En principio, ese regalo estaba destinado para 2 personas, más preferí no decir nada y marcharme solo a dicho destino, aunque pareciera algo egoista. Sinceramente, no quería compañía, necesitaba estar solo durante un tiempo y no depender de nadie ni nada.
A los pocos días y habiéndome preparado convenientemente para el viaje, subí al autobús y ocupé mi plaza.
Por suerte se encontraba mas cerca de la ventanilla que del pasillo.
Me coloqué los auriculares, puse en marcha mi reproductor de MP3 y acomodé mi cabeza en el asiento, esperando que aquel moderno autocar se pusiera en marcha.
A mi lado, una señora de unos 50 años dejó sus enseres en el compartimento correspondiente y sentándose vio como me hacía el dormido para no ser molestado.
Mi afán de aparentar estar dormido hizo que cayera en un profundo sueño, siendo interrumpido cuando mi MP3 se quedó sin batería, coincidiendo este momento con la llegada del autobús al lugar de destino.
Con los ojos entreabiertos, adiviné a asir mi mochila y entrar en el pasillo encaminándome hacia la puerta de salida del vehículo.
Un grito en voz femenina, mezcla de susto y vergüenza, hizo que definitivamente me despertase mirando hacia atrás para comprobar que había sucedido.
Pelo semirizado y de color no del todo oscuro, ojos marrones claros, nariz fina, algo respingona y una boca que durante unos segundos fue tapada por una de sus manos en claro signo de timidez. Una camiseta de tirantes ajustada con el logotipo de una marca de ropa muy conocida tapaba unos tersos y firmes pechos así como un abdomen liso mas no aparentemente marcado. Pantalones vaqueros claros ajustados mostraban una estrecha cintura y unas caderas en perfecta conjunción con unas nalgas que destacaban por parecer estar moldeadas por una mano artista.
A su lado, una mujer de melena rubia natural reía con una acompasada y suave carcajada haciendo semiburla con unos ojos pícaros de color verde muy claro, una nariz algo mas grande que la de su compañera de viaje y un cuerpo con el pecho mas voluminoso y un trasero también mas generoso que era tapado por un vestido veraniego de color azul semiajustado en su parte de arriba y corto en su falda.
Ambas chicas sonreían después de que la primera antes descrita hubiera tropezado con una de sus mochilas casi cayendo sobre uno de los asientos.
Tras mirar y comprobar que no había ocurrido nada y ambas se encontraban bien, decidí no mostrar demasiado interés y hacer lo posible por no parecer sorprendido al ver a aquellas dos bellezas que no superarían los 25 años.
Aún con los auriculares puestos mas sin escuchar ningún tipo de música, intencionadamente deceleré mi marcha para poder coincidir con las dos mujercitas que venían charlando sobre lo bonito que, al menos exteriormente, parecía aquel balneario. Con algo de picaresca saqué mi cámara de fotos y dándome la vuelta comenté con voz amable a la pareja de chicas…
YO: Disculpad, ¿ Seríais tan amables de hacerme una foto?.
La chica de pelo rizado me miró a los ojos y asintió cogiendo mi cámara para fotografiarme en el pequeño paraje que rodeaba la entrada del recinto.
Había conseguido dos cosas; una fotografía realmente bonita y saber el nombre de ambas tras un pequeño diálogo que tuvieron al sacar su videocámara para inmortalizar aquel paisaje.
La chica de pelo rizado, Amaya, Maite la joven rubia.
AMAYA: Perdona, ¿Podrías ahora tu grabarnos haciendo un poco el tonto aquí en el
“bosque”?.
YO: Ja,ja,ja… claro, se da aquí para grabar ¿no?...
MAITE: Si, este es el “play” y para el zoom aquí y aquí… - dijo mientras me mostraba los
botones.-
Tras las presentaciones de rigor y hacer la pequeña grabación en aquel paraje, ellas ya por su lado y yo por el mio nos dirigimos a nuestras habitaciones.
El viaje no había sido muy largo pero si lo suficiente como para despertar mi apetito, por lo que tras ordenar apresuradamente mis cosas y darme una rápida ducha, bajé al restaurante.
