Le conteste que entre Miguel, el esposo de Alejandra, y yo podríamos hacerlo. Ese es el punto -me dijo Alejandra- Miguel estará de regreso
a la ciudad hasta dentro de un mes, y no tengo quien me ayude ahora, la casa esta hecha un desorden. Le propuse que le pediría ayuda a David,
un vecino mió, y que estaríamos en su casa, como a las diez de la mañana, después de dejar a mi hijo pequeño en el deportivo.
Alejandra y Miguel, viven en la esquina, en la misma calle que nosotros.
Vestía con pantalón corto tipo bermuda, zapatos tenis y ropa apropiada para el trabajo físico. Fui a la casa de mi vecino, lo
encontré con el brazo enyesado. Pensé: -Ni modo, iré a ver que se puede hacer. Poco antes de las diez estaba tocando el timbre de la
casa de Alejandra. Ella salio a recibirme, todavía en pijama, se mostró decepcionada al verme llegar solo. Le explique el problema de
mi vecino. Le pedí que me mostrara los muebles para valorar si yo solo los podría mover. Subimos la pequeña escalera cruzamos la
terraza y me llevo a la cocina. Note el problema, el espacio en la cocina era muy reducido por el tamaño del refrigerador nuevo, aun en
su caja. El refrigerador viejo también era grande, de dos puertas (de esos con despachador de hielo y agua). Alejandra me explico que la
tienda que le vendió los muebles solo se encargo de llevar, el refrigerador a la cocina, y las camas a los cuartos, pero no de hacer
los cambios.
Fuimos a las recamaras. Las camas no representaban gran problema Si quieres, le propuse a Alejandra, puedo intentar hacer los cambios.
¿Crees que puedas solo? Me pregunto. Bueno, quizás tengas que ayudarme un poco. Esta bien, haremos el intento, contesto Alejandra.
Empezare por las camas que son lo más sencillo. ¿Donde quieres que ponga las camas viejas?
En el garaje por favor. ¿En que te puedo ayudar?
Solo quita la ropa a las camas, lo demás lo puedo arreglar solo no te preocupes.
Después de remover las sabanas y colchas, Alejandra me pregunto, si no había inconveniente de que ella tomara la ducha mientras yo hacia
el trabajo. Solo le pedí la caja de herramientas por si llegara a necesitar alguna. Después de traerla, se fue a su recamara.
En realidad no era problema cambiar cuatro camas, dos individuales y dos matrimoniales. . Los colchones no eran muy pesados y los arrastre hasta
el estacionamiento, las bases de las camas fueron un poco más complicadas, pero como ya no requerían cuidado especial, también
las deslice de canto por el suelo. Con ayuda de una llave, removí las patas de las bases para que ocuparan menos espacio. Fue sencillo,
cuando termine de colocar la primera cama nueva, llego Alejandra dispuesta a ayudar, vestía sandalias, un short de mezclilla muy
corto que permitía apreciar sus tornadas y gruesas piernas, una camiseta de algodón amarrada a su breve cintura. Por el libre
movimiento de sus tetas supe que no tenía brassier. Llevaba el pelo castaño amarrado en cola de caballo.
¿Qué puedo hacer? - me pregunto.
Empieza a vestir las camas- le dije.
Alejandra fue por las ropas nuevas de las camas y comenzó a colocar la sabana. Cuando se subía hincada a la cama a estirar la punta de
una de las sabanas, me percate que tan corto era su short, prácticamente dejaba ver su culo. No pude desviar mi mirada, se
quedo clavada en sus voluptuosas nalgas. Se le veían claramente las orillas de su tanga, apenas cubriendo su sexo. Mi verga reacciono
inmediatamente, con una tremenda erección. Despeje mi cabeza y continué colocando las camas. No había cogido toda esa semana y obviamente que las nalgas de Alejandra me abrieron el apetito. Ni modo, pensé hasta el lunes que llegue mi mujer. No se la va a acabar.
Estaba con la última cama en la otra habitación, cuando ella llego a vestir la tercera cama, llevaba dos cervezas en la mano. Las
tomamos mientras platicamos de diversas cosas mientras hacíamos nuestra tarea. Ahí me entere que Miguel había estado fuera de la
ciudad por casi tres meses. Pensé en las cogidotas que le daría a ese culote de Alejandra. Volvimos a nuestro
quehacer. Nuevamente al subirse a la cama, me ofrecía el gran espectáculo. Cuando yo ponía una de las patas inferiores de la
base de la cama, Alejandra se agacho a poner el rodapié, quedando su culo a un escaso metro de distancia. ¡Que visión! ¡Que hermoso
trasero! Cada vez que Alejandra se agachaba yo dirigía la mirada a su entrepierna para mirarle el fabuloso contraste de su piel morena
clara con el amarillo de su tanga alrededor de su culo.
