La historia comenzó como decía hace más de dos años, cuando el cuerpecito de mi hija y de sus amigas entraron a etapa de la pubertad, sus senos empezaron a crecer como lindos volcancitos, sus caderas se fueron ampliando y su interés por el sexo fue creciendo, ya como es sabido en ese aspecto las mujercitas van mas avanzadas que los varones.
Para ir al grano. Resulta que para las vacaciones del 2006, ya teníamos pagados tres boletos para las playas de Cancún, México, pero mi esposa había quedado embarazada ese año y como ya había pasado muchos años desde que nació mi hija, su embarazo se complicó y el médico recomendó mucho reposo. Asi que yo había decido cancelar el viaje aunque perdieramos el dinero, sin embargo, mi esposa nos convenció a mi y a mi hija que nos fueramos solos, más adelante, mi hija invitó a una de sus mejores amigas, allí entra en escena Valeria, de la misma edad de mi hija, quien es una lindura de muchachita y muy liberada. Ella iría con el boleto de mi esposa.
La idea de llevar a su amiguita fue genial para mi, ya que hacía varios meses que sus amiguitas me robaban la atención con sus cuerpecitos delgados y sus vestimentas tan cortas y excitantes, la idea de ver a mi hija y su amiguita en bikini me hizo estremecer el pene, fue un motivante para mi, aunque en ese momento yo no tenía otros pensamientos mas que verlas en traje de baño y otros que fueran sexy. El viaje era de una semana, ida un domingo y regreso al siguiente sabado.
El primer día nos instalamos en un Bungalow de un conocido Hotel en Cancún, cinco estrellas; lo primero que hicimos fue irnos a la playa, era tipo tres de la tarde, el calor era intenso, pero por la hora se iba refrescando el ambiente. Me fui primero, era la playa privada del hotel, estaba impaciente por verlas en bikini, ya que un día antes de irme fui a husmear al cuarto de mi hija y pude ver algunos de los trajes que se había probado con Valeria, eran unos hilitos, hasta me frote algunos con la verga ese día.
De repente que las veo venir envueltas en toallas, me dio un golpe el corazón, y más cuando se las quitaron, debo describirlas para que uds las imaginen: Valeria, delgadita, de casi 1.70 mt, pelo güero, dos lindas tetas medianas en forma de volcancitos, cintura de avispa que hace ver sus caderas más amplias, piernas delgadas y largas, un delicioso traserito parado y una carita de modelo. Mi hija Susy, casi similar, solo que sus senos son más pequeños, menos caderas también, y sus nalguitas menos prominentes, pero si paraditas. En relación a la cara, Valeria tiene una carita de “yo no fui” inocente, mi hija tiene carita más de todavía una infante.
El bikini de Valeria era minusculo, tanto de frente como de atrás, donde solo un hilito metido entre sus nalguitas tapaba su agujerito. Si antes no había tenido malos pensamientos, en ese momento tuve cualquier cantidad. Fui con ellas al mar y jugamos cualquier cosa, pero yo no perdía atención en sus cuerpecitos, la verga se me erectó al máximo, pero como al agua me llegaba a la cintura no tenía pena de que la vieran.
La noche del siguiente día después del mar, cenamos y fuimos a la disco del hotel, muy elegante y espaciosa. Baile con ambas chicas, pero cuando lo hice por enesima vez con Valeria me di cuenta que me coqueteaba, se ponía de espaldas hacia mi y me restregaba su traserito en mi paquete que de hecho ya estaba parado. Inclusive bailé algunas piezas románticas con ella, bien abrazados, toqué su cintura, su espalda y un poco sus nalguitas duras. Esa noche casi no pude dormir pensando en esa cinturita y su lindo traserito, tuve que sobarme la verga un buen rato para conciliar el sueño; las chicas dormías en una cama matrimonial juntas y yo en la otra que tenía la habitación.
Bueno y sucedió lo que yo andaba deseando. Ese otro día fuimos ahora a la piscina del hotel, pero antes de irnos, me metí al baño para ponerme el traje de baño, sin embargo dejé un poco abierta la puerta, para poder oir su conversación, ellas no sabía que yo las podía escuchar, escuché que Valeria le decía a mi hija que yo estaba muy apuesto y que ojala su novio fuera como yo, mi hija solo se limitó a escucharla. Ya en la piscina, durante el rato que estuvimos los tres metidos en ella, noté que Valería se abrazaba mucho a mi, y que me rodeaba con sus brazos, muchas veces mi paquete rozó sus nalguitas y su bollito. Realmente me excitó tanto que unas gotitas de semen salieron de mi pene. Y creo que no fui el único que estaba caliente.
