Cuando Kelly levanto el teléfono escucho que la voz de Michelle sonaba tan alegre y feliz, que uno podía prácticamente sentir su sonrisa a través del teléfono.
-Tenes que venir urgente a ver los arreglos de la casa.
Todo sonaba de lo más extraño, Kelly ya sabía todo sobre las remodelaciones, mas haya que el último tiempo Michelle había dedicado prácticamente la totalidad de su cuenta de Facebook en documentar hasta el más minúsculo avance de la construcción.
Cuando finalmente llego a la casa, Michelle abrió la puerta antes que llegara a llamar, la tomo del brazo y llevo casi a la rastra hasta el patio de la casa, extendió su mano, y con una gran sonrisa pregunto que le parecía, en ese momento Kelly se dio cuenta que ella no estaba, ni nunca estuvo realmente hablando de las remodelaciones de la casa.
Su nombre era Jorge, le conto Michelle, era uno de los obreros, era el más joven, tal vez unos veintitantos años, alto, flaco, y gracias al calor que hacía ese día, que había provocado que solo vistiera unos pantalones bastante rotos, se notaba lo perfectamente su bien formado cuerpo.
-No abras hecho ninguna locura, quiero creer- Pregunto Kelly, si sacarle los ojos de encima del muchacho.
-¿Yo?, jamás- Respondió Michelle, con una sonrisa y también con la vista clavada en el joven.
-Creo que lo mejor sería que tomáramos él te acá afuera no te parece, digo por el día lindo que estamos teniendo- Dijo Michelle.
-Maravillosa idea.
En ese momento el joven las miro y ellas, las dos a la vez, levantaron su brazo para saludarlo.
Era una tarde calurosa, lo que provocaba que toda la piel expuesta del muchacho estuviera cubierta por una capa de sudor, la cual resaltaba cada musculo y forma de su cuerpo. Kelly y Michelle se encontraban a uno metros de él, sentadas bajo una sombrilla y tomando él te en silencio, mientras disfrutaban del espectáculo. En un determinado momento, Jorge se alejó de estas hasta un cuarto con herramientas.
-¿A dónde vas?- pregunto Kelly, mientras tomaba el brazo de Michelle, quien se estaba levantando de la silla.
-Quiera asegurarme de que este todo bien, y encuentre lo que está buscando, soy la dueña de la casa después de todo, es mi responsabilidad.
-No hagas locuras Michelle.
-¿Yo?, jamás.
En ese momento le soltó el brazo y Michelle, se dirigió, con bastante rapidez, hasta entrar en el mismo lugar donde se encontraba Jorge.
-¿Está todo bien?- pregunto Michelle, Jorge se sobresaltó al escuchar su vos.
-Sí, solo estaba buscando unas cosas…
Mientras él decía esto Michelle se le acerco lentamente, coloco un dedo sobre el pecho del joven y suave y lentamente lo fue bajando hasta la cintura.
-¿Está todo bien señora?- pregunto con bastante nerviosismo Jorge.
-Todo está de maravilla querido- respondió ella, con la vista clavada en la entrepierna del joven y mientras se mordía el labio.
Michelle se le acercó hasta casi pegar su cuerpo al de él.
-Señora, creo que…- dijo con voz temblorosa Jorge, pero Michelle no le dejo terminar, tapando su boca con su dedo.
-Quédate tranquilo querido, está todo bien, te lo prometo.
Jorge puso su mano en el rostro de Michelle y con su pulgar masajeo los labios de esta por un momento, luego paso toda su mano hasta la nuca. Michelle sonrió y se arrodillo en el suelo, le abrió del pantalón tomo con sus manos el casi erecto miembro, y pasó su lengua por toda la longitud de este, provocando un pequeño espasmo en el cuerpo del joven que hiso que tomara con más fuerza la nuca de Michelle.
Michelle comenzó a practicarle sexo oral al joven cada vez con más violencia. Jorge tenía sus dos manos apretando con fuerza la cabeza de ella. Michelle podía sentir con el miembro de joven se iba endureciendo y creciendo dentro de su boca, y cuando sintió que los suspiros de placer de este se volvían más fuerte, ella se levantó velozmente.
-Quiero que me cojas como a las pendejas de tu edad- dijo ella.
Jorge se abalanzó sobre ella y comenzó a besarla con violencia, mientras la empujo hasta que ella se recostó sobre una mesa que allí se encontraba y mientras la seguía besando, con gran rapidez le bajo los pantalones y la ropa interior, y apoyando todo su peso sobre Michelle, de un golpe la penetro, lo que provoco que ella diera una gran alarido de placer.
Jorge comenzó a penetrarla con violencia y velocidad a Michelle, el ruido de la mesa donde se encontraban golpeaba con el suelo era cada vez más fuerte, al igual que los alaridos de placer de Michelle, por lo cual Jorge coloco toda su mano sobre la boca de esta, intentando enmudecer sus gritos.
