En el camino hacia el motel, ya íbamos mas relajados que la vez anterior, ya existía la confianza de unos amigos que habían rapado como dos locos, entregados en cuerpo y alma al placer y a la singadera. No faltaron conversaciones haciendo alusión al encuentro anterior y que esta vez podría ser mejor, también hubo una que otra caricia mutua hacia nuestras partes íntimas las cuales estaban listas para otra sesión de amor desenfrenado y sexo sin tapujos, yo ya tenía el guevo durísimo, loco por entrarle. Nuestro deseo era tal que esta vez optamos por quedarnos en un motel que estaba mas cerca que el otro el cual si bien no era tan bonito y elegante, no dejaba de ser atractivo para nuestro encuentro.
Era tiempo de calor y al entrar a la habitación, de un solo nivel, con su pequeña sala y un jacuzzi al lado de ella, esta estaba muy caliente dejando entrever que no había sido utilizada en mucho tiempo. Se me ocurrió la idea de que aquello bien podría simular un sauna y singar en uno era una experiencia que a los dos nos atraía así que optamos por dejar la habitación tal cual estaba y no encender el aire acondicionado. Esta vez para tomar pedimos 2 botellas de agua, el vino para salir de la timidez ya no era necesario. Nancy quiso darse un baño a lo cual le dije que no, que la quería singar tal y como estaba, con el olor y el sabor natural del trajinar del día. Esta decisión mía la excitó aun más de lo que ya estaba y lo que se presagiaba para aquella habitación era rapadera a lo grande. Me dijo que lamentablemente no tenía mucho tiempo ese día y tuvimos la idea de marcar el tiempo con el teléfono móvil. A partir del inicio de nuestra sesión dispondríamos de una hora pues el baño posterior y una cena ligera después marcaban el tiempo en el cual Nancy debía estar de regreso a su casa.
Por fin llegaron las botellas de agua y la cuenta de la habitación la cual pagué de inmediato. Ya estábamos medio desvestidos, solo en ropa interior, no había que andar con muchos rodeos esta vez. Marqué mi móvil para que nos diera la señal en 1 hora. Le pregunté a Nancy si no le importaba que rapáramos en total oscuridad y vi en sus ojos mucha picardía cuando dijo que le encantaba de esa forma. Acabamos de desvestirnos y quitarnos la poca ropa que traíamos encima, tomé un largo trago de agua directa de la botella y eché parte de ella en la boca de Nancy en medio de un ardiente beso, ella me agarró el guevo y vio que mas duro no podía estar, bajó un ratico y le dió una mamadita breve y me dijo arranquemos ya, tengo mucho deseo. Ella luego se metió en la cama toda desnuda con su piel brillosa por el sudor que ya empezaba a empapar nuestros cuerpos y sus ojos que pedían que le dieran bien duro por la creta pidiéndome que fuera ya y no la hiciera esperar mas.
Apagué la luz y la habitación quedó en completa y total oscuridad, no se veía ni la palma de la mano, me acosté en la cama y no tardé nada en verme de nuevo en los brazos Nancy, empezamos a darnos lengua con loca pasión, aquello no era solo lengua, eran como dos fieras que se querían comer una a la otra, mi lengua que entraba por toda su boca, recorriendo todas sus encías y dientes, ella por su parte hacía lo mismo con la mía, de vez en cuando pasaba a sus orejas, cuello, tetas pero ella volvía a mi boca, estaba loca de pasión y yo lo disfrutaba. No mediaban palabras, solo gemidos de placer y el ruido que provocan los besos apasionados, nos viramos a hacer el 69, la creta de mi amada estaba ya mojada y sabrosa, me la comía por todos los lados, ella hacia lo mismo con mi guevo, parecía que era muy corto para su boca pues se lo metía entero, sacándolo y entrándolo constantemente de su boca, yo alcancé su clítoris y ahí empecé a chuparlo y a comérmelo con fuerza por lo que a los pocos instantes ella tuvo su primera venida. Estuvimos después largo rato dándonos lengua y lamiendo todos nuestros cuerpos y creo que no nos quedó un mínimo rincón de nuestros cuerpos que no fuera besado o lamido por la lengua del otro, fue un largo momento de loca pasión.
