Era en enero y habíamos ido con mi novio y sus padres a recorrer las Cataratas del Iguazú y decidimos visitar Paraguay. Cuando ibamos por un camino de tierra, en medio del monte, se desató una lluvia torrencial. Por alguna razón el papá de mi novio perdió el control de la camioneta en que viajamos, chocó contra un árbol y sin control terminó en una charca de agua. Por suerte ninguno resultó herido y a duras penas pudimos salir del vehículo.
Decidimos caminar por el camino bajo la lluvia hasta que a los pocos metros vimos un sendero que conducía a una casa humilde. Al llegar nos atendió un señor de unos 50 años y su hija. El señor se ofreció llevarnos en su camioneta, pero no entrábamos todo y como el pueblo quedaba a unos 20 km y llovía decidimos después de una larga discusión, que yo me quedara y al dia siguiente ellos regresarían con el auxilio. Al partir noté que la Julia (ese era el nombre de la hija del dueño de la casa) estaba mirándome en forma insistente, pero en seguida me sonrío y me ofreció caletarme agua y así poder darme una ducha y me ofreció una remera y una braguitas secas que podía usar para dormir. Julia era una hermosa morena, con piel oscura, ojos marrones, nariz pequeña y recta y labios carnosos, era alta (1,74 m) y tenía dos hermosos pechos, era algo rellena. Al terminar el baño, toamos un caldo caliente con pan casero y decidimos ir a dormir. Como estaba lloviendo y tenía algo de miedo por los truenos le insinue si no podiamos dormir juntas.
Al acostarnos ella se sacó su vestido y quedó con una bragas altas blancas y así se acostó...Al rato sentí como se acercaba a mi espalda y como lentamente su mano se posaba en mi cintura, lentamente me acariciaba y yo estaba por reaccionar pero, no se si por curiosidad (nunca antes había estado con una mujer) o porque sentía cierta atracción por ella, pór su piel oscura su cuerpo carnoso o si fue todo junto, lo cierto es que dejé que ella continuara. Sus mano subieron por debajo de la remera hasta mis senos y en forma muy hábil y con mucha suavidad me fue exitando y mis pezones se endurecieron, su suavidad me exitaba y logró que deseara besarla. Lentamente me di vuelta y busqué sus labios; lentamente mis manos buscaron sus senos, los acaicié y los besé, se los mordisque ella reaccionaba a is caricias y se puso de rodillas me sacó la braguita y hundió su cabeza entre mis piernas; me besaba, me succionaba el clítoris y apretaba y afloja sus labios contra mi sexo, fue tal la s! esación que llegué al orgasmo, recuerdo que la traje hacia mí y la abracé permitiendo que mis tetas se undieran en las suyas. Así quedamos dormidas.
Cuando desperté sentí las voces de mi novo y de sus padres, nos fuimos me despedí con un fuerte beso de Julia y todavía añoro esa noche...