Yo no soy mal parecido a pesar de mis 42, así también no es la primera vez que veo a Isabel muy atractiva, sin embargo esa noche ella esta provocativa, sexy y me coquetea, me imagino que sus ovarios están segregando mucha progesterona por su edad. Nos sentamos a platicar en la sala y a tomar como siempre algunos jaiboles con Mario, mientras que nuestras esposas platican otros temas de ellas. Isabel y María también están sentadas en otro sillón en la misma sala, yo no dejo de verle las piernas a Isabel, delgadas, largas, pero con la lozanía de su juventud. Isabel me sorprende viéndole las piernas, pero en lugar de cortarse, se sonríe y me muestra más de su belleza. María es ajena a lo que pasa. Sin darme cuenta, tengo una erección monstruosa, como pocas veces había tenido en los últimos meses. Estoy bien cachondo.
Cortando la conversación le digo a Mario y los demás que nos vayamos ahora al concierto, todos no aprueban mi idea, ya que aún es temprano dicen ellos. Les digo que las chicas están aburridas. María dice que esperemos un poco e Isabel es de la idea de ir a ver como están las cosas. En ese momento hago una prueba, si de veras Isabel está coqueteándome o no. Entonces me ofrezco a ir a ver como están las cosas y que me acompañe Isabel, ella sin dudar, aceptó el ofrecimiento.
Mientras caminamos por la calle, la tomé de la mano y nos metimos en ese tumulto de gente. Nos metimos hacia adelanta hasta donde pudimos, era una apretazón de gente, que apenas nos podíamos mover, finalmente llegamos a donde podíamos ver algo del concierto en ese momento. A propósito me puse atrás de Isabel, de modo que mi paquete quedara en sus pequeñas y duras nalguitas, de vez en cuando había empujones que hacían que nos moviéramos, lo que aprovechaba a rodearle la cintura con mis brazos y restregarle mi bulto en sus nalgas. Isabel no decía ninguna palabra, es más yo veía que le gustaba que le frotara mi pene en su traserito. Entre los gritos y movimientos de la gente por querer bailar o saltar, tomé a Isabel ahora por las caderas, luego fui tocando su lindas nalgas sobre la mini, eran perfectas, bien paradas y llenas de carne, me quedé un rato sujetándola entre sus caderas y los glúteos.
De repente que Isabel me toma de las manos, en un momento pienso que para quitármelas de ese lugar, pero me las guía de nuevo a sus caderas, pero debajo de su mini!, estoy tocando piel a piel, sus nalguitas con mis manos, ya que trae puesto por debajo una tanguita, de aquellas que tienen un triángulo al iniciar las nalgas y luego solo un hilo que se mete entre las nalgas. Si antes tenía una tremenda erección, ahora imagínense como estoy?. Entre la multitud, nadie parece ver lo que sucede entre Isabel y yo. Le sigo el hilo entre sus nalgas con uno de mis dedos, cuando paso sobre su ano y su coñito siento que están que arden. Cuando termina una de las canciones del grupo en turno, apagan las luces completamente de escenario y de la calle, esto lo aprovecho para sacar mi pene erecto y ponerlo debajo de la mini, es decir piel a piel con las nalguitas de Isabel, ella se da cuenta del pedazo de carne que ahora se apoya en sus nalgas. Me toma nuevamente las manos y las coloca en su vientre, eso hace que me pegue al máximo contra su trasero, luego empieza la nueva canción, se prenden las luces y yo tengo abrazada contra mi a Isabel, la gente empieza a saltar y a moverse, yo froto mi verga contra sus nalguitas, que rica sensación!!, además le empiezo a besar el cuello y ella cierra sus ojos para gemir, sus gemidos se pierden dentro de la bulla y algarabía del evento.
Como estamos tomados de las manos descansando en su vientre, poco a poco levanto su mini por el frente y la deslizo entre su tanguita, siento los pelitos depilados de su vulva, sigo hacia abajo y llegó a sus labios vaginales, los abro delicadamente y con un dedo recorro la rayita de su rajita, Isabel esta totalmente mojadita!!, que sus juguitos quedan impregnados en la yema de mis dedos. Para ese momento la multitud se ha metido en saltos y brincos, solo nosotros permanecemos abrazados, moviéndonos solo por la inercia de todo ese ritmo. Yo acariciándole su diminuto clítoris y restregándole mi pene piel a piel en sus nalguitas, ella gimiendo y cerrando sus ojos, que cuadro aquel!!. Estoy tan excitado que tengo que detenerme un poco para no eyacular sobre sus nalgas. En eso vibra mi móvil, es un mensaje de texto en donde mi esposa me dice que ellos ya salieron para allá con nosotros, pero la multitud es tanta que es poco probable que nos encuentre, sin embargo se me ocurre algo para estar solos con Isabel.