Mi verga estaba completamente parada, me apresure a terminar para no seguir atormentándome con esas nalgas tan ricas. De ahí me
dirigí a la cocina. El refrigerador seria la parte difícil.Decidí vaciar y desarmar el refrigerador viejo para moverlo más fácilmente. Procedí a sacar todos alimentos y los compartimientos interiores del refrigerador, algunos los coloqué en el piso, por la falta de espacio. Después quité las puertas, mientras estaba con esto, acostado en el piso removiendo las tuercas inferiores, mi sufrimiento, o gozo, comenzó nuevamente. Alejandra llegó a la
cocina y comenzó a levantar las cosas del piso colocándolas sobre la mesa del comedor. Cada vez que se agachaba yo disfrutaba el lindo
espectáculo que me brindaba. Cuando la puerta estaba casi suelta, le pedí a Alejandra que la detuviera mientras retiraba la última
tuerca. Alejandra se paro muy cerca de mi, desde abajo, podía ver por entre el short, como la tanga escasamente cubría su sexo, mi verga palpito inmediatamente, subí una rodilla para ocultar mi erección. Alejandra procedió a detener la puerta separando sus pies para tener buen apoyo. El short se
separo de sus muslos. ¡Que bárbaro! Le podía yo ver casi todo su sexo, cubierto únicamente por la diminuta tanga. Note como su tanga se abultaba un poco al cubrir sus labios vaginales y pude observar claramente los vellos que salían a los lados de la tanga.Me puse tan caliente que no atinaba en colocar la llave en la tuerca. Tardé aflojando esa tuerca disfrutando la fabulosa vista del sexo de Alejandra.
Como era de esperarse, Alejandra se percato de mi insistente vista hacia su entrepierna, y comprendió que me estaba mostrando sus partes
intimas. Su cara se puso muy roja de vergüenza e intento cerrar las piernas. La puerta se movió amenazando caer, para sujetarla
firmemente, Alejandra necesitaba tener buen apoyo. No le quedo otra más que continuar en esa misma posición. Yo disimulé y
fingí no darle importancia al asunto. Continué mi tarea, haciendo un esfuerzo enorme para no mirarle con descaro. Cuando salio la ultima
tuerca, le pedí a Alejandra que se quedara sosteniendo la puerta para que no cayera bruscamente, finalmente la puerta quedo libre y la retire.
El espacio tan reducido en la cocina impedía movernos libremente. Pensamos que removiendo la caja y el voluminoso empaque del refrigerador
nuevo, se haría mas espacio. Procedimos a hacerlo, no fue gran cosa remover el cartón y unicel. El problema fue remover la tapa inferior,
para eso, yo incline el refrigerador empujándolo por la partesuperior, mientras Alejandra removía la tapa. Al pasar a remover el
lado opuesto a Alejandra, paso entre mi cuerpo y el refrigerador. Por el espacio pegó mucho su cuerpo al mío, estando ella de espaldas
a mi, sus nalgas pasaron apretando mi ya parado pene. Alejandra paso rápido, pero fue evidente que sintió mi erección sobre sus
nalgas. Al regreso, ella no quiso tener la misma situación y paso de frente a mi, solo que para evitar que su rostro pegara al mío, ella
agachó ligeramente su cuerpo. Al inclinar su cuerpo, su cadera chocaba con el refrigerador, la empujaba mas hacia mi, esto hizo que la
parte alta de su abdomen quedara sobre mi verga, claramente sentí como la cabeza de mi verga fue presionada por sus tetas. Alejandra esta vez, no pudo hacer su movimiento tan rápido. Aunque para los dos fue muy clara esta situación, nadie dijo nada, seguimos en nuestra tarea.
Continué quitando la segunda puerta del refrigerador. Al quitar las tuercas inferiores nuevamente requerí de la ayuda de Alejandra. Me
tire al piso y ella se paro nuevamente con sus pies separados. Inmediatamente dirigí mi vista al interior de su short. Así
estuve, viéndole con descaro. Me pareció que Alejandra tenia más separadas las piernas, pude apreciar la línea de su vulva
marcada en su tanga. De repente dijo algo que me sorprendió:
¿Te gusta lo que estas viendo?
