuación todo quedo en silencio y solo se podían escuchar los jadeos de su respiración entrecortada. Después de esto ambos quedaron sobre la cama exhausto y en silencio y yo bastante perturbado por la experiencia que estaba viviendo. Pasaron algunos minutos y ambos quedaron dormidos abrazados y yo bastante cansado y excitado por todo lo antes vivido. No se cuánto tiempo permanecí dormido pero unos fuertes quejidos en el silencio de la semi oscura habitación hicieron que despertara, al abrir los ojos en la poca luz que se colaba del exterior pude observar nuevamente a mis amigos coger en su cama, en esta ocasión ambos estaban totalmente desnudos disfrutando de sus cuerpos, lupita estaba acostada con los pechos hacia el frente y mi amigo estaba sobre ella con sus piernas sobre su hombro arremetiéndola fuertemente, de tal forma que hasta podía escuchar claramente el ruido que producía su caderas al golpear las ricas nalgas de su esposa y los gemidos de ella al sentir las fuertes estocadas de mi amigo al interior de su vagina. Notaba como ella, experimentaba un intenso placer, con las piernas, recogidas en posición fetal y abiertas al máximo para recibir mejor las arremetidas de mi amigo, Lupita gemía y gemía; él encima, empujando y retrocediendo, acompañando con quejidos los movimientos. Estuvieron gozando al máximo algunos, varios, minutos hasta que sobrevinieron las últimas y profundas embestidas por parte de él, acompañadas de unos quejidos y unos estremecimientos que anunciaron que él estaba dejando toda su leche dentro de la candente e incendiada raja su mujer, que me pareció evidente, también había alcanzado el clímax. Héctor le había dado hasta el límite de sus fuerzas, ahora se había quedó reposando, largamente, sobre el vientre, sobre el pecho de su encamable mujer. Se quedaron quietos ambos. Lupita parecía distendida, ampliamente satisfecha por el tratamiento recibido por parte de su marido. Yo estaba choqueado y cosa inaudita, con una erección monumental. No atinaba que hacer. Ya sin poder evitarlo me despoje de mi bóxer y comencé a masturbarme mientras veía a mis amigos quedarse dormidos. Fue tanto el esfuerzo de Héctor que al poco rato escuche como de su pecho salían tremendos ronquidos y a su rica mujer moverse intranquilamente en la cama. Yo con el temor y la excitación de que ella despertara y me observara con mi miembro en la mano, continuaba el frenético movimiento de mi mano sobre mi pene, no tarde mucho así, mi cuerpo se tenso, lance un ahogado gemido y mi verga disparo potentes disparo de semen al aire, disfrutando esa intensa llegada.
Fue tanto la excitación y el placer de esa venida que no pude darme cuenta que lupita semi incorporada me observaba enajenada desde su cama a lado de su agotado marido dormido, sin saber cómo reaccionar me recosté en mi cama, quedándome totalmente quieto como si estuviese dormido esperando totalmente avergonzado, pero sucedió algo que no estaba en mis planes, sentí a lupita acercarse a mi cama y sentarse en ella al mismo tiempo que extendía brazo y tomaba fuertemente mi aun dura verga con una de sus manos, mi sorpresa fue mayúscula y al reaccionar me incorpore hacia donde estaba ella semi desnuda y comencé a sacar su pequeña pantaletas que solo traía mientras la besaba por el cuello, a lo que ella respondía con ligeros gemidos. Estaba realmente caliente y deseaba sacar toda esa calentura que tenía encerrada en su cuerpo. Ambos nos recostamos en la cama y sin dudarlo comencé a devorar y besar sus medianos senos, los mordisqueaba, mientras ella se retorcía de dolor y placer, poco a poco fui bajando por su abdomen hasta llegar a su hermoso monte de Venus. Era algo exquisito, abultado y oscuro con una gran mata de vello negro. Acerque mi boca jadeante a su hermosa parte y ella de inmediato abrió las piernas para permitirme un mejor acceso y comencé mi tarea. Iba chupando cada parte de su intimidad, sus labios exteriores, los interiores y finalmente su bello capullo del clítoris al que le dí un tratamiento especial. Le pasaba la lengua en forma de círculos y luego se lo succionaba, haciendo que ella se estremeciera completamente llena de placer y deseo. Con sus manos me apretaba contra su vulva como queriendo introducirme por ahí. Yo con mi lengua comencé a hurgarle dentro de su vagina y ella cada vez más desesperada gemía fuertemente y exclamaba en voz baja, me vengo papito! Me vengo, dale chúpame más fuerte, dale más, más, más…….ahhhhgggg, e inmediatamente se vino en un fuerte y prolongado orgasmo, mientras yo seguía chupando, no dejando caer ninguna gota de ese delicioso néctar que salía de su vagina. De inmediato ella se levantó y me dijo que le tocaba el turno a ella. Se acostó encima mío restregándose mi duro pene contra su vagina, mientras se apoderaba de mi boca! Me besaba desesperadamente, movía su lengua enrollándola a la mía en un beso frenético de placer y éxtasis. Bajaba su cabeza hacia mi hombro y besaba mi pecho, me mordía las tetillas, mientras con una mano me apretaba el pene. Sutilmente bajo su rostro hacia debajo de mis caderas y con sus carnosos labios tomo la cabeza de mi verga y la introdujo en su caliente boca. ¡aaahh! fue delicioso. Luego su lengua comenzó a trabajar, por toda la longitud de mi verga, hasta llegar a mis testículos, los chupaba y casi se los tragaba, regresaba su expertos labios a mi pene y lo devoraba totalmente con su boca, sentía como su lengüita lo acariciaba y al mismo tiempo subía y bajaba su boca por mi verga, era toda una experta en la mamada y esto hizo que me hiciera acabar repentinamente. Ya en alguna ocasión había escuchado de su propia voz, lo mucho que le encantaba hacerle sexo oral a mi amigo, pero nunca imagine lo exquisito de su experta boca.