Le digo al oído que nos vayamos para la casa que nos están esperando allí, ella esta de acuerdo, asi que empezamos a salir lentamente. Llegamos a la casa y como había planeado no encontramos a nadie. Jale a Isabel y me siento en el sillón y ella sobre mi, dándome la espalda, y le digo -Terminemos lo que iniciamos allá afuera!!- le volteo la cara y le busco sus labios, nos damos un tremendo beso con lengüita y todo. Y como lo hice en el concierto, le levanto la mini y meto una mano dentro de tanguita buscando su coñito y le acaricio su clítoris, ella empieza a gemir, después de unos minutos se moja entre mis dedos. Le hago a un lado la tanguita para dejar descubierta su vagina, como puedo me abro la bragueta y saco mi pene parado, con la mano lo guío hacia la entrada de su vagina, siento sus labios vaginales mojados y pongo el glande en su orificio y lo empujo hacia adentro. Isabel gime cuando se siente penetrada, yo la tomo por cintura y le voy acomodando mi verga bien adentro, su vagina es estrechita, pero esta bien lubricada, lo que facilita su introducción. Luego ella empieza a mover su cintura, amoldando su vagina al largo y grueso de mi verga. Como su trasero es pequeño y su cintura es diminuta, con cada movimiento siento que me arranca el miembro o que lo mueve bastante por dentro. Es una sensación rica y erótica. Isabel sabe que me está haciendo gozar, yo lo demuestro con mis quejidos de satisfacción.
Después de un rato de estar cogiendo en esa posición, ella sentada sobre mi, de espaldas. Le pido que se pare y que ahora se siente sobre mí, ahora de frente. Lo hace perfectamente, sus piernas delgadas se abren sobre mi pene y su vaginita empapada se abre dejando entrar mi verga erecta, de nuevo siento su estrechez, pero con lentos bombeos de mi parte la introduzco hasta el fondo. Ahora la tengo de frente y nos damos un rico beso de lengua, mientras ella vuelve a mover en círculos su cinturita. Al rato le subo su blusita para degustar sus teticas, las cuales chupo con todo, lamiendo con la punta de la lengua sus pezones rosaditos. Mientras el hacía todo eso, mi manos recorrían sus nalguitas duras, apretándolas!, estrujándolas!, luego con un dedo le froté y acaricie su ano, con el movimiento de cintura que daba Isabel no tardé en clavarle la punta del dedo en su culito, ella jadeo y movió con más rapidez su trasero.
Luego de unos minutos cogiendo duro, me pongo de pie, siempre con Isabel enrollada en mi cintura follando, ahora la acomodo en el brazo del sillón, el cual es enguatado y grueso y me pongo sus piernas en cada hombro y la vuelvo a penetrar alli acostada, mientras la follo le aprieto sus pezones o le estimulo su clítoris con mi dedo pulgar. Son gemidos sonoros los que da Isabel, no cabe duda que la está pasando muy bien.
Seguimos en ese ritmo de mete-saca por un buen rato, hasta que ya no puedo más, estoy por venirme, ella lo intuye y me dice que puedo terminar adentro que no hay problema porque lleva un control, eso me deja sorprendido de una chiquilla tan pequeña en edad aún. Acelero los movimientos de mi pelvis y estalló en un enorme orgasmo, la cantidad de esperma que expulsa mi pene es grandísimo, inunda el coñito de Isabel y se derrama en su entrepierna. Permanezco unos minutos con el pene dentro de su vagina, hasta que cesan las palpitaciones.
Estamos arreglándonos la ropa, cuando tocan el timbre de la puerta, eran de nuevo los compadres, su hija María y mi esposa, quienes se cansaron de buscar y retornaban a la casa, nosotros con Isabel les mentimos diciéndoles que también nos habíamos cansado de buscarlos y por eso regresamos a la casa.
La velada paso sin otra novedad, solo que Isabel me paso guiñando el ojo a cada rato, como haciéndome recordar este rico encuentro.
Les cuento que como los 15 años de Isabel son dentro de dos meses, y como es nuestra ahijada, hemos decidido con mi esposa llevarla de viaje. No hallo las horas que eso suceda y volverla a coger.