Voy a contarles cómo fue que descubrí que me gustaba compartir a mi mujer. Todo este relato es completamente real.
Actualmente tengo 24 años y mi novia 20. Yo me llamo Josua y ella Karla. Desde hace dos años que la vengo compartiendo con un amigo -principalmente- y en esporádicas ocasiones con algunos otros tipos.
Actualmente vivimos en las respectivas casas de nuestros padres pero esperamos mudarnos a vivir juntos lo más pronto posible, en tanto ella termine su carrera de administración de empresas.
Ella es realmente muy delgadita y mide aproximadamente 1.55 m. Tez clara. Y pese a ser muy delgadita la verdad es que tiene muy buen cuerpo, con curvas pronunciadas, trasero firme, redondo y paradito, senos pequeños firmes también y muy redonditos. No es por presumir pero siempre ha sido una de las mujeres más deseadas en sus escuelas y su vecindario, a lo cual ayuda que siempre le gusta vestirse con jeans ajustados, playeritas pequeñas y de tirnates ajustadas también, y vestidos o faldas cortas que hagan resaltar su figura.
Y justamente eso fue lo que me hizo comenzar a tomar consciencia de que me gustaba compartirla. Y es que desde las primeras ocasiones que salimos a pasear juntos descubrí que a mi me gustaba notar cómo otros hombres la observaban con cara de lujuria. Igualmente me di cuenta que desde las primeras veces que íbamos a antros o a fiestas me excitaba que ella bailara sensualmente con otros hombres -ya que a mi no me gusta bailar- que discretamente aprovechaban el baile para manosearla y arrimársele, pero más aún, me gustaba que ella, lejos de tratar de evitarlo, también colaborara discretamente con ellos.
Yo nunca le había comentado nada al respecto, pero en una ocasión fuimos a una fiesta a la que también acudió un amigo nuestro llamado Carlos, quien estaba muy deprimido porque tenía poco tiempo de haber terminado con su novia debido a que lo pilló en una infidelidad. La novia de Carlos era de verdad un bomboncito, muy delgadita también, con sus curvas muy ricas. De hecho, de cuerpo se parecía mucho a mi novia Karla.
En esa ocasión nos Karla, Carlos y yo nos fuimos a mi casa después de la fiesta bastante tomados todos. Carlos se quedó a dormir en la sala mientras que Karla y yo dormimos en mi cuarto que está en primer piso.
Recuerdo que en esa ocasión ya acostados y en ropa interior, comencé a acariciar y a besar sensuamente a Karla insinuándole con ello que tuviéramos relaciones; pero ella me dijo que se sentía muy ebria y que lo dejáramos para mañana, pero yo continué insistiendo con los besos y caricias.
De pronto, sin pensarlo, le dije que ella tenía la culpa de mis ganas porque me había dejado muy excitado. Nunca imaginé que me fuera a preguntar -"¿Y por qué dices que te dejé excitado? ¿Qué fue lo que te excitó?" Yo no supe qué contestar. Ni modo de decirle la verdad, que me había excitado mucho ver cómo bailaba tan sensualmente con Carlos en la fiesta -con quien, dicho sea de paso, hace muy buena pareja ya que ambos saben bailar muy bien-. Lo único que pude hacer fue balbucear que me excitó su vestido corto que llevó a la fiesta. Entonces ella puso una cara de duda y sospecha y dijo: -"Pero si siempre uso vestidos o faldas cortas. ¿Por qué te excitó ahora ése, que por cierto, no es la primera ocasión que me lo ves?"
Mi mente ebria comenzaba a turbarse cada vez más, por lo que sólo atiné a respoderle que lo que me había excitado era cómo se le veía su vestido mientras bailaba con Carlos en la fiesta.
Ella se acomodó de manera que su cara quedó frente a la mía -lo cual me hizo darme cuenta de que en algo la había cajeteado con mi respuesta- y con un tono deductivo en su voz me dijo: -"Bailé con varios tipos en la fiesta, obviamente usando el mismo vestido con cada uno de ellos, con todos bailé muy sensual porque así bailo yo, pero a tí sólo te excitó ver que bailara con Carlos. ¿Por qué?" -"Yo no dije que sólo con Carlos -le respondí." -"¿Entonces por qué sólo lo mencionaste a él? -reviró ella." -"Bu... bueno, porque Carlos es con el que mejor pareja haces bailando -contesté." -"Pero si Alex -otro tipo amigo suyo- también baila muy bien -refutó ella." -"Bueno, no sé por qué me excita tanto que bailes con Carlos, creo que bailan muy sensualmente, pues." -tuve que reconocer yo.
