Sirvo las copas, atónito, ellas se sientan en el sofá de dos plazas que hay justo a mi derecha, muy juntitas, mi mujer, me dice con voz inocente…
- ¿Por qué no abres la cajita de madera y miras lo que hay dentro?
Sin pensarlo, le hago caso, es una pequeña caja, dentro hay dos cigarros liados a mano, tienen pinta de cigarritos de la risa…ufffff….lo que me faltaba…me dice que le encienda uno, se lo enciendo y se lo paso…
Disfrutamos durante un rato del buen vino y de la rica María, entonces ella me dice…
- Javi, pasa al dormitorio, elige el conjunto que quieras para nosotras.
Entre el vino de la cena, el vino de la habitación y las dos caladas del cigarrito, iba algo volado…me levanté y me dirigí al dormitorio, encima de la cama habían muy bien colocados dos conjuntos de ropa interior, uno negro, brillante, de piel fina, tersa y suave, era un body…a su lado un pequeño látigo de siete puntas, un plug anal negro y un antifaz de encaje…el otro conjunto era rojo, sujetador y tanga, de encajes, con un batín de gasa transparente, un gran dildo de silicona doble, un vibrador negro con perlitas y estimulador de clítoris…
Ya visto lo visto, paso a la acción, el conjunto negro para mi mujer, el rojo para Alana, salgo al saloncito y les hago saber de mi elección, estaban allí sentadas, besándose apasionadamente, en su mundo, estaban muy excitadas, eso era evidente, había química entre ellas…
- Señoritas, por favor, un poco de respeto a las personas mayores, este tipo de situaciones pueden propiciarme un infarto…
Me miran, se ríen y se vuelven a besar….
- Bueno, he decidido que el negro para ti, amor y el rojo para tu amiguita, que quieres que haga ahora?
- Siéntate, aquí, disfruta del vino, mientras Alana y yo nos preparamos en la habitación, ahora te avisamos…
En mi estado de ligera embriaguez, me senté en el sillón, tome mi copa, encendí el cigarrito y me vinieron a la memoria los últimos meses de monotonía que habíamos pasado, nos habíamos distanciado, ya no sentíamos esa llama con la que tanto nos gustaba quemarnos, estábamos en un estado pasivo, sin apetencias, sin deseos, sin nada más que el día a día, trabajo, niños, facturas, discusiones por tonterías, rutina,….
- Cariñooooo….puedes venir un momento???
Desperté de mis pensamientos y rápidamente volví a la realidad, allí estaba en una lujosa habitación de un bonito hotel, con el vino, el cigarrito y dos magníficas mujeres esperándome en el dormitorio…pero qué coño…voy a dejarme llevar…!!!
Mi cara era como la de un niño cuando recibe los regalos de los Reyes Magos, alucinado, embriagado, excitado…mi gran sonrisa me delató…
Estaban las dos ya vestidas con sus prendas sensuales, perfectas, maravillosas, mi mujer aunque un poco mayor que Alana, nada tenía que envidiarle, morena, pelo largo, ojos grandes, labios carnosos, apetecibles, húmedos, cuerpo espectacular, pechos perfectos con esas aureolas grandes, pezones en punta, vientre plano, caderas curvas, culo perfecto, una diosa del placer, fue en ella en la primera que me fije, hacía mucho tiempo que no me fijaba en ella de esa manera, mi cuerpo reacciono, un escalofrió recorrió mi espalda, giro por mi cintura y sentí un fuerte presión en mis pantalones, caliente, dura, palpitaba, pedía salir de allí, de su cárcel, luchaba contra mi slip, supero el elástico de mi cintura y amenazaba con romper el obstáculo de mi cinto…
Mientras ellas de rodillas encima de la cama, se besaban y se acariciaban, de vez en cuando me miraban, allí de pie, firme, todo mi cuerpo duro, notaron mi abultada presión, Alana, me sonreía con esa picardía y mi mujer apretaba suavemente sus nalgas mientras le besaba el cuello…
- Ven aquí, acércate un poco más, no seas tímido, cariño, necesitamos un hombre que nos complazca, te atreves??
Fue un instinto primario, no lo pensé, no lo sopese, simplemente me quité la camisa y fui a la cama, me situé entre las dos y sentí como cuatro manos me acariciaban el pecho, la espalda, me agarraban de la cabeza, unos labios carnosos me besaban, una lengua húmeda me lamia los pezones, una mano me desabrochaba los pantalones, otra me los bajaba, era sublime, estaba en la gloria, Alana, bajo directamente a mi vientre, besaba cada centímetro de mi piel, hasta que llego a mi pubis, recorría sabiamente mis zonas erógenas, mi mujer, me tiro de los hombros y me acostó en la cama mientras me besaba, besos calientes, sensualidad en su estado puro, sentí como mi polla era absorbida por una boca caliente y húmeda, cerré los ojos, note que ahora eran dos bocas, me acariciaban mis huevos, los lamian, algo extraño, pues sentir dos bocas al unísono en tu polla y en tus huevos, no es algo que había experimentado y realmente me estaban volviendo loco, pero yo quería participar, deseaba saborear, oler, chupar, lamer…me incorporé y ataqué a Alana…bese su boca, mordí sus lóbulos, chupe su cuello, recorrí sus pechos, absorbí sus pezones, trace círculos en sus aureolas, mi lengua hizo un amplio pero lento recorrido desde su canalillo hasta su pubis, mientras mi mujer se dedicó a besarla como jamás la había visto besar a nadie, sentí el olor dulzón de su sexo, perfectamente depilado, mi lengua instintivamente busco sus labios, profundizo en ellos, busco su clítoris, lo absorbió, mi boca se fundió con su coño, sentí gemidos, no uno, eran dos, mi mujer se había colocado encima de Alana y le había puesto su coño en su boca, su boca era una prolongación de la mía, imitaba lo que sentía, era un prólogo de dos orgasmos anunciados…me centre en su clítoris, mientras dos de mis dedos la penetraban suavemente, haciendo una ligera presión en sus paredes vaginales superiores, salían húmedos, mojados de placer, los gemidos eran cada vez más intensos, mi otra mano buscaba, otra cavidad humedad, subió y palpo otro coño muy mojado, mis dedos tropezaban con una lengua caliente, que juguetona se divertía con esa maravillosa almeja…
Llegaron juntas al orgasmo, fue una sincronización perfecta, sus cuerpo se contorneaban, mi mujer apretaba su sexo contra la cara de Alana, a punto de asfixiarla, se corría intensamente, Alana, me agarraba mi cabeza , la apretaba contra su coño, me asfixiaba, mis dedos cada vez salían más mojados, sentí como las contracciones de sus músculos vaginales anunciaban la llegada de algo maravilloso, con mi otra mano, notaba como el clítoris de mi mujer había endurecido, mis dedos alternaban con la lengua de Alana…y llego…fuerte, intenso, duradero, apasionado, los gemidos dejaron paso a unos gritos de placer, como volcanes, explotaron al unísono, dos orgasmos, compartidos, dos orgasmos que sentí como míos, sentí una descarga de alta tensión en mi ser…mis músculos se tensaron, el macho Alfa estaba listo para el festín…
CONTINUARA….