Después del almuerzo, subí a mi habitación de nuevo para hacer la digestión antes de ir a disfrutar de un baño de aguas termales que aproveché como si fuera un niño con zapatos nuevos, a lo que siguieron unos masajes relajantes y una sesión de spa que me dejaron como en una nube.
Haciendo esfuerzos para no quedarme dormido fui a cenar sin saber lo que aquel lugar ofrecería como entretenimiento.
Terminando el bistec y pensando en preguntar en recepción que espectáculo o evento ofrecerían esa noche un “hola” venido de una voz recientemente conocida hizo que mirase hacia mi derecha.
M: ¿Qué tal está la cena?.
YO: Pues a mi me ha parecido un lujo… os ofrecería pero… ya me lo he comido.
A: desde luego… ¡Qué egoísta!... ja,ja,ja…
Puse una cara de irónica tristeza acompañada por unos falsos gimoteos que hicieron que ambas rompieran a reir.
A: Mirale que carita de niño bueno, como nos intenta engañar… je,je…
YO: No, en serio, si queréis os invito…
Con un toque en el brazo de Amaya, claro signo de comienzo de pequeña confianza siguió mi pregunta de si sabían que habría esa noche en la Sala de Fiestas.
M: Nada, una orquesta de esas de pueblo para que bailen las viejecillas a ver si pillan…
ja, ja, ja…
YO: Ja, ja, ja… pues que mal rollo, pero bueno, a falta de pan… ¿vais a venir?.
A: Claro, mejor eso que nada ¿no?...
YO: Bueno, pues nos veremos ahí (haciéndome un poco el interesante). Hasta luego majas…
AMBAS: Ciao majo.
Al terminar la ducha puse énfasis en desodorarme, acicalarme y suavizarme bien porque nunca se sabe lo que puede pasar. Con esta idea y tras vestirme elegantemente de sport, me dirigí a la Sala de Fiestas.
Alli estaban, entre toda esa gente bailando pasodobles y serenatas que la orquesta interpretaba.
Pedí en la barra un refresco y fui a saludarlas.
YO: ¿Me permitís este baile?.
AMBAS: Ja, ja, ja…
A: Vaya coñazo tio, vamos a tener que beber mucho para poder pasarlo bien.
M: Yo de momento voy pidiendo unas copas.
Alli, en una pista de baile plagada de gente de mediana edad, nosotros, los mas jóvenes aparentemente, intentábamos pasarlo lo mejor posible a nuestro rollo, riendo, bebiendo y tonteando.
Yo no bebí ni una sola gota de alcohol, además de que no suelo hacerlo, quería estar despejado por lo que pudiera pasar … pero aquella noche no pintaba muy bien …
Ellas lo pasaban bien, bailaban, incluso en momentos dudaba si eran o no pareja.
Tampoco quise forzar la situación, aun quedaban 2 días de estar allí y no quería que el buen ambiente que había. al menos de principio, se rompiera por mi culpa o por ir a saco.
Aproximadamente a las 4 de la madrugada la orquesta tocó la última canción de su repertorio y la “fiesta” terminó.
Las chicas estaban algo contentillas y se quitaron los zapatos en claro signo de cansancio.
YO: Bueno chiquillas, pues el “guateque” ha terminado, el menda se va a dormir…
(siguiendo con mi plan de hacerme el interesante…)
A: ¿ Tu habitación tiene cama de agua?.
YO: No, al menos no me he dado cuenta…
M: ¿Y que número de habitación tienes?.
YO: 218.
M: ¡Ah!, nosotras estamos mas arriba.
YO: Bueno pues lo dicho muchachas, que mañana mas y mejor.
A: Mmmm… 218…
Subí en el ascensor y nada mas llegar a mi habitación, me tiré directamente en la cama sin siquiera desvestirme.
Cuando estaba a punto de quedarme dormido, alguien tocó en la puerta. Yo no estaba seguro de si lo estaba soñando o realmente alguien golpeaba la madera.
Me incorporé frotándome los ojos y al llegar a la puerta pregunté quien llamaba. “Servicio de habitaciones” contestaron. Con cara de extrañeza abrí y me sorprendí al ver a Maite y Amaya con una botella de champagne y 3 copas.
A: Que hemos decidido tomar la última aquí si no te importa… por cierto… ¡Vaya pelos!...
YO: Me estaba quedando sopa, si quieres me engomino otra vez.