Michelle sentía todo el cuerpo del muchacho moverse sobre ella, como el le abría cada vez más las piernas de ella, como una explosión de placer ocurría dentro suyo. Él no paraba de jadear en su oído, los dos estaban completamente empapados en sudor. Él puso su rostro frente a ella, y se dio cuenta como el comenzaba a acabar, pudo sentirlo dentro de su cuerpo, el calor, la humedad, escuchar el grito de el de placer, todo lo cual provocó que Michelle tuviera otro orgasmo, con más intensidad.
De pronto sintió como Jorge dejo de moverse, y se quedó quieto sobre ella. Los dos estaban completamente exhaustos, Michelle puso su mano en la espalda del joven la acaricio un poco.
-¿Encontró lo que buscaba?- pregunto Kelly con una seria expresión en su cara cuando Michelle finalmente volvió a sentarse a su lado -¿O vos encontraste lo que buscabas?
Michelle solo le sonrió en respuesta.
-¿No abras hecho alguna locura?- volvía a preguntar seriamente Kelly mientras Michelle sonreía y saludaba con sus dedos a Jorge, quien volvía a trabajar.
-¿Yo?, jamás.
Parte 2: sintiéndome una mujer
Michelle se encontraba en su habitación, desde la ventana podía ver el patio de su casa, donde se encontraban un par de obreros trabajando en las remodelaciones, aunque ella solo estaba interesada en uno, Jorge. Toda la noche anterior, y ese día, desde temprano, no había dejado de pensar en el muchacho y ese extraordinario y excitante encuentro que habían compartido la tarde anterior.
Sabía que muy pronto él trabajo estaría terminado, y jamás volvería a ver al joven. Michelle no consideraba que había terminado con él, todavía tenía más planes en su cabeza que tenía toda la intensión de llevarlos a la práctica con el muchacho.
Ese día sabía que estaría sola hasta tarde en la noche, además como los arreglos en la casa estaban casi listos, había muy pocos obreros en el lugar, pensó que todo esto era más que propicio para llevar a cabo sus planes con el joven.
Bajo al patio, y comenzó a recorrerlo tratando de no llamar la atención a nadie, cuando se encontró a unos metros de Jorge, lo miro de reojo, y le sonrió, él le sonrió también y ella se alejó lentamente hasta volver a su habitación, y se sentó en la cama, esperando que el halla captado su indirecta. Por suerte no tuve que esperar mucho, ya que unos momento después sintió uno suaves golpes a la puerta, ella se levantó y cuando la abrió, allí estaba el esperando.
Los dos se sonrieron en silencio, el entro y ella cerró la puerta con llave detrás de él. Jorge se sentó en la cama, y Michelle se le acerco, le acaricio el rostro, él le tome la mano y se la beso. Ella se le sentó en el regazo y los dos comenzaron a besarse.
Michelle comenzó a besarle el pecho, él la detuvo.
-Déjeme devolverle el favor de ayer- dijo el suavemente y con una sonrisa.
Se levantó, la tomo por los hombros a ella y la recostó en la cama, le saco el pantalón y la ropa interior, se arrodillo, y le abrió un poco las piernas. Michelle sentía las manos del joven acariciando sus piernas, la lengua vibrando dentro de su sexo.
Michelle podía sentir al joven dentro suyo y como una explosión de placer se desataba en su interior. Mordía las sabanas para evitar gritar y sus manos se clavaban en la cama.
Finalmente Michelle no pudo contenerse más y dejo salir un alarido de puro éxtasis. Jorge se levantó, se quitó toda la ropa y se acostó sobre Michelle. Los dos se quedaron frente a frente.
Jorge comenzó a acariciarle el rostro a Michelle.
-¿Cómo quiere sentirse hoy?- pregunto él.
-Como una mujer- dijo ella con una sonrisa y muy suavemente.
Los dos sonrieron y comenzaron a besarse. Muy suavemente Jorge penetro a Michelle, esta dio un pequeño suspiro, lo cual alejo sus labios de los de el por unos instantes, pero el volvió a besarla.
Jorge se movía suave, pero enérgicamente dentro de ella. Michelle no paraba de besarlo y acariciar la espalda de él.
-Michelle- le susurro el al oído, era la primera vez que ella lo escuchaba llamarla por su nombre, y eso la hiso estremecer.
Jorge coloco sus manos en el respaldo de la cama, elevándose un poco de Michelle, y comenzó a moverse con más intensidad, los dos tenían los ojos clavados el uno en el otro.
Los dos comenzaron a acabar al mismo tiempo, con la vista perdida el uno en el otro. Sus movimientos, su respiración y su placer estaban sincronizados. En ese momento estaban conectados mucho más que físicamente.
