2º PARTE
Ángel llegó a nuestra casa a la hora que habíamos acordado. Nosotros ya estábamos esperándole desde hacía un rato. Nos encontrábamos recién duchados y afeitados. También nos habíamos echado un perfume que a los dos nos encanta y nos excita muchísimo, tanto es así, que desde que nos lo pusimos estábamos deseosos de empezar la acción. A Diego, se le notaba bastante nervioso. Yo también, aunque daba la sensación de no estarlo porque sé muy bien mantener la compostura.
Ding Dong – Suena el timbre de la puerta –
Apresurado voy a abrir.
- ¡Hola Ángel! ¡Cuánto tiempo sin verte! ¡Adelante, entra! – Le ofrecí yo con mucho deseo, dándole un beso en la mejilla –
- ¡Jorge! ¿Qué tal estás? – Entró diciendo Ángel –
- Mira, éste es Diego, mi chico, del que te he hablado alguna vez. – Comenté yo –
- ¡Encantado Diego! – Dijo Ángel besándole en la cara –
- ¡Lo mismo digo Ángel!- Añadió mi chico tímidamente.
Tengo que reconocer, que Ángel no había cambiado nada durante todo este tiempo. Hacía 2 años y pico que no le veía físicamente y se mantenía exactamente igual que antes o mejor , porque aunque seguía delgado estaba más musculado aún. Nada más verle, el corazón me empezó a latir con más fuerza y no pensaba en otra cosa nada más que en empezar cuanto antes.
Ángel vestía ropa cómoda. Como era aún finales del mes de Septiembre y hacía calor, se había puesto unas bermudas a cuadros con unos zapatos de cordones a juego, luciendo unas piernas recién depiladas, morenas y con unos gemelos marcaditos muy definidos como a mí me gustan. Por detrás, podía imaginarse un culo abultado y respingón que llenaba todo el pantalón, con una cinturita estrecha. En su parte de arriba, se había puesto una camiseta ajustada de color blanco que dejaba una silueta perfectamente dibujada, en la que se marcaban sus hombros prominentes, sus brazos musculados pero sin exagerar también depilados y su torso, con unos pezones que abultaban aún más la camiseta. Por su cara no habían pasado los años y seguía teniendo una imagen aniñada, con esos ojos azules que penetran tu mirada, con sus labios finos pero que besan apasionadamente y ese pelo rubio que contrasta con su piel morena hacían de él una mezcla muy apetecible sexualmente. También se había puesto perfume y se notaba que también acababa de ducharse porque aún su pelo estaba húmedo. Venía recién afeitado igualmente.
Diego y yo, como estábamos en nuestra casa nos habíamos puesto simplemente unos shorts cortos que marcaban exageradamente el culo y el pene de Diego y a mí un culo menos abultado pero un pene casi tan marcado como el de mi chico. En la parte de arriba, unas camisetas de tirantes que también dejaban evidencia de nuestros cuerpos, siendo más musculado en mi caso y más definido en el de Diego.
Pudimos notar que los ojos de Ángel fueron directamente a nuestros paquetes abultados, y los nuestros no dejaban de mirar ese culito tan apetecible.
Sin muchos más preámbulos, como todos sabíamos a lo que veníamos rompí yo el hielo:
- Bueno chicos, ¿tenéis ganas de acción? – Pude decir yo con tono insinuante e impaciente mientras abrazaba a los dos y los atraía hacia mí para empezar a besarlos –
Ninguno de los dos tuvo tiempo de contestar a la pregunta porque inmediatamente estábamos los 3 fundidos en un beso único. Nuestros labios y lenguas se entremezclaban entre sí y nuestras narices chocaban incesantemente. Era una sensación única para mí y para Diego. No dejábamos de mirarnos continuamente entregados al placer que nos estaba produciendo la presencia de Ángel. Mientras seguíamos morreándonos, yo empecé a tocar el culo de ambos, con una mano sobaba el culo de mi chico y con la otra el de Ángel. No me creía aún que pudiera tener 2 culazos preciosos en mi poder para hacer con ellos lo que quisiera. Inmediatamente, noté que la mano de Diego también empezaba a acariciar el otro glúteo de Ángel y nuestras manos de vez en cuando se encontraban. A su vez, las manos de Ángel, fueron lentamente buscando nuestros paquetes. Pude notar cuándo encontró el de Diego, porque no dejaba de mirarle y en ese momento observé cómo se le perdía la mirada y cerraba los ojos al notar una mano distinta de la mía magreando su pene por encima del short. Dejó escapar un ligero jadeo que apagué metiéndole la lengua en su boca.