A: Ja, ja, ja… no, deja, que estas muy guapetón asi.
YO: Bueno pasad, acomodaos, esta es vuestra casa…
M: vaya cama tio, ¿eres socio de aquí o algo?... (acomodándose ambas en ella).
YO: ¡Qué vá!, yo no soy tan sibarita…
M: Mirale que bien habla… ¿todo lo haces tan bien?...
YO: Ja, ja, ja… (subiendo los hombros en ademán dubitativo).
Descorcharon el champagne y llenaron las 3 copas de sus burbujas. Sinceramente yo no sabía que hacer ni como comportarme. Suelo saber estar en cada momento pero he de reconocer que alli todo eran dudas. Decidí que si algo tenía que ocurrir, fueran ellas quienes llevasen la iniciativa.
A: ¿Y tu novia?.
YO: No tengo.
M: ¿Novio?.
YO: No, gracias…. ¿Vosotras?...
AMBAS: Tampoco.
YO: He de reconocer que tuve mis dudas de que fuerais pareja… ya sabeis…
M: Hombre, se puede decir que hay roce, y ya sabes, la confianza a veces… pues…
En ese mismo momento Amaya se abalanzó sobre Maite y la endiñó un beso en la boca que hizo que mis instintos mas primitivos empezaran a despertar.
A: Nos gusta divertirnos, nada mas que eso, no hay compromisos, ni rollos raros… ¿a ti no te
gusta divertirte?.
YO: Si. si, claro…
El hecho de ver a 2 preciosidades tumbadas en mi cama besándose y acariciándose hacía que la sangre me bajase de la cabeza a otro lugar de mi cuerpo, lo que no me permitía reaccionar rápidamente a ese tipo de preguntas.
M: Pues habrá que divertirse … ¿no? – Comentó mientras me indicaba que me acercase a
ellas.
Quise dar la impresión de que no era la primera vez que me encontraba en esa tesitura pero por dentro estaba literalmente perdido.
A: Maite, en esta habitación hace un poco de calor… ¿no?.
M: Si, creo que me sobra la ropa, el ambiente está muy caliente…
Comenzaron a desnudarse la una a la otra dejando al descubierto sus 2 cuerpos no muy bronceados pero sumamente apetecibles. Ambas con nímios tangas que apenas tapaban algo y con sujetadores que presionaban unos pechos deseosos de quedar libres para provocar aún mas el deseo que ya se había apoderado de mi.
M: Ven guapo, no te quedes ahí parado mirando…
Me agarraron, y cuando me quise dar cuenta mi ropa ya estaba en el suelo de la habitación y mis manos se encontraban en sus nalgas, una palma para cada par de gluteos.
A: ¿ Qué te parecen nuestros culitos?... mira como se mueven…
Estaban las 2 de rodillas, bajando y quitándome la ropa interior, besándose a escasos centímetros de mi sexo.
Una vez que mis boxers ya no rozaban mi piel, se miraron pícaramente y después me miraron a mi sonriendo como avisándome de lo que iban a hacer…
A: ¿Quién empieza? (con voz melosa).
M: Pruébala tu y dime que tal está.
Amaya sin dejar de mirar mis ojos. agarró mi semierecto miembro llevándoselo a la boca con la lengua mojada rozando mi glande y su mano retrayendo mi piel.
Mientras, Maite acariciaba el pelo de su amiga y mordía su propio labio inferior en claro signo de ardiente deseo.
A: Está deliciosa… además está creciendo que da gusto.
M: ¿Me la dejas?...
A: Toda tuya.
Cambiaron los papeles. Ahora era Maite quien lamía rápidamente mi falo y lo metía y sacaba de su boca mientras su saliba caía por la comisura de sus labios y su barbilla llegando a sus pechos.
Amaya se colocó de tal manera que su boca chupaba los mojados y duros pezones de Maite y tocaba su totalmente rasurado coñito.
Yo estaba literalmente en la gloria. Ya no podía estar mas caliente y ellas no creo que se quedaran rezagadas en ese aspecto.
YO: Ufff… yo también quiero comer.
Dicho y hecho. Me tumbaron en la cama y mientras Amaya lamía mi pene y testículos de una manera magistral, Maite, de pie encima de mi, agachaba su culito que yo sostenía con mis manos y puso su delicioso y pequeño coñito en mi boca.
