El Maestro
( Relatos Transexuales )
Hola: esto me paso a la edad de 18 años siempre me ha gustado vestirme de nena, solo lo hago a escondidas, tengo un cuerpo bonito estético que si me visto de mujer me veo muy bien. Todo paso hace años, yo tenía 18, estudiaba la preparatoria y un día al terminar las clases mi maestro de matemáticas (que tenía 47 años, moreno, simpático, cuerpo atlético) me dijo:
Maestro: quiero que mañana vengan tus papás para hablar con ellos sobre tu mal rendimiento en mi clase, hoy por hoy esta reprobado.
No maestro, por favor no, mi papá me va a matar, no sea malo.
Maestro: Lo siento, muchas veces te dije que le echaras ganas, que hicieras tus trabajos y lo único que hacías era burlarte de mí y echar relajo en mi clase, ni modo. Entonces ya llorando pronuncie las palabras que serian mi sentencia por así decirlo:
Por favor maestro, no sea malo, haré lo que usted quiera pero no llame a mis papás, se lo ruego.
Maestro: Como crees, ¿lo que sea? Y respondí más por el miedo a mi papá, que por convicción y me apreté más la soga a mi cuello.
Si maestro; lo que sea, pero no los llame.
Maestro: Esta bien, pero deja de llorar y si te portas bien te puedo pasar con diez. Mi maestro se levanto de su silla y se dirigió a la puerta y la cerro por dentro y mientras lo hacía con una mano, con la otra se saco su enorme verga y regresando hacia mí, su mano subía y bajaba por el tronco de aquel gran pene y me dijo:
Maestro: Préstame tu mano, tócame mi verga, acaríciala, te va a gustar.
Por favor eso no, nunca he agarrado un pene, no sé cómo hacerlo.
Maestro: No te preocupes, yo te enseño, te va a gustar.
Mi maestro tomo mi mano y la puso sobre aquel trozo de carne y pude sentir lo dura, gorda, larga y cabezona que estaba. Sentí como palpitaba, lo caliente que se sentía y el líquido transparente que salía de su cabeza también estaba caliente y pegajoso. Mientras le tocaba la verga y lo masturbaba, el ya me agarraba mis nalgas por encima de mi pantalón y me decía:
Maestro: Así… que rico me agarras mi verga, frótala mas duro, sube y baja tu mano más rápido, así mariconcito. Déjame tocar tus nalgas, mmmm, están bien ricas, sabrosas, que nalgonas putito.
Mi maestro me siguió sobando y acariciando mis nalgas y después de un rato me desabrocho mi pantalón y me lo quito dejándome en mis pantaletas de mujer que traía puesta dejando a su vista y a sus manos mis nalgas grandes, güeritas y frondosas. Yo seguía acariciando su pene y me di cuenta que me estaban gustando sus caricias en mis nalgas, pues mis pantaletas ya estaban mojadas, me estaba excitando y no lo podía creer, y me dijo:
Maestro: Deja mi verga un rato, agáchate sobre el escritorio. Me agache y sentí lo frio del escritorio en mi pecho y las manos de mi maestro bajando mi pantaleta. Me quise voltear pero no me dejo y le dije:
¿Que me va a hacer maestro?, por favor, aun soy virgen, no me haga nada. No me hizo caso y yo sin nada de ropa sentí como me empezó a tocar mis nalgas, como uno de sus dedos jugaba con mi ano y luego bajaba su mano para tocarme mi pene y se agachaba para besar mis nalgas y me decía: Maestro: Que rico culito tienes mariconcito, tienes unas nalgotas bien ricas, estas bien buena.
Órale, ¿no que no querias?, ya estas bien mojadito, te voy a meter unos dedos en tu culito mmm, estas bien apretadito. De tanto que me tocaba ya estaba mojadisimo pero trataba de no demostrar que me estaba gustando, pero al sentir como entraban sus dedos en mi ano y me besaba mis nalgas no pude contener un gemido de placer.
Hay, mmm, por favor no maestro. De pronto mi maestro se detuvo, me volteo y me puso de rodillas y vi su gran verga frente a mi cara y me dijo: Maestro: Abre tu boca y mamame mi verga, te va a gustar. Yo estaba tan caliente que sin decir nada abrí mi boca y poco a poco me fui tragando su pene, el me agarro mi cabeza y la empujo hasta donde más pudo pero solo me entro 3/4 de su pene y lo empecé a chupar de manera torpe pues nunca lo había hecho, lo chupe como 10 minutos y sentí como crecía mas y mas hasta que sentí como un chorro de espermas golpeaban mi garganta llenándome mi boca de esa leche viscosa, caliente agridulce y abundante.
Escriba aquí su comentario sobre el relato:
Opps! Debes iniciar sesión para hacer comentarios.