¿Ehhh?
¿Que si te gusta lo que estas viendo, entre mis piernas?
Ahhhh ¡! Este.este... pues claro a quien no le va a gustar.
Bien, ¿y que te parece?
¡Desde aquí, es una vista fabulosa!
No comprendí bien la intención de Alejandra, quizá solo quería liberar un poco la tensión o vacilarme un poco. Decidí
continuar su juego.
¿Y tienes alguna opinión al respecto?
Claro, que necesitas usar la navaja para rasurarla un poco, dije bromeando, muchos vellitos ahora han crecido.
Imagino que tienes razón, me respondió sin molestarse- desde que salio Miguel, la he descuidado un poco. ¡No hay para quien
arreglarla! Jajajajaja
Pero le puedes hacer trencitas continué vacilando.
¡Ay tu! No es para tanto. Y tu mujer como tiene su conchita.
Sin rasurarla - le comente rápidamente, es que no tiene tanto vello como tu...jajajajaja. Aunque pensándolo bien, esta así como la
tuya.
¿En serio?
Bueno, con menos vellos. Jajajajaja
¿Qué tanto te gusta?
¿La de mi mujer o la tuya?
La de tu mujer.
Muchísimo! ¡Me hace muy feliz y yo a ella!
¿Y la mía?
Pues mira hacia mis piernas para que lo sepas, estire mis piernas, para que Alejandra viera como se levantaba mi bermuda por lo erecto de mi
verga
¡Ay! Si ya vi. Discúlpame creo que debí ponerme otra ropa.
No, no te preocupes. No tiene nada de malo. Te he visto en bikini muchas Veces, además somos de confianza.
¡De todas maneras! No está bien. Será mejor que me cambie.
No, tu no te preocupes, además, ya vamos a terminar.
Continuamos hablando, yo fingía una naturalidad que estaba muy lejos de sentir. El conocer que ella sabia que le estaba mirando por entre su
short. Me puso aun más caliente. Yo dejé mis piernas estiradas,para dejarle también a Alejandra algo que ver.
Miguel es muy afortunado, le comenté.
¿Por qué lo dices?
Pues tiene una mujer muy guapa. Ya me imagino el recibimiento que le darás ahora que regrese jajajajaja, le dije en tono de broma.
Alejandra también río, yo hacia este tipo de bromas con ella, pues nos conocemos desde hace varios años. Cuando nos reunimos con los
amigos bromeamos.
¡Ay si! ya no veo la hora en que el este aquí, dijo Alejandra con tono nostálgico. Te imaginas, ya casi son dos meses y todavía
falta uno más para que regrese.
Ya me imagino como lo extrañaras, si mi mujer apenas tiene cincodías que no esta en casa ¡y como la voy a extrañar esta noche!
Jajajaja, continué bromeando.
Pero bueno tu la vas a ver el lunes, pero yo ¡hasta dentro de un mes! el afortunado eres tu.
¡Te puedo dar una ayudadita! Jajajajaja
¡Como crees! No estoy tan desesperada
No mas decía, quien quita y pega, jajajajajajaja
Ya cállate, que de veras me voy a poner cachonda, jajajajajajaja
Aquí el unido cachondo soy yo, ¡ya viste como me pusiste! Jajajaja
Seguimos bromeando sobre el asunto. Me pareció que Alejandra se estaba poniendo cachonda porque con frecuencia apretaba ligeramente sus
piernas y una pequeña mancha de líquido apareció en su tanga.Termine con la última tuerca. Le dije que pusiera fuerza y firmeza
para detener la puerta, podía caer sobre mi, era la de mayor pesAl ponerme de pie, mi cara paso muy cerca de su sexo. Ahí me quede
un poco, diciéndole:
¡Uy que rico!
¿Qué haces? ¿ehhh?, dijo sin moverse por temor a que la puerta
cayera sobre mi.
Te estoy oliendo tu sexo, le dije lo que realmente hacia.
¡No manches! Quítate de ahí o te dejo caer la puerta.
¡No, no! Espérate, déjame olerte tantito. ¡Es que tu concha
huele riquísima!
Esto trastorno a Alejandra, la mancha de liquido de su tanga se extendió rápidamente.
¡No seas así!, me dijo en tono enojado- ¡en serio que te dejo caer la puerta!
¡Dame chanceé de olértelo tantito! Nunca había tenido yo tu parte tan cerca de mi cara.
Ya por favor ¡! me dijo con voz firme. Ya te di chance que estuvieras viendo.
