3º PARTE
Tras la majestuosa mamada que Ángel nos propinó a mi chico y a mí era el momento de empezar a devolverle los placeres que él nos había aportado durante todo ese rato.
Agarré por las axilas a Ángel y le levanté del suelo de un solo tirón. Me encontraba tan excitado que fue un peso pluma lo que noté al levantarlo. Le abracé fuertemente y le comí la boca con mi lengua. Sus labios y lengua aún estaban pringosos y lubricados por la cantidad de líquido preseminal que había paladeado. Noté en mi propia boca la viscosidad de su saliva junto con el presemen que había sacado de nuestras pollas. Mientras tanto, Diego, le empezó a abrazar por detrás e hicimos de Ángel un sándwich, yo frente a él y Diego a su espalda, arrimando la polla a su culo y besándole el cuello. Así estuvimos durante unos minutos. Ángel era único que aún estaba vestido y se le notaba claramente acalorado entre la excitación y la presión de nuestros cuerpos contra el suyo. Me separé de él y le quité rápidamente la camiseta ajustada que llevaba puesta, dejando al aire su precioso torso y abdomen. ¡Ciertamente estaba más musculado que hace unos años! Sus pectorales resaltaban prominentemente sobre su tórax y en su abdomen se dibujan perfectamente sus músculos abdominales. Nos situamos mi chico a su izquierda y yo a su derecha. Ambos empezamos a besarle la boca, cuello, y pezones. Yo le levanté un brazo y lamí su axila que ya estaba ligeramente sudada, sabía salada pero su olor no era malo, aún olía a desodorante. Cuando quise darme cuenta, mi chico ya estaba de rodillas con la cabeza a la altura de su polla que aún estaba cubierta por las bermudas y calzón. Dejé que Diego disfrutara descubriendo su polla. A mí, la verdad, mamar pollas no me gusta mucho, aunque a mi chico se la mamo, pero no es algo que me excite especialmente. Por eso, senté a Ángel en el sofá, frente a Diego y yo le metí la polla nuevamente en la boca y empecé a follársela fuertemente. Estaba empezando a emerger el animal que llevo dentro. Le agarré la cabeza con las dos manos y le propiné unas folladas en la boca que le produjeron arcadas de lo profunda que se la metía. Miré para abajo y ví que Diego ya le había quitado las bermudas y lucía unos slips preciosos de color rojo que dejaban marcada su polla erecta de apenas 15 cm. A diferencia nuestra, su slip no estaba manchado de líquido preseminal. Diego lamía y mordisqueaba todo el recorrido de su polla sobre el calzón y con una de sus manos se masturbaba a sí mismo. Yo seguía con el metisaca de mi polla en la boca de Ángel. De vez en cuando, le daba unos cuantos pollazos en la cara y le obligaba a que me mirara a la cara con esos ojos azules tan penetrantes y que ahora tenía una mirada viciosa y entregada a lo que yo quisiera. Diego ya le tenía totalmente desnudo. Era de una belleza sobrenatural, parecía un adolescente con esa carita angelical. Pude notar cuándo mi chico le empezaba a comer la polla, porque noté que engullía con más ímpetu la mía y se retorcía de placer. Efectivamente, Diego le estaba mamando la polla con deleite y sé lo que se siente cuando él lo hace, porque creo que jamás he estado con nadie que mame la polla tan bien como mi chico. Es capaz de engullir mi polla de 19 cm al completo y cerrar bien fuerte los labios para ir poco a poco sacándosela y absorbiendo para finalmente sacársela de la boca y volverla a engullir de la misma forma, notando por mi parte una sensación como si de una follada profunda de culo se tratara. A veces, no aguanto y me corro en su boca mientras hace eso.
