Se animó con él, y uno más
( Relatos Fantasias )
- Dejate la la calsita.
-No gordo, estoy así nomás dejame que me cambie.
-Te hace un culazo.
-No dale, me voy a cambiar
-Pero quedate así que ya viene.
-qué hora es?
-las diez
-Estoy hecha una guarra, mirá la calsa que me me hiciste poner. Se me trasparenta toda la tanga.
Sonó el timbre. Natalia quedó muda. Su novio se acercó la puerta y abrió. Apareció un joven alto, de buen físico, bien perfumado, que llevaba camisa cuadrillé y jeans ajustados .
-Hola.
-Hola Ernesto, ella es Natalia.
-Hola, cómo va.
Natalia no dijo nada. Se quedó parada juntando las manos debajo del abdómen. Sus ojos le brillaban y se mostró tímida cuando Ernesto se acercó a saludar.
-Natalia dice que le queda mal la calsa Ernesto.
El invitado la miró de arriba abajo. A ella se le subió la sangre a la cara.
- Pero qué dice…
-Dice que le queda mal
- Basta Andrés.
-Para mí te queda todo muy bien.
- Dale, date una vuelta así te ve Ernesto.
A ella se le endureció el cuerpo, sin embargo se dejó tomar de los hombros por su novio quien le giró el cuerpo. Ernesto Arqueó las cejas. Natalia tenía piernas esbeltas. Llevaba unas calsas blancas con una franja verde a los costados. La tela de la prenda seguía la forma de un culo carnoso, no muy ancho, pero pronunciadamente redondo. Por debajo se notaba una tanga del mismo color, de tiras finas, agarradas con una arandela a un pequeño triangulo que encajaba entre las nalgas de la chica.
-Hace mucho deporte.- dijo Andrés mirándolo a Ernesto por encima del hombro de Natalia.
-Es hermosa.
Ella tenía la respiración agitada. Andrés la sintió resoplar sobre su hombro.
-Te la querés bajar un poquito?- le dijo por lo bajo.
Natalia quitó las manos de la cadera de su novio y las llevó a su cintura. Tomando la calsa por el elástico, empezó a bajarla despacio. En tanto su novio llevó sus manos a sus pechos. Los presionó de costado, juntándolos. No llevaba corpiño, de modo que se le notaron los pezones erguidos. Ernesto pudo contemplar su culo, redondo blanco y prominente, que era realzado por la delicada tanga blanca que llevaba.
-Por favor.- dijo
Andrés se agachó y ayudo a su novia a descalsarse y a desprenderse definitivamente de la prenda.
-Sos hermosa.- dijo el visitante
- Gracias.- Al incorporarse Andrés volvió a tomar de los hombros a su novia, y la giró para que se encuentre con los ojos de Ernesto.
- Yo ahora vengo.
Andrés se retiró al baño y, antes de entrar y dejar entrecerrada la puerta escucho a Ernesto que le decía a su novia “vení” y le apoyaba una mano en la espalda para guiarla al sillón. Natalia se sentó con las piernas juntas y las manos sobre las rodillas, Ernesto se acomodó contra el respaldar. Tenía el bulto muy marcado debajo del Jean. Natalia contempló eso y retiró la mirada.
-Sos muy linda.- Él le acarició el pelo detrás de la oreja.
-Gracias. Vos también.
Desde el baño, Andrés pudo ver como el invitado arrimaba su boca a la de su novia y percibió como ella entreabría los labios y predisponía la lengua para entregársela brevemente a la boca de aquel chico.
Se dieron un beso suave, lamiéndose los labios con delicadeza, entrecerrando los ojos. El acarició su hombro y bajo su mano por su brazo hasta su cadera. Apretó un tanto su nalga a la altura del elástico de la tanga.
-Podrías pararte?- La tomó de sus manos y ella reaccionó.
La tuvo frente a él. Pudó contemplar sus senos erguidos y los pezones henchidos bajo las musculosa que le dejaba al descubierto parte de su abdomen. La tela de su tanga apenas tapaba su vulva, la cual había secretado ya tanto flujo como para hacer que se trasparenten por lo bajo los labios rosados y depilados. Los músculos de las piernas de Natalia temblaban levemente.
Ernesto tomó a la chica de la cintura y la giró, de modo que su culo quedó enfrente de sí, imponente, redondo, blanco, con la tanga pequeña. No pudo contener el deseo de darle un lengüetazo en su nalga izquierda que finalizó con un mordisco. Desde el baño, Andrés contemplaba cómo su novia permanecía parada, con el cuerpo inclinado, mientras el desconocido perdía su cara en su culo.
