La calma la apagó por completo y tras deshacerse de su lado lascivo decidió hacer una pausa y consultar algunos detalles sobre las páginas de su empresa. Administraba 10 tiendas online y una plataforma de publicidad junto con algunos compañeros de la facultad, y eso le permitía vivir, aunque le exigiera una gran dedicación. Las cifras estaban en su lugar y los clientes y pedidos también. -Ni siquiera con esto me entretengo- pensó. Y de repente tras un suspiro tubo una genial idea, la Deep Web.
Un escalofrío ilegal le recorrió la espalda y Katy putón se sorprendió con ella. Estaba claro, si no encontraba nada que la llenase seguro que no estaba buscando en el lugar correcto, así que decidió rescatar de sus conocimientos toda la información acerca de la navegación privada, el uso de dominios Onio y el navegador Tor para acceder de forma anónima a las profundidades de internet. Se había excitado, pero no de forma lasciva sino de la forma que lo hace un niño cuando está a punto de hacer travesuras, en la deep web se puede encontrar de todo y eso incluía contenido ilegal por el que se podía meter en muchos apuros. Pero ella se quería divertir un rato, ¿que había de malo en ello?
Se pasó dos horas configurando el acceso, habilitó un servidor de pruebas de las páginas web que le enmascaraba la IP de su casa para añadir algo de seguridad a la navegación, y cuando lo tubo todo listo se tumbó en la cama, se puso cómoda y empezó a navegar. La cama era grande, medía 2×2 metros y las sábanas de color rojo como el de las rosas eran suaves y cálidas. Instintivamente se quitó las bragas casi sin darse cuenta y sólo lo recordó cuando al meterse en la cama su perfecto trasero de color blanco se deslizó sin impedimentos provocándole una sensación de sorpresa en su desnudez.
Tras unas horas de consultas errantes y sin sentido, encontró una página llamada “El club”. Las estética oscura y minimalista, de diseño caro centraba la atención en dos mujeres, una a cada lado de los formularios de acceso. Una rubia con un cuerpo espectacular, vestida de forma provocativa y elegante sostenía una serpiente larga y gruesa que le rodeaba todo el cuello hasta el suelo, la otra mujer morena y de cuerpo más espectacular aún si cabe, estaba de pié con una posición dominante y firme y a sus pies tenía un tigre blanco sentado con un collar negro con diamantes y la correa en sus manos.
Tras inspeccionar un poco la página, dió con un link a un formulario de registro. Lo rellenó y tras validar el acceso, acedió a una página en la que se podía leer:
Bienvenida a “El Club”, le agradecemos que esté interesada en registrarse pero los miembros han de cumplir con unos requisitos mínimos y pasar algunas “pruebas” antes de poder formar parte y realizar las fantasías más extrañas y placenteras que pueda imaginar. Antes de seguir adelante le avisamos de que nos tomamos esto muy en serio y así esperamos ser entendidos, sus decisiones tienen consecuencias, no lo olvide. Si sigue adelante, enviaremos a dos de nuestros miembros a su domicilio particular para que le pongan a prueba y exploren sus límites sexuales, aguante, dolor, número de orgasmos, limpieza, sumisión y dominación, y de esa forma sabremos si puede o no continuar y formar parte de nosotros. Tenga en cuenta cómo nos has encontrado, saque sus propias conclusiones, pero si decide aceptar, sus actos tienen consecuencias.
Katy putón gemía de placer mientras se masturbaba sin pudor mientras nuestra Katy se debatía entre el sí y el no. ¿Podía ser aquello cierto?. La probabilidad de que encontraran su casa era muy remota y había tomado medidas, ¿Se trataba de alguna broma? o ¿realmente iban en serio?
Una alud de preguntas le invadían la cabeza mientras se debatía entre el sí y el no. De repente sonrió prepotente y se dijo a sí misma -Seguro que es una broma-. Le dió a aceptar sin pensar y apareció un mensaje en pantalla que decía: Un saludo, tendrá noticias nuestras.
De repente como una niña arrepentida intentó tirar atrás para intentar en vano corregir sus acciones, pero el servidor no respondió y no pudo recargar la página, de repente se esfumó como el humo, la página ya no existía y tampoco en el buscador donde la encontró. Todo era muy extraño y confuso, el corazón le latía con celeridad mientras Katy intentaba calmarse. Seguro que no era cierto, no había manera de que encontraran su casa. De repente sonó el timbre…
Continuará… (todos los viernes en EroticBox)