A ella se le dibujó una pícara sonrisa en la cara y al tiempo que me acariciaba la mía y me dijo: -"Vamos,no tengas pena en reconocerlo, no tiene nada de malo lo que me acabas de decir. Es algo muy normal, sólo que no todos los chicos a quienes les gusta imaginar u observar a su chica con otros hombres se atreven a reconocerlo. A tí te excita verme bailar con un amigo tuyo, sólo eso, no tiene nada de malo."
- "Tienes razón." -respondí yo un tanto avergonzado pero también aliviado con su sinceridad.
- "Pero si te excita vernos bailar es porque en el fondo tienes un escondido deseo de vernos teniendo sexo." -Reviró ella tan tajante y abruptamente que yo no supe qué decir, lo cual era verdad ya que cuando yo veía porno en internet o me masturbaba, me gustaba pensar que a quienes estaba viendo eran ella y Carlos.
- "Vamos, no tengas pena. Ya te dije que no tiene nada de malo reconocerlo. Total, de ahí no pasa." -Continuó ella sin que yo atinara a decir nada absolutamente. Sólo podía balbucear mientras trataba de voltearme dándole la espalda para tratar de esconder mi vergüenza.
- "Oye, no te enojes. No era mi intención ofenderte. Perdóname -me dijo ella cambiando el tono de su voz de deductivo y pícaro a solicitante."
- "Está bien -Respondí yo-. Lo que ocurre es que no es fácil reconocer que tienes razón.
- "Vamos tontito. Pero si no tiene nada de malo. Es algo muy normal. Es más, te confieso que a mí también me gusta Carlos y no por eso dejo de quererte. Me gustó desde el primer momento en que me lo presentaste. Y no por ello soy una mala mujer ya que nunca ha pasado nada entre él y yo pese a que yo he notado que también le gusto."
- "Sí. Eso es obvio -con un tono de enfado mal disimulado-. También he notado cómo te mira las piernas o te manosea cuando bailan."
- "Pero te excita ¿no?
Yo me quedé callado dejando que el silencio respondiera por mi.
- "Ya tontito. No pasa nada -dijo ella mientras me daba besitos en la boca y en la cara-. Es más, te propongo algo -continuó mientras me veía a los ojos con un semblante mezclado de picardía y lujuria."
- "¿Qué?" -Respondí yo con un tono otra vez de enfado mal disimulado.
- "Imagina que eres Carlos." -Me susurró ella mientras que con una mano me acariciaba el pene y con la otra me acariciaba el cuello.
Yo no me atreví a decir nada y dejé que ella continuara. Luego comenzó a besarme el pecho sin dejar de manosearme allá abajo mientras me decía: -"Que gran cosota tan rica tienes Carlos. Qué musculoso estás." No pueden imaginar la lujuria que eso me despertó, ni, por lo mismo, la gran erección que me provocó, por lo cual sólo la dejé continuar con lo que estaba haciendo y colaboré manoseándole sus piernas, su cintura y su entrepierna. Su cuerpo me parecía más delicioso que nunca. Era como si fuera la primera vez que lo probara. Justo como si fuera precisamente Carlos.
Luego, mientras me seguía manoseando el paquete, ella continuó: -"Qué rica vergota tienes Carlos. ¿Te gustaría que te la chupara."
A mí nunca me hablaba así cuando hacíamos el amor,lo cual todavía encendió más mi lujuria, por lo que sólo atiné a responderle: -"Sí Karla. Chúpame mi verga".
Entonces ella se fue deslizando hacia abajo dándome lenguetazos y besitos en el pecho hasta que se encontró con mi miembro más erecto que nunca y comenzó a chuparlo sensual pero avidamente. Realmente parecía que yo era Carlos porque sentía también la mamada como si fuera la primera vez, y vaya que Karla tiene talento para eso. Es muy buena chupadora.
Mientras me daba esa fenomenal mamada se retorcía como nunca, haciéndome sospechar que también estaba gozando mucho la imaginación de que ese cuerpo y esa verga que estaba chupando fueran de Carlos. Mientras lo hacía, de cuando en cuando me preguntaba en voz baja: -"¿Te gusta cómo te la mamo Carlos? ¿Te gusta cómo mi boca acaricia tu verga mi vida?"