Pasados unos minutos, yo, que era el dirigente del bacanal sexual que teníamos montado, tumbé a lo largo del sofá a Ángel y le dije a Diego que se pusiera en posición 69 sobre Ángel, para que entre ellos siguieran deleitándose las pollas en sus bocas mutuamente y yo tuviera a mis anchas sendos culos. En primer lugar, me dirigí al culazo de Ángel, que es el que estaba deseando pillar por la añoranza que me producía y los magníficos recuerdos que me traía. Le levanté las piernas y le dije a Diego que se las agarrara por los muslos y que siguiera con la mamada que le estaba dando. De esta manera, quedó frente a mí el culo de Ángel con su ano bien visible, cerradito por el momento, sin un solo pelo y que de vez en cuando contraía y relajaba. En ese instante, hice un comentario:
- Mira cariño – dirigiéndome a Diego - ¡Éste es el culazo que nos vamos a follar, amor! ¡Tu primer culito tesoro! ¿Te gusta? – Pregunté a Diego ansiosamente –
- ¡Siiiii amor! ¡Me encanta! ¡Estoy deseando sentir lo que es follar un culo! Ummmmmm – Contestó Diego impaciente –
- Tranquilo mi niño, primero tengo que trabajármelo un poco para que puedas meter semejante pollón por ese agujerito – Inculqué a Diego –
Dicho y hecho. Allá que fui a lamer el ano que me estaba apuntando a la cara. Pero antes de nada, le propiné un par de cachetes Ummmm. Era un ano pequeñito, de color sonrosado, que se contraía al tocarlo suavemente y luego se relajaba. Pude oler su aroma, que aún era a limpio, pero que empezaba a emanar un ligero olor a sexo, a sudor anal y que tanto me excita. Arrimé mi lengua y empecé a describir circulitos sobro ese ano. Inmediatamente, se contrajo con fuerza y se escuchó un balbuceo salir de la boca de Ángel, que a su vez tenía la polla de Diego dentro y se retorció de placer. Al notar semejante respuesta, me lancé y lamí fuertemente el culo, todo el recorrido que hay desde los huevos y periné hasta el ano. Así varias veces. Incluso, cuando llegaba a sus huevos me encontraba con la boca de Diego en la polla de Ángel y nos besábamos para luego cada uno seguir con nuestro trabajo. Empecé a meter mi lengua con ímpetu por el ano de Ángel. Poco a poco, iba dilatándose hasta que ya podía meter mi lengua sin resistencia alguna. Tenía su ano completamente lubricado con mi saliva. A veces, escupía sobre él y seguía lamiendo. También le daba palmaditas frecuentes. Mi polla, mientras tanto, no dejaba de liberar líquido preseminal, tenía el sofá completamente manchado y decidí estrujármela sobre el ano de Ángel, en el que calló un goterón enorme que después lamí y esparcí por todo el ano, lubricándolo sensiblemente.
El culito de Ángel ya estaba preparado para ser follado, pero antes de hacerlo, quise dar unos lametazos al de mi chico. Así que, le bajé las piernas a Ángel y me dirigí al otro extremo, donde estaba el culo de mi chico sobre la cabeza de Ángel, quien le estaba mamando la polla y con sus manos al ver que yo estaba detrás le abrió el culo para que pudiera enterrar mi lengua en el ano de Diego. Éste ya está acostumbrado a mis mamadas de culo y a los cachetes juguetones. Le dí varias palmaditas antes de empezar a lamerle el culo y por fin, enterré mi lengua en ese ano que ya me conocía. Su olor era un poco más fuerte que el de Ángel, pero agradable, a sexo y sudor mezclados con jabón. Dio un respingo de placer al sentir una sensación nueva para Diego: que era notar cómo una boca te come la polla y otra boca distinta te come el culo.
- ¡¡Oh dios mío ¡! ¡¡Qué placer por favor!! - Gritó Diego en un momento que liberó de su boca la polla de Ángel - ¡¡Seguíd!! ¡¡Seguid!! – Añadió -
Y, ambos emprendimos sendas mamadas con más fuerza, yo en su culo, que ya tenía indicios de dilatación y Ángel en su polla, que no dejaba de emanar líquido preseminal que éste engullía sin parar. La excitación de los 3 era máxima. Yo estaba gozando los 2 culitos que tenía ante mí y ellos estaban disfrutando la polla del contrario que a cualquier pasivo le encanta. Tras un rato en esa posición decidí que ya era hora de penetrar el culito de Ángel.
