Fue el 31 de mayo, quedamos de encontrarnos en Taxqueña, ahí estaba esperándolo cuando llegó, me abrazó y comenzó a besarme apasionadamente, acercó su cuerpo al mío y pude notar que estaba algo excitado, me miraba con deseo y eso me excitaba a mí. Nos subimos al metro, platicamos de nuestro trabajo, de algunas lecturas, de cosas triviales. Llegamos a la Merced a comprar algunas cosas que él necesitaba, anduvimos caminando buscando unas cosas para mí. Finalmente, nos subimos al transporte colectivo, sentados ahí me susurraba que me deseaba y quería meterme la verga y me preguntó si yo quería, respondiéndole que sí deseaba tener su verga en mi panocha y esta vez, también en mi culo.
Llegamos al hotel, era bonito, tranquilo, entramos a la habitación, nos empezamos a poner cómodos, se acercó a mí y nos besamos con intensidad, me desnudó, contemplando mi cuerpo y deteniéndose en mis nalgas, ese día me había puesto una tanga rosa (de ésas que son abiertas para que no haya necesidad de quitarlas a la hora de la penetración). Apretaba mis nalgas y me decía lo mucho que le gustaban. Ya desnudos los dos, me senté en un pequeño silloncito y él frente a mí, tomé su verga con mis manos, ya estaba dura, empecé a lamerla, despacio, recorriéndola con la lengua, poco a poco la metía y sacaba, acariciaba sus huevos que ya estaba duritos también.
Jorge: mmmm, sí qué rico la mamas, me gusta como lo haces mmmmmm!
Nos fuimos a la cama, me acosté, abriendo mis piernas, esperándolo y deseándolo, quería sentir sus mamadas a mi panochita, abrió la tanga y empezó a introducir su lengua en mis labios, chupándolos, lamiéndolo rico, era una delicia sentirlo así.
Yo: mmmmm ya deseaba que me mamaras, me encanta como me lo haces ahhhhhhhhh! Él seguía comiendo mi panocha con deseo y pasión y empezó a acercarse a la entrada de mi ano, esa sensación era rica, sabía que ese día me lo haría anal, estaba nerviosa pero lo deseaba, quería sentirlo muy dentro mío. Se colocó el condón y se dispuso a cogerme, se puso entre mis piernas, las abrió para darse paso al placer que le da mi panocha estrecha, empezó a metérmela ahhhhhhh! Mi piel se erizó aún más pero era rico como me cogía.
Yo: qué rico me coges! ya te extrañaba, deseaba tanto que me cogieras así, sentir tu verga rica y dura en mi panocha.
Jorge: coges delicioso, me encantas, me fascina tu panocha mojada, estrecha, apretando mi verga mmmmmmmm
Estábamos en un vaivén de mete saca delicioso, me besaba y chupaba mis senos, su lengua en ellos me excitaba aún más, no quería que despegara su boca de ellos y su verga dentro mío era fascinante, por fin el momento llego y el orgasmo se hizo presente, mi cuerpo tembló, mis vagina se contraía riquísimo y de mi garganta sólo salían gemidos de placer ahhhhhhhhhhhhhhhhhh mmmmmmmmmmmmmmm! Él también gemía y gozaba, disfrutábamos esa rica cogida.
Fui al baño y en eso él entró para meternos a la ducha, mi fantasía se estaba cumpliendo, tener sexo bajo el chorro de agua (aunque no debería uno gastar tanta agua pero se siente bien rico). Él se puso detrás mío y me empezó a meter la verga en mi panocha mojada por el agua pero también por mis propios jugos, estaba muy excitada, deseándolo más y más; con mis manos recargadas en la pared y mis nalgas paradas, él se movía dentro mío tan delicioso y cachondo que me provocó un nuevo orgasmo aaaaaaaaahhhhhhhhhhhh! Nos besamos bajo el agua unos momentos, me puse a su espalda y acariciaba su verga despacio, aún estaba dura, caliente para mí, en un acto más cachondo, se me ocurrió meterle un poco el dedo en el ano, eso lo excitó por atrevimiento, creo, y a la vez a mí me puso más caliente.
Nos fuimos a la cama, se recostó y me monté en él, me encanta esa posición, que pueda ver mis senos moverse mientras su verga está envuelta en mi vagina, dándome placer; hacíamos varias posiciones, siempre entre gemidos y susurros.
Jorge: así qué rico me coges, sigue mmmmmmm te gusta mi verga?
Yo: sí me gusta sentirla dentro, cogiéndome rico, dándome placer, ahhhhhh mmmmmm! En un momento, me puso crema en mi ano, empezó a introducir su dedo en él, para que se acostumbrara y eso me excitaba, sí quería sentirlo cogiéndome por el culo. Estando yo acostada, puso una almohada en mi cadera para que se elevara y pudiera penetrarme mejor, además, así me volvió a mamar la panocha y el ano, era rico sentir mi propio sabor cuando me mamaba y enseguida me besaba. En un momento en que estaba de lado, me empezó a coger por el culo, sentía dolor pero no demasiado, era soportable pero aún así, al no estar acostumbrada a coger anal, no pude evitar gritar.
Yo: agggggggg aaaaaaaahhhhhhhhhhhh ooooooohhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!
Jorge: Mmmmmmmmm siiiii te gusta?
Yo: síii, me duele pero sís e siente rico mmmmmmmm ahhaaaaaaaahhhhhhhhhhh!
Me puse en posición de perrito y me fue metiendo despacio la verga en mi culo, apretaba mis nalgas, me daba nalgadas ahhhhhhhhhhhhh plapp! ahhhhhggggggg! Qué deliciosas nalgas tienes, me decía con pasión y eso me ponía más caliente, además de tenerlo dentro de mi ano. Acariciaba mi panocha, estaba mojada, excitada completamente, quería que no terminara; nuestros cuerpos sudorosos, calientes, deseosos el uno del otro, dándonos placer, gimiendo... sentí que su cuerpo se estremecía y el mío reaccionó también, ambos nos vinimos exhalando un profundo aaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!!!!
Caimos cansados en la cama, nos recostamos a ver televisión un poco, en eso sonó el teléfono, por un momento pensé que llamaban de la administración del hotel, porque quizá habíamos hecho mucho ruido.
Yo: sí?
Hombre: Hola, soy su vecino, se oye que coges bien rico, no les gustaría invitarnos?
Yo: no
Hombre: al menos a mí, me gustaría ver cómo te coge, que por los gritos parece que lo haces muy bien, o al menos déjenme que los vea.
Yo: no, gracias.
Colgué el teléfono, le comenté a Jorge, y dijo algo así como qué loco! Jajajaja! Volvió a sonar el teléfono pero ya no respondí, a los pocos minutos nos arreglamos para salir. Nos fuimos al Centro Histórico, comimos, anduvimos comprando unas cosas más, nos subimos al metro, iba algo lleno pero aprovechaba para agarrarme las nalgas o yo a él la verga. Se despidió pues debía ir a hacer algo de trabajo y yo volver a casa. ya en el autobús de regreso pensé que hubiera sido excitante invitar al vecino en el hotel, pero el hubiera no existe y ahora sólo me queda imaginar lo que pudo suceder. Espero pronto verlo de nuevo para que me coja tan rico como sólo él sabe hacérmelo (hasta ahora).
Espero les haya gustado el relato, saludos :)