Esa noche, las chiquillas se metieron a la cama temprano, cansadas del día, yo me quedé viendo televisión; al poco rato oí a mi hija roncar un poco. Crei que estaba solo yo despierto, hasta que oí la voz de Valeria, -Don Roberto puedo pasarme a su cama?-, me quedé helado, -Tengo un poco de insomnio, sabe, y talvez viendo televisión me da sueño-, -Claro Valeria, ven aquí- le abri las sabanas para que se metiere. Cuando ella se paró de su cama a la mía, pude ver que no solamente usaba hilos como bikini sino también para dormir, y un pequeño top que no le tapaba su ombligo, que ricura de chiquilla, pensé y mi verga pensó lo mismo ya que se empezó a erguir.
Vimos una película que ni recuerdo, ya que yo estaba excitadisimo, tenía su cuerpecito muy cercano al mío. Faltaba solo un paso para follarmela, pero nadie lo daba. Finalmente pasó como una hora, le dije que apagaramos la TV y que nos durmieramos, se iba a levantar para pasarse a su cama, fue cuando le dije que durmiera conmigo, Valeria me miró fijamente y me dijo que se quedaría un rato más. Era obvio que se me estaba insinuando, pero mi sentido común aún le ganaba a mi deseo. Ella se colocó a mi lado y me dió la espalda, yo me fui acercando a ella en la misma posición de lado.
-Abraceme don Roberto, tengo frío!- me dijo Valería, eso era el detonante que faltaba. La abracé siempre de lado, le metí un brazo debajo de su cabeza y mi paquete tocando sus nalguitas; mi verga estaba alcanzando su máxima expresión, sentí su cuerpo delgado contra mi pecho. –Uyy que brazos tan fuertes tiene!-, me dijo ella.
Hasta allí pude aguantar, comencé a rozar mi paquete contra sus nalgas, como no dijo nada, empecé a lamerle y chuparle su cuello tiernamente, ella no dijo nada de nuevo, mi lengua subía a su oreja y luego bajaba a su espalda, ella gimió un poco dejándome saber que la estaba pasando bien, luego seguí bajando mi lengua como si fuera un trapo húmedo por toda su espalda, ella se contorsionaba, luego abrí las sabanas para tener una mejor visual, aunque la habitación estaba en penumbras, seguí bajando mi lengua y daba también chupones hasta el final de su espalda. Mi lengua tropezó con su tanguita por atrás, pero yo ya estaba super excitado, ya no podía parar, asi que bajé hasta sus redondas nalgas y comencé a chuparlas con bastante deseo, cuando ella sintió que le lamía su trasero, comenzó a gemir con más fuerza.
A continuación hice a un lado el hilito que le tabapaba ojito del culo y también su rajita, y le pasé mi lengua mojada por el agujerito de su ano, lo repetí varias veces, Valería movía su trasero como degustando el tratamiento, para que no se moviera tanto, le tomé con las manos sus dos carnes y ahora le chupetié el culito presionándole también la lengua. –Ahhhhh, ahhhhh, que rico don Roberto, asiii asii - me decía la chiquilla, mientras me comía su orto. Sin esperar mucho tiempo también bajé unos centímetros y llegué a su rajita que olía a hembra mojada, esa fragancia que no es tan deliciosa, pero si excitante. Le pasé también mi lengua por todo lo largo de su rajita, chupando sus labios vaginales, hasta llegar apenas a su clítoris, luego seguí bajando mientras besaba sus tersos y lozanos muslos. Para todo esto mi verga estaba tan dura como el hierro.
-Ahora te voy a hacer mía, te la voy a meter!- le dije al oido mientras me colocaba detrás de ella en la misma posición de lado, coloqué mi verga entre sus nalgas y comencé a frotrarsela en su culito y su rajita, lo hice por varios minutos, era delicioso sentir en la piel de mi verga la humedad de su rajita ensalivada y lo arrugado de su orto. Mientras se lo hacía le lamía su cuello y deslizaba una de mis manos entre su top para masajearle sus pequeños pezones.