¡Tantito, espérate tantito!
¡Pues ya lo oliste lo suficiente! ¡Ya estuvo bien! Su tono de voz, ya no se escucho tan molesta.
¡Tienes muy mojada tu panty!
¡Ya por favor! ¡Ya viste como hiciste que me pusiera!
¿Son tus jugos? le pregunte haciéndome el inocente.
¡Ya! ¡Ya esta bien! Quítate de ahí.
Espérate tantito, es que el olor aumenta, era cierto sus jugos tenían un olor muy escandaloso, los hubiera percibido a metros de distancia.
¡Poorrr favorrr quítate de ahí!, su voz se oía ya quebrada
Así como huelen de bien, ¿Así saben tus jugos? le pregunté muy excitado.
¡Yo que voy a saber! -me contesto- ¡ya no sigas por favor! ¡Ya no!
Me pidió que ya no siguiera, no que me quitara. Pensé que era la oportunidad de bajar esa calentura tan grande que me había provocado
todo el tiempo de estarle viendo su intimidad.
¿Me permites que tome un poco de tus jugos con mi dedo para probarlos?
¡No! Por favor, ni se te ocurra probarlos, su voz se escuchaba completamente excitada.
Nada mas déjame probarlos tantito y ya ¡te juro que ya me quito !
¿Seguro que te quitas?
Si, seguro
¿Nomás tantito, eh?
¡Claro!
Con mi dedo medio, comencé a acariciar la parte interior de su muslo, levantando un poco su tanga. Sentí su labio vaginal, Alejandra hizo
una leve exclamación en cuanto mi dedo la toco.
Saque mi dedo con la punta llena de su liquido viscoso. Levante mis ojos a la cara de Alejandra, ella veía hacia abajo. Le mostré mi dedo
con sus jugos y lentamente lo lleve a mi boca. Con mi lengua los probé y después de tenerlos en mi boca los trague.
Saben riquísimo, le dije a Alejandra. ¡yaaa porr favorrrrr,yaaaaa! , me contesto. Nuevamente, volví a dirigir mis manos a su sexo. Con los dedos de una
mano, hice su tanga a un lado, el short no dejaba maniobrar con facilidad, con el dedo medio de la otra mano, tome más liquido de la
mera rajadita de Alejandra. Los probé nuevamente. Realmente sabían muy sabrosos.
¿Has probado tus jugos?, le pregunte a Alejandra.
No, nunca, me contesta con sus ojos medio cerrados.
Tome más líquidos de su rajadita y lleve mi dedo cerca de su boca.
Ella se agacho un poco para chuparlos de mi dedo, y se los trago.
¿Te gustaron?
¡Si!
Los de más adentro deben estar más sabrosos. Su vagina estaba produciendo muchos líquidos, sus labios vaginales estaban inflamados y completamente abiertos. Metí la mitad de mi dedo en su vagina con facilidad, salio escurriendo sus jugos y los lleve a mi boca. Repetí la acción nuevamente. La tercera vez, metí mi dedo lo más profundo que pude, lo saqué y se lo ofrecí a Alejandra. Ella inmediatamente lo limpio usando su lengua. Lo volví
a meter no se cuantas veces, alternando mi boca y la de Alejandra. En cada intento, metía y sacaba varias veces mi dedo de su vagina antes
de ofrecerlo a nuestras bocas.
¡Ya no aguanto más! dijo Alejandra se va a caer la puerta. ¡Ya no tengo fuerzas!
Noté que lo decía en serio, rápidamente me incorporé para detener la puerta y dejarla recargada en el refrigerador. Alejandra hizo el intento de salir de la cocina, la tome de sus brazos para detenerla.
Déjame probar tus jugos directamente de tu conchita- le suplique-
¡por favor!
¡No! eso no, me vas a hacer perder la cabeza.
Por favor, insistí- nada más tantito.
No por favor, no me pidas eso. Luego vas a querer más.
No, no, nada más eso. Los pruebo y ya, no tarde en convencerla.
Bueno, rápido, me dijo.
Alejandra abrió sus piernas para dar acceso a mi cara. Su short dificultaba mucho el acceso a su conchita. Como loco, estiré mi
lengua para alcanzar su concha. Dirigí mi lengua hacia su clítoris, apenas y lo alcanzaba a rozar con la punta de mi lengua,
estaba muy crecido y duro. En esas estaba cuando, sentí que las manos de Alejandra presionaban mi nuca para apretar mi cara a su sexo.