Le llene la boca con semen mientras ella tragaba y tragaba sin dejar desperdiciar una sola gota de mi caliente leche. Me lo siguió chupando por unos minutos más para que mi pene se parara nuevamente. De pronto, ella se sentó sobre mi pecho, poniéndome su vulva justo a la altura de mi boca, por lo que comencé a chuparla fuertemente, esto hizo que ella se calentara nuevamente suplicándome que se la metiera inmediatamente.
Como yo demoraba en hacerlo, ella se levantó y se sentó sobre mi pene, metiéndoselo totalmente, a lo que ella dio un fuerte grito de placer, temerosamente voltee hacia donde dormía su marido para ver si no lo había levantado el grito. Al percatarme que no, deje que me cabalgara de manera loca y como una poseída, mientras me susurraba al oído que le gustaba y que le diera más fuerte. Me juraba disfrutar el encuentro y decía que sería mía las veces que yo quisiera. Encima de mí, ella gemía y yo le mamaba las tetas conforme se movía rico sobre mi verga, ella me dijo que quería que me la cogiera fuerte y así fue, le enterré mi verga fuertemente hasta el tronco de esta, nuestros cuerpos sudaban y pedían más y un fuerte calor invadía mi cuerpo a causa de la fuerte excitación de esos momentos. Al cabo de unos minutos, acerque su cara a mi boca y al tenerla cerca su oído, opté por decirle que deseaba metérsela por el culo, ella no me respondió al instante, continuando su frenética cabalgada y después de unos minutos me dijo que aceptaba, que accedería a que yo la disfrutara por su rico trasero, ante esto sin detener su fuerte cabalgada , me aferre con mis manos a sus glúteos, metí uno de mis dedos en su apretado agujero y poco a poco lo empecé a lubricar con saliva para que se fuera abriendo. Después de algunos instantes de darle duro en esa posición y darle dedo a su apretado trasero, me incorporé sobre ella, le puse mi verga en la entrada de su recto y con suavidad la introduje poco a poco adentro, el glande de mi verga fue lo primero que abrió su rico ano. Ella intentó resistirse, pero lo impedí sujetándola fuerte por la cintura. Seguí deslizando mi verga dentro de su canalito anal, por espacio de unos minutos, Apenas había entrando la cabeza y ella empezó a decirme que le dolía mucho, que por favor fuera gentil con ella, yo estaba súper caliente y eso a mí no me importaba, yo estaba decidido a disfrutar su exquisito culo así que seguí, le metía lentamente mi verga y ella se aferraba de la cama y mordía un cojín de almohada para no llamar la atención de su marido que seguía dormido en la otra cama, continúe mi labor hasta que por fin la totalidad de mi miembro estuvo completamente en el interior de su culo. -Házmelo despacio por favor! fue lo único que pudo decir Lupita, mientras que de su garganta escapaban algunos quejidos, mezcla de placer y de dolor. Clave todo mi pene dentro de su culo y se lo dejé ahí un momento para que se acabara de abrir, ella casi sollozaba y seguía mordiendo el cojín. Luego empecé a darle por el culo suave, y ella suspiraba, pero luego empecé a darle con mucha fuerza y la hice gritar, pero rápidamente ella se calló pues sabía que mi amigo podría despertar y descubrirnos, así que tuvo que guardar silencio. Yo estaba demasiado excitado y le susurraba que me deseaba venir en el interior de su apretado ano, ella me respondió que lo hiciera donde yo quisiera. En los siguientes minutos la sodomicé dulcemente, metiendo y sacando mi duro falo de su recto. Sus quejidos cambiaron rápidamente a gemidos de placer. Con mis manos estrujaba sus bellas nalgas mientras le proporcionaba profundas estocadas, repentinamente comenzó a girar sus grandes nalgas y a estrellarlas en contra de mi erecto miembro y mi pelvis y sus gemidos se hicieron más fuertes y continuos, pude observar que Ella gozaba como loca y me decía que le dolía pero que no quería parar, así continuamos en nuestra frenética lucha. Que delicia! Me encantaba su agujero apretado, sentía como presionaba mi duro pito, me sentía en la gloria! que hermoso culo blanco!, ver esas nalgas en ritmo y esplendor me hacía ponerme más y más cachondo, se lo encajaba sin compasión y ella solo emitía gemidos mezclados con chillidos pero ya no de dolor, si no de pasión, decía! Disfrútame, ahora soy tuya… Cogimos como locos hasta que ella aumento sus ondulantes arremetidas. acompañados de gemidos y después de un breve tiempo la sentí venirse en una cascada inmensa que parecía que estaba meando, me bañó con su intensa venida