Como ella era casada y aunque tenía bastantes problemas con el marido, siempre me pidió que fueramos lo más discretos posible, así que cuando le visitaba generalmente era en las mañanas y esa vez acordamos ir a correr al parque cercano a su casa, pasé por ella y ya la encontré en su puerta, fuimos al deportivo, corrimos aproximadamente 4 kilometros, fuimos a los aparatos para ejercicio y bueno, regresamos a su casa para que se arreglara y le acompañara al súpermercado por cosa de su despensa.
La idea era bañarnos juntos, sin embargo, me recosté un rato en su cama y comencé a verla como se denudaba, terminó y se metió a la ducha mientras yo veía el montoncillo de ropa tirada junto al tocador, instintivamente me acerqué a ella y levanté el pantalón el cual tenía metidas las pantaletas de mi amiga, las cuales no eran para nada sexys, sin embargo, estaban súper húmedas y con un potente olor a sexo y sudor maravilloso, pero lo que definitivamente casi me puso al borde de la locura fue que tenía algunos pelillos de su vagina. La erección que ya tenía se encabritó más y comencé a pegarme esa fabulosa prende a mi nariz y aspirar profundamente y no pude evitar la sensación de pasar ligeramente mi lengua sobre la delicada prenda color rojo.
Me despertó la voz de Jimena llamándome para que no se hiciera tarde. También me desnudé y me dirigí al baño no sin antes acariciarme mi firme erección con el puente de la exquisita prenda. Una vez dentro del baño, les aseguro que tuve una de mis mejores experiencias. Espero les haya gustado.