Mi excitación había llegado a niveles que nunca había experimentado, por lo cual me dejé llevar por el juego y le respondí algo así como: -"Sí mi vida. Me encanta tu boca mamando mi verga. Qué afortunado es Joshua al tener una mujer tan hermosa como tú con tanto talento para mamar vergas. No sabes cuántas veces imaginé tenerte así, con mi verga en tu boca, cuántas veces deseé que fueras mía."
Creo que eso también la excitó todavía más a ella porque puso más empeño en la mamada que me estaba dando. Luego de un rato así me dijo: -"¿Te gustaría chuparme mi conchita Carlos?" -"Me encantaría." Respondí yo muy metido en mi papel. La acosté bocarriba, le besé y lamí las piernas por la parte interior hasta llegar a su conchita y comencé a lenguetearla. Estaba ya muy húmeda. Nuevamente sentí como si fuera la primera vez que la saboreaba. Realmente parecía que se trataba de Carlos y no de mi. La besaba y lengueteaba mientras ella se retorcía y me decía cosas como: -"¿Te gusta mi conchita Carlos?" -"Sí -respondía yo-. Muchas veces la imaginé y sabía que la tenías muy rica, pero ahora ha superado todas mis expectativas". -"Cómetela mi vida. Es tuya." -Me respondía ella." -"¿Sólo mía?" Le contesté yo como si fuera Carlos. -"Sí" Respondió ella en medio de un pugido. -"¿Y de Joshua?" Pregunté morbosamente. -"Bueno, él es el dueño oficial pero cuando él no está tú eres el dueño provisional de mi conchita, mi vida. Has con ella lo que quieras" Dijo ella entre pugido y pugido.
- "¿Ah sí? Pues quiero penetrarla." Le dije.
- "Pues penétrame Carlos. Ya te dije que hicieras lo que quisieras con mi conchita. Yo también quiero que me penetres desde hace mucho."
Entonces yo me puse encima de ella, acomodé mi miembro en su conchita y la fui penetrando poco a poco mientras ella casi lloraba de placer. Cuando terminé de metérsela toda, la dejé ahí adentro mientras besaba a Karla en la boca y le decía que estaba muy rica. Luego comencé a bombearla poco a poco y luego subiendo el ritmo y la intensidad, lo cual provocaba una proporcional escalada de sus jadeos y pugidos.
- "Sí. Así mi vida. Qué rico. Cójeme más Carlos. Así papi." Decía ella mientras yo la bombeaba.
- "¿Te gusta putita?
- "Sí mi vida. Me gusta que me digas putita. Soy tu putita. Cójeme más." -Respondía ella.
- "¿Te gustaría montarme la verga, putita?"
- "Claro que sí mi vida. Acuéstate y te monto tu verga cielo."
Yo me acosté bocarriba y, en efecto, ella se fue sentando poco a poco en mi verga hasta metersela completamente, que fue cuando comenzó unos movimientos como deslizándose hacia adelante y hacia atrás.
- "Siempre quise que me cojieras Carlos."
- "Siempre quise cojerte, putita."
- "¿Te gusto?"
- "Mucho. No sabes cuanto."
Luego de un rato montándome y diciéndonos cosas así, le pedí que se pusiera "de a perrito", a lo cual accedió rápidamente. Comencé por acariciarle su conchita en esa posición y luego le fui metiendo mi verga poco a poco mientras ella me decía: -"Carlos, me gusta mucho cómo me cojes."
- "¿Más que tu novio Joshua?" Pregunté morbosamente siguiendo en el papel de Carlos.
- "Mucho más que Joshua, mi cielo. Cójeme más por favor. Hazme tuya. Soy tu putita."
Todo el tiempo que la estuve bombeando en esa posición siguió diciendo cosas por el estilo, lo cual seguía subiendo mi excitación hasta que de pronto sentí que me venía y le pedí que se hincara, lo cual hizo rápidamente ya previendo lo que iba a hacer, así que descargué en su boca y en su cara, dejando que escurriera la descarga hacia los senos, dándole así una apariencia heróica a la escena.
Acto seguido nos tumbamos en la cama desnudos y jadeantes pero con una pícara mirada acompañada de una sonrisa.
- "¿Te gustó?" Me preguntó después de un rato.
- "La verdad es que me encantó." Respondí justo antes de darle un beso.
- "Te amo." Me dijo.
Una sonrisa de mi parte respondió a su declaración. Luego ambos cerramos los ojos y dormimos muy placenteramente.
Fin.
Esperen las próximas entregas porque se ponen muy interesantes.