Ernesto separó la cara y contempló cómo la tela de la tanga contenía a duras penas la vulva de Natalia. Se había vuelto trasparente por la secreción de tantos flujos. Luego se paró, y tomó a la chica por detrás, llevando las manos a su abdomen para empujarla contra sí. Natalia se dejo manipular. Su culo quedo contra la pelvis de él, y pudo sentir el vigor sólido de su bulto.
Andrés salió del baño contemplando la escena. Todavía por detrás, Ernesto acariciaba el abdomen de Natalia y daba pequeños mordiscos en su cuello. Ella se contorsionaba y se echaba para atrás buscándolo. Pero al ver a su novio de frente, abandonó la acción al instante.
-Vení.
Separó los brazos de Ernesto, y se acercó a su novio. Se dieron un profundo beso de lengua. La llevó hasta el sillón de dos plazas, se sentó a un lado y la ubicó a ella en el medio. Se desabrochó el pantalón y se lo quitó junto al calzón. Lo miró a Ernesto.
-Sentate.
Cuando estuvieron los tres acomodados, Andrés la miró a los ojos a su novia y después bajó la vista. La volvió a mirar. Dijo una palabra inaudible: dale. Ella bajó la vista y encontró a su pene hinchado, con la cabeza morada. El insistió. Ella cruzó la mano derecha y tomó el pene por la cabeza. Lo acarició en círculos un momento y comenzó a masturbarlo. Temblaba. Ernesto le tomó la mano y se la abrió. Luego le indicó que lo hiciera con la otra. Andrés aprovechó la oportunidad y agarrándole la muñeca la llevó a su bulto. Ella se sobresaltó. Primero atinó a retirarla, pero luego apretó con fuerzas. Su mano no alcanzaba para abarcarlo todo.
Durante un momento permanecieron en esa posición. Ella al medio. Mirando un punto fijo en la pared de enfrente. Masturbando a su novio con una mano y frotando a Ernesto con la otra, hasta que éste desabrochó su jean y lo bajó. Natalia retiró la mano, pero él se la tomó rápidamente y la llevó sobre su slip. Al sentir por debajo de la tela la solidez de un falo tan ancho que sus dedos no alcanzaban a rodearlo Natalia emitió un gemido corto y seco. En ese instante se detuvo, y lo miró a su novio que sonreía extasiado haciéndole un gesto afirmativo con la cabeza. Entonces ella llevó la vista a la entrepierna de Ernesto, en el momento en que él se bajaba por completo el slip y apareció su verga prominente, de unos veintidós centímetros, con una cabeza henchida, firme y lubricada. Natalia no sólo se sorprendió del tamaño de aquel miembro, sino que también de la firmeza y la proporción de sus testículos, que por la excitación y la respiración agitada de Ernesto se contraían, subían y bajaban pesadamente. Ahí fue donde en primer término ella llevó su mano. Colocó la palma por debajo, sintiendo cómo caían sobre ella.
Sintiendo la ambición de su novia, Andrés la tomó de las caderas y la ayudó a incorporarse en el sillón, quedando sobre éste de rodillas, con la cara apoyada en el hombro de Ernesto, y ofreciéndole a Andrés la visión de su culo redondo y de la tanga empapada.
En esta posición, Natalia pudo mantener una mano en los huevos, encargándose con la otra de retirar la piel del pene de Ernesto, que se corrió con dificultad hasta dejar la cabeza prominentemente ancha afuera, empapada de líquido preseminal. Al ver esto, ella no demoró en bajar la cabeza con la boca abierta para chuparla, llegando en un primer intento a cubrir sólo la mitad de la cabeza, utilizando la lengua para recoger todo el fluido ácido que le manaba a Ernesto de su miembro.
Al sentir que a Natalia le resultaba dificultoso mamar profundamente su verga, Andrés apoyó su palma en su nuca y, con una presión leve pero constante, empujó su cabeza más y más abajo. Natalia bufó con la boca llena y su saliva recorrió el tronco de él. En tanto Andrés retiró poco a poco su tanga, que al separarse de su vajina quedó unida por dos hilos de fluido espeso.
Exitado por el estado de la vulva de su novia, Andrés se incorporó y arrimó la punta de su pene para apoyarla en los labios vaginales. Al sentirse casi penetrada, Natalia comenzó a emitir un extraño gemido, que era ahogado por el pene de Ernesto, más rígido y turgente que al comienzo.
La actitud de su novio la desesperaba. Estaba con dos hombres completamente excitados, con dos penes sobre su cuerpo, pero sin sentirse penetrada. Por eso, cada tanto, daba pequeños respingos hacia atrás, para conseguir la introducción de su novio en su vagina.