Tras un largo rato de intercambio de sensaciones orales con nuestros labios y lenguas y manuales con nuestras caricias por sendos culos y penes ya totalmente erectos, estábamos listos para empezar a lucir nuestros cuerpos despojados de sus ropas. El calor se hacía patente por la descarga de adrenalina que estábamos teniendo y ya nos sobraba toda la ropa. Yo me separé un poco y me dirigí a mi chico en primer lugar, agarrando su camiseta y tirando de ella para arriba con lo que dejé al aire todo su torso. En ese instante, Ángel, sin dudarlo se abalanzó sobre el pezón izquierdo de Diego y empezó a lamerlo suavemente. Para mí quedaba el derecho y allá que fui a endurecer el pezón de mi chico a lengüetazos. Diego no dejaba de acariciar nuestras cabezas mientras mamábamos sus dos pezones al tiempo y jadeaba de placer. De vez en cuando, yo separaba mis labios de su pezón y me dirigía a su axila, mientras le levantaba el brazo para oler y lamer todo su sobaco, cosa que le hacía poner la piel de gallina y jadear con más fuerza. Mientras yo hacía eso y buscaba con mis labios toda la parte derecha y hacia arriba de Diego hasta volver a alcanzar sus labios nuevamente, Ángel, bajaba con sus labios besando y lamiendo toda la parte izquierda de mi chico, en busca de su ansiado pene, pasando por su abdomen, ombligo, pubis y finalmente, ya en cunclillas, recorría con su boca abierta todo el recorrido de su pene erecto sobre su short. Los jadeos de Diego eran cada vez más evidentes. A mí me excitaba verlo así. De vez en cuando, paraba de besarle para mirar la escena que tenía ante mis ojos, a Ángel arrodillado frente a la polla de mi chico aún dentro del short, pero sin dejar de propinarle bocaditos y con su mano izquierda metida por la parte de abajo del short de Diego con la que acariciaba sus testículos directamente. Su polla se marcaba perfectamente erecta hacia arriba e izquierda de su pantaloncillo. Estaba a punto de salirse por la parte de arriba de éste. Con tanta excitación, había dejado una mancha de líquido preseminal en el short, justo donde tenía la punta de su polla. Ángel no dejaba de pasar su lengua por todo el recorrido de su polla y deleitarse de ese líquido que estaba soltando la polla de Diego. Por fín, la liberó de esa presión, agarrando con sus 2 manos el short de Diego y tirando de él hacia abajo. En ese instante, la polla de Diego saltó erecta hacia arriba chocando contra su propio vientre y cayendo al suelo un goterón de líquido preseminal que dejó un hilo transparente colgando desde su polla al suelo. La excitación de Diego era máxima y la cosa no acababa nada más que de empezar.
Ángel, agarró con fuerza la polla de Diego y empezó a propinarle una magestuosa mamada. Incluso se agachó a lamer el goterón de líquido que había caído al suelo. Se estaba empezando a poner loco por el pollón que acababa de descubrir bajo el short de Diego. Su polla medía unos 20 cm, con un grosor considerable. Ángel tenía que abrir su boca completamente para poder engullir semejante rabo. A mí, siempre me cuesta mamar esa polla, por su gran tamaño y grosor. Incluso para masturbarle, a veces tengo que utilizar las dos manos. Afortunadamente para mí, el miembro activo de nuestra relación soy yo, aunque alguno de vosotros seguro que se lo rifaría, jeje.
