La curiosidad de mi hermana
( Relatos Amor Filial )
La economía de mi hogar es bastante apretada, por lo cual todavía debo dormir con mi hermana en el mismo cuarto. Cuando éramos chicos era algo que no me molestaba pero el tiempo transcurrió y como suele suceder el cuerpo de mi inocente hermana se fue desarrollando y a la edad de 16 años ya mostraba una gran figura y belleza. Si a mí me incomodaba tener que dormir con ella en la misma habitación, aun mas lo era para mis padres. No hace mucho habían leído una nota en el periódico alertando a los padres de el llamado: “Amor entre hermanos” comúnmente conocido como “INCESTO”, enumerando varias causas que desencadenarían esto. La lista era larga pero puedo recordar algunas:
Comúnmente ocurre entre hermanos que no se llevan más de 2 o 3 años de diferencia. (Mi hermana tiene 18 y yo 18). Primer punto en contra. Suelen compartir habitación. Segundo punto en contra. Sus padres suelen pasar varias horas fuera de la casa. Tercer y último punto en contra. Mi padre y mi madre trabajan juntos en la misma empresa y están todo el día fuera.
Al leer esto una pequeña semilla empezó a sembrarse dentro de mis padres: la duda. Lo primero que hicieron fue hacer desaparecer el periódico del hogar por miedo a que lo leamos y nos separaron de habitación haciéndome dormir en el sofá del comedor. Sin darnos ninguna explicación contrataron a una institutriz que mantenía ocupada a mi hermana con los estudios (no dejándole espacio para que piense en otra cosa) ya que pasaba todo el día en nuestra casa hasta que ellos llegaban.
A pesar de los esfuerzos por parte de mis padres por convertir a mi hermana en una chica inocente y pura, ocultándole todo lo relacionado al sexo lo único que lograron fue que mi hermana se interesara más y más por aquello que le ocultaban llegándola a obsesionar.
Pero a donde recurrir para obtener información, la escuela religiosa a la que asistía no iba a responder sus dudas y no tenia amigas de confianza para hablar de esos temas. La única que quedaba era su institutriz y sus padres se ve que también pensaron en ello, así que contrataron a una mujer mayor a la cual probablemente le ofendería hablar del tema.
Sin embargo mi hermana es una chica inteligente y no suele abandonar una idea. Esto la llevo a llegar a tomar medidas extremas y llevar a cabo un plan demasiado arriesgado.
Fue esa noche entonces cuando surgió la oportunidad, mi padre se había ido a dormir y mi madre tejía en la cocina, tarea que siempre le llevaba bastante tiempo. Mientras miraba televisión en el sofá ella aprovecho la oportunidad para sentarse encima de mí y ahí me di cuenta.
Debajo de la pollera no llevaba nada puesto. Obviamente era un mensaje provocativo dirigido a mí, ya que no paraba de mover el culo diciéndome por lo bajo que tenia comezón en su zona intima y si no podía ayudarla ya que a ella le daba mucha vergüenza. Echándole un vistazo a la cocina para comprobar que mi madre seguía ocupada, introduje mi mano bajo su pollera y con el dedo índice comencé a estimular su clítoris provocándole gemidos que eran tapados por el ruido de le televisión.
Muy despacio y cuidadosamente introduje el dedo medio para incrementar la sensación placentera provocándole una contracción en todo su cuerpo. Hubiese retirado mi dedo enseguida de no ser porque ella sostenía mí mano para que no me detenga. Finalmente las palabras mágicas salieron de sus labios: “quiero que me hagas tuya”.
Mi pene deseaba penetrarla pero aun tenía miedo de ser descubierto en pleno acto, era solo cuestión de que mi madre se cansara de coser y la cocina estaba muy cerca del comedor por lo que no nos daría tiempo de encubrir la situación. Sin embargo la emoción que sentía de estar haciendo algo indecente frente a las narices de mi madre y la posibilidad de ser descubierto pudo conmigo. Saque mi pene erecto del pantalón y lo introduje lentamente en su vagina ya humedecida por sus flujos, lo que facilito que entrara mas fácil y que deslizara todo mi pene en su interior. Por encontrarse de espaldas hacia mí no podía verle la cara, ni saber si estaba sufriendo pero podía sentir que me apretaba muy fuerte las manos y finalmente dejo escapar un grito de dolor. Fue en ese momento que escuche una voz muy familiar que logro que el alma se me salga del cuerpo. "Tranquila mi amor", la voz pertenecía a mi madre quien se encontraba atrás mío. En ese momento no comprendí tales palabras, mi mente había quedado en blanco por tal situación. Mi madre rodeo tranquilamente el sofá y se posiciono frente a mi hermana y acariciando su mejilla nos alentó a que continuemos. La calma de mi madre produjo que mi hermana se tranquilizara y de a poco retomamos el ritmo normal de cualquier pareja teniendo sexo. La aprobación de nuestra madre había despertado en nosotros una inmensa lujuria, mis manos habían soltado las de mi hermana e introduciéndolas bajo su blusa azul marino jugaban ahora con sus pezones. El dolor había dado lugar a la pasión carnal desenfrenada, los gritos de placer y algo mas… La velocidad aumento cada vez mas y no tardamos en venirnos al unisonó. Recién en ese momento mi madre soltó la mejilla de mi hermana al ver que ya estaba bien y sin decir una sola palabra abandono la habitación dejándonos perplejos y solos.
Aun no he hablado con mi madre del asunto pero a la mañana siguiente un paquete de preservativos apareció en mi mesa de luz. Probablemente dejados por ella, y mi hermana a los pocos días encontró una caja en su ropero con varios vestidos eróticos de su medida (enfermera, conejita, escolar, etc. ) Así que debo admitir que tenemos una madre algo peculiar. Al día de hoy mi madre convenció a mi padre de quitar a la institutriz y de que sus temores eran infundados por la desconfianza y que no tenía nada de qué preocuparse, guiñándome un ojo. De ese modo teníamos vía libre para hacer el amor durante el día las veces que queramos. Debo admitir de que mis lazos con mi hermana se fortificaron y nuestro amor cada día crece más apoyado por nuestra madre, que de no ser por ella nuestro amor hubiera sido imposible.
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