Tengo 33 años, tenía 10 cuando la feminidad despertó en mí, era entonces un niño normal, sin problemas en casa, sin abuso físico, ni verbal, todo bien, según recuerdo hasta el día en que descubrí, que algo en mí no estaba congruente con lo que mi mente esperaba, el sentimiento de que usas la ropa equivocada, una percepción más de un deseo que viene de adentro, el deseo de ser tratado como mujer, como niña, vestir la ropa de niña, cambiar las trusitas por las pantaletitas, la camiseta y pantalón por un vestido.
Comenzó cuando mi mamá me mandaba a quitar la ropa del tendedero, al sentir en mis manos su ropa interior y las medias me provocaron impulsos y deseos por probarmelas, supongo que es la curiosidad del niño... curiosidad que sin duda llegué satisfacer... recuerdo probarme su ropa y desear que todos me vieran, que vieran que era una niña bonita, que me aceptaran... pero después me sentía culpable por el deseo de ser niña.
Sindo muy niño, tuve que convencerme de que no estaba bien... sin embargo, una vez fuí sorprendido por mi mamá usando su ropa interior, creí que me iban a regañar, creí que era vergonzoso...... porque era un niño y no una niña... ¿cómo puede un ser convencido de ser mujer vivir como un hombre?, para no vivir la verguenza y el rechazo, preferí vivir en mi mismo, estudiar, atender la clase como cualquier otro, sin embargo, deseaba ir a la escuela con falda, pero era algo que tenía que reprimir, y tratar de vivir en este cuerpo.
La experiencia de vivir como niño no fue simple para mi, mi vida debía transcurrir como niño, aunque en mi mente me decía, soy una niña, esperando que alguién se diera cuenta de que estaba yo adentro, debajo de esa estampa de niño, una linda niña que quería salir y jugar con las otras niñas.
Con el tiempo un poco más convencido de que era un niño, pero no podía evitar la tentación de seguir usando esa ropa que me hacía sentir hermosa, tener la sensación de libertad, aprovechaba cada momento a solas para buscar qué ponerme, la ropa de mi mamá me quedaba grande... Entonces fue cuando me di cuenta que nuestras vecinas tenias hijas más o menos de mi edad y sus mamás tendían su ropa y la dejaban toda la noche y la quitaban hasta el otro día, así que yo aprovechaba la oscuridad de la noche para escabullirme tomar las prendas de las hijas de mis vecinas y ponermelas, me ponía sus pantaletas, el simple nombre de panty, pantymedias y pantaletas hacían que mi corazón latiera sin control, el deseo de usarlas era incontrolable, temblaba por vestirme como mujer, por desear salir a la calle y que me vieran como lo que realmente era.
En la escuela, me embobaba viendo a las compañeras pintarse y usar sus faldas cortas, y yo deseando ser como ellas.... deseaba ser mujer, deseaba vestirme como ellas, que me creciera el pecho, dejarme el cabello largo, pintarme, verme hermosa y... lo hacía a escondidas, me ponía la ropa de mujer que encontraba en los tendederos de mis vecinas y que me quedaran, deseaba ser mujer, deseaba ser libre.
El tiempo paso, crecí y ya me quedaba la ropa de mi mamá y de mi tía que vivía con mi abuelita al lado de mi casa, yo aprovechaba cada oportunidad para ponerme su ropa y pintarme, en ocasiones salía por la tarde un poquitito antes de que anocheciera en ese entonces la colonia donde vivía no estaba muy poblada, yo salía de mi casa con mi ropa normal y en algún lugar solitario me la quitaba y quedaba con la ropa femenina que ya llevaba debajo, en una bolsa llevaba unas zapatillas que me ponía, me maquillaba, mi cabello lo usaba algo largo, a esa edad perfectamente aparentaba ser una mujercita, caminaba por las calles aledañas de mi colonia aprovechando la oscuridad de la noche, sintiendo el aire debajo de mi vestido o falda y esa sensación de libertad era increíble estaba haciendo mis sueños realidad.
En otra ocasión después de caminar algunas calles me atrevi a abordar un autobús de transporte público, yo vestía una falda negra con blanco, corta apenas arriba de mis rodillas una blusa blanca, pantymedias, una pantaleta blanca de encajes y brasier blanco, zapatillas de tacón bajo negras, subí y pague mi pasaje, le hable al conductor con la voz más suave y delgada que pude, " se cobra por favor al centro comercial el se me quedó mirando de arriba a abajo y me dijo " si señorita... pase con cuidado por favor" me sentí tan bien y tan especial como siempre soñé....que me tratarán y vieran como mujercita, el autobús no llevaba muchos pasajeros algunos me miraron y después siguieron en lo suyo, yo camine por el pasillo y me senté mi falda se subió un poco mire mis piernas se veían delicadas y suaves con las medias, llegamos al pequeño centro comercial me levanté y baje del autobús, camine por entre los locales y miraba mi reflejo en los cristales de ellos, me veía muy femenina, había poca gente algunos me veían sin expresar nada, después salí camine por una calle sola, aproveché para cambiarme y regrese a mi casa, asi comencé a salir con más frecuencia y a perder un poco el miedo de que me vieran en mi faceta de mujer.
Cuando comencé a trabajar ya podia comprar medias brillantes de seda o de licra, tanguitas o pantaletas sexys, que han sido mi obsesión y pasión, actualmente tengo más de 100 prendas ( tanguitas, cacheteros, panteletitas de todos los colores y sexys) me hacen sentir hermosa y deseada, uso ropa ajustada me gustaba sentirme apretadita de mi cuerpo, he aprendido a ocultar bien mi miembro, compre maquillajes, pelucas, pestañas postizas y mi ropa de mujer, al principio con pena pero después esa pena se fue convirtiendo también en una rica sensación, al escojer la ropa y ver a los vendedores como me miraban, me encanta todo lo femenino las pantimedias, las medias con portaligas o ligeros, las zapatillas de tacón alto o de aguja, botas altas, botines, los corsets, baby doll, bodys, trajes de baño de una o dos piezas, minifaldas, mayones, minivestidos entallados, pantalones ajustados, etc. son cosas que me excitan terriblemente y disfruto desde que los voy a comprar hasta ponermelas y sentirlas en mi cuerpo, colocarme sostenes con relleno de algodón simulando unas hermosas tetitas, verme en el reflejo del espejo adoptando sugestivas poses para masturbarme e introducir mis dedos en mi ano fantaseando ser poseída por el pene de algún hombre, poco a poco necesitaba más, al menos quería sentir una penetración más profunda que mis dedos, pero dónde? como? por lo que las zanahorias y pepinos pasaron a ser mis silenciosos amantes, pero mi hambre era de carne, quería tener dentro de mi una verga real y mamarla hasta el cansancio.....
Para mí la operación de cambio de sexo no es necesaria para ser feliz, por lo contrario me ha permitido ser más auténtica y proyectarme como siempre había querido. En momentos ha sido un infierno que se glorifica en los momentos que puedo transformarme y sentirme mujer.
La vida sigue y en el siguiente relato seguiré contando más de mi historia......
Besos ??
Denisse ??
Hola Denisse! Que rico leer este relato tan intimo tuyo! Que emocionante fue ponernos algo femenino la primera vez, después por fin atrevernos a salir como hembrita y ser saludado y conocido como nena y por último conocer a un chico que desea ser nuestro primer macho! Ya voy a leer los otros dos y comentarlos si tengo tiempo antes que se vaya la electricidad o el internet! Venezuela es horrible en este sentido!