Antes de ponerme el condón, me dirigí a su culito y le restregué la polla, estrujándomela para que liberase todo el líquido preseminal que tenía y le lubricase bien el ano. En ese instante, coloqué a Ángel a 4 patas en el sofá y le dije a Diego que le metiera la polla en la boca. Yo me situé detrás de Ángel y tras escupirle saliva en el culo y lubricarme la polla, porque ya me había puesto el condón y no quería hacerle daño, coloqué mi polla en su ano y poco a poco pero con decisión la introduje entera y pude decir:
- ¡¡Dios Mio!! ¡¡Qué culito más rico tienes Ángel!! ¡¡Qué calor noto en mi polla!! ¡¡Estás al rojo vivo por dentro cabrón!! – Insulté a mi amante mientras empujé hasta el fondo y noté cómo le rozaba la próstata –
- ¡AAAAAAAAh! ¡Qué placer Jorge! ¡Cuánto tiempo llevo sin sentir una buena polla como la tuya en mi culo ¡! – Añadió Ángel - ¡Fóllame! ¡Dame caña como solo tú sabes! – Me ordenó mi entregado sumiso mientras sacaba la polla de Diego de su boca para decirlo –
En ese momento, empecé a darle una follada espectacular. Propinándole cachetes frecuentes en los glúteos duros que tiene. Su ano ya se había acostumbrado y dilatado para albergar mi buen rabo de 19 cm y entraba y salía de su culo con total facilidad. Me encanta sacar la polla del todo y volverla a meter de una sola embestida cuando el ano está lo suficientemente dilatado y lubricado y poder ver cómo el culo se traga la polla y escuchar ese sonido característico del chocar los huevos contra el culo. Ángel sudaba claramente, tenía las mejillas rojas, su pelo empezaba a empaparse y su frente formaba gotitas de sudor. Su cuerpo estaba ligeramente mojado. Yo le agarraba fuertemente de las caderas y seguía follándole como un animal. Sé que a Ángel, como buen pasivo, le encanta que le follen así y le den palmadas en el culo hasta enrojecerle los glúteos. Yo le veía mamar la polla de Diego al compás de mi follada.
En algún momento, pude apreciar en el rostro de mi chico que le incomodaba e incluso que sentía celos del placer que estaba recibiendo Ángel con la impresionante follada que le estaba dando, pero enseguida se olvidó de ello cuando le dije:
- Cariño, este culito ya está preparado para albergar tu rabazo. Ponte un condón para empezar a disfrutarlo mi vida.
Automáticamente, Diego, se colocó una goma. Yo saqué mi polla del culo Ángel y agarrando el bote de lubricante le unté un poco en la polla de mi chico y otro poco en el ano de Ángel.
Yo quería ser el que introdujera la polla de Diego en el culito de Ángel, asi que, cogí la polla fuertemente y la fui acercando al culito. Mi cara estaba tan cerca de él que pude apreciar el intenso olor a sexo que ya emanaba de él. Su ano, estaba dilatado, no llegaba a cerrarse por completo, así que, no iba a ser difícil que entrara la polla. En una contracción anal, salió un chorrito de líquido intestinal, con algo de mucosa. Aproveché a untar la polla con ello e introducirla poco a poco. Me encantaba ver en primer plano esa escena: la polla de mi chico follándose el culito de Ángel. Tras varios empujones suaves, la polla entró completamente. En ese momento, Diego proclamó:
- ¡Madre mía! ¡Qué placer! ¡Qué calorcito noto en toda mi polla! ¡Qué apretadita está…!
- ¿Lo ves amor? – Le dije yo mientras le agarraba de las caderas y empezaba a movérselas para que notara el roce de su polla contra las paredes del recto de Ángel mientras entraba y salía de él.