-No querés probar con él.- dijo Andrés cuando notó que la excitación de su novia era impostergable. Ella se incorporó y lo miró a los ojos, por encima del hombro.
- Dale ¿querés?.- Ella asintió tímidamente con la cabeza.
Andrés se bajó del sillón. Y la incorporó a su novia tomándola de la cintura. Después la guió hacia Ernesto, y la ayudó a pasar una pierna de cada lado, hasta quedar montada sobre él, con su ombligo a la altura de la boca del chico, que comenzó a darle lengüetazos desesperados por su abdomen y la base de sus tetas. Al sentir esto y la presencia de un miembro enorme pocos centímetros debajo, Natalia comenzó a gemir con mayor libertad. Mientras, su novio se había retirado un tanto, para contemplar a Natalia, quien le resultaba muy excitante con su culo redorndo y carnoso bamboleándose cerca de la cabeza de la verga de su compañero.
Natalia bajo una mano por detrás de su espalda.
- ¿Te gustan mis bolas? Dijo Ernesto por lo bajo, para los dos.
- Me encantan.- respondió de la misma manera ella.
- ¿y mi verga?
- Es enorme. Metela.
En el momento en que Ernesto la tomó de la cintura, Natalia subió la mano y agarró su tronco por la base. Entonces él acompañó el movimiento descendente de sus caderas hasta sentir cómo su cabeza abría al extremo sus labios vaginales empapados en flujo.
Natalia dio un grito, y casi en el momento la mitad de la verga se le coló dentro de su vagina. En ese mismo momento comenzó a tener un orgasmo prolongado. Subía y bajaba recorriendo todo el miembro, lubricándolo con sus flujos, gritando de placer como si fuese de dolor. En los últimos estertores de su primer orgasmo, logró que su vagina llegase a los huevos de Ernesto. Esto la exitó aún más y la hizo acabar de una manera casi agónica.
Agotad y derrumbada, quedó montada sobre Ernesto, echándole los brazos detrás del cuello. El seguía bombeando, aunque con menor intensidad, y ella continuaba con movimientos más leves. Como a modo de agradecimiento, y sin reparar que su novio contemplaba desde atrás, buscó con su boca la lengua de Ernesto. Sentía un notable ardor en la vagina. Estaba abierta y caliente.
Andrés se acercó. Se llevó una mano a su miembro para masturbarse, y se inclinó sobre su novia para darle un beso sobre el cuello, detrás de la vagina. Luego contempló: la verga de Ernesto estaba casi toda metida en su novia. Veía su vagina increíblemente dilatada. Sin pensarlo salivo dos de sus dedos y los llevó al orificio anal de Natalia.
-¿Para, qué haces?
- te vamos a coger los dos mi amor.- dijo bajito, y no le dio tiempo a reaccionar. Ya estaba con parte del peso de su cuerpo sobre ella.
Cuando Natalia sintió la verga de su novio recorrer un tramo entre sus nalgas quedó sin respiración. Inmediatamente el dolor de su ano dilatado se mezcló con la sensación de sentirse completamente invadida. El tamaño de la pija de Ernesto casi no daba lugar para la de su novio. Sin embargo este insistió, y casi de un empellón llegó a colocar tres cuartas partes de su falo en el culo estrecho de Natalia, quien dio un grito desgarrador y percibió que la actitud de Andrés había sobreexitado a Ernesto. Ahora la bombeaba con más intensidad que antes, lo mismo hacía su novio, en su ano. Se sentía aplastada, vejada hasta el dolor y complacida hasta un placer desvanecedor, que la llevó a un nuevo orgasmo, eléctrico y violento. Terminante.
- Basta, por favor, basta.
- Qué pasa amor?.- Ella intuyó que sería una descortesía retraerse.
- Quiero que me acaben.
Andrés se retiró con cuidado para no lastimarla. Al verse liberada. Natalia dio unos embates más contra la verga de Ernesto. Esto la excitó nuevamente. Al verlo, Andrés se acercó con su verga a la boca de su novia y se masturbó.
En un instante culmine, la verga de Ernesto salió y se quedó aprisionada entre las nalgas de Natalia. Brotaron más de seis chorros longitudinales de semen. Los dos más largos salpicaron por encima de los hombros de ella. Acto seguido un chorro violento y profuso salió del miembro de Andrés. Fue tal la deyección que su novia debió correr un tano la cara hacia atrás.
El quedó abrazado sobre ella, con la cara reposada sobre sus hombros. La visión de el culo de su novia embadurnado por el semen de un extraño y las gotas de fluido entremezclado que caían sobre el piso, le reanimó la excitación que volvería a ser saciada rato después.
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