Finalmente tomé con la mano mi tronco y lo guié hasta la entrada de su rajita, estaba calientisimo, fui empujándola mientras que le levantaba su piernita, para abrile un poco más su grutita, mi glande abrio sus labios vaginales y se fue adentrándose en su interior, Valería gimió y respiró profundamente, su vagina fue abriendose para dejar entrar al visitante, con diminutos bombeos fui terminandola de penetrar, al menos más de la mitad de mi verga ya estaba adentro, luego la abrace por la cintura y comencé a cogerla rítmicamente, Valería gemia cada vez que se la metía y más cuando se la tuve toda adentro. Deverás que su rajita era deliciosa, suave, calientita y húmeda. En la penumbra de la habitación la estuve clavando con secos movimientos de cintura.
Estuvimos tan bien en esa posición que seguimos cogiendo sin variar; en ocasiones había que callarla para que no gimiera tanto, sobre todo cuando tenía sus corridas. Finalmente, saqué mi verga de su rajita y le eché mi leche en sus nalgas y espalda, fue una gran cantidad de esperma que eyaculé, como pocas veces en mi vida.
Nos besamos por otros minutos más, ahora de frente, se despidió y se fue a la otra cama donde estaba mi hija, quien al parecer tenía el sueño tan pesado que no se había dando cuenta, al menos eso pensaba yo.
Casi no pude conciliar el sueño pensado como fue posible que me cogiera a la amiguita de mi hija, claro, sin embargo, había sido delicioso el encuentro, pero no dejaba de ser pecaminoso.
En esa nueva mañana, volvimos a la playa, siempre las dos chiquillas echando cuerpo con esos bikincitos. Yo no dejaba de ver a Valería y su tentador cuerpecito, que había sido mio hace algunas horas.
Yo estaba en la playa tomando en sol, cuando Valería se acercó proveniente del mar, había dejado a Susy allí. Se sentó cerca de mi y su boca se aproximó a la mía, me dio un beso y me dijo que me esperaba en la habitación dentro de quince minutos. Mi corazón comenzó a latir fuerte, la chiquilla quería otro agasajo conmigo. Me fui unos minutos al mar con mi hija, yo siempre calculando el tiempo, le dije que iba a ir al lobby del hotel a hacer una llamada. Me fui directo a cuarto, alli estaba Valería sobre la cama y estaba completamente desnuda, no me pude contener, me avalancé sobre ella y le abri las piernas para sumergirme en esa deliciosa frutita que era su rajita, se la mamé rico y con fuerza que la hice llegar dos veces al orgasmo. Luego ella le hizo los honores a mi verga, mamándola con mucho deseo, hasta que me sacó la lechita, la cual quedó impregnada en toda su juvenil carita. Me puse de nuevo el traje de baño y me retiré, fueron unos 25 minutos por todo. Pero lo mejor estaba por venir.
Esa noche, fuimos a la discoteca de nuevo y bebimos algunas cervecitas, en cuenta mi hija Susy, (tuve que sobornar al mesero para que les sirviera a ellas), ya un poco alegres y liberados por las cervezas, nos pusimos a bailar muy pegados entre los tres. Al cabo de unas horas y otras cervezas nos fuimos a la habitación, durante el regreso a pie, Valería me había tocado mi paquete sobre el pantalón como insinuándome que quería coger. Yo también estaba caliente, muy caliente.
Llegamos a la habitación y Susy dijo que se iría a cambiar ya que estaba sudada de tanto bailar en la discoteca. Apenas cerró la puerta de la ducha, Valeria llegó conmigo me dio un beso húmedo en la boca y me empujó en la cama, me quitó el pantalón y se puso de rodillas a mamarme la verga, parecía desesperada por mamarmela, me daba unos ricos chupones en todo el tronco, para luego engullirla dentro de su boquita. Yo estaba extasiado, cerraba los ojos para sentir sus tersos labios sobre mi verga. Perdí la noción del tiempo, porque cuando abrí los ojos, ¡horror!, vi la silueta de mi hija Susy enrollada de pie frente a nosotros, viendo a su amiga Valeria mamandomela, -Susy!!- dije en voz alta para que Valeria se diera por enterada.
Valeria no se inmutó, vio a Susy y siguió metiendose mi miembro en su boca, luego giró y tomó mi verga en su mano e invitó a Susy a chuparla, yo estaba congelado, no sabia que hacer o decir, solo vi que enrollada sobre la toalla Susy lentamente se fue arrodillando a la par de Valeria, que le ofrecia mi verga, y luego la vi introducirse mi glande en su boquita, primero lentamente, pero luego cerró sus ojos y la engulló hasta los huevos, luego la lamió por todo el tronco. Era el mayor placer que había sentido de una felación, las dos chiquillas turnándose para mamarme el tronco. Posiblemente la liberación que nos daba las bebidas ingeridas o bien el ambiente caliente de ese verano. Lo cierto es que gocé viendo a las chiquillas deborándome la pija. Ese fue solo el inicio.