Mi lengua paseaba por todo ese manjar, entrando en su vagina y relamiendo su clítoris con pequeños espasmos de placer que hacían que sus nalgas temblaran y aquella cueva se mojara mas y mas.
Amaya lo estaba viendo todo en primer plano y al parecer no pudo aguantar mas y agarrando mi mas que dura polla se fue agachando al igual que hizo su viciosa amiga y se sentó hasta que se llenó de mi.
Me estaban follando de una manera sublime. Maite corriéndose en mi boca y Amaya haciendo lo propio botando encima de mi y golpeando sus nalgas contra mis muslos e ingles.
Cambiaron las tornas. Esta vez y sin yo apenas moverme fue Maite quien de espaldas a mi se sentó en mi miembro separando sus nalgas y Amaya, en postura de 69 colocó sus rodillas al lado de mis hombros y sus 2 agujeros a la entera disposición de mi lengua. Pero… eso no era todo. Mientras yo abría con mis manos el culo de Amaya y lamía su ano y clítoris gustosamente, ella a la vez de ayudar a Maite a botar encima de mi, lamía su ano y de cuando en vez, sacaba mi pene de su compañera y lo mamaba saboreando el delicioso jugo que bajaba por mi falo.
A: ¡ Qué rica sabes!... estas mojadísima nena…
M: ¡ Que pollón tiene!... ¿Te has fijado?... Me he corrido 2 veces… y las que me quedan.
Yo no lo podía creer. Siempre había imaginado esto en mis múltiples fantasias pero ahora me estaba pasando.
Quise llevar un rato las riendas y que mejor forma que invitando a ambas a ponerse a 4 patas juntando y cerrando sus piernas y acercando los 2 culitos dejándolos a mi antojo.
me puse detrás de Maite y metí mi polla dentro de ella de golpe, provocando que su cabeza se echase hacia atrás de gusto. A la vez, Amaya permanecía expectante y esperando que hiciera lo mismo con ella. Asi fue, saqué mi miembro de Maite y lo introduje a placer en Amaya provocándola un escalofrio que hizo que su vagina se contrajera y apretase mi glande en una sensación increíble.
Estuve un rato intercalando penetraciones en las 2 chicas que parecían no cansarse nunca.
El momento clave llegó cuando mientras embestía a Amaya con todas mis fuerzas ellas se besaron y coincidieron en decirme:
M: ¿quieres follar nuestro culito?
A: Si, llenanos bien con esa polla…
Yo ya estaba en una situación donde me encontraba mas que a punto de vaciarme, pero no podía dejarlas sin hacer caso a su petición, por lo que con ambas manos mojé ambos anos e introduje 2 dedos en cada uno de dichos agujeritos.
Me encaminé al trasero de Amaya…
M: Espera que te ayudo…
Madre mía!!, agarró mi polla y tras chuparla y llenarla de su saliba, la introdujo en el ano ya dilatado de Amaya. ¡Qué sensación!, aquel hueco estaba mas que prieto y la fricción era mas que intensa.
Maite se masturbaba mientras Amaya tenía un orgasmo intensísimo a través de su ano que yo sentí y que produjo el que yo sintiese que estaba a punto de correrme.
No quise sin embargo dejar el ano de Maite sin ser penetrado, por lo que le introduje mi miembro a punto de estallar en su culo, a la vez Amaya lamía su clítoris haciendo que se corriera de una manera excepcional y con unos gemidos algo escandalosos.
Ese era el momento, ya no podía mas…
YO: Me voy a correr…
A: Si, si, danos tu leche… vamos… danosla…
me puse en pie y ellas juntaron sus caritas y sus bocas comenzando a masturbarme. Una a cada lado, desde el escroto hasta la punta del glande, y una vez alli se besaron con mi polla en medio de sus lenguas.
Asi me corrí, llenándolas la boca y cara de mi caliente semen. Ellas se lo intercambiaban al besarse y lamerse…
Después de aquella mas que generosa eyaculación, los 3 sudando nos dimos una amistosa ducha y dormimos desnudos y abrazados en la cama, con sus cabezas apoyadas en mi pecho.
deseopoderquerer