¡Quítate tu short que estorba!, le dije con voz suave.
¡No, eso si que no! ¿Como crees?
Tantito, quítatelo tantito. Nomás te pruebo y ya.
Pero me quedo con mi panty, ¿eh?, me advirtió.
Si, está bien, nada más quítate tu short.
Alejandra se saco rápidamente el short, quedando de pie con las piernas abiertas y sus ojos cerrados. Yo la tome de su cintura y la
levante para sentarla sobre la orilla de la barra de la cocina.
Alejandra abrió los ojos para ver que hacia yo. Le separé las piernas lo más que pude, hice a un lado su empapada tanga y pegué
mi boca a su sexo para mamarle como bebe recién nacido. Le mire directamente a sus ojos, al momento que le dije: -Sabes muy sabrosa,
tú concha sabe muy rica.
Su respuesta me la dio con sus manos, al jalar mi cabeza hacia su sexo. Introduje mi lengua en su vagina al mismo momento que ella coloco sus
pies sobre mis hombros para levantar su cadera. Puse mis manos en cada una de sus nalgas, lo que me dio buen apoyo para meterle la lengua muy
profunda. Después de algunas lamidas a su concha, su cadera se sacudió con movimientos bruscos hacia arriba y abajo, al mismo
tiempo que Alejandra pegaba un gemido profundo y largo. Yo busqué su clítoris y con mis labios lo chupé una y otra y otra vez. El
gemido de Alejandra no parecía terminar. Solo paraba para jalar aire y seguir gimiendo. Mientras le chupaba bajé el cierre de mi bermuda
y saqué mi verga para masturbarla. Estaba durísima, sentí unas ganas tremendas de meterla en esa conchita que me estaba comiendo.
Cuando quise jalar la cadera de Alejandra para meterle la verga, ella me paro en seco.
¡No, eso no! ¿Estas loco? ¿Como crees que voy a dejar que me la
metas?
Es que ya no aguanto las ganas de metértela.
De un salto se bajo de la barra y se acomodo su tanga.
Déjame meterla tantito, ¡mírala como esta!, le suplique
enseñándole mi verga muy erecta. Ella la miro, puedo decir que la
miro deseándola, pero aun así, se negó..
¡No! ¡Ya te deje que llegaras muy lejos, pero eso no!
Tú ya te viniste, ahora dame chance a mí.
En ese momento sonó el teléfono. Ella camino hacia el comedor, la
detuve tomando su mano y poniéndola sobre mi pene.
Hazme terminar, por favor.
Ella lo apretó y masturbo suavemente, el teléfono siguió
sonando.
Tengo que contestar el teléfono, me dijo soltando mi verga.
¡Ya esta! - Pensé que despues de contestar la llamada
terminaría su trabajo.
¡Hola mi amor!, dijo ella sorprendida.
Supuse que se trataba de Miguel, su esposo. Se podía deducir que
platicaban.
Yo estoy bien, ¿y tu como estas? ¿Como va todo?
Que bueno, que bueno.
Si, estoy un poco agitada por el esfuerzo de estar cambiando los muebles
nuevos.
No, claro que no. Me esta ayudando el esposo de mi prima. Ya casi
terminamos solo falta poner el refrigerador.
No, no te preocupes, el esta haciendo lo más pesado.
Claro que si, horita te lo pasó.
Te habla Miguel, dijo dándome el teléfono.
Bueno, ¡Que tal Miguel! ¿Como estas?
Platiqué un poco con Miguel, me agradeció la ayuda a Alejandra y me dijo que valoraba mucho el apoyo brindado. Me hablo entusiasmado y
de forma sincera, yo me sentí de la patada, pues apenas unos minutos antes le había comido la concha a su mujer. Esta situación me
enfrió y hasta me deprimió un poco. Le regrese el teléfono a Alejandra y regrese a la cocina a terminar mi trabajo. Alejandra
continuo hablando en voz muy baja, solo alcance a escuchar que decía: - Si mi amor, hasta la noche, mejor en la noche. Estaré
esperando tu llamada.
Al colgar el auricular, Alejandra se retiro de ahí. Yo continué, saque de la cocina el refrigerador viejo, ya vació, había
disminuido su peso considerablemente. Lo empuje fácilmente hasta el inicio de las escaleras del descenso al garaje y lo resbale sobre una
escalera de aluminio que puse sobre los peldaños. Ni fue tan complicado como lo esperaba. Solo faltaba conectar la tubería del
agua al refrigerador nuevo.
