Le gusta mucho que la saque a bailar, porque baila muy rico y mi cuñado es malo para el baile; en las fiestas de la familia gozamos bailando.
Nos fuimos de paseo hace unos meses a una playa, mi cuñado se enredó con la empleada del servicio del sitio donde nos alojamos, una mulata fea; eso me hizo pensar en lo desafortunada que era mi concuñada, toda una mujer hermosa; mi cuñado se hacía el dormido para que su mujer se fuera sola a la playa, yo sabía cuales eran sus verdaderas intenciones, por eso me fuí con mi concuñada para acompañarla.
Nos pusimos a conversar y empezamos a hablar de como nos sentíamos en nuestros matrimonios; ella me dijo que estaba muy descontenta con mi cuñado porque sabía que la traicionaba con cualquiera, aún con sus amigas, yo también estaba aburrido en mi matrimonio porque mi mujer era grosera, ella me comentó que yo le gustaba, pero que no me podía llegar a dar ninguna oportunidad.
Nos metimos al mar, nos pusimos a jugar con las olas, depronto una ola la arrastró y me cayó encima, la alcé en mis brazos, nos miramos fijamente y en ese momento se desató la química de nuestra atracción, nos besamos apasionadamente, metiendonos nuestras lenguas; con mi mano derecha le levanté su pantalón de baño y le toqué su clítoris, exhaló un suspiro profundo, le metí mis dos dedos en su panochita, se los moví hasta hacerla llegar a un orgasmo rico y profundo.
Salimos del mar y nos metimos a un bosquesito que había, como si fuera una película, encontramos un montón de hojas suaves, usando las toallas de playa, hicimos una cama y nos tendimos a besarnos y a acariciarnos; nos desnudamos e hicimos un 69 delicioso; ella me mamaba mi verga y yo le lamía la panochita y el culito, me regaló todos sus jugos, deliciosos.
Después del 69, mi verga estaba que estallaba; se la coloqué a la entrada de su vaginita, que estaba inundada en sus jugos, la penetré lentamente y la comencé a bombear deliciosamente, así estuvimos como quince minutos hasta que sentí que llegaba en su orgasmo y aumenté mi ritmo para llegar con ella al tiempo; le descargué todo mi semen en su panochita, bien profundo, ella me decía que ojalá quedara preñada, porque mi cuñado no la había podido dejar embarazada.
Pasados otros quince minutos mi verga se me volvió a parar, le dije que me regalara su culito, me dijo que fuera muy delicado porque nunca lo había hecho por ahí, pero que en el 69 le había gustado mucho cuando le metí mi lengua en el culito.
La puse en la posición de perrita y le lamí el culito, le metí mi lengua y la lubriqué con mi saliva, le metí mis dos dedos hasta que el culito se le dilató, le puse mi pene y muy suavemente se lo metí hasta que mis pelotas tocaron el borde de ese culito tan divino; comencé a bombearla con delicadesa, empezó a gozar y a decirme que la bombeara más rápido, que sentía un placer delicioso, comenzó a moverse y a apretarme mi verga, eso me puso al borde de derramarme, le dije que iba a llegar, gimió y me dijo que estaba llegando a un orgasmo espectacular, me derramé dentro de su culito y ella llegó al tiempo conmigo.
Descansamos, a la media hora, nos levantamos, nos besamos y volvimos a la cabaña del hotel, mi cuñado estaba dormido, y pensaba para mis adentros: este pendejo se culió a la sirvienta y a mi me tocó gozarme a esa Reina divina.