Finalmente los dos lograron terminar con un grito ahogado. Jorge apoyo su cuerpo al de Michelle, y con su dedo acaricio y limpio una pequeña gota de sudor de la frente de ella, los dos sonrieron y se quedaron por unos momentos allí.
Jorge se levantó, y comenzó a vestirse, mientras Michelle se quedó recostada en la cama mirándolo. Cuando termino, la miro por unos momentos, y salió de la habitación.
Michelle se quedó recostada en la cama por unos momentos. Luego se levantó, tapándose con las sabanas de la cama y se acercó a la ventana, donde pudo ver como Jorge volvía con su trabajo de las remodelaciones. Ella lo miro con una pequeña sonrisa dibujada en su cara.
Parte 3: sintiéndome amada
-Te voy a extrañar- dijo muy suavemente, pero él no respondió.
Michelle se acercó a él y puso su mano sobre su rostro, él la tomo y la beso.
Los dos se quedaron en silencio mirándose.
Michelle solo había querido una pequeña aventura, pero ahora debía enfrentarse al hecho de sentimientos mucho más profundos, y eso la asustaba.
El finalmente soltó su mano y se dio vuelta para alejarse, Michelle se apresuró y tomo su mano evitando que se alejara.
-Espera, no te vayas todavía.
-Tengo que irme, es tarde, además…
Michelle sabia a lo que se refería, no estaban solos, su esposo estaba en algún lado de la casa, pero ella igual necesitaba que él se quedara un poco más con ella.
-Por favor, todavía no- dijo ella mientras se acercaba a Jorge y volvía a poner su mano en el rostro de él.
-Veni- le dijo Michelle mientras tomaba su mano y lo comenzaba a llevar a su habitación.
Todo el camino fueron muy despacio y evitando a cualquiera que pudieran encontrarse en su camino, una vez que llegaron a la habitación, entraron apresuradamente, Michelle cerró la puerta con llave, se dio vuelta, se acercó a Jorge y comenzó a besarlo.
-Señora… Michelle-dijo Jorge alejando su rostro del de ella, Michelle tenía lágrimas en sus ojos.
-No quiero que te vallas.
-No puedo quedarme.
Michelle sabía que él tenía razón, pero algo dentro de ella simplemente no podía dejarlo ir.
Jorge se acercó a ella y le limpio con su mano las lágrimas de su rostro, los dos se sonrieron mutuamente.
-Jamás la voy a olvidar Michelle.
Michelle había querido que el joven llenara un vacío dentro de ella, al cual había confundido por fantasía, pero en realidad era soledad. Ella jamás lo olvidaría ni a Jorge, ni a las más corta e intensa relación que jamás tubo en su vida.
Jorge le dio un suave beso en la mejilla y salió de la habitación con cuidado. Michelle se quedó sentada en la cama en silencio y limpiando las lágrimas que volvían a recorrer su rostro. Estaba triste porque había terminado, pero también estaba contenta porque paso.
Parte 4: (epilogo) ¡con mi mujer no!
Cuando Jorge entro en aquella oscura habitación comenzó a sospechar que algo raro podía estar sucediendo, y cuando sintió que alguien lo tomaba por la espalda, apretando su cuello y tapándole la boca, supo que definitivamente algo no andaba para nada bien.
Sintió los golpes en el rostro de al menos dos personas, cayó al suelo aturdido y con sangre en los ojos, la oscuridad del lugar no ayudaba en la situación, pero cuando escucho esa voz supo exactamente qué es lo que estaba ocurriendo.
-¿Quién te pensas que sos pedazo de mierda?
Jorge sabía exactamente a quien pertenecía esa voz, levanto la vista y a pesar de su aturdimiento lo reconoció, era John, el esposo de Michelle.
El hombre se agacho junto a Jorge y lo tomo fuertemente del cuello.
-¿Pensaste que tu jueguito te iba a salir gratis?
Lo levanto del suelo, tomándolo fuertemente del cuello, Jorge se movió y trato de liberarse, pero los dos hombres se acercaron y lo tomaron cada uno de un brazo. John se le acercó y le dio un fuerte golpe en el estómago, lo que provoco que Jorge cayera al suelo doblado de dolor.
-Llévenlo allá, a la silla aquella- dijo John a los hombres, mientras se limpiaba el sudor de su rostro.
Los hombres lo levantaron del suelo, lo llevaron a la rastra y los arrojaron sobre la silla. John los fue siguiendo mientras se quitaba el saco que llevaba puesto y se arremangaba las mangas de la camisa.
-¿Vos te pensas que podes venir a mi casa y acostarte con mi mujer, pedazo de mierda?
