ORTIZ Y SU TOCAYA
( Relatos Heterosexuales )

        Las dos eran rubias y espectaculares. Ambas eran amigas mías. Para distinguirlas, a una le llamaré Ortiz, que era uno de sus apellidos. Isabel era bajita, delgada. Tenía unos pechos pequeños, pero su timidez encajaba muy bien con su delicada belleza. Ortiz era alta, de volúmenes mucho más emergentes, de boca fina y larga, de ojos embriagadores.
        Los tres éramos adolescentes y bastante inexpertos en temas sexuales. Yo había visto algunas películas porno, pero era vírgen. Yo hubiese apostado a que ellas ni siquiera habían visto una peli porno. Ellas no se conocían entre sí. Yo un día las junté. La idea era la siguiente: jugábamos a las cartas. El ganador le pediría algún favor a los perdedores.
        En nuestra, o mejor dicho, en su, inocencia, habiamos perjurado que cumpliríamos la voluntad ajena. Por desgracia, aquel día ganó Ortiz. Ella pidió que la acompañáramos al cine, para una película que quería ver. Afortunadamente, se cayeron bien. El siguiente fin de semana fuimos al cine. Y el siguiente... el siguiente gané yo...
        "¿Qué es lo que quieres?" pregunta Isabel.
        "Quiero que nos lo pasemos bien. Muy bien. Os aseguro que disfrutaréis y que os guardaré el secreto."
        Ortiz me mira un poco asustada. Su mirada parece arrepentirse de la promesa. Decido empezar por ella. Me siento frente a ella, que también está sentada. Alargo lentamente las manos y éstas se deslizan bajo su top y sujetador. El índice y el pulgar aprietan con fuerza ambos pezones y el resto de los dedos bailotean por su pecho. Ya que no tenía experiencia, apretandola los pezones aseguraba que se excitase mínimamente.
        "Ayyy..."
        Ortiz llora. Creo que iba a protestar, pero no se atrevió. ¿Por qué? Porque Isabel me sorprendió positivamente. Me baja la cremallera, me saca la polla y comienza a chuparla despacio. Acariciando lentamente, con la cara interna de sus mejillas todas los rincones de mi dura cola, recreando su lengua con mi capullo.
        "Adelante. Métesela a Isabel "dice Isabel. "Has empezado por ella."
        Ortiz murmura "no, por favor", muy bajo.
        Yo la bajo la falda de colegiala que le da un aire tan inocente e Isabel las bragas, casi a la vez. Me siento sobre ella y comienzo a penetrarla. No sé cuantos intentos hubiera necesitado para entrar, para hacerlo sin manos, pero Isabel agarró mi polla y la metió en el coño de Ortiz.
        "Te noto mojada, zorra."
        "Nunca hubiera esperado ésto de ti. Huuu..."
        La quito el top. La quito el sujetador. Aprovechando lo alta que era (yo no había terminado de crecer), sin dejar de penetrarla, la chupo comodamente cada uno de los pezones, alternativamente. Le quito la diadema. Mientras, Isabel la ha desnudado las piernas, y comienza a desnudarse a sí misma.
        Me aprovecho de mi mano derecha para chuparle el pezón a Ortiz. Una vez se ha desnudado, le meto mano a Isabel. Ésta, mucho menos tímida que Ortiz, me informa de como quiere que la manosee el coño.Isabel y yo chillamos. Ortiz se muerde la lengua. Me corro dentro de Ortiz. Me pongo de pie, frente a Isabel, me desnudo, la abrazo y la penetro. Ella me pide velocidad y dureza. Yo, pese a mi inexperiencia, disfruto sobremanera, con el diminuto coño de esa vírgen. Ella me besa, sube su culo sobre mis manos. Síiiiiiiiiiiii... ¡qué corrida!
        Miro a Ortiz. Está túmbada, metiéndose dos dedos y gimiendo excitada. Me tumbo sobre ella.
        "¿Así que quieres más, zorra?"
        "Nooooo..."
        La vuelvo a penetrar...
        Con Isabel volveria a hacer el amor dos o tres veces. Queria probar un nuevo chico cada semana ¿Y Ortiz? Me pidio que no le contara a nadie lo que ocurrio. Durante los tres o cuatro meses siguientes, hicimos el amor montones de veces...

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