Cuando estaba terminando, llego Alejandra con una sonrisa picara.
¿Ya terminaste?, me pregunto.
Ya casi.
Sabes, me dijo Miguel, que te pagara el favor.
No, no, si no te voy a cobrar, como crees, le dije.
Pues tengo que cumplir lo que Miguel dice, en ese momento estiro su mano poniéndola sobre mi pubis.
No, pues ya me enfrié, le dije en tono decepcionado.
¡Pero si la tenias bien parada!, noto mi pene totalmente flácido.
Pues si, pero ya no.
Bueno, horita lo reanimo, no hay problema.
Alejandra masajeaba mi pene tratando de hacerlo reaccionar. Mi pene estaba como Elvis Presley: ¡Bien muerto! Es que me había sacado de
onda mi plática con Miguel. El es buen amigo, y me sentía mal por lo ocurrido. Mientras pensaba si era correcto o no cobrarme el favor,
Alejandra ya había bajado el cierre de la bermuda y trataba de reanimar, sin éxito, mi pene.
Es que me saqué de onda con Miguel, le dije.
No te preocupes, Miguel me dijo que te pagara el favor que me hiciste, Creo que ya encontré como .
Ya Alejandra había desabrochado mi cinturón, mis bermudas y bóxer estaban en mis tobillos. Ella se hinco frente a mi, jalo el
pellejito de mi verga, acariciando la cabecita y nada. Seria una grasería y una tontada no aceptar el pago, así que decidí aceptar.
¿Por qué no usas la boca, para animarla?, le dije.
No, claro que no, me contesto.
¿Qué no la usas para estimular a Miguel?
Casi no, me contesto.
¿Por qué?
Así termina muy rápido Miguel. Por eso no le gusta mucho.
¡Ah! ¡Vaya! Entonces la debes de mamar muy rico.
Pues no se, pero eso le pasa. ¡Mira ya esta reaccionando!
Nada más de imaginar que Alejandra daba buenas mamadas de verga, mi pene empezó a pararse.
Chupamela, le dije a Alejandra.
¡No! ¡Como crees! Te voy a ayudar con mis manitas nada más.
Al escuchar esto, mi verga, avanzo más despacio, incluso parecía disminuir su erección. Alejandra se esmero en hacerla reaccionar y
nada.
¿Como te calienta tu mujer?, me pregunto.
Me acaricia el pene con sus nalgas, le conteste presuroso.
Alejandra se puso de pie, dio la vuelta levantándose sobre las puntas de los pies y me puso sus grandes nalgas sobre el pene. Intente
acariciar sus tetas por encima de su camiseta, pero ella retiro mis manos. Quedamos tomados de las manos, ella hacia círculos con sus
nalgas, presionándolas sobre mi pene.
¿Así lo hace?
Si, así, nada más que me lastima tu short de mezclilla, ¡quítatelo!
¡No! ¡Como crees!
¡Ándale, que me esta rozando! ¡Quítatelo nomás tantito!, yo seguí insistiendo hasta que cedió.
Bueno, me lo quito , pero me dejo mi panty ¿ehh?
Si claro.
Ella soltó mis manos, desabrocho su short y acomodo su tanga. Pego sus nalgas a mi pene, moviéndolas de arriba hacia abajo y viceversa.
Por supuesto, que al sentir la firmeza y suavidad de sus nalgas, mi verga reacciono. Alejandra sintió la dureza de mi verga e
inmediatamente se voltio para seguir masturbándola con la mano. Alejandra, de cuclillas, tenía una mano en mi muslo derecho para
detenerse, con su otra mano, recorría todo lo largo de mi pene. Con los primeros apretones a mi verga, tomo proporciones que nunca había
yo visto, se puso muy dura, las venas llenas parecían que reventarían. Alejandra retiro su mano para mirar a mi verga en su
plenitud. Mi verga prácticamente se pego, hacia arriba, en mi pubis por lo erecta que estaba. Alejandra, con dos dedos sobre la cabeza, la
despego de mi abdomen, dejándola horizontalmente, para mirarla mejor.
¡Que dura esta!, dijo asombrada.
Quito los dedos de mi verga y esta, como catapulta, se pego contra mi abdomen. Casi llegaba a mi ombligo. Alejandra la tomo nuevamente, la
comenzó a masturbar muy suave, mas bien la acariciaba. Con las uñas de su otra mano comenzó a tocar suavemente la piel que cubre
mis huevos, haciéndome cosquillas. ... madre! ¡Que rica sensación! Alejandra aumento la fuerza y la velocidad de la masturbada paulatinamente. Así estuvo un rato hasta que suplico:
¡Termina ya! ¡Por favor!