Como ya sabía su condición de multiorgásmica, seguí como si nada hubiera pasado y como me estaba excitando mucho y todavía no quería venirme, bajé de nuevo a mamarle su creta y de vez en cuando subía a darle lengua. Es rico darse lengua con ese sabor que aportan mi guevo y su creta, a mi me excita sobre manera y a Nancy también. En medio de nuestra pasión agarramos a tientas una de las botellas de agua para calmar nuestra sed. Nancy se tomó un sorbo y luego tomó otro que depositó en mi boca en medio de un beso apasionado. Seguimos nuestro maratón y en eso en medio de los besos acomodé mi mano en la creta de Nancy que tiraba ya chorros de sudor mezclados con sus jugos vaginales, al estar tan excitada no tardó nada en venirse de nuevo, gimiendo de placer. Luego de terminar le dije al oído: coño, maldita, tu si rapas bueno y ella me dijo, tu también, sígueme rapando así que me encanta. Esto parece que fue como si le inyectaran deseos otra vez, se bajo para mi guevo y se lo empezó a comer con mucha desesperación. Pedía a gritos que le diera mi leche, que quería bebérsela, dámela papi, dámela toda y estuve a punto de venirme pero no, todavía faltaba mucho por dar así que me viré y empecé a singarla por el culo, con el sudor que ya mojaba todos nuestros cuerpos como si estuviéramos bajo un aguacero, fue muy fácil que mi guevo entrara por su culito apretadido. Estuve un rato dandole funda y ella pedía que se la echara por el culo pero mejor pase a singarla por adelante. Ahí si fue fácil que el guevo se metiera hasta el fondo, ella se subió a caballito, se dio la vuelta mientras yo acariciaba sus tetas bien mojadas con un sudor que chorreaba por todos nuestros cuerpos.
Ella se acostó en la cama y empecé de nuevo a comerme su creta, subía de vez en cuando a su boca, para darle un poco de lengua y luego volvía para abajo, estuve en eso un buen rato hasta que logre sacarle otro polvo. Me dijo que ya había perdido la cuenta. En esto empecé a singarla por la creta, cada vez que sentía que me iba a venir, paraba y me quedaba dándole lengua y así quedé hasta que sonó el timbre de mi móvil. Increíble pero ya habíamos pasado 1 hora rapando de una manera salvaje que luego llamamos el polvo sauna. Ante esto empecé a singarla con fuerza, ella que ya tenía varios polvos afuera, solo me decía: Dame ñema Gustavo, dame ñema, dame y cuando sentí que ya no daba mas, vacié toda mi leche sobre su creta sudada y sabrosa al mismo tiempo que ella echaba otro polvo. Me quedé un rato sobre ella, singándola con las últimas fuerzas que me quedaban hasta que no me quedaron mas y tuve que salirme de su empapado cuerpo no sin antes darnos un rato de lengua por todas nuestras caras. Como disfrutamos.
Estábamos tan sudados como si acabásemos de salir del baño, eso si felices y como la habitación tenía un Jacuzzi lo llenamos de agua y nos metimos los dos ahí para refrescarnos. Yo me senté primero y luego Nancy apoyando su espalda sobre mi pecho. Yo con mis manos no dejaba de acariciarle sus tetas y de vez en cuando nuestras manos se entrelazaban. Su bello culo quedaba justo sobre mi guevo y esto me encantaba. Al rato, como que tomamos un segundo aire y empecé a sobarle su creta con delicadeza al tiempo que le besaba la parte posterior de su cuello y sus orejas, fui subiendo la intensidad poco a poco y noté que volvía su excitación y siempre lamiendo su cuello y sus orejas, mi guevo ya estaba duro y lo frotaba contra su culo, ella se lo acomodó ahí por un momento y empecé de nuevo a singarla, esta vez por el culo, se regustaba y me pedía que no parara. Seguimos así hasta que Nancy se vino otra vez, mi madre cuantos serían ya, como nos gustaba singar a los dos.
Luego se dio la vuelta y me pidió cariñosamente que la singara pero por alante, en un Jacuzzi es bien romántico y acto seguido ya lo tenía nueva vez dentro de su creta, yo sentado en el piso del Jacuzzi ella con sus piernas sobre mi. Primero empezamos a besarnos con la misma pasión de siempre, no nos movíamos solo lengua, lengua y mas lengua, carajo como me gusta darle lengua a esta chica, sobre nuestros cuerpos mojados de agua y sudor. Seguimos un buen rato y empecé a darle con ganas hasta que Nancy se vino otra vez, si otra vez. En lo que se venía me estuve comiendo sus senos que estaban bien sabrosos. A esto ella me dijo con picardía que tenía sed pero que quería tomar otra cosa que no fuese agua y que solo yo podía proporcionarle. Entendí en el acto que quería tomarse mi leche así que me senté en el borde del Jacuzzi y ella empezó a mamarme mi guevo con tal pasión que no supe como pude resistir tanto tiempo, se lo tragaba, lo lamía cada vez con mas gusto, que bien mama, hasta que mi excitación llegó a tal extremo que no pude mas y vacié toda mi leche en su boca, ella siguió chupándolo hasta que salió la última gota. Nos metimos de nuevo al Jacuzzi y como se nos hizo un poco tarde pedimos algo ligero para cenar, nos cambiamos y nos fuimos.
La dejé en su casa al poco rato, un beso de despedida y caricias a nuestras partes intimas como premio de lo bien que se habían portado y lo mucho que habían gozado. Creo que si existiera un aparato para medir la pasión de una rapada, ese día lo hubiéramos roto. Fue lo que se puede decir una sesión de sexo salvaje pero eso si bien gozada y disfrutada. Quedamos cansados pero bien que bien singados.
Hasta la próxima, hubo otros encuentros pero creo que como este ninguno. Ya les contaré próximamente.