Jorge no contesto, todavía estaba aturdido y adolorido por los golpes, además sabía que es lo que se avecinaba y no había nada que el pudiera hacer. Miro de reojo a los dos hombres sé que encontraban parados inmóviles a su lado y luego a John, quien se frotaba las manos.
-No negrito de mierda, así no funciona.
John le pego un fuerte puñetazo en el rostro, Jorge quiso levantarse de la silla, pero los dos hombres lo tomaron de los hombros, obligándolo a quedarse sentado. John volvió a acercarse y comenzó a pegarle fuertes trompadas en el rostro.
Jorge no podía moverse, sentía los fuertes golpes en el rostro, el dolor, la sangre cubriéndolo todo, huesos y dientes rompiéndose.
Finalmente John se alejó de él, uno de los hombres se le acercó y le dio un trapo con el cual se comenzó a limpiar la sangre de sus manos. Jorge, al ver que lo había soltado, cayó al suelo, apenas se movía, todo cubierto de sangre, trato de moverse, pero apenas lograba retorcerse en el suelo.
-Mira cómo se retuerce el negrito de mierda- dijo John alegremente, y los otros dos hombres se rieron.
Jorge trato me moverse, pero apenas lograba arrastrarse unos centímetros, el dolor y el miedo que recorrían todo su cuerpo eran demasiado grandes.
John les hiso una seña con la vista a los hombres, que procedieron a agarrar a Jorge y lo volvieron a sentar en la silla. John arrojo el trapo, ya sucio con sangre lejos de él y se le volvió a acercar.
-Por favor- logro murmurar muy temerosamente Jorge, entre lágrimas y sangre cubriéndole el rostro.
Al escuchar esto, los tres hombres volvieron a reír, y John acerco su rostro hasta casi pegarlo al de Jorge.
-Podes rogar lo que quieras negrito de mierda, pero todavía falta mucho, a los mierdas como vos, que no se dan cuenta cuál es su real lugar en el mundo hay que enseñarles una lección.
John se dio vuelta y se alejó por un momento hasta una mesa, donde tomo algo, cuando se dio vuelta, Jorge se dio cuenta que tenía un matillo en sus manos, en su desesperación al ver esto, intento pararse, pero los hombres lo volvieron a tomar por los hombros y lo sujetaron a la silla, al ver esto John sonrió.
-Va a ser mejor que lo aten- miro el martillo en sus manos- se va a retorcer mucho con lo que viene.
Uno de los hombres tomo los dos brazos de Jorge y los junto por detrás del respaldo de la silla, mientras que el otro los ato muy fuertemente con cinta adhesiva, y luego se agacho para hacer lo mismo con los pies, pero al ver que no quedaba más cinta, el hombre miro a John.
-No te hagas problemas, yo me encargo de los pies.
John se acercó, los hombres tomaron las piernas de Jorge y las estiraron.
-¡Por favor, por favor!- dijo casi llorando Jorge.
John simplemente sonrió, elevo el martillo en el aire, y lo dejo caer con mucha violencia contra la rodilla de Jorge, quien dio un alarido de dolor.
La pierna había explotado prácticamente, manchando de sangre todo a su alrededor, John señalo con la mirada, y con una sonrisa, la otra pierna, los hombres tomaron la otra, y la estiraron en el aire, John volvió a elevar el martillo y golpeo la rodilla con excesiva violencia, explotando esta también, Jorge tembló todo su cuerpo en dolor volviendo a gritar aún más fuerte. Las piernas de Jorge estaban inmóviles y llenas de sangre.
-Ahora definitivamente no vas a poder cargar las bolsas de arena- dijo John sonriendo, y los hombres rieron.
John se alejó hasta la mesa dejo el martillo allí y tomo un cuchillo, se dio vuelta y se acercó a Jorge.
-Sos un pedazo de mierda, no vales ni esto- dijo John seriamente.
Jorge no respondió, sus labios temblaban, todo su cuerpo se encontraba cubierto de sangre. Miro a John con los ojos entre abiertos, ya no quedaba nada más en el más que dolor y aceptación.
-Espero que hayas aprendido la lección, déjame que te haga un último favor.
John puso una mano en la cabeza de Jorge, lo tomo por el suelo y tiro de ella hacia atrás, haciendo que mire hacia arriba, y con su otra mano, donde tenía el cuchillo, le corto el cuello. Jorge apenas hizo unos sonidos de ahogo, mientras un gran chorro de sangre salió de su cuello.
John tiro al cuchillo al suelo, le hiso una seña a los hombres y se fue, los hombres lo siguieron, uno de ellos, antes de irse, con el pie golpeo la silla, cayendo al suelo, con Jorge aun atado a ella.
Cuando Jorge quedo en el suelo, aun atado a la silla y solo, su cuerpo todavía se movía, mientras daba el último suspiro de vida.