Síguele, síguele que se siente muy rico, fue mi respuesta.
¡Ya vente! Que me vas a hacer perder la cabeza, dijo en tono
excitado.
Mamala para que terminar yo rápido.
¡No! Eso no. Nada más se la he mamado a mi esposo.
¡Mamala tantito!
¡No! ¡Ya no insistas porque le paro!, dijo en tono serio.
Bueno, estimula mi pene con tus nalgas otra vez.
Pero no me agarres las tetas, me advirtió- o me quito .
Esta bien, lo que digas.
Alejandra se levanto, dándome la espalda, se acomodo para poner sus nalgas sobre mi verga. Con la punta de mis dedos, empuje mi verga hacia
abajo, para que quedara en medio de sus nalgas, rozándose contra su sexo. Con los movimientos de Alejandra, mi verga se posesiono
exactamente afuera de su concha. Ella estaba muy mojada, lo que facilitaba el deslice de mi verga sobre su vulva. Solo la tira de la
tanga impedía un contacto total con su sexo. Temerosa que se la fuera yo a meter, Alejandra cerro sus piernas, apretando mi verga e
incrementando el placer.
Puse mis manos sobre sus costillas. Al sentir mis manos, me dijo con voz que demostraba su tremenda excitación:
¡Nooo mmme agarrress lasss tettaassssss!
Cúbrelas con tus manos, le dije- para que no me de tentación de
agarrarlas.
Alejandra llevo sus manos a sus tetas, no solo las cubría, las masajeaba. Mis manos cambiaron lugar, de sus costillas, una fue a su
abdomen sobre su ombligo, para presionar su cuerpo contra el mió. La otra, la baje lentamente metiéndola entre su tanga, buscando alcanzar
su sexo. La punta de mi dedo toco su clítoris. A los pocos momentos de estarle acariciando su clítoris, el gemido que anunciaba su
orgasmo salio de su boca. Todo su cuerpo se contorneaba, aumentando el roce de sus nalgas y sexo con mi verga. Esas placenteras sensaciones en
mi, hicieron hervir mi cerebro. Bese y lamí su cuello, una y otra vez, mordiendo suavemente su oreja, diciéndole miles de cosas.
Pidiéndole, desde luego, que me dejara meterle la verga en su conchita. Ella ni hablar podía. Gemía y movía su cuerpo sin
parar. Separe un poco sus piernas, por lo que mi verga, se deslizaba libremente sobre su sexo. Varias veces toque la punta de mi verga con
la mano que tenia yo sobre su clítoris, a través de la mojada tela de la tanga. Su gemido se prolongo, por no se cuanto tiempo, alternado con gritos
cortos de placer.
¡Ay! Mmmmmggggggggmmm ¡Ay! Mmmmgggggggggggmmmm mm!
En un momento dado, ella quito las manos de sus pechos y removió las mías de su cuerpo. Dio un paso hacia delante, colocando sus manos
sobre la barra de la cocina. Separo un poco sus piernas, parada sobre las puntas de sus pies, levanto y saco su cola lo más que pudo.
Así se quedo, esperando que yo tomara la siguiente acción. Hice a un lado su tanga, mi dedo medio entro con facilidad por completo en su
vagina. Su vagina era corta, sentí la parte más profunda de su sexo. Alejandra dio un grito fuerte al momento que todo su cuerpo se
aflojo, ella recupero la posición, moviendo su cadera hacia atrásy adelante.
¡Así! mmmgggmmmm ¡Así papito, así! Mmmggggmmm, me
decía entre suspiros placenteros.
¿Te gusta mamacita?, le dije, metiendo y sacando mi dedo.
¡Si! Mmggmmm, ¡así! ¡Que rico!