pero yo aún no terminaba y continuaba aferrado a sus blancos glúteos, sin detener las fuerte estocadas , seguimos cogiendo así por varios minutos hasta que no pude más, empecé a sentir una corriente eléctricas bajar hacia mi pelvis y exploté intensamente y le llene su apretado culo con mi caliente leche, inundando su ano deleitándome viendo como mi semen escurría por su aun dilatado agujero que ahora me pertenecía, luego le di mi verga para que ella me chupara con su experta boca y se quedara con la leche que aún quedaba en el interior de mi rígida verga. Así lo hizo y después de un breve tiempo, ambos nos abrazamos y besamos exhaustos y la habitación quedo con gran silencio. Al cabo de unos 20 minutos ella se apartó de mí, se levantó y se fue al interior del baño, deje pasar un breve tiempo e igual hice lo mismo, me dirigí al baño abrí lentamente la puerta y me introduje al interior de él. Ella estaba sentada sobre el mueble del inodoro con sus piernas semi abiertas de tal forma que se podía apreciar la inmensa mata de vello negro que adornaba la parte superior de grandes labios bulbares y su gran vagina. Camine hacia donde ella se encontraba, con mi verga nuevamente erecta y sin ninguna palabra, la acerque a su rostro y le pedí que me la volviera a mamar con su ricos y carnosos labios. Así lo hizo y observe como nuevamente desaparecía la totalidad de mi erecta verga en la profundidad de su boca y garganta, iniciando un recorrido en forma de vaivén de sus labios por toda la extensión de mi reata. El placer que me provocaba era grandioso y rápidamente me calenté, volviendo a desear penetrarla, tome sus brazos poniéndola de pie, la abrace y bese sus cálida boca, la acerque de frente a una de las pared del baño. Quedando sus grandes glúteos delante de mí, tome mi erecto miembro con mi mano derecha lo acerque a ellos al mismo tiempo que con mi mano izquierda abría sus blancas nalgas presionando la punta de mi verga sobre su oscuro y arrugado agujero, sin mucho esfuerzo, su esfínter cedió rápidamente y dio paso a casi la totalidad de mi rígida carne musculosa, arrancado nuevamente sus gemidos de placer. Cuando mi verga estuvo totalmente entre sus hermosas nalgas y de su apretado agujero, coloque ambas manos sobre su hombro y comencé a cogérmela intensamente, arremetiendo fuertes estocadas a su parado trasero apoyando su humanidad sobre la pared, para conservar el equilibrio y el vaivén de su candente cuerpo. Era riquísimo, la sensación que me producían sus apretadas nalgas al deslizarse sobre mi miembro, esa mujer me llevaba al cielo con la forma de mover su rico trasero, mi verga se incrustaba hasta el tope y al hacerlo producía un leve chasqueo al entra y sale de mi mojado pistón al contacto con su húmedo y dilatado agujero, después de un prolongado vaivén deslice una de mis manos a su velluda vagina y empecé a darle dedo a su inflamado clítoris y al cabo de unos minutos tenia a lupita en la antesala de un nuevo e intenso orgasmo, sus movimientos se hicieron más rápidos e intensos y su boca dejo escapar fuertes gemidos de placer y pasión que anunciaban la cercanía de su nuevo orgasmo. Sentí su cuerpo temblar y sus caderas convulsionarse al tiempo que ella acercaba su boca a la mía y se apoderaba de mis labios y lengua en un apasionado y prolongado beso, ante esta reacción de lupita, sin ninguna consideración clave varias estocadas fuertes y profundas a su apretado hoyo y al cabo de unos segundos, sentí mi verga dilatarse y contraerse en el interior de su apretada gruta y descargar fuertes descargas de semen sobre las paredes internas de su ano e inundar nuevamente ese hoyo tan rico que momentos atrás había llenado. Después de tan grata experiencia saque mi verga de su agujero y al hacerlo se escuchó un sonido de spluut , vaciando parte del producto de mi venida en su abierto y dilatado agujero, un rio de semen se derramo de su ano hacia su vagina y sin decir nada volteo se arrodillo ante mí, tomo mi aun rígida verga con su boca y succiono la cabeza de esta, hasta extraer las ultimas gotas de leche que quedaban en el interior de mi miembro. Después de esto salió del baño se recostó al lado de su marido y se dispuso a descansar, yo hice lo mismo, con la satisfacción de haber disfrutado de la candente y experta boca de la esposa de mi amigo y haber cogido el rico y blanco trasero de esa ardiente hembra en que se convertía Guadalupe Ramon.
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