Luego les dije que era mi turno de gozarlas, las puse boca arriba desnudas con las piernas abiertas en la cama, y primero me sumergí en el bollito de Valeria, comence a lamerlo puro perrito por todas partes, con lenguetazos secos y ritmicos, mientras lo hacía, le acariciaba con los dedos la rajita a Susy que en pocos segundos inundó de liquidos lubricantes el interior de su vaginita. Valeria gemía bastante mientras yo se la estaba mamando, sus gemidos nos excitaba a todos. Luego me pasé al bollito de mi hija, era rosadito, con poca pelambre, comencé a lamerle sus muslos interiores, rápidamente ella puso sus manitas sobre mi cabeza mientras gemía de placer, poco a poco mi lengua fue llegando a su rajita, cuando tuve contacto con sus labios vaginales, ella me tomó por los cabellos jalándomelos, le abri sus labios con mis manos y le chupé su pepa, Susy se contorsionaba allí en la cama gozando mi lengua en su sexo.
A los pocos minutos pude sentir el sabor amarguito de su eyaculación, el primer orgasmo de Susy causado por mi. A todo esto mi verga estaba hinchada de todo el flujo sanguíneo que tenía. Yo quería penetrarlas en ese momento, no pensaba ya quienes eran, sino quería cogerlas!. Me acosté boca arriba y le pedí a mi hija que se pusiera con las piernas abiertas sentada sobre mi boca, volví a sentir su bollito caliente; le dije a Valeria que me cabalgara la verga, ella se montó arriba de mi pija y se sentó introduciéndola en su caliente rajita. Después de unos minutos, nuestra habitación parecía un antro de vicio, con gemidos sexuales por doquier, Valeria llegando a su orgasmo saltando sobre mi verga, y Susy eyaculando sobre mi boca, era una rica locura. Luego, Valería que ya se había corrido más de una vez, le dijo a Susy que cambiaran, yo solo me quedé observando si decir nada, no quería presionarla a nada.
Susy se fue sentado lentamente sobre mi pija, y fue desapareciendo poco a poco dentro de su delgado cuerpo, ella cerró los ojos en los últimos instantes de la penetración, luego empezó a moverse sobre mi paquete, ya no pude ver más porque Valeria se sentó sobre mi cara, poniendome su sexo mojado en mi boca, pude sentir el sabor de su intimidad, pero estaba atento a los gemidos que lanzaba Susy cabalgándome la verga, la oí llegar a otro orgasmo, nuevamente los gemidos invadieron la habitación del hotel.
Después de eso, las coloque en cuatro sobre la cama, y las fui penetrando por turnos, mientras follaba a una de ellas, a la otra le metía uno o dos dedos en su coñito mojado. Yo estaba hecho un caballo ya que a pesar de la intensa follada no había eyaculado todavía, y no tenía aún ganas de hacerlo. Sin embargo, el cuadro que termino por hacerme terminar fue que mientras me cogía en esa posición a Valeria y mis dedos dentro de la rajita de Susy, las dos nenas se empezaron a besar, eso para mi fue demasiado excitante, asi que saque mi verga y en menos de un segundo explotó en largos chorros de semen, tomé mi pija y la sacudí con dirección a los rostros de ellas que aún seguína besándose, varios hilos de semen cayeron en sus mejillas, fue algo increíble!.
Esa noche nos dormimos de madrugada, cansados de follar y mamar nuestros sexos. A la siguiente mañana, por supuesto que yo tenía un cargo de conciencia enorme por haberme cogido a mi hija. Sin embargo me consoló verla actuar con normalidad. Pero las sesiones de sexo o los trios siguieron los tres días restantes que nos quedaban, follamos rico entre los tres, fue tremendamente excitante, hasta una de las veces lo hicimos en un jacuzzi privado el hotel. Pero lo bueno dura poco y el viaje se acabó.
Cuando regresamos del viaje, todo cambió, como si hubiera sido otro mundo o un espacio entre dos vidas. Mi relación con mi hija siguió como antes del viaje, a Valería apenas la pude ver un par de veces, antes que su padre consiguiera otro trabajo y se mudaran a otra ciudad cercana. Nunca lo repetimos, ni con Valeria ni con mi hija.