- ¡¡¡Ummmmm!!! – Exhaló Diego -
- ¡Oh qué polla tienes chaval! – Articuló Ángel con sus ojos vueltos del revés - ¡Dame caña tío! – Añadió –
Diego no se hizo de rogar, empezó a follarle con más fuerza y fue cogiendo el ritmo hasta propinarle unos pollazos descomunales.
El ano de Ángel ya se había acostumbrado a semejante rabo. Volví a acercarme. Agarré la polla de Diego. La saqué totalmente del culo. El ano tenía una abertura de casi una moneda de diámetro. Era increíble. Le dije a mi chico que se la volviera a meter de un solo empujón. La polla entró sin resistencia alguna. Le ordené que la sacara totalmente y que la volviera a meter varias veces seguidas. Por cada sacada de polla, yo escupía un salivajo que entraba dentro del culo con el siguiente pollazo y que al volverla a sacar chorreaba hacia afuera. Me estaba excitando tanto eso, que me dieron ganas de mear en su culo mientras Diego le seguía follando. Jamás he hecho eso con nadie, pero en ese momento necesitaba experimentar esa sensación. Estaba todo cerdo. Me producía una gran excitación el olor a sexo que había por todo el salón. Corrí a la cocina para coger el rollo de bolsas de basura y extenderlas por todo el suelo. Me quité el condón, que aún lo llevaba puesto, y sin pensármelo, empecé a mear directamente en el ano de Ángel. Diego, al principio, se quedó impresionado por lo que estaba haciendo, pero luego, también le excitó, por el placer que le producía el contacto más intenso contra en recto de Ángel.
A su vez, Ángel, empezó a gemir fuertemente, porque debió de sentir que su recto se llenaba de líquido, como si le estuvieran poniendo un enema. Cuando ya no pudo aguantar más, soltó todo mi pis hacia afuera, con un chorro potente, mientras Diego sacaba el rabo de su culo. La escena fue bestial.
Como aún tenía más pis en mi vejiga, y estaba cerdo total, me puse sobre la cara de Ángel y le empecé a mear por toda ella. Pude observar, que a éste, no solo no le importó que lo hiciera, sino que le encantaba. Incluso abrió la boca para que le meara dentro de ella y así hice.
Ángel estaba entregado a todo lo que quisiéramos hacerle, así que, mientras mi chico le follaba, a mí no dejaban de ocurrírseme cosas. Pero antes de volver a someter a Ángel a otra experiencia nueva, lo que más me apetecía era follarme a mi chico mientras éste seguía penetrando a Ángel.
Me puse tras él. Ésta vez, sin condón, ya que, con mi chico unas veces lo uso y otras no. Me lubriqué la polla y se la introduje lentamente para no dañarle. Éste dio un gemido de placer y balbuceó:
- ¡¡¡¡Ahhhhhhh!!!! ¡Tengo la polla y el culo a punto de reventar! ¡Qué placer tan grande es sentirme lleno de polla por el culo y al mismo tiempo notar mi polla aprisionada contra las paredes del recto de Ángel!
Yo, empecé a follarle duramente, como suelo hacerlo siempre con él. A cada instante, le daba palmaditas en los glúteos. A mi chico también le encanta que lo haga. Y él, a su vez, follaba a Ángel al mismo ritmo que yo le follaba a él. Estábamos los tres unidos y disfrutando locamente.
Durante esta experiencia, los tres sudamos muchísimo. El olor a sudor, a sexo, a pis y a culo estaban impregnados por todo el salón, pero viendo las caras y los cuerpos de los que provenía dicho olor a ninguno nos dio repugnancia, al revés, nos excitaba más aún.
Tengo que confesar, que hasta este momento, había notado las ganas de correrme en múltiples ocasiones, pero que tuve que contenerme para poder continuar con la misma pasión y entrega. Sé que a ellos dos, también les sucedió, en varias ocasiones, pero los tres quisimos aguantar hasta el final.
Aún nos quedaban más cosas que experimentar y debíamos estar a tope. Pero eso ya será en el próximo capítulo.
Si queréis comentar algo, estoy a vuestra disposición.
FIN DE LA 3º PARTE