Diego, mientras estaba siendo mamado por Ángel, empezó a tirar de mi camiseta hacia arriba para dejar mi torso también al descubierto, cosa que agradecí mucho porque ya estaba sintiendo un calor sexual insoportable. Directamente, Diego se lanzó a lamer mi pezón derecho. Le encanta deleitarse haciéndolo, debido a que tengo unos pectorales bastante prominentes y en el centro unos pezones bien abultados y eso le encanta. Mientras sentía el placer de la lengua, labios y mordiscos de Diego sobre mi pezón derecho empecé a notar al mismo tiempo que la mano derecha de Ángel volvía a buscar mi polla erecta bajo mi short. Notaba cómo la agarraba y la manoseaba desde los testículos hasta la punta, pasando por todo el tronco del pene. Yo también estaba excitadísimo. Sentía el placer que me estaban ofreciendo mis 2 amantes, por un lado tenía a Diego lamiendo mis pezones, porque iba de uno a otro incesantemente y enloquecido por la mamada que le estaba proporcionando Ángel y a su vez, notaba cómo poco a poco mis testículos estaban siendo acariciados por la mano derecha de Ángel que ya se había introducido completamente por la parte de debajo de mi pantaloncillo. El placer era total. Necesitaba que mi polla fuera liberada de ese encierro al que estaba siendo sometida urgentemente y que quitara mi short lo antes posible. Sin embargo, ese momento se hizo esperar, porque Ángel, al igual que hizo con la polla de Diego, lo estaba haciendo ahora con la mía, o sea, la estaba olisqueando y mordisqueando por encima del short, recorriendo toda su longitud.
Yo, acostumbro a producir mucho más líquido preseminal que Diego. Siempre tengo el pene babeando. Me excito con muchísima facilidad. Por eso, en este caso no iba a ser menos. Al revés, era tal el placer que estaba recibiendo que no solo había dejado manchado el short, sino que además, notaba cómo chorreaba por mi pierna hacia abajo un líquido que no era otra cosa sino eso, líquido preseminal. Cuando Ángel me quitó el pantaloncillo, estaba completamente manchado, casi como si me hubiera meado, era algo impresionante, y mi pierna derecha empapada igualmente. La boca de Ángel no daba abasto con tanta pringosidad que estaba paladeando. Apretaba fuertemente la base de mi polla y la estrujaba hasta la punta para ordeñar completamente todo el líquido que había en el trayecto de mi polla. Tenía la boca llena de líquido, como si me hubiera corrido dentro de ella, pero de líquido transparente e insípido. Yo no daba crédito de lo que me estaba pasando, aunque a Diego no le impresionó tanto porque ya estaba acostumbrado a mamarme la polla casi en idénticas condiciones, aunque tengo que reconocer que tanta lubricación jamás había tenido.
Ángel se encontraba arrodillado en el medio de nosotros 2, que aún seguíamos de pie. Con nuestras pollas agarradas con sendas manos y enloquecido frente a ellas. Primero engullía una durante unos segundos y luego la otra, y así iba alternando continuamente, mientras que masturbaba fuertemente la que no tenía en la boca.
Frente al escenario del salón de mi casa donde estábamos puestos, había un gran espejo, donde podíamos observarnos como si de una película porno gay se tratara. La diferencia es que podíamos sentir, saborear y oler los placeres que no dan una película.
Diego y yo, ya estábamos completamente desnudos, mientras que Ángel aún estaba vestido como había venido, hincado en el suelo sin dejar de saciarse con nuestras pollas en su boca. Nosotros, mientras tanto, no dejábamos de besarnos, de acariciarnos, de mirarnos y en un momento, Diego, pudo balbucearme:
- Ummmmm…cariiiiiiiño…lo estoy pasando de maravilla…Gracias…mi vida. – Dijo él con los ojos medio vueltos hacia atrás e inmerso en una nube de placeres –
A lo que yo contesté:
- Me alegro mucho tesoro, solo quiero que disfrutes tú también y notes placeres nuevos para ti, pero…aún te queda mucho por experimentar amor mío…¡ya verás cuando tengas la polla enterrada en el culo de Ángel lo que vas a gozar…! Ummmm…
FIN DE LA 2º PARTE
(Ya sabéis, que para cualquier aclaración o comentario estoy a vuestra disposición)