Entre a la ducha y mientras me duchaba sonó el timbre así que salí a abrir la puerta en toalla, cuando abrí estaba ella con una camisa de botones medio abierta, dejaba ver sus grandes senos que siempre me gustaron, me disculpé por mi "presentación" y le pedí que siguiera, ya en mi habitación comenzamos a charlar mientras mi mirada se perdía en su escote y mi mente se llenaba de deseos al cabo de unos minutos me acerqué a su oído y sin decir nada la besé, acto que la volvía loca, me dijo lo mucho que me extrañaba y comenzamos. Me besó como nunca bajando por mi cuello y mi pecho para final mente quitarme la toalla y arrodillarse para disponerse a realizarme el mejor sexo oral que me hayan dado en años, escupía mi pene, lo lamía y respiraba muy aceleradamente mientras yo tocaba su cabeza para acercarla más a mi cuerpo, halaba su cabello y llenaba su boca con mi miembro.
La acosté en mi cama, abrí su blusa y vi como sus enormes senos salían para saludarme, lamí cada centímetro de su cuerpo saboreando sus deliciosos jugos de excitación mientras ella gemía de placer. La penetre y al escuchar su deliciosa voz llena de picardía gritando mi nombre me llené de más y más ganas de seguir haciéndola mía La puse en cuatro, su posición favorita, y la comencé a penetrar como nunca, mi mano derecha halaba su cabello y la izquierda le daba nalgadas muy fuertes mientras ella gritaba "¡Me encanta que me comas en cuatro como a una perra! Soy tu perra, solo tuya" al cabo de unos minutos saqué el lubricante que guardabamos para nuestras seciones de sexo anal mientras estabamos juntos, al ver el lubricante sonrío porque ya sabía lo que vendría
Le aplique por toda su generosa cola para ver sus nalgas brillantes y su ano bien lubricado, me pidió que lo hiciera despacio ya que hace mucho no se la metían por ahí así que solo introduje la punta mientras ella gritaba de placer y algo de dolor, eso me volvía loco, seguí suavemente hasta que me pidió todo mi pene adentro, verla boca abajo sometida en mi cama, lubricada y con mi pene en su ano mojado me volvía loco de placer así que seguí a buen ritmo entrando y saliendo en su estrecho y delicioso ano me pidió que la llenara de leche así que aumente el ritmo y terminé en el, caí rendido en mi cama y dormimos toda la tarde.
Se duchó y se fue olvidando su tanga y sus medias, aún tenemos una excusa para volver a tener esas deliciosas sesiones de sexo sin compromiso.