Hice cálculos, con mi dedo, dentro de su vagina. Lo saqué escurriendo los líquidos de la vagina de Alejandra y puse la punta de mi dedo en su boca. Ella inmediatamente lo comenzó a chupar hasta quitarles todos sus jugos. Repetí la acción, sintiendo en mi dedo las contracciones de la vagina de Alejandra. Antes de darle mi dedo en la boca, coloqué la cabeza de mi verga en la entradita de su vagina. Cuando ella engullo mi dedo en su boca, al mismo tiempo, le metí toda la verga. Espere una reacción negativa de Alejandra, pero no paso nada. Ella chupo con más fuerza mi dedo, y movía rítmicamente sus caderas para que mi verga se clavara. Alejandra produjo una cantidad de jugos sorprendente. Se oían los chasquidos de mi verga cogiendomela. Yo metí una y otra vez mi verga, cada vez hasta chocar la cabeza en el fondo. Las contracciones de su vagina se sincronizaron con mi verga, cuando mi verga salía la vagina se
relajaba, cuando entraba se contraía. El roce de mi pene en su canal vaginal era simplemente indescriptible. Lo mejor fue cuando todo su cuerpo se sacudió, parecía un ataque epiléptico. Alejandra recargo su pecho y cabeza sobre la barra de la cocina. Hizo sus manos hacia atas para tomar mis
muslos y empujarme contra ella. Su vagina apretó tan fuerte mi verga, que me impidió sacarla. Ahí yo también termine. Sentí como mi semen salía a borbotones, escurriéndose sobre mis huevos y piernas.
El orgasmo de Alejandra fue tan intenso, que no sintió mi venida. Mi verga no perdió su firmeza, seguí coge y coge. Alejandra tuvo otros dos o tres orgasmos igual de intensos. Hasta que comenzó a suplicar:
¡Ya papito, Ya! ¡Ya termina! ¡Por favor!
Sus palabras me excitaron aun más. Aumenté las arremetidas que le daba. Ella seguía gritando:
¡Así papito, así! ¡Ay! ¡Ay! ¡Me vengo otra vez!
¡Así mamacita! ¡Muévete así!
Alejandra dejo de gritar y moverse unos segundos, para después empezar a temblar y sacudir todo su cuerpo con el orgasmo que le llego.
Terminando su orgasmo siguió pidiendo mi venida.
¡Ya papito, Ya! ¡Ya vente! ¡Por favor! ¡Ya vente!
¡Mamamela! -le dije- para que termine yo rápido.
Alejandra, se salio de mi verga, se hinco en cuclillas frente a mi. Pego la palma de su mano a mi abdomen, y la bajo despacio, rodeando mi verga
con sus dedos pulgar e índice, mantuvo la palma de su mano pegada a mi pubis, dejando libre la mayor cantidad de verga posible. Su boca se
dirigió a la cabeza de mi verga, saco su lengua colocándola abajo del frenillo de mi verga.
Movía su lengua hacia los lados del frenillo produciéndome un gran placer. Despacito mucha saliva sobre la cabeza de mi verga, y la
empezó a chupar magistralmente. Poco a poco fue metiéndose en la boca más verga, hasta casi tragarla toda. Saco su boca,
acompañada con su mano que me tenía agarrando la base de la verga, la volvía a meter, apretando mi verga con su mano y su boca.
Ya no supe que más cosas le hizo a mi verga. Cerré mis ojos, disfrutando la fabulosa mamada. Con razón Miguel terminaba pronto.
Alejandra era una mamadora excepcional.
El primer chorro de espermas ocurrió dentro de su boca. Alejandra, rápidamente la saco sin dejar de masturbarla. Los siguientes chorros
fueron sobre su rostro y cabello. Ella la seguía masturbando hasta que ya no salio nada. ¡Uy que rico! ¡Que mamada me dio Alejandra!
Para terminar, rodeo con sus labios, a forma de beso, la cabeza de mi verga y con la punta de su lengua, jugueteo un poco con la rajadita mi
verga. ¡Que rico! Hasta sentí cosquillas.
¡Ya! ¡Ya por favor!, dijo extenuada- ya te devolví el favor.
Si mamacita, hasta te salgo debiendo- le dije.
Tú no vas a contarle nada a Miguel ¿verdad?
Claro que no, ni a mi esposa, ni a nadie. Los caballeros no tenemos memoria.
¡Gracias!
No, Alejandra, gracias a ti. Por favor cuando quieras que te ayude con cualquier cosa, llámame...
En ese momento, sonó mi celular, era mi hijo que reclamaba el tiempo de espera en el deportivo. Era tardísimo, me disculpe con Alejandra,
tenia que salir rápido. Lo que faltaba en su casa, lo podría terminar ella sola. Al despedirme le di un beso en la boca, sin
intención, sino por inercia. Mis labios todavía alcanzaron a mojarse con el esperma que le escurría por las mejillas. Ella
reacciono un poco tarde para retirarse. Solo alcanzo a agradecer nuevamente mi ayuda y salí de su casa.
Wow qué buen relato, muy excitante y cachondo :)