Miradas que despertaban pasión y deseo, miradas entre un hombre y una mujer, miradas entre él y yo. Pronto nos fuimos de aquel lugar repleto de gente, pues nuestras miradas ya habían decidido el siguiente paso a dar entre nosotros dos. Nuestras miradas habían premeditado una noche de lujuria, placer y calor. Llegamos al lugar de destino guiados por la ansiedad de nuestros cuerpos. Cuerpos preparados para cualquier locura, para quedar exhaustos y envueltos en el desenfreno del placer. El lugar: su habitación.
Allí nos encontrábamos, él y yo, uno frente al otro, dispuestos a todo.
Ninguno daba el primer paso, solo, a una mínima distancia, podíamos sentir la agitación de ambos cuerpos, la agitación de los corazones, su fuerte palpitar. Y a esa corta distancia podía observar la ruboridez de su miembro bajo el pantalón, dispuesto a estallar. ¿Cómo podía estallar si no lo había ni tocado?- me preguntaba- , y no tan extraño era cuando también a mi me pasaba, pues mi sexo estaba húmedo, húmedo y denso como el agua de un lago, podía sentirlo, estaba a rebosar, perfecto para la ocasión que se acontecía.
Me dispuse a dar el primer paso acercándome lentamente de espaldas a él, pues quería envolverlo más en el deseo que lo consumía. Y de esta manera comencé a contonear mis nalgas por su miembro, moviéndome suavemente hacia un lado y hacia el otro, hacia arriba y hacia abajo, mientras ponía mi cabeza encima de su hombro para que besará mi cuello. Pronto captó el mensaje y comenzó a llenarlo de besos, a recorrerlo de arriba abajo con lengüetazos suaves, pasionales......., mientras sus manos iban abriendo los botones de mi camisa, uno a uno, con decisión. Me liberó de la camisa, una camisa de color rojo, de tacto agradable y pudo comprobar la desnudez de mis pechos. Lo estaba deseando, pues en el anterior lugar donde había gente, le había susurrado al oído que no llevaba ropa interior. Me puse de cara a él. Él se agacho para saborear la dulzura de mis pechos, sedosos, deslizantes..... Me encantan-me decía- son como nubes, como algodones , me vuelves loco. Los lamía, los mamaba ,como si de un bebé se tratase. Podía ver el gozo que sentía al mirarlo, al contemplar la brillez de sus ojos, me encantaba saber que yo le provocaba todo aquello que el sentía. Fue subiendo hacia arriba y empecemos a besarnos en los labios. Jugueteé con la punta de mi lengua por la periferia de sus labios, rozándolos y empapándolos con mi saliva . Sus ojos se les nublaba al hacerle esto, pero más aún cuando le introduje mi lengua en su boca a modo de “penetración”, tanto más que estalló en la locura quitándome el resto de la ropa. Su reacción provocó en mi la misma actuación, quitándole toda su ropa.
Ahora si, estábamos los dos desnudos completamente. Nos detuvimos para contemplar nuestra entera desnudez. Estaba deseando encajarme con la pieza que le faltaba a mi puzzle, su miembro recto ,erecto ,firme,..., al igual que él.
Túmbate-le dije-voy a bañar tu miembro en una balsa de miel . Se tumbó y lo introduje en mi cueva. Se dejó sonar un gemido de placer. Comencé a moverme , primero lentamente, luego apresuradamente, no podía contener lo que estaba sintiendo, una sensación fascinante, hasta tal punto que ya sentía que iba a llegar al clímax.
No quería que finalizara tan pronto , por lo que la saque y comencé a besarle por todo su pecho bajando hasta su miembro. Ummmmm!!! Que rico-le decía mientras la lamía-que dura. Calla-me decía él-no me digas esas cosas o harás que me corra.
Más motivo para hacérselo pues sabía que lo estaba volviendo cada vez más y más loco. Él supo mis intenciones y me dijo : ahora serás tu la que sufras. Se incorporó, me tumbó y me abrió de piernas metiendo la cabeza entre ellas, y entre ellas llegando a mi sexo , que ya húmedo , se humedeció más y más al pasar su lengua por él. Que malo estaba siendo, pero me encantaba,. El cabrón, cariñosamente hablando, se entretenía en mi clítoris con la punta de mi lengua, porque sabía que de esa manera me estaba llevando a la mayor de las locuras, me daba mordiscos en la entrepierna, toda su cara estaba repleta de mis líquidos densos. Era maravilloso observar la cara de placer que tenía al hacerlo, maravilloso. Solo de ver su cara me excitaba más.
Le dije que ya no podía aguantar más , que necesitaba que me la metiera, que quería llegar al máximo placer. Entonces, sentados, yo encima de él, me penetró y comencé a moverme mientras él me cogía de mis caderas con sus manos para ayudarme a impulsarme más y mejor. Un gemido de placer envolvió mi cuerpo, había llegado al clímax, al placer máximo y un temblor a modo de látigo atravesó todo mi cuerpo. Él sonrió al ver mi cara de satisfacción , estaba contento de haberme hecho feliz.
Entonces.....me dijo: te voy a bañar entera. Al decirme esas palabras supe lo que quería, cosa que a mi también me encantaba. Se tumbó , y me dirigí a su miembro excitadísimo, me lo metí en mi boca y cogiéndole del tronco con una mano comencé a movérsela y a chupársela con ligereza . , sigue , sigue- me decía- no pares .Yo ya podía sentir en mi mano el descontrol de su miembro , me la saque de la boca y empecé a darle palmetazos contra mis pechos, estaba a punto de ......... Ya, ya se había corrido, en mi barriga, en mis pechos, en mi cuello. Dios!! Que gozo, su cara, su semen por mi cuerpo. Que plenitud tan grande. Dos piezas de diferentes lugares habían encajado en una mismo puzzle, no solo a nivel corporal sino a nivel de amor también . Pues nuestros cuerpos y nuestros corazones formaban ya una sola persona , un solo ser, un mismo palpitar.